24 de marzo de 2011

GUNTHER PLÜSCHOW - PIONERO DE LA AVIACIÓN ALEMANA Y ADMIRADOR DE LA PATAGÓNIA ARGENTINA

Por Roberto Litvachkes


Gunther Plüschow nació el 08 de febrero de 1886 en Munich, Alemania. Murió en un accidente de su hidroavión el 28 de enero de 1931, en Lago Rico, a 70 km de Calafate, Provincia de Santa Cruz, Argentina.


Comenzaremos esta reseña biográfica con uno de los últimos párrafos del libro de bitácora, fue hallado junto a su cuerpo a escasas horas del accidente que le costó la vida, se lee:


“Hace pocas horas una furiosa corriente de aire nos ha obligado a descender en un lago de 300 metros de ancho y paredes de piedra de 800 metros de altura, debemos salir de este encierro!”


Después de leer estas pocas líneas de manos del aviador ¿cómo no imaginar esas dos enormes moles de piedras encajonando a una avioneta, casi de juguete, cual si fuera un
soberbio gato divirtiéndose con un ratón? Pero, ¿qué hacía este personaje en el sur argentino y en semejante situación?


Trataremos de descifrar el enigma de la expedición a la Patagonia que Gunther Plüschow realizó entre 1928 y 1931. Esas palabras fueron escritas exactamente el 27 de enero de 1931 y son el angustioso testimonio de las últimas horas de esa exploración y del mismo Plüschow.


Como se ha dicho Plüschow nació un 08 de febrero de 1886 en Munich. Sus primeros pasos los dio en Roma, donde su padre dirigía un Museo. El "diablillo rubio", como le decían los vecinos, crecía en un ambiente de total libertad hasta que un día su madre lo sorprende vendiendo colillas de cigarrillos a los transeúntes y decidió inscribir al travieso Gunther de 4 años en un colegio jesuita francés.


Al pequeño no le resultaría fácil el cambio de andar libremente por las calles y veredas romanas a la disciplina jesuítica pero, con toda seguridad, allí debió haber escuchado las primeras historias sobre la Patagonia, una tierra tan lejana como mágica y seductora. A los 11 años su familia cambió de hogar y se trasladó a Mecklemburgo, donde Plüschow en un nuevo colegio, allí fue tutor de compañeros mayores a quienes ayuda con el inglés, ya que, además, habla francés, italiano y algo de español.


En uno de los lagos d
e esa zona, conoció a un viejo navegante y muy pronto se convierte en su alumno de navegación. Un día, una muy fuerte y peligrosa tormenta que sorprende a maestro y alumno en medio del lago. El pequeño Gunther se encuentra muy lejos de asustarse y muy por el contrario se divierte en tan especial situación. Mucho tiempo después Plüschow escribiría: "de muy pequeño descubrí mi pasión por la navegación, el mar sería la vía para conocer y conquistar los más lejanos países!".


Carrera Militar


En 1897 ingresó al Liceo Naval de Ploën en Schlosberg y más tarde, en 1905, ya seguro de su vocación por el mar, ingresó a la prestigiosa Escuela de la Marina Imperial Alemana.


Una tarde de invierno, leyendo en la biblioteca del Liceo con sus compañeros, encuentra en un libro la foto de un viejo buque alemán junto a montañas nevadas: ¡La Tierra del Fuego!


Queda fascinado, queda encantado como una cobra en su cesto ante el sonido de la flauta de su encantador. Convierte "esa" postal en un refugio donde su imaginación volará durante toda su vida: "… en ese momento arranqué la postal del libro y la pegué en mi armario, juré que alguna vez llegaría y conquistaría ese remoto lugar!", sentenció en su libro y nadie pudo torcer ya ese destino. En 1912 Plüschow termina su período de formación en la Escuela Naval, tenía solo 28 años años y ya había recorrido el mundo entero en el velero escuela Storch e incluso había llegado a la China.


Siempre fue el líder de sus compañeros, hablaba varios idiomas, y en cada puerto trataba de socializar con la gente del lugar para aprender sus costumbres y terminaba, irremediablemen
te, con íntimos amigos por todos lados. En aquella época, recordaba su mujer Isot, que por señalar muchas de las injusticias que se cometían en algunos lugares que él visitaba, sus camaradas pensaban que tenía un carácter demasiado rebelde para la profesión militar. A pesar de eso, es nombrado primer comandante de una torpedera y luego oficial inspector en Mürwen.


En lugar de aceptar y hacer su carrera, que parecía encaminada, pide permiso para ser instruido como aviador en el Aeropuerto de Jhoannisthal. En esa época "volar" era visto como una actividad muy poco seria y pareciera que esto obsesionó aún más a este singular personaje. Debió insistir varias veces hasta que aprobaron, a regañadientes, su petición. En tan solo dos semanas, la academia Rumpler lo nombra piloto y mecánico de aviones. Se lo asigna como aviador militar y observador aéreo de Tsingtao, una colonia alemana en China junto al Mar Amarillo. Se lo envía allí con un avión Taube, aparato muy primitivo y frágil.


