13 de abril de 2024

UN ATAQUE AÉREO EN MALVINAS, UNA ESCUADRILLA DE HÉROES Y LA MAYOR PÉRDIDA LOGÍSTICA BRITÁNICA

 


 

Por Patricia Fernández Mainardi

 

Un día antes del 25 de mayo de 1982, el aviador naval Roberto Curilovic recibió una misión: tenía que atacar a la flota británica. Para concretarla, su aeronave Super Etendard contaba con los misiles Exocet y el apoyo de una Escuadrilla dispuesta a todo a la hora de defender nuestra soberanía en las Islas.

 

Por: Patricia Fernández Mainardi

 

El 25 de mayo de 1982, un grupo de pilotos argentinos se enfrentó en Malvinas a la flota británica, una de las más poderosas del mundo. Contaba con tan solo un par de aviones Super Etendard y 5 misiles Exocet. Sin embargo, logró marcar la diferencia: hundió dos buques y averió al portaaviones HMS Invencible. Esta es la historia de una de esas acciones, el ataque al Atlantic Conveyor, considerada la mayor pérdida logística británica en un conflicto.

 

Los integrantes de la emblemática Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque de la Fuerza habían viajado a Francia para adiestrarse en el manejo de los Super Etendard

 

¿Quiénes atacaron al Atlantic Conveyor?

 

A fines de marzo de 1982 el hoy Capitán de Navío retirado Roberto Curilovic cumplía funciones en la Armada Argentina. Era piloto de los Super Etendard, los aviones franceses que habían ingresado al país apenas unos meses antes. De hecho, él y otros integrantes de la emblemática Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque de la Fuerza habían viajado a Francia para adiestrarse en el manejo de estas aeronaves.

 

El 2 de abril fue sorprendido por la noticia de la recuperación de las Islas Malvinas. A él y a sus camaradas el destino les tenía reservadas varias hazañas que los llevarían a quedar inmortalizados en la historia argentina.

 

Dos buques hundidos y un portaaviones británico averiado

 

Pasaron 41 años de la Guerra de Malvinas, pero los relatos siguen vigentes, el sentimiento y la causa también. DEF se reunió con Roberto Curilovic, quien conserva el recuerdo de aquellos días.

 

No le gusta hablar de él, insiste en la importancia de sus camaradas de la Escuadrilla en el éxito de las misiones. Perseveramos en el pedido: queremos que nos cuente sobre la participación de los pilotos de Super Etendard en los ataques que provocaron el hundimiento de dos buques británicos y la avería del portaaviones Invencible (daño que aún no fue reconocido por los ingleses), que nos hable de cómo fue enfrentarse a una de las flotas más importantes del mundo y de cómo logró atacar y hundir el buque que transportaba la carga logística de una brigada británica. 

 

“Todos los pilotos teníamos experiencia, así que no era una dificultad en sí el cumplimiento de la misión. De hecho nuestro mayor temor era que no funcionase el sistema y no poder cumplir por esa causa. Allí reside el mérito de los mecánicos e ingenieros que trabajaron en el anonimato y no son reconocidos. El piloto llega al lugar, lanza el misil, vuelve y, como en Fórmula 1, le dan la copa (o medalla)”, comienza.

 

Los Exocet probados en combate, un mérito de la Armada Argentina

 

La Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque contaba con los emblemáticos aviones Super Etendard y los poderosos misiles Exocet. “Era lo más avanzado que había en el país. Por entonces, los misiles no habían sido utilizados por Francia, solo lo habían hecho en la fábrica. Así que iban a ser probados en combate”, dice Curilovic, al tiempo que brinda más detalles sobre los misiles: “Es un arma denominada inteligente. Era el armamento ideal para atacar a los buques en aguas abiertas”.

 

Sin embargo, a la Argentina no le habían entregado el total de la compra y solo tenía 5 Exocet, 5 Super Etendard y 10 pilotos preparados para subir a las aeronaves. Decidieron desarmar uno de los aviones para utilizarlo como repuesto.

