27 de mayo de 2020
AVIONES ALEMANES DE LA II GUERRA MUNDIAL - FOCKE-WULF FW 58
El Focke-Wulf Fw 58 Weihe era un avión alemán, construido
para satisfacer una solicitud de la Luftwaffe de un avión de múltiples
funciones, para ser utilizado como un entrenador avanzado para pilotos,
artilleros y operadores de radio.
Diseño y desarrollo
El Fw 58 era un monoplano de ala baja con dos motores de
pistón montados en góndolas en los bordes de ataque del ala. La tripulación se
sentaba debajo de un dosel cerrado. A popa de la cubierta de vuelo, el fuselaje
estaba abierto para formar una estación de ametralladora móvil. El tren de aterrizaje
era totalmente retráctil.
Historia operacional
El Fw 58 fue ampliamente utilizado para entrenar al personal
de la Luftwaffe. También se utilizó como transporte VIP, ambulancia, avión de transporte
de alimentos, reconocimiento fotográfico e investigación meteorológica. Fue
construido bajo licencia en Bulgaria, Hungría y Brasil. También fue operado por
varios países como los Países Bajos, Rumania, Croacia y Turquía.
Variantes
Fw 58 V1: Primer prototipo.
Fw 58 V2: Segundo prototipo.
Fw 58 V3: Tercer prototipo.
Fw 58 V4: Cuarto prototipo.
Fw 58 V14:
Fw 58B:
Fw 58B-1:
Fw 58B-2: Esta versión tenía una nariz vidriada y estaba
armada con una ametralladora MG 15 de 7.92 mm.
Fw 58C:
Fw 58W: Versión hidroavión.
Operadores
Austria: Fuerza Aérea austriaca
Argentina
Fuerza Aérea Argentina: 3 importados, (1938–1952)
Brasil:
Armada brasileña - licencia de 1938
Fuerza aérea brasileña
Syndicato Condor
Varig
Bulgaria: Fuerza aérea búlgara - 8 importados en 1937-1939
Croacia: Fuerza aérea croata
Checoslovaquia: Fuerza Aérea Checoslovaca
Finlandia: Fuerza aérea finlandesa
Alemania nazi: Luftwaffe
Hungría: Fuerza aérea húngara - licencia de producción
Países Bajos: Real Fuerza Aérea de los Países Bajos
Noruega: Real Fuerza Aérea Noruega (posguerra)
Polonia: Fuerza aérea polaca
Rumania:
Real Fuerza Aérea Rumana
Fuerza aérea rumana (posguerra)
Tramo aéreo transnistria
Eslovaquia: Fuerza aérea eslovaca (1939–1945)
España: Fuerza aérea española
Turquía: Fuerza aérea turca
Unión Soviética: Fuerza aérea soviética
Especificaciones técnicas
Tipo: Entrenador, Transporte, Ambulancia Aérea
Fabricante: Focke-Wulf
Primer vuelo: 1935
Introducción: 1937
Retirado: 1940
Usuario primario: Luftwaffe
Número construido: 1350
Tripulación: 4
Longitud: 14,1 m
Envergadura: 21 m
Altura: 4,2 m
Área del ala: 47 m2
Peso en vacío: 2000 kg
Peso bruto: 2930 kg
Capacidad de combustible: 340 l en dos tanques de sección
central, con un tanque de aceite de 34 litros
Planta de poder: 2 motores de pistón invertidos Argus As 10C
V-8 refrigerados por aire de 240 hp; hélice de paso variable de 2 palas, 2.5 m de
diámetro
Velocidad máxima: 254 km/h al nivel del mar
Velocidad de crucero: 238 km/h
Velocidad de aterrizaje: 76 km/h
Alcance: 690 km
Techo de servicio: 5400 m
Velocidad de ascenso: 4,67 m/s
Armamento
Pistolas: 2 ametralladoras MG 15 de 7.92 mm
Fuente: https://en.wikipedia.org
21 de mayo de 2020
DOCE BOMBAS Y EL ÚLTIMO EXOCET: EL ATAQUE AL INVENCIBLE, EL BUQUE INSIGNIA DE LA FLOTA BRITÁNICA EN MALVINAS
Reunidos por primera vez, los cuatro sobrevivientes de la operación del 30 de mayo de 1982 narraron a Infobae los escalofriantes detalles de aquella misión suicida en la que aseguran, sin margen de duda, haberle infligido daños al legendario portaaviones inglés
Por Loreley Gaffoglio
El 27 de mayo fue un día de júbilo en el Centro de Información y Control de la Fuerza Aérea (FAA). El Radar Malvinas, relocalizado el 12 de abril desde su posición primigenia en el aeropuerto a un área lateral y guarecida de Puerto Argentino, había localizado "el" objetivo.
Tras intensos y esforzados monitoreos, el Alférez Hugo Mercau y sus radaristas habían auscultado una febril actividad 160 km al este, casi en línea recta, de Puerto Argentino.
Se trataba de un enjambre de ecos que se disipaban en un mismo punto en aguas abiertas, reaparecían súbitamente y enseguida se dispersaban en el fatigado monitor. Se presumía que aquel trajín provenía de aviones Sea Harrier que operaban desde una de las dos plataformas de la Royal Navy.
Las trayectorias sindicaban que allí, en aquel punto phi omega alejado del epicentro del teatro de operaciones se ocultaba la "Abeja Reina": el buque núcleo e insignia de la flota británica, el portaaviones HMS Invencible.
El portaaviones HMS Invencible, símbolo del poderío naval británico
Había que neutralizarlo. Pero, ¿cómo? ¿Con qué? Tras la masacre del ARA General Belgrano, y el asedio depredador de los submarinos nucleares, el Comando Naval había retirado a la flota argentina.
Veinticinco años después de la contienda, el Vicealmirante de la Royal Navy, Sir Tim McClement, aseveró que los sumergibles nucleares afectados en Malvinas fueron cinco: además del HMS Conqueror, escaneaban el Atlántico e interceptaban los vuelos de los cazabombarderos a 12 millas de las costas argentinas, los HMS Splendid, Spartan, Courageous, Valiant y el submarino convencional Onyx.
Los sobrevivientes del ataque conjunto del 30 de mayo en Malvinas: Ernesto Ureta y Gerardo Isaac y los pilotos de SUE Alejandro Francisco y Luis Collavino, por primera vez reunidos por un medio de prensa (Foto: Santiago Saferstein)
Cuatro de los cinco Exocet ya habían zarandeado y enviado a pique al Sheffield y al carguero Atlanctic Conveyor y aquel último misil podía ser la "bala de plata". No solo para lacerar al más rentable de los objetivos navales; también para doblegar la moral de una Task Force que, envalentonada, avanzaba incólume desde San Carlos.
Sin dilaciones, ese mismo día por la tarde llegó la orden a la base de Río Grande, centro de operaciones del eficaz tándem Súper Etendard (SUE)-Exocet (AM39). El Capitán de Corbeta Alejandro Francisco dispararía el misil subsónico de casi 6 m de largo con una ojiva de 170 kg de explosivos, secundado en apoyo de radio e instrumentos por el Teniente de Navío Luis Collavino.
Los Ala, tal el indicativo, debían planificar la misión, maximizar el efecto sorpresa del ataque, permanecer indetectados ante la cortina antiaérea y arremeter en la estocada final con el último Exocet, entregado meses antes sin sus códigos operativos por la francesa Aérospatiale.
Uno de los técnicos de la Base de Río Grande junto al misil Exocet mientras el piloto Francisco pone en marcha el Súper Etendard el día de la misión: 30 de mayo de 1982
Había un obstáculo inicial entre la ristra de peligros: el Invencible navegaba en el límite del radio de acción de los SUE, posicionado 100 millas al este de Puerto Argentino y a unos 800 km de Río Grande. Se imponía asomar desde un punto inesperado, bien alejado del asedio aéreo de los misiles Sea Dart y de las avezadas PAC (Patrulla Aérea de Combate).
Encerrados en una sala durante horas de preparación, Francisco y Collavino planificaron la ruta de vuelo y pergeñaron la trampa de desconcierto: un desvío pronunciado a 250 millas (400 km) al sudeste de la posición del portaaviones, fuera del límite de los radares enemigos.
Esa ruta suponía un extenso reabastecimiento con el KC-130. Había que volar hermanados con el tanquero hasta aquel punto de viraje para luego iniciar desde allí el descenso y una aproximación sigilosa en el asalto final a 15 millas del blanco.
