20 de marzo de 2021

GLOSTER METEOR - ACCIDENTE AEREO EN CASTELAR, 1958


 

Un grave accidente de aviación ocurrió en 1958, en el sur de Castelar. En este artículo, se hace una breve reseña de los antecedentes, la descripción de los hechos, y las secuelas. El fondo del tema es la relación de una zona urbanizada con la Base aérea.

 

La situación política nacional, al momento del accidente, mostraba a un gobierno provisional, dominado por militares antiperonistas, en trance de restaurar la democracia. En ese contexto, las Fuerzas Armadas eran un factor de poder, sin control civil. Esto sería un condicionante para las opciones de los vecinos después de los hechos.

 

La Base Aérea de Morón fue creada el 9 de enero de 1951, y servía a la defensa de la zona metropolitana. Sus escuadrillas fueron dotadas con aviones a reacción Gloster Meteor. Eran de origen inglés, y los primeros a reacción incorporados por la aviación argentina, durante la primera presidencia de Juan D. Perón. 

 

Gloster Meteor Mk 4

 

Tipo: reactor caza

Fabricante: Gloster Aircraft company

Producción: desde 1947

Tripulantes: 1

Largo: 12,5 metros

Largo de alas: 13,1 metros

Alto: 3,96 metros

Peso (cargado): 6,22 toneladas

Fuselaje consolidado

Planta de potencia: 2 motores Rolls Royce Derwent V

Autonomía: 1:15 horas

Velocidad crucero: 570 km/h

Armamento: 4 cañones de 20 mm

 

Gloster Meteor Mk 4 - I-087
“Gloster G. 41H Meteor F.Mk. 4. Fecha de entrega el 6 de julio de 1949. Utilizado en las pruebas del proyectil teledirigido PTA-1 durante 1954, al mando del Capitán José Di Pardo. Destruido el 10 de marzo de 1958 por impacto contra el suelo en Castelar (Buenos Aires), mientras ejecutaba un tonel en el despegue provocando la muerte del Teniente Raúl Piñón.” *
* Fuente: Marino, Atilio: Gloster meteor..., p. 87

 

 

VII Brigada Aérea de Morón. 

Autoridades:

Jefe de la BAM: Comodoro Alberto R. Solá Claret

Grupo 3 de caza interceptora:

Jefe de grupo: Vicecomodoro Jorge M. Martínez Zubiría

Jefes de escuadrón: Comandantes Arquímedes R. Robert, Eduardo Correa Arce y Jorge Mones Ruiz

 

En principio, la Base estaba situada en una zona poco poblada. Sin embargo, el rápido crecimiento demográfico de Castelar y Morón sur, entre 1940 y 1960 motivo el surgimiento de áreas residenciales en torno al aeropuerto militar. Desde entonces, las relaciones de los vecinos de dichos barrios con las actividades aeronáuticas conllevaron momentos de tensión.

 

Los vuelos de entrenamiento de los aviones Gloster fueron acompañados de algunos accidentes en la zona circundante. En efecto, hubo en el Partido de Morón 5 casos antes del que nos ocupa, con participación de aviones de la VII Brigada aérea.

 

ACCIDENTES PREVIOS A 1958

 

                                                                           



  

Gloster Meteor Mk 4 I-87

 

En síntesis, fueron 5 accidentes, con la muerte de 5 pilotos y 3 civiles, y 4 heridos[1]. 

 

El accidente de Ituzaingó, 1956

 

Fue el antecedente más grave, pues cayeron dos aviones Gloster, con muertos y heridos. Ocurrió el lunes 16 de julio a las 18 horas, y los aviones estaban piloteados por los Tenientes Luis Soto y Rafael Cantisani, de la VII Brigada Aérea de Morón. Los aviones cumplían un vuelo de entrenamiento cuando se tocaron. Los pilotos entonces se lanzaron en paracaídas y salvaron la vida. No obstante, los aviones cayeron sobre una zona de Ituzaingó, no lejos de la Base. Uno destruyó una casilla prefabricada, habitada por la familia Flores, con 4 hijos. El segundo avión cayó sobre el pabellón 13 de la Colonia de ancianos Martín Rodríguez, propiedad de la Municipalidad de Buenos Aires. El incendio fue combatido por los bomberos de Morón y La Matanza, y recién se apagó hacia la noche.