 

Durante la Guerra, los aviadores navales despegaron desde la localidad fueguina de Río Grande. Su desempeño logró cambiar el concepto de guerra aeronaval: “Por primera vez se hundían buques con misiles aire-mar. Para nosotros fue una experiencia importante porque no sabíamos si los Exocet iban a funcionar, no teníamos la certeza”, destacó.

 

Y agregó: “De hecho, el entonces presidente francés había informado a Margaret Thatcher que no íbamos a poder usarlos porque no estábamos en capacidad de hacerlo”. Los argentinos no solo demostraron lo contrario, sino que lo hicieron con eficiencia absoluta.

 

 

Los aviadores navales despegaron desde la localidad fueguina de Río Grande. Su desempeño logró cambiar el concepto de guerra aeronaval

 

Atacar a los ingleses con los Exocet: 98% de probabilidades de llegar al blanco

 

Para armar las secciones que iban a atacar a la flota británica en la Guerra, se tuvieron en cuenta las cifras estadísticas: si se lanzaban dos misiles, existía un 98% de probabilidades de llegar al blanco.

 

“Se decidió salir en secciones, cada avión con un misil, para disparar sobre un mismo blanco. Teníamos 4 aviones y 10 pilotos. El comandante volaría con el piloto más moderno de la Escuadrilla y así sucesivamente. El comandante estableció que una vez cumplida la misión, se debía entregar la guardia a la sección siguiente. Por cuestiones técnicas el comandante no pudo volar durante el 1° de mayo, así que le entregó la guardia a Augusto Bedacarratz y a Armando Mayora, ellos terminaron hundiendo el Sheffield el 4 de mayo de 1982”, cuenta Roberto.

 

Antes de continuar, hace una aclaración: al tener tan pocos misiles, se había tomado la decisión de que solamente serían utilizados en blancos capitales, como portaaviones y buques de transporte de personal o logística.

 

Luego, siguió el turno de los pilotos Roberto Agotegaray y Juan José Rodríguez Mariani. Ellos salieron en busca de una posición de la flota británica, pero no pudieron dar con los blancos. Al otro día, el 24 de mayo, asumieron los pilotos Roberto Curilovic y Carlos Machetanz.

 

Jorge Colombo, un comandante para la guerra

 

Durante el encuentro, Roberto Curilovic también se refirió a Jorge Colombo, el comandante de la Segunda Escuadrilla durante la Guerra de Malvinas: “Era exigente consigo mismo y también con nosotros. Fue un comandante para la guerra, él defendía a sus pilotos”, comenta, al tiempo que detalla que, desde Río Grande, Colombo fue quien mantuvo relaciones con los comandos de Comodoro Rivadavia, Espora y Buenos Aires.

 

“Discutía la realización de misiones. Porque es fácil decir cómo realizar una misión a miles de kilómetros de distancia y no desde el lugar de los hechos. Era un líder. Tuvo el éxito de –con 5 misiles– llevar al fondo a dos buques y averiar a otros”, dice.

 

Un ejemplo del Capitán Colombo que, en palabras de Curilovic, resume su condición de líder fue que, tras haberse producido el hundimiento del Crucero ARA “General Belgrano”, se llevaron adelante las acciones de rescate. Una de estas había detectado 5 buques rumbo a la localidad fueguina.

 

“Era tarde y la meteorología era muy desfavorable”, comienza el relato. Desde Buenos Aires llegó la orden de enviar dos Super Etendard a atacarlos: “Yo que tenía mayor experiencia me ofrecí para ir con Agotegaray. Íbamos a ir separados, con radar emitiendo, y donde se detectasen a los blancos, lanzábamos los misiles y volvíamos”.

 

Sin dudarlo, Colombo se dirigió a la Central de Operaciones, desde allí explicaba que esa misión no tenía sentido. Llegó a decir que sus aviones no iban a salir. “Si realmente ustedes tienen problemas, pueden relevarme de mi comando”, advirtió Colombo en el recuerdo de Curilovic. Al poco tiempo se pudo confirmar que se trataba de buques pesqueros polacos.