Los pilotos de la Armada Alejandro Francisco y Luis Collavino
Al día siguiente, las camionetas que conducían a los Ala por la pista se detuvieron imprevistamente: "Misión cancelada", los anoticiaron. Los Hércules estaban abocados a otras faenas. Reeditaron el mismo trayecto el 29 de mayo y se introdujeron en las cabinas de los SUE, cuando otra vez los técnicos alertaron: "Misión pospuesta".
En la sala de prevuelo, les comunicaron la novedad: aquella sería la primera, y la única, misión conjunta entre la Armada y la Fuerza Aérea.
Los SUE lanzarían el Exocet el 30 de mayo y para potenciar el daño al Invencible otros 4 pilotos de A4-C Skyhawk, munidos con tres bombas de 250 kg cada uno, completarían el ataque un minuto después.
Algo así como intentar rematar al herido y una misión kamikaze para los A4-C. Cuatro "moscas" libradas a su suerte para fogonear a un dragón, dotado con misiles, artillería y aviones de última generación y defendido, además, por el grueso de la flota. Se daba por descontado que la tasa de derribos sería altísima.
El plan de ataque al Invencible
En lo estrictamente técnico, el Comando de la FAA había dispuesto la intervención de los A4-C por su mayor potencia, mejor aviónica y capacidad de oxígeno líquido para la autonomía de vuelo. Pero, fundamentalmente, porque el trayecto era extenso, y sólo los A4-C contaban con raquetas con cinco puntos para cargas externas: dos para sendos tanques de combustible y otros tres para colgar las bombas de 250 kg, que descargarían exactamente tres minutos después del lanzamiento del AM39.
Los técnicos cargando las bombas de 250 kg en uno de los A4-C
Mientras tanto, a 700 km de Río Grande, en la base de Puerto San Julián, el Vicecomodoro Juan José Lupiánez, jefe del Escuadrón I, reunía a seis de sus pilotos más experimentados y con tono circunspecto lanzaba un pedido inusual:
Necesito dos voluntarios para una misión, dijo lacónico, sin ofrecer mayores precisiones.
Era la primera vez desde el inicio de las hostilidades que se demandaba algo así. Aquella elipsis discursiva permitía entrever que las chances de regresar con vida dependían del azar.
Yo me ofrezco, señor, dijo al dar un paso al frente el 1er Teniente Ernesto Ureta.
Segundos después lo emuló su amigo y compañero de promoción, José "Pepe" Vázquez. La directiva del jefe apuntó a que fueran ellos los que seleccionaran a sus numerales en la misión cuyo indicativo era Zonda.
Ureta eligió al Alférez Gerardo Isaac y Vázquez al Teniente Omar Jesús Castillo. Esa misma tarde volaron los cuatro a Río Grande, se juntaron con los pilotos de SUE y estudiaron el ataque del día siguiente.
Al mediodía despegarían los Ala, inmediatamente después los Zonda. Volarían en altura hasta un punto de encuentro a 6000 metros de altitud con dos Hércules reabastecedores. Con las dos mangueras de uno de los KC-130, los SUE completarían la carga volando enganchados unas 150 millas, entre 30 a 40 minutos, al sur de Malvinas mientras los A4-C se reabastecerían por turnos de a dos en el mismo trayecto.
En el punto de desacople, a unos 320 km del blanco, Vázquez y Castillo formarían a la izquierda de los SUE, Francisco y Collavino, y Ureta e Isaac por la derecha. Desde allí habría un descenso suave hasta alcanzar posición rasante para la aproximación final y la localización certera del portaaviones inglés.
El reabastecimiento en vuelo de uno de los A4-C
"Para confirmar la posición, describe Francisco, debíamos elevarnos, escanear con los radares de los SUE, intercambiar información con Collavino y volver a descender, para seguir aproximándonos. Al encender el radar, el ataque se hacía absolutamente indiscreto y desde ese momento en que nos detectaban hasta que lanzábamos el AM 39 pasaban 3,5 minutos. En ese lapso, el Invencible no tenía tiempo suficiente para interceptarnos con los Harrier y tampoco para evitar el ataque. El misil alcanzaba el blanco en unos dos minutos y los AC 4, que saldrían detrás del él, llegarían un minuto después. Es decir, que el preaviso que el Invencible y sus escoltas tenían para esperar a los cuatro Skyhawk era de entre 6 y 7 minutos. Tiempo más que suficiente para abatirlos desde cualquier buque".
La intimidad de un pacto
Días antes, y como atajando al destino y su fatalidad, Ureta y Vázquez habían sellado un pacto en el cuarto de hotel que compartían cerca de la base de San Julián. Allí mismo donde algún piloto día por medio debía juntar las pertenencias de otro.
"Si alguno de los dos no regresa, se dijeron, prometamos que sólo el otro se lo comunicará a la esposa". Buscaban evitar otros intermediarios, la información confusa, los rodeos, los consuelos piadosos sobre la recuperación de los cuerpos en aquella ruleta rusa de atacar a la supremacía británica en Malvinas.
Mendocino, de origen humilde y muy devoto, tras recibirse como Cabo fotógrafo de la Fuerza Aérea (FAA), Vázquez quiso ir por más y se convirtió en piloto de caza de la IV Brigada Aérea. Sobresalía en su foja. Era el quinto de su promoción y el 11 de marzo de 1982, a sus 30 años, había sido padre por tercera vez. Ureta, de Avellaneda y un año mayor, también esperaba a su tercer hijo. Sus esposas, muy amigas, seguían juntas en Mendoza el devenir de la guerra. Mientras tanto, Isaac, porteño, de 23 años, y Castillo, oriundo de Cosquín, de 28 años, eran solteros sin ataduras.
El piloto Ernesto Ureta fue el primero en ofrecerse como voluntario.
"Aquel gesto de Ureta y de Vázquez los convirtió en el acto en hombres distintos", señala a Infobae Isaac. "Tienen que haber tenido algo muy especial para presentarse como voluntarios, porque lo nuestro era mucho más fácil: nos designaban y listo".
Día D
El 30 de mayo a las 12:00 despegó la formación. El vuelo transcurrió según lo previsto en absoluto silencio instrumental. Los seis reabastecieron con los nobles tanqueros volando a la par. Era como una miríada de ocho aviones entrelazados preparándose para sobrevivir.
En aquel punto perdido en el extremo sudeste del Atlántico se desacoplaron y viraron a la par con rumbo norte. Cuando llegó el momento, los Ala se elevaron y encendieron sus radares. Un eco grande, flanqueado por otro mediano, unos 10 grados a la derecha, confirmaban en ambos monitores la posición phi-omega que cuatro días antes había trasmitido el Radar Malvinas. Algo insólito en lo táctico para un buque de esa envergadura e importancia capital. O quizá, la confiada convicción de John "Sandy" Woodward, comandante de la flota británica, de que aquella posición sería inalcanzable para los pilotos argentinos.
30 de mayo de 1982: el SUE de Francisco con el misil AM 39 se reabastece mientras los 4 Skyhawk se alternan de dos para cargar combustible.
A unos 150 metros sobre el nivel del mar, lo suficiente para la caída libre del AM39, Francisco comunicó el top de lanzamiento y disparó. Al ver desprenderse el misil como un peso muerto, sin propulsión, Collavino pensó: "Listo, sonamos. ¡Falló!".
Sólo después de una caída apreciable, el Exocet encendió su motor y navegó enhiesto y veloz, dibujando una estela blanca sobre el paisaje peltre y nuboso de un océano encrespado.
En ese instante, las contramedidas del SUE de Collavino detectaron una iluminación de radar enemigo en su cola. Si estaban a distancia de tiro, la muerte era cuestión de segundos. Sin margen para el miedo, lo informó por radio y los Súper Etendard huyeron virando por izquierda a máxima potencia.
El actual Capitán de Navío (RE) Alejandro Francisco lanzó el último Exocet contra el Invencible (Crédito: Santiago Saferstein)
En la maniobra Francisco alertó a los Skyhawk:
Al frente, 20 millas, los guío hacia el Invencible en su tiempo de descuento.
Los 4 Zonda cerraron la formación como dos pares de siameses. Veinte, treinta metros separaban sus alas. Avanzaban en una misma línea como férreo tabique alado, al ras del mar: Vázquez y Castillo por la izquierda; Ureta e Isaac, a la derecha. Así, en bloque, al enemigo se le dificultaría determinar cuántos halcones se alistaban para aquel feroz ataque kamikaze.
Restaba poco más de un minuto para llegar al objetivo cuando la silueta del Invencible desprendía dos columnas de humo a cada banda, en el medio de la estructura del buque.
"Yo lo veía desde su popa y eran como dos bigotes negros a cada costado", grafica Isaac. Para los pilotos no hay dudas: el Exocet magulló a la "Abeja Reina".
