Cuando
el sistema de armas F-86F Sabre llegó al país en 1960 revolucionó a la
aeronáutica militar. Esta aeronave, fabricada por los Estados Unidos, vino a
reformular la forma de volar. En la Fuerza Aérea Argentina no solo marcó el
rumbo, sino que también sentó las bases de la aviación de caza. Por eso, la
institución homenajeó al avión y a sus legendarios pilotos.
Por
Patricia Fernández Mainardi
Una
calurosa tarde del 26 de septiembre de 1960 llegó al país el primer ferry de
aviones F-86F Sabre proveniente de los Estados Unidos. Aquel día, este sistema
de armas que revolucionó a la aviación de caza de las Fuerzas Aéreas, voló por
primera vez el cielo argentino.
Más 60
años después, bajo el mismo cielo que los vio volar y pese al paso del tiempo,
sus pilotos se reencontraron en Mendoza para rendir homenaje a este sistema de
armas que marcó a más de una generación de argentinos que integraron las filas
de la Fuerza Aérea entre 1960 y 1986, año en el que el Sabre fue desactivado.
En
Mendoza, cuna de la aviación de combate
Dicen
que se trata de un día “mendocino”, el sol brilla y se refleja en la nieve de
los picos que rodean a la ciudad y en el fuselaje de los Pampa IA-63 que se
encuentran en la pista militar de El Plumerillo.
Cientos
de efectivos, algunos en actividad y otros ya retirados, se congregan en la
cuna de la aviación de combate de la Fuerza Aérea Argentina, también conocida
como la IVª Brigada Aérea. Son hombres y mujeres de mameluco verde, repletos de
parches, que llegan con sus lentes modelo aviator, pañuelo al cuello y birrete.
Todos llevan en su uniforme un escudo alusivo a la participación en la Guerra
de Malvinas: solo unos pocos utilizan la
versión que contiene a los laureles
bordados, pues su uso está reservado a quienes defendieron nuestra soberanía en
las Islas.
Poco a
poco, los presentes comienzan a ocupar sus lugares para dar inicio a la
ceremonia que recuerda la llegada al país del primer ferry de los F-86F Sabre
en 1960.
La
puesta en valor del mítico F-86F Sabre
Se
escuchan anécdotas. Se observan fuertes abrazos. Muchos de ellos no se han
visto durante años. Cuentan que hoy, además de conmemorar la llegada del mítico
sistema de armas, celebran la amistad y la camaradería. Pero, a juzgar por los
ajenos al ambiente aeronáutico –al que ellos llaman “familia”- se trata más bien de un encuentro entre
hermanos, no de sangre, sino de armas.
La
escena se ve interrumpida por la voz de la locutora que da inicio a la
ceremonia. Se anuncia la importancia de haber puesto en valor a uno de los
Sabre: la presencia de este F-86 restaurado por los alumnos de la Escuela
Técnica Aeronáutica N° 4-106 “IV Brigada Aérea” da marco al acto castrense.
Un
dato: a partir de 1960, 28 F-86F Sabre se incorporaron a la Fuerza Aérea
Argentina. Para ello, pilotos y mecánicos debieron capacitarse en los Estados
Unidos. Paralelamente, la IVª Brigada Aérea de Mendoza preparó sus
instalaciones para recibir a la célebre aeronave que los EEUU vendió a más de
30 países.
La
revolución del Sabre en el mundo aeronáutico militar
“El
último real cazador”, como llaman los pilotos argentinos al Sabre, se
caracterizó por ser una aeronave veloz, ágil, potente y confiable. Dicen,
también, que poseía una excelente plataforma de tiro que lo convertía en uno de
los mejores sistemas de armas para el combate.
Su
llegada sentó las bases para el nuevo rumbo que, entonces, adoptaría la
aviación de caza en la Argentina. De hecho, una de las primeras consecuencias
de su llegada fue la adopción de nuevas tradiciones. Por ejemplo, para el
emblema del avión se adoptó un formato heráldico que, además, llevó la
inscripción de la frase en latín “Ad maiora”: nacido para ser más.
Además,
si bien se continuó con la costumbre de usar pañuelo en el cuello, los pilotos
dejaron de vestirlo en color blanco para comenzar a utilizarlo en naranja.
Un pasado
de gloria, un presente de nostalgia
A lo
largo de los años, el célebre F-86F fue volado por más de 200 pilotos de la
Fuerza Aérea Argentina. Además, cuando estos aviones estuvieron a punto de ser
apartados del servicio, comenzó el conflicto con Chile, en el año 1978, y el
deber los volvió a convocar.
Además,
el Sabre fue parte de la Escuadrilla Cruz del Sur. Sus acrobacias desafiaron la
fuerza G y deleitaron e interpelaron a más de un argentino.
Fue
desprogramado en 1986, luego de un accidente provocado por la fatiga del
material. Durante la ceremonia, también se recordó este trágico hecho.
Por su
parte, el Brigadier retirado Alberto Alegría fue uno de los pilotos al mando de
este noble sistema de armas. En sus palabras, destacó que la llegada del Sabre
al país alimentó el insaciable espíritu de los pilotos de caza. “Ese magnífico avión nos dejó un pasado de
gloria, un presente lleno de nostalgia y, a futuro, el recuerdo”, reconoció.
Pues, en síntesis, quienes lo pilotearon también volaron otras aeronaves, pero
el F-86 marcó un rumbo.
Legendarios
pilotos, un mítico avión
En
Mendoza, la Fuerza Aérea entregó los pañuelos naranjas a los pilotos que, en su
pasado, volaron Sabre. Además, pudieron colocarse en sus uniformes y trajes el
emblema que identifica al F-86 y firmaron el “Libro de Oro”.
La del
pañuelo, es una tradición que se remonta a la época de los precursores de la
aviación de combate: debían ajustar con fuerza el pedazo de tela al cuello para
que este pudiese impedir que la sangre descendiera a los pies y así evitar la
pérdida de visión durante el vuelo.
Al
grito unísono de “No hay quien pueda”, los pilotos y autoridades militares
finalizaron esta ceremonia marcada por el recuerdo y el reencuentro.
Fuente:
https://defonline.com.ar