11 de noviembre de 2022

PRIMERA ESTAFETA EN ANTARTIDA Y PRIMER VUELO DESDE EL CONTINENTE

 


 

El 7 de febrero de 1952 se efectuó el primer vuelo con descenso desde América del Sur a la Antártida, hito de la aviación mundial. Gracias a él, se estableció el servicio aeropostal naval entre la Argentina y las bases antárticas.  En las listas de tripulantes, cuatro nombres oriundos de Punta Alta: el radioperador del avión insignia, Basilio Pablo Dignani, el ayudante mecánico, Felipe Benenatti y los mecánicos Wilfredo H. Ciarallo y José Eugenio Parisi. 



 

Dijo Jorge Luis Borges que la historia es siempre pudorosa: enemiga de los fastos y las conmemoraciones a los que somos tan afectos los hombres, ella se desliza silenciosa por los intersticios del tiempo y solamente mucho después, su huella se deja ver en todo su esplendor. Y es cuando nos damos cuenta que un episodio que en ese tiempo se percibe como rutinario o menor, deviene con los años en digno de figurar en las páginas de los libros. Lógicamente, ese pudor se traslada a los protagonistas de los hechos, quienes rara vez tienen conciencia de la importancia de los momentos. Algo así ocurrió con el vuelo de la primera estafeta postal establecida en el mundo hacia la Antártida, protagonizado por dos aviones anfibios Catalina de la Armada Argentina, en febrero de 1952:

 

"Bueno, en primer momento, no... era un vuelo rutinario, [. .] como lo que era ir a Ushuaia. como ir a cualquier otro lado, ir y volver sin ningún problema, contento, de que las cosas anduvieran bien, [...]Para nosotros era un viaje de rutina. Y era si se quiere un desafío ahí a hacer una misión un poquito distinta a todos los días. [. .] después nos dimos cuenta a través de los años, que se recordaba como. . ahí hablan los diarios, como un hecho, un hito histórico"

 

E! que habla es Pablo Dignaní, un vecino puntaltense que fue uno de los tripulantes en este vuelo. Él es uno de los tres sobrevivientes de aquel grupo que integraban otros vecinos de Punta Alta: José Eugenio Parisi (hoy radicado en Santiago del Estero), Felipe Benenatti y Wilfredo Ciaralio, ya fallecido.

 

 

El Consolidated Pby-5 Catalina en la Armada Argentina

 

 

 

Fue el avión de patrulla marítima bimotor más fabricado de todos los de su tipo de la II Guerra Mundial, lo que da cuenta de su eficacia y operatividad. El primer PBY-5A Catalina de la Aviación Naval argentina fue adquirido a un particular, quien arribó con este avión al país en 1946. Se crearon durante 1949 dos Escuadrillas de Patrulleros con asiento en las bases aeronavales de Punta Indio y Comandante Espora. La disponibilidad de una aeronave relativamente moderna y de gran radio de acción, permitió encarar tareas de exploración, salvamento y patrullaje costero, permitiendo el adiestramiento de gran cantidad de tripulaciones de vuelo. Con los PBY Catalina se instauró la política de los aviones de "estación" en Ushuaia y Rio Grande así como efectuar de manera casi rutinaria las operaciones de aeronaves en territorio antártico.

 

La Estafeta Aeronaval argentina

 

En el marco de esa política, el 22 de enero de 1952 se creó la primera Estafeta Aeronaval argentina, a instancias del Ministerio de Marina. Su finalidad era la de transportar correspondencia entre las bases antárticas argentinas y el continente de manera regular. Rápidamente, el 29 de enero, se designó como encargado ad honorem al Capitán de Fragata de la Aviación Naval Pedro Iralagoitia.

 

Inmediatamente la escuadrilla conformada por los aviones Catalina 3-P-5 y 2-P-3 (más un tercero de reserva y apoyo) decoló de la Base Espora rumbo a Rio Grande. Allí se estableció la base de operaciones. Integraban el grupo, además de los aviones citados, las fragatas Hércules y Sarandí, ubicadas en el Pasaje de Drake y encargadas de proveer informes meteorológicos y emitir señales de radio para los radiocompases de los Catalina.

 



 

 

Dignani era el radioperador de la nave insignia, A sus diecinueve años ingresó en la Armada, previo paso por la Escuela Técnica en Punta Alta. Se especializó en radiotelegrafía en la Escuela de Mecánica de la Armada.