 

Los informes de los medios citaron 8 muertos, 1 desaparecido y 5 heridos graves. Según La Nación, la causa del accidente consistió en que el ala de un avión tocó la cola del otro[2]. 

 

EL ACCIDENTE

 

Los hechos ocurrieron el 10 de marzo de 1958, después de las 11.30 horas, en la calle Maisón, de Castelar sur, cerca de la VII Brigada Aérea de Morón.

 

Un avión a reacción Gloster Meteor, matrícula I-87, despegó de la pista situada sobre el eje de la calle Maison, de sur a norte. Su piloto era el Teniente César Piñón. A 500 metros aproximadamente se hallaba la avenida Zeballos, y el comienzo de la zona urbanizada de Castelar sur.

 

El accidente ocurrió dentro de los cinco minutos posteriores. Los testimonios de los vecinos, reflejados por los medios, permiten deducir dos versiones de los hechos. Según la primera versión, los vecinos vieron que el piloto del avión intentó hacer un tonel (maniobra acrobática consistente en girar 360 grados del avión sobre su eje), a baja altura y en zona urbanizada. El piloto no pudo completar la maniobra y perdió el control de aparato. Poco después se estrelló en la zona de las calles Maison y Libertador San Martín. El avión comenzó a desintegrarse, y sus restos recorrieron alrededor de 400 metros, hasta detenerse en la intersección de Maison y Dardo Rocha. En este último punto había una escuela primaria, la N° 17, con alumnos en su interior. El momento del accidente, previo a la salida de los alumnos, evitó una masacre.

 

Conforme a la segunda versión, algunos vecinos vieron una explosión en el avión en vuelo, que después quedó en posición invertida. Hubo nuevos estallidos, que llevaron a la caída final del avión.

 

Como resultado final, murieron el piloto, una cantidad no determinada de vecinos y hubo numerosos heridos. Las viviendas sufrieron graves deterioros.

 

 

La línea gruesa cortada señala en este plano parcial de Castelar el trayecto que efectuó el avión desde su partida del aeródromo hasta la cercana calle Maison. Fuente: diario La Nación

  

 
Gráfico del diario “Clarín”

 

 

Una simple observación de los mapas permite comprobar que el extremo norte de la pista estaba a unas cuatro cuadras de la avenida Zeballos, y sobre el eje de la calle Maison. Un avión que despegase de sur a norte estaría aún a baja altura en la zona citada.

 

 

Una casa destruida. - En su trágica trayectoria antes de quedar destrozado totalmente, el avión accidentado embistió este edificio de la calle Maison, derrumbando dos habitaciones. Dos personas que se hallaban en el interior quedaron entre los escombros y sufrieron diversas lesiones, siendo llevadas al Instituto de Haedo. Fuente: diario Crítica

 

 
Desolacion y víctimas dejó por saldo la catástrofe aérea de ayer en Castelar. En la medianera del chalet, marcado por un círculo, aparece el gran orificio causado por la turbina del Gloster Meteor accidentado. Fuente: diario El Mundo

 

 
Como en un bombardeo. - Así quedó esta finca que también fue embestida por el avión en su aterrizaje trágico. Frente a la misma, patrullan dos soldados para evitar que avancen los curiosos. Parece una escena tomada en una población bombardeada. Fuente: diario Crítica

 

Un soldado de la VII Brigada Aérea monta guardia junto a un chalet que ha sufrido las consecuencias del tremendo accidente. Muros y ventanas hechas añicos son una muestra. Fuente: diario La Razón

 

 
Este es el panorama a lo largo de 5 cuadras: gente que mira consternada y restos de la máquina que sembró la muerte. En las paredes hay rastros del fuego y humo esparcidos. Fuente: diario La Razón

 

 

 
Sobre un camión de Aeronáutica, efectivos de la base aérea de Morón van colocando los restos del Gloster Meteor, recogidos a través de las 5 cuadras del dramático recorrido. Fuente: diario La Razón

 

Aquí empezó la tragedia. Es el lugar donde el avión chocó por primera vez con una finca, para luego seguir su rauda y destructora carrera que aterrorizó a toda la población de la localidad. Fuente: diario La Razón

 

 
Esta es la calle Maison, donde los restos del avión sembraron la muerte. Desde la avenida del Libertador hasta Anatole France el aparato trágico recorrió cinco cuadras arrasando todo a su paso. Fuente: diario La Razón

 

Auxilios:

 

Las tareas de auxilio estuvieron a cargo de dos dotaciones de bomberos de Castelar, una comisión policial, y personal médico del Instituto de cirugía de Haedo y del Hospital de Morón. Los heridos fueron llevados a las instituciones citadas, y al Instituto del quemado, de la Capital federal.