A 900 km por hora, arañando el océano en el tramo final, en un milisegundo Ureta observó que el ala de uno de los A4-C a su izquierda se desprendía violentamente; luego se desguazaba la cola y, desestabilizado, el avión de uno de sus compañeros, no sabía cuál, exhibía su panza. "La última imagen de aquel A4-C es aquella panza con el ala derecha solamente", describe Ureta, intentando contener la emoción.
El 1er Teniente José Daniel Vázquez trepando a su Skyhawk tras ofrecerse como voluntario para una misión sumamente peligrosa. Tenía 30 años y acababa de ser padre por tercera vez.
"Yo sentí la onda expansiva de la explosión en mi cabina", agrega Isaac. "Nunca vi el misil. Evidentemente no vino desde el Invencible, sino de otro buque en otra posición. Miré a mi izquierda y veo un A4-C que explota, se le vuela el plano, el triángulo del plano sale hacia arriba, el avión me muestra su panza e impacta contra el agua. Tampoco sabía quién era. No había margen para averiguarlo. No en ese momento. Aunque suene raro la atención estaba íntegramente posada sobre el blanco".
Ureta deseaba comenzar a disparar sus cañones de 20 mm para al menos distraer la lluvia de la artillería de defensa antiaérea que les lanzaba un Invencible humeante. Pero la distancia de tiro quedaba corta. Había que esperar unos segundos más. A medida que se aproximaban aquel humo negro que exudaba el Invencible se iba depositando sobre el agua, cubriendo el casco del navío. Volaban a la altura de la pista del portaaviones.
"El cielo estaba encapotado pero la visibilidad era buena y yo estaba esperando el instante para disparar mis cañones, por el sólo hecho que al apretar el gatillo sentía que nada podía pasarme", dice Isaac.
"Y en esa fase el vuelo, a unos 500 m del blanco, sentí adentro de mi cabina otra explosión, mucho mayor a la anterior. Miré nuevamente a mi izquierda y a unos 5 metros de mi ala vi a otro A4-C que explotaba en una forma totalmente distinta a la anterior. Tampoco sabía quién era. El avión se infló, tenía el doble de ancho y de largo y sus placas metálicas remachadas estaban todas separadas, pero se mantenía la estructura del avión. Adentro todo era una bola naranja del fuego. Inmediatamente me separé. Lo que yo vi fue fuego de artillería antiaérea, cañones que tienen munición autoexplosiva. Son como pompones que explotan alrededor de uno o en la línea de ataque. Creo que el primer derribo fue con un misil que vino desde atrás. El segundo, estimo, fue producto de esa artillería, que podrían haber impactado en los tanques o en el sistema hidráulico del avión".
Omar Jesús Castillo fue abatido por fuego de artillería a unos 500 metros del invencible. Su avión se convirtió en una bola de fuego.
Ureta nunca llegó a ver el segundo derribo. Estaba concentrado en la inminencia del ataque. Dos, tres disparos y se le trabó el cañón. Isaac en cambio descargó con furia el grueso de sus 200 municiones y al acercarse a la popa del Invencible lanzó sus tres bombas de 250 kg y bordeó su pista por derecha, volando por todo el lateral del portaaviones en su escape final.
A su turno, el otro Zonda, por lo bajo que venía, debió levantar la trompa para arrojar 50 metros antes y con un desvío de 30 grados en relación al eje del buque su racimo de bombas. La maniobra lo obligó a atravesar a baja altura la pista del portaaviones. Al girar a la izquierda para la huida, Ureta no tuvo dudas: sus bombas fueron efectivas. "Todo era ya una nube de humo que envolvía al Invencible. Habían pegado y habían explotado", afirma.
Jorge Isaac y su jefe, Ernesto Ureta, los dos sobrevivientes del audaz bombardeo aeronaval, a su regreso a la base de Río Grande.
Cada uno por su lado, en la soledad de su ruta de regreso, tanto Isacc como Ureta creyeron que solo uno de los cuatro pilotos había sobrevivido. Isaac vio un punto hacia adelante, se acercó y observó por el traje naranja del piloto que los abatidos habían sido Vázquez y Castillo. Prendió su radio y él contó a su jefe de sección la secuencia de lo que había visto. Ambos confluyeron en el punto de encuentro con los dos Hércules, que esperaban la información del ataque para retrasmitirla a la base.
Los leales KC-130 que operaron sin tregua durante toda la Guerra de Malvinas
A Vázquez y a Castillo no los esperen, dijo Ureta y precisó el resultado de la misión.
Al aterrizar en Río Grande, tras cuatro horas de misión, el abrazo con los técnicos no logró aplacar el llanto.
No hay consuelo. El abrazo fraternal entre los compañeros por la pérdida de dos héroes y mártires. Isaac, a la derecha, será inmediatamente conducido al interrogatorio de Inteligencia Militar.
"Sentía algo muy ambivalente, cuenta Isaac, la alegría de estar vivo y la tristeza por la muerte de mis dos compañeros".
"Yo cumplí con la promesa a mi amigo y la llamé a Liliana, la mujer de Vázquez, y al llegar a la Base San Julián debí contárselo también a su hermano, Pelucho, mecánico de paracaídas de nuestra escuadrilla. Hoy soy el padrino el Mariano, aquel hijo de entonces 50 días que el Pepe Vázquez prácticamente no llegó a conocer", dice con orgullo Ureta.
De los tres interrogatorios por separado a los pilotos tras el ataque con personal de Inteligencia quedó una certeza, que Inglaterra siempre negó: el buque orgullo de la Royal Navy había sido al menos averiado. Fue vencido primero por un Exocet y luego por bombas de 250 kg.
Los cuatro halcones reunidos por Infobae dicen comprender el porqué de esa negación, usual en la historia de las conflagraciones. "Nosotros sabemos muy bien qué vimos y cómo lo vimos. Lo que digan los ingleses nos tiene sin cuidado", repiten, cada uno a su turno. "Si el secreto de guerra es por 90 años, en algún momento la verdad saldrá a la luz".
Héroes de Malvinas: los pilotos de A4-C Pepe Vázquez y Omar Jesús Castillo
El 1er Teniente José Daniel "Pepe" Vázquez y el 1er Teniente Omar Jesús Castillo fueron ascendidos post mortem al grado de Capitán y declarados Héroes Nacionales. Cosquín emplazó en la plaza "Héroes de Malvinas" un busto de su mártir e hijo pródigo mientras que la Base Aérea de Puerto San Julián añadió a su nombre el del Capitán José Daniel Vázquez. Los pilotos abatidos y el actual Brigadier (RE) Ernesto Ureta recibieron la máxima distinción del Estado Argentino: la Cruz al Heroico Valor en Combate.
Reencuentro y hermandad: Gerardo Isaac, Alejandro Francisco, Osvaldo Bilmezis, tripulante de un Hércules de reabastecimiento, Enesto Ureta, Luis Collavino y el Brigadier Litrenta, piloto de uno de los Hércules que participaron de la única operación conjunta entre las fuerzas.
Fuente: https://www.infobae.com
LA INGENIOSA INSTALACIÓN DE TIRO BERRETA EN MALVINAS
Lanzar un misil Exocet desde tierra era impensado en 1982. Menos para ellos, quienes cambiaron un poco el curso de la guerra.
Berreta, berreta, pero ese invento argentino dejó fuera de combate a un buque inglés, en los últimos días de la Guerra de Malvinas.
La “inventiva bajo presión”, así se lo calificó en un congreso internacional de historia militar en Europa, llevó a dos civiles de la Armada y a un ingeniero militar a desarrollar un lanzador de misiles Exocet nunca antes imaginado; y a ser usado con éxito en una de las batallas más cruentas del conflicto con Gran Bretaña, el 12 de junio de 1982, en el Monte Dos Hermanas.
Lo llamaron ITB: Instalación de Tiro Berreta.
“Porque era feo, improvisado… una berreteada”, cuentan Antonio Shugt y Luis Torelli, quienes lo idearon en sólo tres días, junto con el Capitán de Navío Julio Pérez.
En el Taller de Misiles, Antonio y Luis alcanzaron a conocer los Exocet como la palma de sus manos.
Antonio y Luis tenían 22 y 24 años cuando el Capitán Pérez, su Jefe en la División de Misiles del Arsenal Naval Puerto Belgrano, les encomendó una misión que parecía imposible: lograr disparar un misil Exocet Mar-Mar 38 desde la costa para contrarrestar el bombardeo británico sobre las defensas de Puerto Argentino.
—Sí, se puede —dijeron ellos.
—¡Es para ya, eh! —les advirtió el jefe.
Luis llevaba 6 años como civil de la Armada y 3 como técnico electrónico en la División Misiles del Arsenal. Junto con Pérez y Shugt había estado en Francia, donde se fabrican los Exocet, cuando la Argentina los adquirió. Por eso su conocimiento sobre el arma.