 

“En Malvinas él expuso sus condiciones de líder. Condujo a un rebaño de pilotos prácticamente como un padre de familia, él nos protegía”, confiesa el Veterano de Guerra sobre el desempeño del comandante.

 

El Altantic Conveyor tenía como función la carga de helicópteros, repuestos de aviones y la logística para la fuerza británica

 

Guerra de Malvinas: el ataque al Atlantic Conveyor

 

Sabiendo que los misiles funcionaban, luego del 4 de mayo el Reino Unido alejó a la flota. Eso obligó a las aeronaves argentinas a hacer un reabastecimiento de combustible al realizar los ataques.

 

En su trayecto a Malvinas, los Super Etendard evitaban ser detectados por los radares enemigos. Llegaban a un punto determinado, buscaban con el radar a los blancos, los “enganchaban” y lanzaban los Exocet. “Esa distancia yo la definía como un duelo de cowboys, porque quien sacaba primero, volteaba al otro”, comenta.

 

Desde Río Grande, los pilotos sabían que los blancos a los que tenían que atacar estaban siempre rodeados por otros que los protegían. Por eso, el 25 de mayo decidieron aproximarse a la flota desde el noroeste: “Dimos toda la vuelta, hicimos un reabastecimiento, y entramos por un lugar inesperado. Llegamos a los buques del núcleo y pudimos lanzar los misiles sobre los blancos más grandes”.

 

Tras el ataque, y desde el Invencible, a los argentinos les lanzaron misiles. “Con bastante mala fortuna, eso te muestra la confusión que creaba cuando ellos detectaban que estaban siendo atacados por los Super Etendard. Incluso, bajaron un helicóptero propio. Enviaron también a una patrulla de dos Sea Harrier, pero ya era tarde para interceptarnos”, dice Curilovic.

 

“Tras el ataque salimos rasantes. Aterrizamos por la noche en Río Grande. La misión duró 4 horas. Cuando bajamos rodando con los aviones se abrió la puerta del hangar y aparecieron los mecánicos a recibirnos. Normalmente nosotros volábamos cerca de una hora y media, así que ellos pensaban que ya no volveríamos. Por eso, cuando vieron la lucecita de los aviones, hubo algarabía. Habíamos cumplido con la misión”, agrega.

 

El hundimiento fue considerado la pérdida logística unitaria más grande en la historia de las operaciones británicas

 

La pérdida logística más grande en la historia de guerra británica

 

Recién durante la noche del 25 de mayo pudieron saber que, efectivamente, habían hundido un blanco británico: “Fue el Altantic Conveyor, con su carga de helicópteros, repuestos de aviones y la logística para la fuerza que ya había hecho el desembarco en San Carlos”.

 

“Un error británico, y dicho por sus propios jefes, fue haber puesto tanta carga en un mismo buque expuesto a un ataque misilístico como el que ocurrió. La idea británica era, producido el desembarco, hacer un movimiento helitransportado hasta proximidades de Puerto Argentino, llevando tropa y armamento. Pero perdieron 11 helicópteros en el Atlantic Conveyor y eso significó que tuvieran que caminar 100 km para llegar. El hundimiento fue considerado la pérdida logística unitaria más grande en la historia de las operaciones británicas”, subraya el protagonista de la hazaña.

 

Pilotos en la guerra: “Cumplimos con el juramento de defender la bandera”

 

“Mientras preparas la misión, tenés la inquietud normal del tema. Ahora, una vez que cerrás la cabina, es un vuelo más porque el final no está en tus manos, sí el poder cumplir la misión. Al volver tenés la obligación de agradecer por haber regresado. Ahí, recién, pensás en la familia”, confiesa el oficial retirado de la Armada.

 

“Que quede bien claro, los únicos héroes de este conflicto son los 649 que no regresaron”, afirma Curilovic

 

Para Curilovic, haberse enfrentado con una de las flotas más poderosas del mundo, fue un desafío importante. “Era como pelear con un elefante demasiado grande. Que quede bien claro, los únicos héroes de este conflicto son los 649 que no regresaron. El resto de nosotros cumplimos con el juramento de defender la bandera”, finaliza.

 

Fuente: https://defonline.com.ar