 

Mientras tanto, efectivos de la VII Brigada cercaron la zona del accidente, y cortaron el acceso de peatones.

 

Muertos

 

El número de muertos no pudo establecerse con precisión, por la existencia de desaparecidos. Con probabilidad, superaron los 10 fallecidos. Los medios de prensa citaron a los siguientes vecinos:

 

Un obrero, que efectuaba reparaciones bajo un poste de luz, en la intersección de las calles Maison y Libertador San Martín. Fue el primero en morir, al chocar el avión con el poste.

Teófila de Abramson, polaca, de 59 años, casada. Murió aplastada al embestir el avión su vivienda, situada en Libertador 789.

Leonor Camila Minolletti, argentina, de 13 años, domiciliada en Rosasco 2182.

Miguel A. Ibáñez, de 1 años y 6 meses. Minolletti e Ibáñez murieron juntos, al ser embestidos en la calle Maison por el avión. La primera llevaba en sus brazos al niño, y regresaban a casa tras hacer un mandado.

Rodolfo Augusto Ferreira, argentino, de 13 años, domiciliado en Almafuerte 2525. Aguardaba junto a su bicicleta, frente a la escuela N° 1, sita en Maison 531, a que saliese un hermano suyo.

Samuel Alberto Rott, argentino, de 15 años, domiciliado en Becquer 2207. Esperada en el mismo lugar la salida de una hermana. Muerto por restos de un poste, arrojado por el avión.

Armida Zunino de Tibone, argentina, de 60 años, casada. Domiciliada en Libertador 786. Alcanzada por los restos, cuando caminaba por la calle.

Haydeé Mandarini de Murias.

Teófila Fritz.

Los muertos fueron sepultados en los cementerios de la Chacarita, de Capital federal, San Martín, de La Tablada, La Matanza, y de Morón. El Ministerio de Aeronáutica se hizo cargo de los gastos de velatorios y sepelios.

 

Por su parte, los restos del piloto Piñón fueron llevados a la provincia de Entre Ríos, para su entierro.

 

El piloto César Piñón 

 

Heridos

 

Carlos Alberto Borzani, de 15 años, domiciliado en Zeballos 2523, que pasaba ocasionalmente por la calle Maison. Sufrió quemaduras en la cara y extremidades.

María Luisa Mercado, de 15 años. Se encontraba en la terraza de la finca al ocurrir el accidente. Tuvo fractura de la pierna izquierda. Trabajaba como doméstica.

Julia Elena Olivella, de 7 años, domiciliada también en Maison 582. Se hallaba jugando en la acera de su casa. El avión le destrozó la pierna derecha, que le fue amputada a la altura de la rodilla.

Alberto Julián Izcué, de 12 años, con domicilio en la calle Villa de Luján 267, de Castelar. Tuvo quemaduras de segundo grado en el cuerpo[3]. 

 

 

 
Fuente: diario Crítica

 

 

Amputada la pierna. - Otra de las infortunadas víctimas de la tragedia de hoy, es la niñita Julia Elena Oluella, de apenas 7 años. Sufrió heridas graves que determinaron la amputación de su pierna derecha en el hospital de Morón. Fuente: diario Crítica

 

Actitud del intendente electo

 

Abel Costa, electo intendente de Morón en los comicios de febrero de 1958, concurrió al lugar del accidente. Declaró allí a los periodistas que estaba dispuesto a pedir al gobierno el traslado de la Base aérea, porque significaba una amenaza a la zona residencial contigua. Recordó en ese sentido el antecedente de un campo de aviación civil al oeste del centro de Castelar, removido décadas atrás por motivos de seguridad[4]. 