Es así que en el más absoluto de los secretos se encerraron a principios de mayo en el Taller a tirar ideas, planos, cables…
“No existía ni en la Armada ni en ningún lado, dice Luis, que explica, el misil sólo no hace nada; necesita una instalación de tiro, que es una serie de equipamientos que le dan la orden al misil para ser lanzado, información de blanco, condición de tiro, situación de vuelo… Había que construir algo así, pero debía ser portátil, móvil, transportable.”
Luis, Antonio y el Capitán Pérez, en 1982.
“El jefe quería diseñar un circuito totalmente nuevo, pero no teníamos tiempo. Así que nos pareció más práctico usar lo que ya existía: la instalación de tiro de un buque, que es un cuarto grande lleno de equipos que tarda un año en instalarse. Se usó la de uno de los destructores viejos. Había que desmontarla y reducir eso”, relata Antonio.
Al tercer día salieron del taller con la idea de hacer algo con los equipos más vitales, y al resto fabricarlos de manera más sencilla.
¡Fue una apuesta! Y dio resultados. Probaron el sistema con un simulador de misil en el destructor “Seguí”. En la cubierta habían armado una carpa para que no los espiaran los satélites enemigos, pero con el sistema y el misil solo no podían hacer nada. Había que pensar la rampa de lanzamiento.
“A alguien se le ocurrió ponerlas arriba de un acoplado. Así que sacaron las rampas del buque y se las puso sobre un carro. La parte electrónica se hizo con un sistema de alimentación de unos antiguos reflectores de arco de la Infantería de Marina que era móvil. Quedó el lanzador y una unidad de control y comando en otra unidad. Todo eso interconectado”, cuenta Luis.
Lo construyeron volando, trabajando todo el taller en dos turnos las 24 horas, de 6 a 19 y de 19 a 6. Los Talleres Generales hicieron la parte mecánica. Y quedó.
Fue todo urgente. A las 4 de la tarde lo probaron y a las 6 ya estaban en la Base Espora subiéndolo a un avión Hércules de la Fuerza Aérea para llevarlo a las islas y usarlo en batalla.
A Malvinas fue el Capitán Pérez. Él iba a operar la ITB con los Tenientes de Fragata Edgardo Rodríguez y Mario Abadal. Por ser civiles, a Luis y Antonio no los mandaron.
El ITB pudo llegar a las Malvinas el 31 de mayo, después de varios vuelos esquivando los radares británicos.
Cada uno de los dos carromatos pesaba 5000 kilos. Desplazarlo en Malvinas era muy difícil. Solo se podía por la ruta que iba al Aeropuerto porque en la tundra se hundía.
Habían designado un sitio a 300 metros del mar frente al aeropuerto de Puerto Argentino, al sur del archipiélago, ver mapa. Los componentes estaban dispersos, lejos del lanzador, para evitar ser detectados. Se apostaban alrededor de las 18 cuando oscurecía. Dos horas tardaban en instalar la ITB. Y estaban hasta las 3 o 4 de la mañana en posición. De día la desmontaban para evitar que los vieran los satélites. Durante 12 días montaron y desmontaron todo el equipo, esperando el momento ideal.
Emplazamiento de la ITB
Con un radar del Ejército que operaba el oficial retirado Carlos Ríes Centeno, que había viajado como documentalista, se rastreaban los movimientos de los buques. Era un radar antipersonal que operaba con otro tipo de datos y había que convertirlos en información que les sirviera a los sistemas del Exocet. Combinada con la que enviaba otro radar de vigilancia se pudo determinar la derrota por donde pasaban todas las noches los buques ingleses.
Una madrugada, el Capitán Pérez y su gente hicieron el primer lanzamiento, pero el equipo tuvo problemas de conexión y el misil no salió.
“El único componente inglés que tenía la ITB falló: un diodo sin valor. Pero dio la casualidad de que la Artillería Antiaérea de la Infantería de Marina tenía exactamente el mismo que se nos había quemado”, contó el Capitán Pérez.
El segundo día hicieron otro lanzamiento. Esta vez falló por un error humano con los cálculos de los datos de radar.
A la tercera o cuarta noche ya no pasaban los buques ingleses. Nada cerca en los radares.
“Ya era cerca de la madrugada y a uno de los Tenientes de Fragata se le ocurre hacer algo que solían hacer de guardiamarinas en el terreno y les resultaba: bailar a lo indio alrededor de un árbol para invocar la lluvia. “¿Y si hacemos una vuelta?”, dice. Imagínese a dos Tenientes y un Capitán haciendo eso. Nos llegan a ver…”, dice Pérez.
Pero en un momento dado, Pérez les dice: “Ahora, que no nos ve nadie. Y en el medio de la oscuridad dimos dos vueltas al carromato cantando como los indios. Crease o no, a la media hora nos avisan que había un buque inglés en la zona”.
Aprestaron todo y lanzaron. La tercera fue la vencida. ¡El Exocet dio en el blanco!
Un montaje fotográfico muestra tres componentes esenciales de la ITB en acción.
El ataque
12 de junio de 1982. La artillería británica abría fuego sobre las posiciones de la defensa en Puerto Argentino y esa misma madrugada, la Argentina disparaba por primera vez en el mundo un misil Exocet desde tierra contra un buque. Ingenio argentino, dos puntaltenses civiles de la Armada lo habían ideado en Puerto Belgrano y ahora estaba en las islas, en el fragor de la batalla.
A las 3.30, el HMS “Glamorgan”, que apoyaba desde el mar la avanzada británica sobre el Monte Dos Hermanas, ya había descargado casi 4 toneladas de explosivos. Los royal marines agradecieron esa ayuda, pero cuando el destructor iba a tomar otra posición entró en el alcance del radar de la ITB.
“Actualizo rumbo. Tri, cinco, ocho, cero. Distancia 29960 metros”, se oye a Ríes Centeno por el intercomunicador.
“Detectan un buque y lanzan”
“Nuestro radar alcanzaba a 30000 metros nada más, explicó el Capitán Pérez. Había poco tiempo para introducir los datos y efectuar el tiro. ¡Pudimos!”
Fogonazo en la madrugada seguido por una estela serpenteante y un sonido a turbina que se pierden en la oscuridad del horizonte.
Esa luz brillante que se aproximaba capturó la mirada de todos en el puente de comando del “Glamorgan”. Desde la costa también la vieron.
Eran las 3.36 y en los radares del Glamorgan tardaron nada en darse cuenta de que estaban siendo atacados por un Exocet. No alcanzaron las maniobras para evadirlo y el misil entró por la popa.
“3.37. ¡Boom! El buque se movió como si chocara contra el muelle. Nos quedamos sin luces. Fue un caos”, contó un tripulante del buque inglés.
El Exocet MM-38 lanzado con la ITB había hecho blanco.
Los daños provocados por el Exocet argentino dejaron al buque británico fuera de combate.
“El helicóptero en el hangar del buque estalló y la noche se volvió día con llamas de 300 metros que sobrepasaban el mástil del buque”, relató el oficial británico que intentó evadir el misil argentino. El impacto dejó un hueco de 4 metros de diámetro en la cubierta y de metro y medio en la galería inferior. La explosión se vio desde Darwin y Pradera del Ganso. Tardaron 4 horas en apagar los incendios. El “Glamorgan” tuvo 14 víctimas y una veintena de heridos.
La guerra de Malvinas terminó 2 días después, con la rendición argentina. Severamente averiado, tardaron un mes en reparar al “Glamorgan” para poder volver a su país. 4 años después fue desafectado del servicio y vendido a la Armada de Chile. Desafectado en 1998, se hundió en 2005 en el Pacífico cuando lo remolcaban para desguace.
¿Qué pasó con la ITB después de la guerra? ¿Dónde quedó?
Los restos del invento argentino no volvieron a verse en las islas, pero el legado perdura.
“No sabemos, dice Antonio. Se lo llevaron los ingleses. Yo escuché de un francés que lo tenían en un museo de armas de guerra. Los ingleses hicieron una versión mejorada llamada Excalibur y la instalaron en el peñón de Gibraltar.” Se llama Excalibur, como la espada del rey Arturo clavada en la piedra.
Cuando terminó la guerra, el Capitán Pérez y los otros oficiales se preparaban con granadas de mano para volar la ITB, pero les ordenaron dejarla así, “para que los ingleses se enteren con qué les dimos”.
“Siento el orgullo de haber trabajado en algo que funcionó”, dice Antonio.
“Se basaron en nuestros diseños. Sin dudas. Tendríamos que haberles cobrado la patente”, dice Luis, un poco en broma y un poco en serio.