 

". ..nos dimos cuenta después que había un cierto riesgo de ir con esa máquina, dado que eran maquinas muy lentas, muy antiguas, eran para hacer un cruce de quinientos kilómetros más o menos, que nos llevó cinco horas de vuelo, o sea que hoy se hace en una hora. Entonces cinco horas de vuelo había que cruzar todas las eventualidades del tiempo, del cruce del Drake. [...]Los aviones preparados, que le habían agregado dos tanques más de nafta para tener mayor este... raid de vuelo. Se le habían agregado, la vez que iba yo tenía radar, por primera vez se usó el radar en la aviación naval, en el año cincuenta y dos. Y también se le agregaron dos jatos que se llaman, vienen a ser como dos tipo cohetes que se ponen a ambos costados de la estructura del avión y en un momento dado esos dos jatos se disparan de la cabina del piloto y aumentan la potencia de los motores, le aumentan en quinientos HP".

 

Así pertrechados, ambos Catalinas partieron el 5 de febrero para cumplir su misión, pero por el mal tiempo imperante, tuvieron que volver a la base. Por eso aguardaron hasta 7 de febrero, a las 10 de la mañana, cuando decolaron al fin. Dignani recuerda que fue "...un vuelo muy bueno, íbamos los dos muy cerquita, a la vista iba. [...] Pero, me llamó la atención, fuimos un buen tramo que estuvo muy nublado, fuimos entre nubes, volando prácticamente a instrumentos, que se llama vuelo de instrumentos. Y volamos más o menos... un par de horas así, todo entre nubes. (...) Estos no son aviones que podían ir a un techo de altura como vuelan ahora y volar por arriba de las nubes. Bueno, cuando desapareció ese estado nuboso, más o menos a las dos horas de vuelo, que sorpresa, los dos aviones volando, no a la misma altura, pero ahí nomás a la vista, con la misma distancia de formación que llevamos cuando estaba a la vista, aparecimos cuando desaparecieron las nubes, quiere decir que ninguno... no, no, por más que se desviara íbamos a distinta altura [...]. uno estaba a cincuenta metros, cien metros menos. Y entonces eso da de pensar la pericia que tiene el piloto. De ahí nosotros, se usó por primera vez en la Aviación Naval, se utilizó el radar..."

 

Eran las 3 y media de la tarde cuando acuatizaron en el Puerto Foster de la isla Decepción, y Dignani aún recuerda la algarabía de la dotación de la base antártica.

 

"Ah... es una alegría, pero levantaban... banderas manteles, abrazos, todo, esperándonos toda la gente, nosotros ya habíamos detectado por el radar, unos doscientos kilómetros antes de llegar ahí, las islas Shetland ya se veían. [..."Bueno, después ya permanecimos con la gente, cuando llegamos, una gente que hacía un año que estaba, con júbilo de ver gente nueva y gente de Marina, que llevamos revistas, llevamos diarios, llevamos todo. Claro, ellos, contacto con gente no habían tenido y nos encontraron a nosotros, era como si hubiésemos descubierto la Antártida."

 

Allí se hizo la ceremonia de inauguración de la estafeta, cuando con el matasellos correspondiente se empezó a sellar la correspondencia.

 




 

El regreso

 

El día 10 de febrero se emprendió el viaje hacia el continente. Los aviones, cargados como estaban de combustible, necesitaban potencia extra para trasponer rápidamente las montañas que rodeaban la bahía sin chocar contra ellas. A su auxilio vinieron los jatos. En vuelo tranquilo, las aeronaves se dirigieron directamente a Buenos Aires, previa escala en Rio Grande para reabastecerse de combustible.

 

La capital argentina recibió a la tripulación con el calor húmedo del verano porteño.

 

"Bueno, llegamos ahí a Aeroparque, veníamos todos abrigados, con temperatura, no bajo cero, pero cuatro grados, cinco grados. Y llegamos a Aeroparque en una noche plácida [,..] nada de viento, temperatura, veinticinco, veintiséis grados, de noche ..."

 

En el sector militar de Aeroparque los recibió el Contralmirante Aníbal Olivieri, ministro de Marina y comitiva. Según recuerda Dignani, el funcionario les dijo:

 

"Bueno, miren, el presidente está muy interesado y los quiere recibir, pasado mañana, los quiere recibir para hablar con ustedes", en aquel entonces el presidente era Perón. Entonces, no teníamos ropa, ni nada para recibirlo, entonces vinimos el día siguiente, en un avión a buscar toda la ropa, para la presentación a nivel presidencial y fuimos a tomar un cafecito ahí, en la Casa de Gobierno y el presidente se puso en la [entrada] nos saludó uno a uno, a todos. Nos convidó con un cafecito; hizo hablar, solamente... no hablaba solamente el comandante sino inclusive a (los) tripulantes ¡los interrogó! (se ríe) Los hizo hablar a la mayoría de los tripulantes, bueno y después cuando estuvimos ahí, una hora, una hora y pico conversando tomando un café y... después nos saludó uno por uno en la puerta..."