 

El Ministerio de Aeronáutica

 

Poco después del mediodía del accidente, el Ministerio dio un comunicado, que informó del accidente y el fallecimiento del piloto Piñón. Hacia la noche, entregó una nómina de muertos identificados, todos vecinos de Castelar.

 

El día miércoles, el Ministro de Aeronáutica, Comodoro Jorge Landaburu, hizo una conferencia de prensa, con asistencia del Comandante de la Fuerza y Pedro Rechach, representante de los vecinos de Castelar. Después de expresar su pesar por los hechos, Landaburu anunció medidas para prevenir nuevos accidentes. Entre ellas figuraba la orden de decolar y aterrizar desde y hacia la zona no urbana, en lugar de la actual. Sobre el tema de las maniobras acrobáticas, el vecino Rechach dijo que éstas se realizaban diariamente, a pesar de la prohibición de hacerlas en zonas urbanas. Landaburu admitió la existencia de esa prohibición, y pidió a los vecinos que denunciasen esas situaciones. En cuanto a las solicitudes de traslado de la Base Aérea, el Ministro dijo que no lo habría, pues ésta cumplía una función en la defensa de Buenos Aires. Recordó que al momento de instalación de la VII Brigada Aérea, la zona sur era rural. El crecimiento demográfico posterior creó la situación corriente.

 

Sobre las causas del accidente, el Ministro lo atribuyó a una falla en el comando del avión. Reconoció además que el mismo volaba a baja altura. Los periodistas se quejaron de las trabas puestas a su labor en la zona del accidente. Landaburu respondió que se habían tomado medidas restrictivas, para cuidar bienes o evitar la toma de fotos macabras. De todos modos, aceptó que no era zona militar[5].

 

Actitud de los vecinos

 

Los medios expresaron la inquietud de los vecinos, en los primeros días del accidente. Los entrevistados dijeron que los vecinos vivían en situación de riesgo, a causa de los vuelos de aviones a reacción sobre zonas urbanas, y la práctica de maniobras de acrobacia. Para ellos, el accidente era previsible.

 

Esto fue expresado a los diarios metropolitanos en una nota de la Sociedad de Fomento de Castelar sur. La entidad pedía el traslado de la Base Aérea, o bien la prohibición de vuelos sobre áreas urbanas.

 

Un grupo de vecinos de Castelar se reunió la noche del miércoles en la Sociedad de Fomento de Castelar (Almafuerte 2640) para tratar el tema. Resolvieron crear una comisión permanente, y enviar una nota al Ministerio de Aeronáutica. Además, dispusieron un acto de duelo para el día domingo, en la plaza Belgrano, de Castelar sur y junto a la calle del accidente. Al efecto, solicitaron permiso policial para realizarlo.

 

En la nota citada, la comisión pedía al Ministerio de traslado de la Base, y entre tanto la suspensión de los vuelos sobre la zona urbana.

 

“Ante el trágico suceso que enluta una vez más los hogares de esta localidad y a las alas argentinas, los abajo firmantes nos permitimos dirigirnos a su excelencia, solicitándole la suspensión de los vuelos de todo tipo de avión propulsado a reacción y el ulterior retiro de la VII Brigada Aérea de su actual campo de operación, el aeropuerto Presidente Rivadavia, de Morón, en la seguridad de contribuir con tal medida a conservar el prestigio de nuestra aviación militar y la tranquilidad de los habitantes de esta localidad. ”

 

La reunión de duelo se cumplió en la mañana del domingo, sin incidentes. Se leyó la nota al Ministerio de Aeronáutica y hubo un minuto de silencio. Estuvieron presentes el intendente electo, Abel Costa, los concejales electos, representantes de entidades sociales y culturales, y de las escuelas. Carteles de manifestantes ponían en duda que hubiese sido un accidente: “¿accidente?; ¿accidente o imprudencia?”.

 

No hubo presencia policial. Existía el riesgo de protestas, pero la mayoría se comportó con orden. Según Noticias gráficas, un pequeño grupo propició actos de protesta, pero la manifestación se dispersó en forma normal[6].

 

Causas del accidente

 

Las informaciones de los medios señalaron dos causas básicas: error del piloto y falla del avión.