El accionar de los militares argentinos en la Guerra de Malvinas fue épico y heroico. Incluso los ingleses lo rememoran. Uno de los oficiales británicos que murió en el “Glamorgan” le contaba a su familia en varias cartas previas al ataque que “la valentía de los argentinos demuestra que tienen mucho más que un tibio interés en estas islas. Son mucho más patriotas con respecto a las Malvinas que nosotros”. Igual de épico y heroico fue el trabajo de estos civiles de la Armada para desarrollar un dispositivo nunca antes imaginado.
Fuente: http://gacetamarinera.com.ar
MISILES FRANCESES ANTIBUQUES RECIENTES - MBDA EXOCET
Tipo: Misil antibuque de medio alcance, subsónico
En servicio: 1975
Diseñador: Nord Aviation
Fabricante: Aérospatiale (actualmente Euromissile/EADS)
Especificaciones técnicas
Peso: 855 kg
Longitud: 5,8 m
Diámetro: 34,8 cm
Envergadura: 1,135 m
Alcance efectivo:
AM39: 70 km
SM39: 50 km
MM40 III: +210 km
Ojiva: 170 kg de alto explosivo preformateado con espoletas
de proximidad y retardo.
Motor: Propulsor de combustible sólido Cóndor de combustible
sólido (2 s de encendido) + cohete Helios de combustible sólido (150 s de
encendido).
Altitud: Muy baja (2-3 m sobre el mar)
Velocidad máxima: Mach 0,93 (315 m/s)
Sistema de guía : Inercial
giroscópico en la primera fase del vuelo, radar activo ESD ADAC en banda X para
puntería en el tramo final (homing). Computador de a bordo con sistema digital
avanzado automatizado de análisis de señales.
El Exocet es un misil antibuque subsónico (mach 0,9)
desarrollado por la división de armas tácticas de la compañía francesa
Aérospatiale (actualmente parte de Euromissile/EADS).
Se trata de un arma del tipo "dispara y olvida"
que realiza su recorrido hasta el blanco rozando la cresta de las olas, a unos
10 m de altitud. Cuando se aproxima al blanco, puede descender hasta los 3
metros o, por el contrario, elevarse rápidamente para evadir los sistemas
antimisiles y precipitarse sobre el objetivo desde arriba.
La primera versión, de 1975, fue el MM.38, diseñado para ser
lanzado desde buques de superficie y que entró en servicio en la Marina
Francesa. La versión AM.39, de lanzamiento aéreo, se desplegó por primera vez
en 1979. Su nombre deriva del exoceto, más conocido como pez volador.
Desarrollo
La versatilidad de este misil de ataque naval es una de sus
características más conocidas. Existen versiones lanzables desde buques,
submarinos, helicópteros, aviones de combate y aviones de transporte, sin
olvidar su gran utilidad como artillería de costa, desde emplazamientos
terrestres, móviles (como camiones) o fijos (como baterías costeras) que lanzan
el misil desde un tubo que lo mantiene almacenado. De fabricación francesa,
está ampliamente difundido en las marinas de todo el mundo, siendo el más
utilizado, tal vez incluso más que el McDonnell Douglas Harpoon.
El Exocet fue designado con el código MM.38 desde 1967, lo
cual lo marcó como un misil lanzable desde naves de superficie (MM= mar- mar).
Diseñado para cumplir un requerimiento de la Marina Francesa, las primeras
pruebas terminaron en 1972. Ese mismo año, en octubre, no solamente lo probaron
las fuerzas francesas, sino también la Marina Real británica y la Bundesmarine
de Alemania Federal. Los resultados mostraron la necesidad de algunas mejoras,
que se llevaron a cabo durante 1973.
Exocet.
Un año después se produjo en serie el misil para ser lanzado
desde barcos. El primer grupo de los misiles fabricados en serie tuvieron un
éxito excelente: se lanzaron 30 y se logró un 91 % de impactos. Basándose en
estos resultados, se aprobó su uso y entrada en servicio en 1975.
Se esperaba mucho del nuevo misil lanzado desde barcos, ya
que antes de esto comenzó a ser diseñada una versión lanzable desde el aire: el
AM.38. En ella se incorporó un sistema de retardo, de manera que el avión
soltaba el misil y ese se encendía un segundo después, a varios metros por
debajo, para evitar dañar el avión con los potentes gases de escape del misil.
Las primeras pruebas del nuevo misil se realizaron en abril
de 1973, aunque los lanzamientos esperaron hasta diciembre de 1976. Ese nuevo
sistema entró en servicio en 1977. El AM.38 inicial fue una versión de
producción limitada del MM.38 lanzable desde helicópteros, usando un booster
SNPE Epervier y motores cohete SNPE Eole V con toberas concéntricas.
Desarrollado a partir de esta versión aérea del MM.38 (la
AM.38), se creó una nueva versión lanzable desde el aire llamada AM.39, la cual
sería la primera en entrar en combate real en la Guerra de Malvinas entre el
Reino Unido y la Argentina.
En 1977 fue probado el AM.39, más pequeño y liviano que el
Exocet original AM.38 diseñado inicialmente para ser lanzado desde barcos, y su
producción en serie comenzó ese mismo año. Rápidamente se encontraron
compradores: la Argentina, Baréin, Brasil, Irak, Kuwait, Perú y Pakistán lo
fueron adquiriendo con el tiempo. Al ser más ligero y pequeño, el nuevo misil
AM.39 puede ser llevado más fácilmente por todo tipo de aviones de combate,
transporte y helicópteros, mantiene su alcance y letalidad al incorporar
diferentes mejoras con el paso de los años, como lo ha demostrado su uso en
combate, su poder es devastador.
Descripción
La configuración básica del Exocet es del tipo clásico para
este tipo de misiles. Tiene un cuerpo cilíndrico, con una nariz ojival, la cual
es el radomo sobre la antena del radar activo (ADAC), aletas trapezoidales en
el medio del fuselaje, y aletas de control en la cola, paralelas a las alas.
La versión básica naval del Exocet posee dos etapas de
propergol sólido. El misil se lleva estibado en contenedores rectangulares, que
son del tipo contenedor-lanzador. Estos pueden llevarse de a pares o de a
cuatro. El misil se lanza cuando se tienen datos del objetivo: orientación y
distancia del blanco. Los sensores del aparato lanzador (en este caso, el mismo
buque) le proveen estos datos; también puede recibir información desde una
aeronave o desde el centro de comando de batalla.
Después de dos segundos de aceleración del cohete Cóndor, el
otro motor Hélios se dispara durante 150 segundos mientras el misil vuela a
baja altitud. Durante esa trayectoria de crucero, el misil vuela guiado por el
sistema inercial: posteriormente y según los datos establecidos para el
lanzamiento, se triangula la posición del objetivo: tal es el principio de
disparar y olvidar.
Cuando el misil llega a 10 km de esta posición anticipada
del blanco, el radar monopulso de la cabeza buscadora táctica se enciende. El
blanco se adquiere mediante los sensores propios del arma y se inicia la fase
terminal del ataque a una de tres altitudes preseleccionadas antes del
lanzamiento (esto se hace teniendo en cuenta la condición climática del mar en
el área del objetivo).
Lanzamiento del msil antibuque Exocet MM 38 desde el
destructor Schleswig-Holstein
La versión mejorada del MM.38, la MM.40, fue desarrollada
para mejorar sensiblemente el rendimiento en combate. Con más alcance, posee
diversas actualizaciones y mejoras en su motor cohete y en el
contenedor-lanzador, lo cual permite llevar más misiles en el mismo espacio que
antes ocupaba el MM.38.
Los Exocet más modernos tienen un radar de búsqueda Súper
ADAC, con cambio de frecuencia más ágil y procesamiento de señales digital, lo
que le da mucha más resistencia a las contramedidas electrónicas (ECM en
inglés) y la habilidad de discriminar blancos verdaderos de señuelos. Este
paquete de mejoras agrega además una plataforma inercial actualizada,
permitiendo al misil volar a alturas tan bajas como entre 2 y 3 m sobre la
cresta de la ola, y además hacer maniobras preprogramadas. Esto reduce su
vulnerabilidad a misiles o cañones antiaéreos, además de minimizar su
exposición a los radares de búsqueda.
Actualmente, las dos versiones principales del Exocet son la
MM.38, de 42 km de alcance, y la MM.40, con un alcance de 70 km. Ambas llevan
una cabeza de guerra de 165 kg de alto poder explosivo. Dice mucho de la
eficacia del misil el hecho de que, durante los primeros diez años de servicio,
fueron compradas unas 2000 unidades por 27 países.