 

 

 

El recuerdo

 

El correr de los años hizo que todos tuvieran conciencia de la importancia de ese 7 de febrero de 1952. La historia entonces se avino a correr el velo de su pudor y se sucedieron los homenajes, las notas periodísticas y el recuerdo de ese puñado de hombres a bordo de dos máquinas que hoy se nos presentan como antigüedades.

 

"Nos alegra que siempre se acuerde la gente.-concluye Dignaní - porque por lo menos los que tenemos la suerte de poder estar este... en vida, nos halaga muchísimo, nos da mucho ánimo por vivir, como también hacia el resto de la familia, porque ya, ya vienen los nietos ya, por ejemplo dice: 'Mira, mira abuelo lo que encontré en Internet lo que habla del vuelo ése' [...]" jdf

 


 

Tripulación del vuelo histórico

  • Comandante del Grupo de Reconocimiento Aéreo Capitán de Fragata Aviador Naval Pedro E. Iralagoitía (embarcado en el avión 3-P-5)

 

Avión 3-P-5 

 

  • Comandante: Capitán de Corbeta Aviador Naval Edgardo Samuel Andrew
  • Copiloto: Teniente de Fragata Piloto Aviador Haifdan Hansen
  • Navegante: Teniente de Corbeta Aviador Naval Alfredo Martínez Magaña
  • Navegante: Teniente de Corbeta Aviador Naval Néstor Díaz Quijano
  • Mecánico: Suboficial Auxiliar Aer. Mec. José Eugenio Pansi
  • Radiopoerador: Suboficial Auxilair Aer. Rop. Basilio Pablo Dignani
  • Ayudante Mecánico: Cabo Mayor Aer. Mec. Felipe Benenatti

          

Avión 2-P-3 

 

Comandante: Teniente de Navío Aviador Naval Guillermo Jorge Campbell

Copiloto: Teniente de Fragata Aviador Naval Guillermo Heraclio Ferreira

Navegante: Teniente de Corbeta Piloto Aviador Roque Esteban Bertea

Navegante: Teniente de Corbeta Piloto Aviador Edmundo Aridio Grimaux

Mecánico: Suboficial Auxiliar Aer. Mec. Wilfredo H. Ciarallo

Radiopoerador: Cabo Mayor Aer. Rop. Guillermo Careglio

Ayudante Mecánico: Cabo Mayor Aer. Mec. Héctor S. Pugliese

         

 

Este artículo, es una copia literal de lo publicado por "El Archivo", magnifica revista en papel y digital que publica el Museo Histórico de Punta Alta. Recopila, conserva y publica la historia de "su" gente de una manera tan interesante que devuelve a su comunidad con creces lo que le han confiado. Felicito aquí nuevamente a sus directores y empleados por la gran labor que realizan. ver: www.archivodepunta.com.ar Hemos aprovechado este articulo para mostrar, en página aparte, las fotos originales de la salida y del regreso con los papeles originales de las mismas.

 

          

Fuentes:

Entrevistas Pablo Dignani: Nº de entrevista 101 (Casette 1: 11 de julio de 2003; Casette 2: 30 de marzo de 2007)

Instituto Aeronaval: Primeros vuelos a la Antártida con acuatizaje y primera estafeta aeronaval. 50° aniversario. Buenos Aires. Instituto Aeronaval, 2002

Núñez Padín, Jorge: Consolidated PBY-5A Catalina, serie aeronaval N* 13, Bahía Blanca, Museo de Aviación Naval, 2001

Prémoli, Eduardo: "Primera estafeta aeronaval a la Antártida Argentina', en Revista del Mar, Na 136, Buenos Aires, octubre de 1992, pp. 48-50

Archivo fotográfico de Histarmar. La mayoría de las imágenes son las originales del viaje,  de propiedad del MUAN, que han sido prestadas a Histarmar.

 

Este sitio es publicado por Carlos Mey - Martínez - Argentina

 

 

Fuente: https://www.histarmar.com.ar