 

Error del piloto: según declaraciones de testigos, el piloto César Piñón, después del despegue, intentó hacer una maniobra acrobática, un tonel, aun cuando se hallaba a baja altura y sobre una zona residencial. El tonel consistía en un giro del avión, de 360º sobre su eje. Al estar el avión a 180º, es decir en posición invertida, el piloto perdió el control, el avión perdió altura y al fin tocó tierra en sobre la calle Maison. La presunta maniobra acrobática fue realizada en una zona urbanizada y a baja altura. El acto del tonel es reconocido por la historia oficial de la Fuerza Aérea.

Falla del avión: el Ministro de Aeronáutica sostuvo que la causa del accidente pudo ser una falla del comando del avión. La altura probable en que se produjo el desperfecto fue de alrededor de 25 metros. Aceptó que esa falla pudo ser causada por el intento de maniobra acrobática.

Algunos vecinos dijeron a los periodistas que el avión tuvo estallidos en vuelo, y al final llamaradas por sus costados, antes de caer a tierra.

Falla organizacional: aunque no fue sostenida en forma explícita, puede deducirse de los informes de vecinos. Según ellos, el incidente era esperable, por el punto y trayectoria de despegue (sur a norte, hacia zona urbana), la práctica de maniobras de acrobacia y los vuelos a baja altura. Como la Fuerza Aérea es una organización militar, y por tanto vertical y sujeta a disciplina, los pilotos difícilmente podían ejecutar operaciones sin autorización de la superioridad. Por tanto, puede sentarse la hipótesis de la cuota de responsabilidad de las jefaturas de la Base Aérea en los comportamientos de los pilotos que hacían factible un accidente en zonas urbanas. Después del hecho consumado, el ministerio adoptó las medidas preventivas solicitadas por el vecindario.

En conclusión, los escasos datos disponibles no permiten hacer afirmaciones categóricas, De todos modos, puede formularse la hipótesis de la conjunción de una falla del piloto, que probablemente intentó una maniobra acrobática en un lugar inapropiado, con una falla del avión. No puede descartarse que la falla humana hubiese llevado a la falla del avión. El tercer punto es una posible falla organizacional. El Ministro de Aeronáutica, en la conferencia de prensa, reconoció que las maniobras acrobáticas en zonas urbanizadas estaban prohibidas. Todo esto lleva a una responsabilidad de la jefatura de la VII Brigada sobre el comportamiento de los pilotos[7].

 

Fallas de diseño del avión Gloster

 

El caza Gloster meteor Mk 4 tenía fallas de diseño, reconocidas por la bibliografía sobre el tema. Estas lo hacían más propenso a accidentes. La Historia de la Fuerza Aérea cita los principales defectos:

 

“Para compensar el corrimiento del centro de gravedad hacia atrás, se habían colocado en la proa 150 kilogramos de plomo y en los aros de turbina otro contrapeso de 75, en cada uno.

La calefacción era rudimentaria. La entrada de aire se producía por varios lugares.

Nunca se logró hacer funcionar correctamente el sistema de presurización de cabina por las numerosas pérdidas de estanqueidad.

Los motores había que bajarlos cada veinticinco horas de vuelo para inspeccionarlos.

Cada doscientas horas se debían llevar a la FMA para la inspección mayor.

A pesar de los numerosos intentos, no fue posible colocarle un asiento eyectable.

El sistema de oxígeno original era sumamente elemental.

No poseían sistema anti G; esto producía visión negra durante los combates.”

La obra de Martino sobre este avión cita como problemas el defectuoso diseño del tren de aterrizaje, y la citada falta de asiento eyectable para el piloto.

 

El artículo sobre el Gloster de Wikipedia, cita los problemas de estabilidad del jet:

 

“Como el resto de los primeros jets, sufría problemas de estabilidad a altas velocidades transónicas (cercanas a la del sonido). El avión experimentaba cambios de vibración, altas fuerzas en la palanca de control y efectos de serpenteo (snaking) debidos a los flujos de aire sobre las superficies gruesas de la cola.”