Como también hablaba chino, consigue la ayuda de varios nativos de Tsingtao y prepara una pista de aterrizaje, un hangar, arma el avión y empieza a volar. No puede evitar algunos accidentes pero, como también se puede
adivinar, se sobrepone a todo.


Primera Guerra Mundial


En 1914 se declara la Primera Guerra Mundial y sus vuelos se tornan más arriesgados; es perseguido por aviones japoneses más modernos pero los enfurece pues constantemente burla sus ataques, casi como en un videojuego. Al final, los japoneses toman Tsingtao y Plüschow huye con documentos secretos que debe tratar de hacer llegar a Alemania.


Luego de hacer unos kilómetros desciende c
on su avión, lo quema para que no lo tome el enemigo y comienza un peligroso e increíble raid que lo llevará de Shangai a Beijing, a San Francisco, a Los Ángeles, a Nueva York y de ahí, en un desesperado intento por llegar a su patria, se embarca con documentos falsos en un buque pero en Gibraltar es descubierto, arrestado y enviado a la Prisión Militar de Donnigton Hill en Irlanda.


Al poco tiempo escapa: "me ocultaba en Londres vestido con ropas de peón, me escondía a la noche en el Museo Británico donde leía libros de viajeros a la Patagonia y estudiaba viejos mapas", cuenta en su libro como si estuviera riéndose de las aventuras de un joven travieso.


Consigue el nombre de un barco que va a Holanda y sube como polizón. Llega así al continente europeo y cuando por fin retorna Alemania ¡es confundido con un espía y casi fusilado!


Su huida le llevó 9 meses en total y la editorial Ullstein, además de su familia, lo convence para que escribiera un libro relatando sus aventuras y del cual se vendieron 600.000 ejemplares. Plüschow era un auténtico patriota que se preocupaba por el futuro de su nación, pero en 1919, decepcionado por el caos social de Alemania, renuncia a la Armada.


Preocupado por la parálisis aeronáutica e
n Alemania, aprovecha su prestigio y convence a varios empresarios para que formen una compañía Aeropostal: así nace AeroLloyd y él realiza el primer vuelo aeropostal entre Berlín y el Weimar. Esa compañía sería en el futuro Lufthansa. El emprendimiento dura un tiempo, luego del cual debe buscar otras tareas.


Trabajó como vendedor de automóviles, instaló una concesionaria de autos en Berlín pero pierde su capital; comienza de nuevo y aprende a ser proyectorista de cine, corre carreras de resistencia en automóvil y motos, vende hierro, pero, a pesar de todo, su situación económica es cada vez más complicada. Para esa época, Plüschow ya estaba casado y tenía un hijo nacido en 1918. Su mujer Isot al verlo tan entristecido, es quien los empuja a rendir un examen como Capitán de Buque Mercante.


Por el prestigio que tenía, lo contratan para llevar pasajeros y turistas por el Mediterráneo. Al poco tiempo su mujer recibe un telegrama desde Grecia que decía: "Me he encontrado con mi viejo camarada Laeitz quien conducirá un crucero hacia América del Sur. Me ha solicitado y he aceptado ser el cronista de ese viaje y filmar el mismo. Compra una cámara de fotos y una filmadora con su manual y envíamelos cuanto antes", casi sentenció sin posibles alternativas.


América del Sur - Brasil - Argentina - Chile - Tierra del Fuego – Patagonia


Isot no tiene más remedio que "hacer las compras" indicadas por su marido y en septiembre de 1925, parte en el velero Parma, de 4 mástiles, desde el puerto de Hamburgo. A los 75 días llegan a las Islas Malvinas, luego al Cabo de Hornos, Chile y al Puerto de Valdivia. Recorre otros lugares de Chile y Lauezzari, un estanciero alemán del cual se hace muy amigo, lo lleva a la zona del Paine. Plüschow señala la montaña y le pregunta qué hay detrás y su amigo le dice que nadie lo sabe.


Plüschow responde sin dudarlo: "Pues yo
volveré y lo averiguaré".


Retorna a Alemania, pero el romance con la Patagonia ya estaba declarado y la decisión de volver al sur para explorarla, estaba tomada. Antes de que ello ocurriera escribe su segundo libro: "Viaje en Velero hacia el País de las Maravillas". Durante un año se dedica a pedir apoyo para el viaje que pretende realizar. Así redacta numerosas cartas que envía a empresarios y amigos de toda Alemania, su argumento es:


Quiero ir hacia Tierra del Fuego y explorar sus costas en un velero y su territorio desde el aire en un avión, escribir un libro y filmar una película para que todo el mundo pueda conocer la extraordinaria belleza de la región. Ya estaba perdido en las redes de una mujer fatal: la Patagonia. Gracias a la editorial Ullstein, a Heinkel, Deutz, Agfa y a muchos amigos, consigue un velero, un avión, seguridad económica y todo lo necesario para el viaje.