La Marina de Guerra Francesa estaba tan satisfecha con el
misil, que decidió investigar su uso desde submarinos. Así nació el Exocet
SM.39: contenido dentro de una cápsula lanzable por un tubo de torpedos, llega
así a la superficie, desde donde se enciende y comienza a buscar su objetivo.
La versión aérea del Exocet, AM.39, puede ser llevada y
lanzada por los aviones Dassault-Breguet Súper Etendard. Estos aviones pueden
llevar solo un misil por aeronave (estación alar interna derecha, equilibrando
el avión con un depósito de combustible en el otro semiplano). Un avión comando
de batalla, que vuela junto al avión lanzador del misil, se eleva un poco para
obtener información de blancos, desde un radar especial transportado en una
cápsula de información: detecta el blanco asignado, le envía la información al
misil y este último se lanza con el sistema de retardo de encendido de los
motores.
La versión anterior del Súper Etendard, el Dassault Etendard
IV, no fue diseñado para lanzar el misil Exocet, ya que no contaba con la
electrónica de interfaz entre avión y misil y no disponía de radar para ubicar
el blanco. Aparentemente, el binomio Súper Etendard/ Exocet fue diseñado de
manera específica: el avión para el misil y el misil para el avión. Sin
embargo, el Exocet puede ser lanzado también desde helicópteros y otros
aviones, como ciertos modelos de Mirage.
Versiones
MM.38: (lanzado desde naves de superficie)
AM.38: (lanzado desde helicópteros en pruebas, la Armada
Argentina usó uno para hundir un pesquero chino)
AM.39: (lanzado desde el aire, particularmente aviones Súper
Etendard y/o Mirage F.1)
SM.39: (lanzado desde submarinos)
MM.40: (lanzado desde naves de superficie)
Historial de servicio
El misil Exocet protagonizó batallas en distintas ocasiones.
Como ya se ha dicho, la primera versión del Exocet en entrar
en combate fue la AM.39, lo que promovió sus ventas en el extranjero, para
equipar marinas y fuerzas aéreas de varios países.
La Primera Guerra del Golfo Pérsico de 1980-1989 dio el
lugar: helicópteros Súper Frelon iraquíes lanzaron varias unidades,
reportándose el hundimiento de tres buques de guerra iraníes así como muchos
petroleros desarmados e incluso plataformas petrolíferas enemigas, lo que
revolucionó el combate naval moderno. También fueron utilizados aviones Mirage,
especialmente adaptados para atacar barcos de guerra y petroleros que navegaban
en el Golfo Pérsico. En ese conflicto se dice que los iraquíes dispararon unos
200 misiles Exocet, con diferentes grados de éxitos, contra todo tipo de embarcaciones.
Muchos de ellos no estallaron, e incluso algunos se recuperaron casi intactos.
Sin embargo, los Exocet se hicieron más famosos por su más
escaso, pero más preciso, uso por la Armada Argentina contra unidades navales
británicas en la Guerra de las Malvinas. Pocos meses antes de dicho conflicto, la
Argentina había comprado a Francia 14 aviones Súper Etendard y 14 misiles
Exocet. Sin embargo, para el momento de la guerra, solamente había recibido
cinco de estos misiles, y los franceses no quisieron entregar los restantes
misiles por presiones del Reino Unido. Incluso se dejaron de entregar los AM 39
a Perú, creyéndose que era posible que los entregaran a la Argentina.
Los Súper Etendard de la Armada Argentina hicieron pareja
con el exitoso misil, logrando una enorme eficacia en la Guerra de Malvinas.
Con tan pequeña cifra en inventario de este excelente misil,
se planificaron las acciones para hacerlos valer. La primera operación de
ataque tuvo lugar el 4 de mayo y estuvo a cargo de dos aviones Súper Etendard
de la Armada Argentina, escoltados por cazas IAI Dagger de la Fuerza Aérea
Argentina, y reaprovisionados por aviones KC-130.
Semanas antes, los pilotos argentinos habían comenzado a
entrenar con el binomio avión- misil. Utilizando dos destructores argentinos
clase 42, se calcularon las curvas de detección de los radares británicos y la
distancia en la cual los misiles antiaéreos podían resultar peligrosos. Reunida
esa información, se determinó que, si los aviones volaban muy bajo, los misiles
podían llegar a convertirse en indetectables; además los aviones estaban fuera
de la zona de peligro de los misiles antiaéreos.
Sin embargo, los buques británicos habían sido bombardeados
por la FAA desde el 1.º de mayo, de manera que se mantenían fuera del alcance
de estos aviones. La solución fue utilizar aviones cisterna, para
reaprovisionar de combustible tanto a los atacantes como a sus escoltas. Apenas
informados de buques enemigos, se lanzó la operación ya planeada.
Volando en total silencio de radio, con malas condiciones
meteorológicas, los pilotos de todos los aviones alcanzaron su objetivo. Luego
de los repostajes, a la distancia calculada, los Súper Etendard se elevaron por
sobre el nivel muy bajo en el que todos estaban volando, para evitar ser
detectados. Sus radares iluminaron dos objetivos; uno grande y otro pequeño.
Volvieron a la baja cota de aproximación, prepararon los disparos, y finalmente
se elevaron por última vez, lanzaron los misiles y dieron la vuelta.
Los sistemas de guía hicieron el resto. Sin embargo, uno de
los dos Exocet tuvo un problema mecánico o fue interferido por los sistemas
británicos. El segundo impactó en el destructor clase 42 HMS Sheffield.
Causando 20 muertos instantáneamente, el misil creó un gran incendio que
consumió casi todo el buque. Si bien se dice que la ojiva no detonó, algunos
marineros testigos creen que sí lo hizo. De todas formas, el enorme incendio no
pudo ser controlado: el misil golpeó el medio del buque, destruyendo el sistema
eléctrico e impidiendo así que se activaran los sistemas anti-incendio (también
se cree que el misil rompió la línea de agua principal). Convertido en una
ruina, el buque fue abandonado por su tripulación y remolcado, pero tuvo que
ser hundido el 10 de ese mes, convirtiéndose así en el primer buque británico
hundido en acción en casi 40 años.
Después del ataque, aparentemente los británicos concluyeron
que sus naves no estaban preparadas para este tipo de ataques, y que los
procedimientos no eran los correctos. Además de que el radar del destructor
aparentemente no estaba diseñado para detección de objetos a tan baja altura, y
lanzados a corta distancia por aviones bombarderos con vuelos rasantes sobre el
mar, la cuestión principal era un fallo en la inteligencia británica. Ésta
creía que el ataque con Exocet (misil que, irónicamente, ellos también tenían
en servicio) sólo era posible a media cota, lo cual le daba al misil mayor
alcance. Sin embargo, los pilotos argentinos habían volado muy bajo para evitar
la detección y habían disparado el misil mucho más cerca, unas 6 millas menos,
cuando se esperaba que este tipo de ataque viniera desde las 45 millas. Las
versiones argentinas hablan del lanzamiento entre 50 y 35 km del blanco,
aprovechando el combustible remanente del misil para aumentar su capacidad
destructiva, algo desconocido en esa época y que ahora es considerado en el
combate naval moderno.
También se especula, con una interferencia procedente del
mismo Sheffield. Los destructores de esta clase llevaron radomos gemelos SCOT,
para comunicación por satélite. Desafortunadamente (para los británicos), estos
sistemas emitían señales en una frecuencia muy cercana a la de los radares de
alerta de misiles y de dirección de tiro, inutilizándolos mientras el buque
estaba comunicándose por satélite.
Rápidamente los británicos cambiaron su táctica y se
volvieron más precavidos. A este ataque seguirían otros más efectivos, siempre
con el mismo procedimiento: dos Súper Etendard con sendos Exocet, lanzando los
dos misiles al mismo blanco, algo imposible de enfrentar por una Fuerza Naval
moderna.
El siguiente hecho fue el 25 de mayo, día en el que las
fuerzas argentinas hunden varias embarcaciones con diferentes métodos.
Nuevamente la pareja de aviones navales con misiles Exocet fue reabastecida en
vuelo por aviones KC-130H para aumentar su alcance en combate. A 180 km al
nor-nordeste de Malvinas, detectaron un gran buque rodeado de otros pequeños,
en evidente formación defensiva. En este caso, sin embargo, los buques atacados
descubrieron rápidamente la maniobra y comenzaron a utilizar las nuevas medidas
defensivas: abrieron fuego de cañón al aire y lanzaron numerosos señuelos de
radar y contramedidas electrónicas. Aparentemente, esto desvió los misiles y
salvó al HMS Ambuscade (el cual había alertado a la flotilla) y otros buques de
la zona. Desafortunadamente para los británicos, había algunos buques que no
estaban dentro de esa cortina defensiva. Según se sabe, los dos misiles,
desorientados por las ECM, dieron una vuelta y detectaron en sus radares un
nuevo blanco, según su programación de ataque que lo convierten en misiles
inteligentes: el portacontenedores Atlantic Conveyor.