 

Durante el mismo año 1958 hubo nuevos accidentes de Gloster. En General Rodríguez, el 18 de marzo, murió el piloto, Teniente Dentone, después de fallas en el avión y un fallido intento de lanzarse en paracaídas. Cerca del mismo lugar, el 16 de junio, el Alférez Miguel Pérez perdió el conocimiento durante un vuelo de entrenamiento. El avión quedó sin control y se estrelló. Por fin, el 14 de octubre, en Morón, el Capitán O. Goñi tuvo otro desvanecimiento. La nave, sin control, se estrelló[8].

 

Secuelas

 

Intendencia de Abel Costa, 1958

 

Con la restauración de la democracia, en mayo de 1958, los vecinos peticionaron al Concejo Deliberante por el traslado de la Base Aérea. El HCD aprobó luego un proyecto de resolución, que encomendaba al Departamento Ejecutivo la gestión para dicho traslado.

 

El intendente Abel Costa envió una nota al Ministerio de Aeronáutica. Fue respondida por el Secretario de Aeronáutica, Brigadier Amado Abrahim, a fines de 1958. Denegó el traslado solicitado, y dio varios motivos. Expresó que al momento de instalarse el Aeropuerto la zona estaba casi despoblada. Sobre su ubicación, ella no era caprichosa, pues las características de los aviones hacían necesaria la proximidad de la Base respecto a Buenos Aires y su área metropolitana. Con relación al aspecto económico, el traslado era costoso y el país no contaba en ese momento con los recursos para esa inversión.

 

El HCD archivó el expediente y desistió de ulteriores gestiones. La VII Brigada permaneció en el lugar hasta fines del siglo XX[9]. 

 

Azules y colorados, 1962

 

Después del derrocamiento del Presidente Arturo Frondizi, siguió un gobierno civil con fuerte influencia militar. En el curso de 1962 surgieron enfrentamientos entre dos sectores de las Fuerzas Armadas, sobre el futuro institucional del país y el problema del Peronismo. Esto derivó en varios conflictos violentos entre ambos bandos, llamados “azules” y “colorados”, desde fines de 1962 hasta comienzos de 1963, con la victoria de los primeros, encabezados por el General Juan Carlos Onganía. Este resultado permitió el retorno de las instituciones democrática a fines de 1963.

 

En Morón, un comisionado ejercía el Ejecutivo comunal, nombrado por el interventor de la Provincia de Buenos Aires. En ese contexto se intensificó la actividad en la VII Brigada Aérea de Morón. En efecto, los aviones a reacción volvieron a operar sobre las zonas residenciales, hacia setiembre de 1962. Vecinos informaron de vuelos de Gloster a baja altura y maniobras de acrobacia.

 

La Sociedad de Fomento de Castelar, ante las quejas de los vecinos, envió una nota a la Secretaría de Aeronáutica, cuyo titular era el Brigadier Mayor Juan Carlos Pereira. En el documento, después de recordar la tragedia de 1958, y reconocer la colaboración de la Base con los vecinos, solicitó medidas que previniesen una nueva tragedia.

 

La nota informaba sobre el retorno de los vuelos en zonas residenciales y la preocupación de los vecinos de Castelar sur:

 

“La inusitada actividad que están desplegando últimamente los aviones de esa Base, durante las horas del día y la noche, efectuando vuelos “rasantes”, “picadas” y “acrobáticos”, en forma individual y en formación, sobre esta localidad densamente poblada, ha provocado en sus habitantes, muy sensibilizados por el recuerdo de la catástrofe ya mencionada, alarma y desazón.”

 

Una asamblea de vecinos debatió el tema, el 28 de octubre, en la sociedad de fomento. Como resultado, se nombró una comisión especial, con la misión de gestionar ante las autoridades de la Fuerza Aérea la supresión de los vuelos rasantes y acrobáticos de aviones sobre zonas urbanas.

 

Una primera gestión no tuvo éxito. Los comisionados se reunieron con el padre Tomasín, capellán de la VII brigada. A pesar de su buena disposición, no lograron la entrevista con la jefatura de la Base.

 

La comisión decidió entonces pedir una entrevista con el Brigadier Oliva, jefe del Comando Aéreo de Combate. En la reunión del 12 de noviembre, Oliva aseguró a los delegados de los vecinos que haría cumplir las disposiciones adoptadas antes.

 

No hubo nuevas quejas por actividades de aviones a reacción sobre Castelar[10]. 