En octubre de 1927 parte del Puerto de Busum en una pequeña goleta que bautiza con el nombre de Feuerland (Tierra del Fuego) con destino a la Patagonia. En noviembre de 1928, luego de más de un año de realizar un duro y peligroso viaje, después de haber explorado y filmado con detenimiento las costumbres de los aborígenes de la Amazonia y de las industrias y actividades del Norte y el Sur del Brasil, llega finalmente al Estrecho de Magallanes y lo atraviesa para llegar a Chile.


A partir de ese momento, se convierte en un infatigable explorador, fotógrafo y documentalista. A fines de noviembre, con la ayuda de su mecánico Ernst Dreblow, arma su "chiche" en Punta Arenas: un hidroavión Heinkel HD24 que lo había enviado desarmado en un buque mercante. El 03 de diciembre de 1928 cumple uno de sus más importantes anhelos y asombra a los habitantes de Ushuaia siendo el primer avión en acuatizar en su virgen bahía.


Se conserva la foto de ese momento histórico y se pueden ver a los alumnos de la escasa población con sus relucientes e impecables guardapolvos blancos. Plüschow entrega la primer saca de correo por vía aérea con saludos del gobernador de Magallanes al Gobernador de Ushuaia y también una encomienda postal para uno de los reclusos de la famosa prisión de Ushuaia.
También filma todo el viaje y esta maravilla permite apreciar las primeras imágenes aéreas de Punta Arenas, de Ushuaia y de la cordillera Darwin. Para los pobladores de las dos ciudades este vuelo significa el primer paso para romper el aislamiento que impedía el desarrollo y el crecimiento en la zona.


Plüschow hace un relevamiento geográfico y meteorológico pues en la zona no había ni aeropuertos, ni estudios previos, ni apoyo de radio, ni siquiera combustible de buena calidad para los vuelos, motivo que le acarreaba no pocas situaciones de peligro. En 1929 retorna a Alemania donde publica su libro "Silbercondor" y edita su película. Su hijo, Guntolf, recuerda:


"la película la hace muda porque pensaba que el sonido se iba a borrar con el tiempo".


También, gracias a la ayuda del anarquista e intelectual español Armand Guerra hace la traducción de su libro al castellano que él mismo corrige. Para mediados de 1930 retorna a la Argentina y al no conseguir sala debido a la inestabilidad política del momento y a que la película era muda, la estrena en el Anfiteatro de la Facultad de Medicina, actual anfiteatro de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en la Manzana de las Luces.


También la exhibe en el suntuoso Club Alemán que en ese momento funcionaba donde hoy se encuentra la sede del Círculo Aeronáutico. A pesar del éxito, quiere seguir con sus planes y va a Chile donde es condecorado. Luego vuelve a la Patagonia y se encuentra con su avión deteriorado ya que las ratas, afectas a la cola de pescado que era el pegamento del entelado de las alas, habían destruido el ala izquierda. Repara el avión con su mecánico y reinicia sus vuelos.


Desde Chile, quizás porque tenía temor que las autoridades de ese país le retiren el permiso de vuelo por el estado del avión, cruza a la Argentina. Realiza arriesgadísimos vuelos y filma sobre la región de los Hielos Continentales, sobre el Lago Argentino, sobre el Perito Moreno y sobre el Lago Viedma. El 25 de enero una feroz corriente de aire que desciende de la cordillera lo obliga a descender bruscamente en medio de un desfiladero de glaciares.


Durante varios días, junto a su copiloto, intentan reparar una rotura del flotador y sospechan algún daño que no consiguen localizar en el ala izquierda. El diario de Pluschow es el único testimonio del desesperado intento de él y de su mecánico Dreblow por arreglar el avión. Lo hacen sumergidos en el agua, casi helándose, pasando hambre y usando elementos inadecuados.


El 28 de enero es el último registro escrito donde dice que a las 11 harán un último intento por salir de ese lugar y a las pocas horas su avión se desploma sobre el Lago Rico, a 70 km de Calafate.


En Plüschow se dan varias paradojas. Por un lado, vino a la Patagonia con el objeto de filmarla, de capturarla, de "hacerla suya" para después poder mostrársela al mundo entero, casi un promotor turístico por vocación que había sido fascinado por la región mucho antes de conocerla. Por otra parte, deja un testimonio extraordinario como es su fantástica película, sus fotos y sus escritos más el relato de una vida de aventuras increíbles y de constantes desafíos que supera con una determinación admirable. Quienes han conocido ha Pluschow también hablan de su simpatía y de una personalidad avasallante, características ambas que le permitieron superar todo tipo de obstáculos y que hicieron de sus amigos sus más fieles admiradores.

Fuente: http://www.mundosgm.com