11 de febrero de 2021

EL DURO FINAL DEL VISIONARIO INVENTOR DE AVIONES AL QUE LE CORTARON LAS ALAS


Por Carlos Manzoni

 

Alphonse Pénaud soñaba con una carrera naval, pero terminó convertido en un pionero de la aviación: inventó modelos de avión que estaban adelantados a su tiempo y que unas décadas después servirían para el desarrollo de la industria aeronáutica. Logró un gran reconocimiento por sus geniales invenciones, pero su vida se truncó a los 30 años cuando, acuciado por no poder obtener fondos que financiaran su negocio, se suicidó.

 

Para conocer la desdichada historia de este inventor, es necesario "viajar" en el tiempo y el espacio, para ubicarse en la Francia de mediados del siglo XIX: Pénaud vino al mundo en París, el 30 de mayo de 1850. Era hijo de un Almirante de la armada francesa y pasó una infancia sin privaciones, escuchando las historias paternas que lo hacían volar con la imaginación.

 

Tal como se describe en el sitio web de la Biblioteca Británica, desde muy chico anheló seguir la carrera de su padre, pero una enfermedad degenerativa le afectó la cadera, lo postró en una silla de ruedas y le impidió asistir a la Escuela Naval. Entonces, a los 20 años se encendió en él otra pasión: la aviación.

 

Dueño de una creatividad extraordinaria se sumergió en el maravilloso mundo de las máquinas voladoras, en el que estaba todo por hacer. En abril de 1870, Pénaud inventó un modo de propulsión que hoy daría risa, pero que durante mucho tiempo sirvió para la experimentación: el motor elástico, hecho de hilos de goma. Esto le permitió diseñar un modelo de helicóptero en miniatura, que podía volar hasta el techo, permanecer un rato ahí y luego bajar.


Dibujo de uno de los modelos de Pénaud

 

"Ya en 1870 comenzó a demostrar los descubrimientos que finalmente establecerían su reputación como uno de los pioneros de las máquinas voladoras más influyentes del siglo XIX. Al principio de su carrera, construyó y voló una serie de modelos de ala giratoria y de ala fija y ornitópteros impulsados por hilos de goma retorcidos", se señala en el sitio web mencionado.

 

Sus contribuciones más significativas se relacionaron con la estabilidad de los aviones de ala fija. En 1871 diseñó y construyó un modelo impulsado por goma con alas diédricas para estabilidad lateral y una superficie de cola combinada horizontal y vertical diseñada para proporcionar una medida de estabilidad inherente en cabeceo y guiñada.

 

El 18 de agosto de 1871, en el Jardín de las Tullerías, Pénaud demostró que el vuelo continuo no era una quimera. Su modelo de avión llamado "Planophore" era capaz de realizar vuelos de 60 metros. Se trataba de un monoplano, provisto de una cola estabilizadora, que ya tenía las características que unas décadas más tarde presentarían los aviones piloteados. "El modelo voló durante 11 segundos, proporcionando la primera demostración pública de estabilidad genuina en una máquina más pesada que el aire", se explica en Britannica.

 

En los años siguientes, publicó numerosos tratados sobre las leyes que rigen el deslizamiento en el aire. Es a Alphonse Pénaud a quien la humanidad le debe la definición de los tres problemas básicos de la aviación: la resistencia del aire, la resistencia de la máquina y la ligereza del motor.

 

El sitio especializado aerostories.free.fr, destaca que entre 1872 y 1875, este pionero publicó numerosos estudios propios sobre el flujo de aire alrededor de la máquina, la resistencia del aire (arrastre) y las características del vuelo en planeo. "Por lo tanto, le debemos a Alphonse Pénaud la definición de los tres problemas básicos de la aviación: resistencia del aire, fuerza de la máquina y ligereza del motor", se afirma en la publicación citada.

 

Pero la máxima creación de Pénaud llegaría en 1876, cuando 27 años antes de que se lograra el primer vuelo en avión, presentó un monoplano anfibio impulsado por dos hélices. Su visión de futuro era increíble: su modelo tenía un sinnúmero de características, mecanismos e instrumentos que tiempo después se incluirían en la industria aeronáutica.

 

En efecto, tal como se detalla en Britannica, en 1876, Pénaud publicó un diseño extraordinariamente avanzado para un avión anfibio aerodinámico con alas monoplano reforzadas, un dosel acristalado, un motor completamente cerrado, un tren de aterrizaje con ruedas y algo parecido a un sistema de control moderno.

 

En tiempos en los que se había desatado una obsesión por crear un aparato capaz de volar, Alphonse se convirtió en vicepresidente de la Sociedad Aeronáutica de Francia y comenzó a trabajar sin descanso en una actividad que todavía no se sabía bien qué era, pero que pronto se conoció como aeromodelismo.

 

Aquel chico al que una enfermedad le había impedido seguir una tradición familiar de servicio en la armada francesa era ahora considerado el pionero del aeromodelismo, el mayor visionario de su tiempo en el campo de la aviación y el creador de prototipos que podían hacerlo millonario. Estaba en su mejor momento. Tocando el Cielo con sus manos. Pero... siempre hay un "pincelazo" que lo arruina todo.

 

Pénaud era bueno para inventar, pero malo para recaudar dinero

 

Nunca pudo reunir el capital necesario para llevar a cabo su negocio y eso lo turbó tanto que comenzó a sufrir trastornos psicológicos. Rompió con la Sociedad Aeronáutica, cayó en depresión y cuando el último contacto al que le pidió financiamiento le dio la espalda, regresó a su casa y se suicidó.

 

Simbólicamente, antes de acabar con su vida, a los 30 años, guardó todos sus modelos en un pequeño ataúd. Dos años antes, dos niños estadounidenses recibieron de su padre un helicóptero de juguete diseñado por Pénaud: esos niños eran Orville y Wilbur Wright, los pioneros de la aviación, que luego reconocieron la gran influencia que ejerció sobre ellos tanto ese regalo como el hombre que lo había diseñado.

 

Fuente: https://www.lanacion.com.ar