 

Conclusión

 

El accidente de Castelar era evitable, al menos en buena parte, y las medidas tomadas después del hecho contribuyeron a prevenir nuevos incidentes. Además, en el accidente concurrieron fallas del piloto, del avión, y falencias organizacionales.

 

Las acciones de los vecinos ante las instituciones tenían sus limitaciones, en el marco de un gobierno controlado por los militares. En efecto, la Fuerza Aérea era parte del poder en 1958. De todos modos, los vecinos de Castelar peticionaron y se movilizaron en forma pacífica. Sus logros se limitaron a los objetivos de mínima, consistentes en medidas preventivas. No pudieron conseguir el traslado de la Base militar, por la oposición de la Fuerza Aérea.

 

No tenemos personalmente una posición antimilitarista. Consideramos que la Fuerza Aérea desarrollaba funciones de defensa en la VII Brigada. Las características de los aviones disponibles (autonomía limitada) explican la conveniencia de la proximidad de las bases militares respecto a Buenos Aires. El tema de fondo, de todas formas, consiste en la relación entre la Institución militar de la zona y el vecindario circundante. Los vecinos tenían derecho a garantizar su seguridad, y la Fuerza Aérea necesitaban una relación positiva con la comunidad.

  

Bibliografía

 

Fuerza Aérea Argentina. Dirección de Estudios Históricos: la aviación de caza: 1912-1982 - Buenos Aires: La Dirección, 2005 - 284 p.; il.col - (Historia de la Fuerza Aérea Argentina, 4)

Marino, Atilio: Gloster Meteor F.4 en Argentina - RadaTilly (Patagonia): Jorge F. Núñez Pardo editor, 1998 - 96 p.; il.col.

Revista Nacional de Aeronáutica

Medios de prensa 

Clarín

Crítica

La Nación

La Prensa

Noticias gráficas

La Razón

La Voz de Castelar

Medios audiovisuales 

[Video]: Comeglio, Ricardo: el día del Gloster - Castelar: edición del autor, 2001

 

Sitios web 

YouTube: “FAA de antaño”

YouTube: “la última escuadrilla”

 

Fuente: https://historiademoron.webcindario.com



[1] La Prensa - 19 de marzo de 1958.

[2] La Nación – 17 de julio de 1956, “choque de dos aviones en Ituzaingó”; 18 de julio de 1956, “ocho víctimas de los Gloster”.

[3] La Nación - 11 de marzo de 1958, “con trágica velocidad cayó un avión en Castelar”; Clarín - 11 de marzo de 1958, “perdieron la vida diez personas en un accidente aéreo ocurrido en Castelar”; Noticias gráficas - 10 de marzo de 1958, “dejó un tendal de víctimas al intentar un aterrizaje forzoso”; La Razón, 10 de marzo de 1958, “cayó un avión a chorro en una calle de Castelar: rodó cinco cuadras y mató a diez personas. Muchos heridos graves”.

[4] Ibidem; Noticias gráficas, 10 de marzo de 1958.

[5] La Nación y La Prensa, 13 de marzo de 1958. Voceros de la FAA, como la “Revista Nacional de Aeronáutica”, no publicaron artículos sobre éste y otros accidentes aéreos de aviones militares. Esto fue hecho notar en una carta de lectores, “accidentes silenciados”, de mayo de 1958. La respuesta de la Revista consistió en un reproche a los medios de prensa, por su dispar tratamiento de accidentes militares y civiles.

[6] La Nación, 14 y 17 de marzo de 1958; La Prensa, 13, 14 y 17 de marzo de 1958; La Razón, 16 de marzo de 1958, “La población de Castelar vivió esta mañana instantes de hondo dramatismo: fue honrada la memoria de las víctimas del trágico accidente de aviación”.

[7] Ibidem

[8] Historia de la Fuerza Aérea Argentina, vol. 4, p. 90 y 91; Martino, Atilio: Gloster Meteor F.4; Wikipedia, art. Gloster Meteor, en inglés y español.

[9] La Nación - 10 de noviembre de 1958, “el aeródromo sito en Morón”

[10] La Voz de Castelar, marzo de 1962; septiembre de 1962, “peligra nuevamente Castelar”; octubre de 1962.