Durante
la Segunda Guerra Mundial, los nazis reclutaron trabajadores esclavos en todos
los países ocupados para hacer todo tipo de trabajos.
Muchos
de esos trabajadores, sometidos a unas condiciones inhumanas, tuvieron la
valentía y el heroísmo de sabotear a los nazis de las formas más variadas,
incluso sabiendo que ese acto de rebeldía podía costarles su vida. Hay una
historia que demuestra hasta qué punto esos actos de heroísmo llegaron a ser
importantes.
El
30 de julio de 1943, una gran formación de 186 bombarderos B-17 de las Fuerzas
Aéreas del Ejército de los Estados Unidos, escoltados por 123 cazas P-47
Thunderbolt, atacaron la ciudad alemana de Kassel. Uno de esos bombarderos era
el B-17G 42-29896, apodado "Tondelayo". El avión estaba encuadrado en
el 527º Escuadrón de Bombardeo, 379º Grupo de Bombardeo, con base en Kimbolton,
Inglaterra. Durante el vuelo de regreso, el avión fue repetidamente alcanzado
por los disparos de cazas alemanes.
El
heroísmo del artillero de cola del B-17 “Tondelayo”
Un
tripulante que tuvo un comportamiento excepcional en aquella misión fue el artillero
de cola, el Sargento Michael L. Arooth, que derribó tres aviones alemanes y
resultó gravemente herido a causa de los disparos de un caza enemigo. Una de
las dos ametralladoras de su puesto resultó dañada y la otra atascada, pero el
artillero Arooth logró desatascar la segunda ametralladora y, a pesar de sus
heridas y de haberse cortado su suministro de oxígeno, continuó disparando,
logrando salvar el avión. Por el heroísmo que demostró en aquella misión,
Arooth recibió la Cruz de Vuelo Distinguido.
Arooth
se recobró de sus heridas y voló tres misiones más, llegando a derribar 19
aviones enemigos en total y convirtiéndose en un as entre los artilleros de
cola. Logró sobrevivir a la guerra y continuó sirviendo a su país en las
Fuerzas Armadas hasta 1962, recibiendo dos Medallas Aéreas y el Corazón Púrpura
(otorgado a los heridos en combate), entre otras condecoraciones.
Falleció
el 15 de febrero de 1990 en St. Augustine, Florida. Está enterrado en el
Cementerio Conmemorativo Nacional de Phoenix, Arizona.
El
anónimo prisionero checo que salvó al B-17 “Tondelayo”
Pero
en esta historia hay un héroe anónimo cuyos actos lograron salvar aquel B-17.
Cuando el "Tondelayo" regresó a su base, los mecánicos observaron
atónitos que los depósitos de combustible del avión habían sido penetrados por
proyectiles explosivos de 20 mm que quedaron alojados en el avión sin llegar a
estallar. Ya era algo milagroso que eso ocurriera con un proyectil explosivo,
pero en el caso del "Tondelayo" esto ocurrió con 11 proyectiles en
total.
Los
proyectiles fueron enviados a los armeros para su desactivación, y extrañamente
la inteligencia militar se hizo cargo de ellos. Al abrir aquellos proyectiles,
resultó que no tenían carga explosiva: todos estaban vacíos menos uno que
contenía un mensaje, escrito en un papel cuidadosamente enrollado y escrito en
checo. Enviaron el mensaje a un traductor y esto es lo que decía: "Esto es
todo lo que podemos hacer por vosotros ahora". Seguramente lo escribió un
prisionero checo reclutado por los alemanes como trabajador esclavo y que había
saboteado la fabricación de aquellos proyectiles de aviación. A día de hoy, la
identidad de aquel prisionero sigue siendo un misterio.
El
canal Yarnhub ha publicado un excelente vídeo recreando la historia de aquel
bombardero y su milagrosa salvación (el vídeo está en inglés pero dispone de
subtítulos en español, puedes activarlos en la barra inferior del reproductor):
Fuente:
https://www.outono.net