Se trataba de un buque mercante requisado por las fuerzas
británicas, y comisionado al servicio de la Marina Real Británica, de 13000
toneladas, que fue adaptado con una compuerta trasera, transportaba equipo
pesado y helicópteros para apoyar el desembarco a las islas. Sin ningún equipo
de alerta o ECM, al menos uno de los misiles impactó en la aleta de babor,
produciendo graves daños en el casco e incendios, que acabaron provocando su
hundimiento el 28 de mayo lo que implicó la pérdida total de la carga,
especialmente varios helicópteros pesados de transporte. Solamente se salvó uno
de los helicópteros, según la versión del Reino Unido.
Esto demostró algunas cuestiones más sobre el uso del Exocet
y de los misiles antibuque en general: no conviene tener buques propios fuera
de la sombrilla de defensa del ECM. Irónicamente, en ese momento, este golpe de
suerte (y la calidad del Exocet, que como buen misil siguió funcionando incluso
siendo confundido por las contramedidas) causó muchos problemas al desembarco,
ya que el Atlantic Conveyor llevaba equipo necesario para las tropas británicas
en tierra. Esto hizo que muchos marines tuvieran que caminar hacia Puerto
Stanley/Argentino, en lugar de tener helicópteros para hacer más fácil el
trayecto.
El incidente con el HMS Invincible
Habiéndose utilizado así cuatro de los cinco Exocet que
tenía la Armada Argentina, el siguiente ataque tenía que ser combinado con un
ataque convencional de bombas. La razón para el uso de dos misiles en cada
misión, como puede verse, era incrementar la confiabilidad del ataque: si uno
de los misiles fallaba por cuestiones mecánicas o por las ECM, era posible que
el otro se abriera camino. Además, si bien un misil podía dañar seriamente
ciertos buques, otros más grandes solamente podrían ser incendiados,
incapacitados o hundidos con dos impactos de misiles o bombas convencionales.
El nuevo objetivo del misil era, ahora, bastante más
complicado de atacar. La flota británica, sabiéndose vulnerable y en peligro de
perder la guerra naval, se había movido más al este de las islas Malvinas,
donde los cazas argentinos (que no podían despegar de las islas por falta de
una buena pista) tenían un largo viaje de ida y vuelta, al continente, con
varios repostajes de combustible en vuelo.
Las autoridades militares argentinas habían decidido dar un
golpe a la superioridad aérea británica, que se basaba en el uso de dos
portaeronaves: el HMS Hermes y el HMS Invincible. Fuertemente custodiados por
otras naves, estos eran blancos de gran valor, y que iban a ser muy difíciles
de atacar.
El plan comenzó trazando las trayectorias de los aviones
Harrier que despegaban de estos buques; triangulando sus cursos se calculó una
zona probable en donde podían estar los navíos. Se planificó entonces un curso
de aproximación que rodeara las islas, con vuelos rasantes sobre el mar, para
obtener más sorpresa, aunque esto requiriera más tiempo y combustible (por la
densidad del aire volando a baja cota). Estas condiciones de vuelo los
ocultaría del radar enemigo, pero a su vez exigía pericia a los pilotos de
combate, pues debían volar sin utilizar su radar de a bordo, y sin comunicación
por radio entre ellos.
Los aviones elegidos para el ataque fueron nuevamente dos Súper
Etendard (pertenecientes a la Armada Argentina), uno de ellos cargando el
último Exocet, y cuatro A-4C (pertenecientes a la Fuerza Aérea Argentina), que
iban a atacar el buque con bombas convencionales.
El 30 de mayo, despegaron primero los vectores del misil, y
luego los A-4C. En el camino repostaron frecuentemente con los aviones
cisterna; para evitar cualquier tipo de problemas, los aviones entraban y
salían de las mangueras, y a veces parasitaban a los KC-130 dejando que el
combustible fuera directamente a sus motores a través de la manguera de recarga
de combustible, en una operación de alto riesgo y utilizada por primera vez en
combate. De presentarse una falla de combustible en cualquier avión, este
tendría que volver y ponía en peligro la misión.
Llegado el momento del ataque, bajaron a 30 m de altitud y
avanzaron volando por el mar, hasta que después de algunos minutos, los Súper Etendard
cambiaron a mayor altitud, para obtener datos del blanco. Allí había realmente
una flota, y corrigieron el rumbo, para atacar a la flota como aviones guía de
ataque. Los otros aviones escolta A-4C, sin radares y sin poder romper el
silencio de radio, tenían que seguirlos y prepararse para su propio ataque,
mucho más peligroso por su aproximación a los buques.
Los pilotos navales de los Súper Etendard hicieron otro
reconocimiento, levantando la nave nuevamente para reconfirmar la posición de
la flota enemiga, anunciando por radio a los otros pilotos la corrección
necesaria del rumbo y lanzaron su misil, luego de lo cual se retiraron como
estaba previsto. Los pilotos de la Fuerza Aérea concretaron su ataque con los
aviones A-4C a baja altura; y, realizando maniobras evasivas.
Lo que siguió es motivo de controversia y opiniones
enfrentadas. Los pilotos argentinos declaran haber visto un buque humeante e
inmóvil, al cual se acercaron para atacar. Dos aviones fueron derribados antes
de llegar al blanco. Los otros dos lograron lanzar con éxito tres bombas de 250
kg cada uno, identificando a la embarcación como un portaeronaves, el cual
quedó completamente cubierto de humo, aunque no se observaron incendios. Los
operadores argentinos del radar ubicado en Malvinas reportaron tráficos aéreos
relativamente breves en un radio de 30 millas del lugar del ataque, lo que
supondría la evacuación de las aeronaves de a bordo del buque impactado. Es
así, que las autoridades argentinas declararon haber dañado seriamente al HMS
Invincible, mientras que los británicos nunca reconocieron eso. No existen
fotografías creíbles del hecho, como sí sucedió en el caso del HMS Sheffield.
Por un lado, los argentinos dicen que los británicos acallaron el hecho,
mientras que estos últimos declaran que el Invincible no fue alcanzado. Sin
embargo, la nave volvió a su puerto varios meses más tarde que los otros buques
que participaron en la guerra, recién pintado y sin el óxido característico.
Hasta que las autoridades británicas no levanten el secreto de 99 años que
cubre todos los documentos referentes a la guerra, poco más se sabrá.
Sorpresa desde tierra
Utilizados así todos los Exocet lanzables desde el aire, se
tomó la decisión de utilizar los MM.38 que estaban montados en buques, como
plataformas costeras de ataque, en un desarrollo argentino conocido como ITB.
Fue así que dos contenedores-lanzadores del destructor ARA Seguí fueron
desmontados y puestos en un C-130 rumbo a Malvinas. Personal militar y civil de
la Armada Argentina, de los que más sabían sobre estos misiles, trabajaron para
adaptar los sistemas y permitir su uso desde una plataforma terrestre, haciendo
los ajustes necesarios a los sistemas electrónicos (incluso simulando algunas
señales con gran habilidad) bajo el comando del Capitán Julio Pérez, utilizando
por primera vez un sistema similar desde tierra.
El 12 de junio, este Exocet encontró su blanco: el HMS
Glamorgan. A 18 millas de la costa, este destructor había estado en varias
misiones de cañoneo en apoyo a tropas inglesas, y se había salvado de varios
bombardeos, pero cometió el error de querer "cortar camino" y quedó
así dentro del alcance de los radares argentinos. Aunque tardó en detectar el
misil, el hecho de que el buque estuviera navegando a buena velocidad sumado al
minuto de alerta que tuvo, lo salvó del hundimiento. Después del desastre del
HMS Sheffield, se había instruido a las tripulaciones británicas para que, al
ver el misil, efectuaran un viraje de manera de no presentar las bandas, sino
la proa o la popa. A gran velocidad, este Exocet rebotó parcialmente en el
blindaje (dejando una gran marca), pero entró luego el hangar del helicóptero e
inició allí un incendio que mató a 13 marinos e hirió a varios más. Sin
embargo, el Glamorgan pudo seguir a flote y fue reparado posteriormente, siendo
vendido a Chile en 1986.
Al finalizar el conflicto, el lanzador fue capturado por los
británicos, los cuales, impresionados por la improvisación argentina,
desarrollaron su propio sistema de defensa de costa “Excalibur” imitando el
sistema argentino.
Las lecciones aprendidas
La combinación del misil con el avión de ataque Dassault-Breguet
Súper Etendard fue tan buena en la Guerra de las Malvinas que Irak, todavía en
guerra con Irán, alquiló cinco de esas aeronaves a Francia, hasta la llegada de
los nuevos aviones de Francia que podrían comprar.
La fragata estadounidense USS Stark, Clase Oliver Hazard
Perry escorada a babor, en el golfo Pérsico tras ser alcanzada por dos misiles
Exocet AM.39 iraquíes (17 de mayo de 1987). A pesar de los graves daños
sufridos, se mantuvo a flote y permaneció en servicio hasta el 7 de mayo de
1999.
Los ataques de Exocet no solamente cambiaron la doctrina del
Reino Unido, sino que influyeron en toda la OTAN. Así como el Almirante
Woodward, comandante de la fuerza de acción del Reino Unido en las Islas, tuvo
que revaluar las nuevas capacidades de ataque argentinas, el entonces
presidente del Comité Militar de la OTAN, Almirante Robert Falls, declaró que
este organismo se veía obligado a revisar sus tácticas navales, revelada la
posibilidad de este nuevo tipo de ataque a la Fuerza Táctica Naval.
A la corta o a la larga, esto llevó al desarrollo de nuevas
estrategias y sistemas, como el mejoramiento de los perturbadores de radar y la
mejora, de sistemas de misiles antimisiles y de sistemas de defensa cercana
(CIWS) como el cañón Phalanx para tratar de interceptar misiles navales volando
a baja altitud.
Una situación inesperada que fue descubierta en su uso en
combate, es que el combustible residual del misil, le agrega mucho efecto a la
detonación en sí (como sucedió en el caso del Stark antes mencionado y del
Sheffield); sobre todo teniendo en cuenta que es un misil de largo alcance que
a veces se dispara a menor distancia, al ser transportado por el avión de
ataque naval hasta su objetivo lo más cerca posible. Aunque esto parezca algo
negativo, si tenemos en cuenta que muchos de estos misiles dañaron severamente
o hundieron buques de diverso tipo, solamente con el incendio de su
combustible, si es que las ojivas militares no estallaron por la corta
distancia, ¿qué habría pasado si hubieran estallado?
Mejoras y actualizaciones
Actualmente el Exocet sigue en uso en grandes cantidades y
numerosos países, al haber demostrado varias veces en combate sus capacidades
destructivas. Vendidas unas 3300 unidades, la efectividad del misil está
cercana al 93%, según se ha demostrado en combates y pruebas realizadas por los
usuarios (unos 32 países) y la empresa productora.
AM.39 dispuesto en un Rafale francés.
Entre 1987 y 1993, se desarrolló una nueva versión con
electrónica avanzada, que permite reducir aún más su altitud de vuelo, ocultar
mejor su presencia y, cuando se dispara en andanadas, realizar el llamado
ataque del lobo (ataque convergente y coordinado automáticamente desde
distintos ángulos para impedir la acción de los sistemas antimisil). A esta
versión mejorada se le suele denominar Exocet II o Exocet block 2, y se han
aplicado estas actualizaciones en el MM.40 (de lanzamiento desde superficie), el
SM.39 (de lanzamiento submarino) y el AM.39.
Además de esto, la versión MM.40 ha sido mejorada
nuevamente, creándose el MM.40 Block 3, cuya entrada en servicio en las fuerzas
francesas se realizó en 2007. El Exocet Block 3 reemplazará a los Block 2 que
están en servicio en unidades de superficie, ya que es totalmente compatible
con los contenedores-lanzadores y con todo el material de entrenamiento y
mantenimiento. Sin embargo, no se sabe si será compatible con la cápsula del
SM. 39.
En un contexto de enorme desarrollo en materia de radares,
las mejoras no son nada extrañas: rediseño de la estructura para reducir su
firma radar e infrarroja, y un nuevo sistema de propulsión que aumentaría su
alcance a los 180 km como máximo. Esto estará complementado con un nuevo
sistema de guía, el cual incrementará las posibilidades del misil para penetrar
las defensas antiaéreas. De esta manera, al Block 3 podrá programársele una
ruta de vuelo en 3D, con ataques desde diferentes ángulos, además de alturas
variables. Se ha hecho énfasis en mejorar la maniobrabilidad del misil en todo
tipo de aspectos.
En la fase terminal del ataque, el nuevo Exocet contará con
un radar activo con patrones adaptativos de búsqueda, el cual podrá discriminar
blancos de diferente tipo (por ejemplo, atacando los buques con mayores señales
de radar, generalmente los más grandes). Además, ahora podrá atacar blancos
costeros, gracias al agregado de un GPS que le permitirá ubicarlos: una nueva
habilidad que lo hará más versátil en el campo de batalla.
Aunque similar en diseño, las fotografías que se tienen del
Block 3 muestran varios cambios muy notables. El sistema de propulsión es ahora
más potente, incluyendo un booster y un turbojet. A diferencia de las versiones
anteriores, que usaban dos etapas de cohetes (los cuales no requieren de
oxígeno para funcionar), el turbojet da mayor alcance, pero requiere de cuatro
pequeñas tomas de aire, ubicadas detrás de cuatro nuevas aletas. Las aletas y
el turbojet están diseñadas igualmente para hacer más maniobrable el misil,
particularmente en la etapa de aproximación al blanco.
Actualmente, Brasil es el primer país de América Latina en
desarrollar, diseñar y fabricar, su propio misil naval Exocet MM. 40 block 3,
con ayuda de la empresa europea MBDA y su socio BAE Systems, para equipar a su
marina de guerra y Fuerza Aérea, aumentar la autonomía del país en el
desarrollo y fabricación de sus propias armas, aviones de combate y ahora
misiles, esto permite a Brasil ser totalmente independiente en la fabricación
de armas y los motores para este tipo de misiles, que fueron originalmente
desarrollados con la ayuda de la empresa Aerospatiale de Francia.
Esto se logró con un acuerdo entre la empresa privada
Avibras de Brasil, en el desarrollo de tecnologías militares y del grupo
europeo MBDA, con la cooperación entre el gobierno brasileño y el gobierno de
Francia, que convierte a Brasil en una potencia emergente en el escenario
geopolítico internacional; el proyecto conjunto entre Brasil y Francia, se
inició en el año 2008 con una inversión inicial de US$ 75 millones de dólares,
considerado un logro de alta tecnología para Brasil, le permite equipar a sus
barcos de guerra con misiles modernos y adaptables a diferentes plataformas de
lanzamiento, barcos, fragatas misileras, submarinos misileros, helicópteros,
aviones de combate y baterías costeras de lanzamiento de misiles, montadas
sobre camiones de transporte adaptados y baterías con cartuchos de lanzamiento
de misiles.
Estos misiles Exocet de fabricación nacional, podrán ser
transportados por los aviones de combate de la Fuerza Aérea de Brasil, los
Dassault Mirage 2000 que actualmente tiene en su inventario y los nuevos
aviones Dassault Rafale, lo que abre la puerta a su posible compra por el
gobierno de Brasil en el futuro.
Misil naval Exocet MM 40 block 3
Operadores
Operadores actuales
Es uno de los misiles más vendidos para ser transportado en
barcos de guerra, instalados sobre la cubierta con lanzadores de misiles, desde
tierra con baterías de misiles, en submarinos lanzados desde los tubos de
torpedos en forma horizontal, desde helicópteros pesados de transporte, aviones
de combate y aviones de transporte, con la ayuda y el soporte técnico del
fabricante.
Armada Argentina: versión AM.39, MM.38 y MM.40 Block II.
Armada de Chile: versión AM39 desplegados en los
helicópteros de ataque naval SH-32 Cougar, SM39 para los submarinos clase
Scorpène. Chile es el único país de Sudamérica que posee misiles antibuques en
sus submarinos, MM-40 Block II instalados en sus lanchas rápidas SA'AR IV,
MM.40 Block III última versión instalada en 2 fragatas Karel Doorman.
Armada de Colombia: MM-40 Block II instalados en todas las
Fragatas Clase Almirante Padilla. Todos los contenedores lanza-misiles fueron
retirados. Actualmente las fragatas de este país no portan estos misiles.
Egipto: versiones AM39, MM38 y MM405
Marina de Guerra del Perú: versión AM.39 en los helicópteros
navales Sea King SH-3D Súper King; Corbetas Clase Velarde MM.38 y MM.40 Block
III de la primera versión instalada en 2 de las fragata clase Lupo .
Marina Sudafricana: versión MM-40 Bloque 2 en fragatas clase
Valour.
Turquía: Versión MM-38.78
Fuente: https://es.wikipedia.org
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