29 de agosto de 2020

“LA LUFTWAFFE APRENDIÓ RÁPIDO Y APLICÓ LAS LECCIONES DE LA GUERRA CIVIL” (*)


Junkers Ju 87A de la Legión Cóndor 
Biblioteca Virtual de Defensa / CC0

Por Joaquín Armada Díaz

¿Qué habría pasado si Luis Bolín no hubiera alquilado el Dragon Rapide que llevó a Franco de Canarias al protectorado marroquí? ¿O si la avioneta Puss Moth que pilotaba José Antonio Ansaldo no se hubiera estrellado matando al General Sanjurjo, el líder de la sublevación? Es exagerado decir que sin aviones no habría habido golpe, pero no que la aviación decidió el curso de la Guerra Civil. El primer puente aéreo, los bombardeos para aterrorizar a la población civil, los primeros combates entre cazas monoplanos se desarrollaron en la peor de nuestras guerras. Michael Alpert lo cuenta muy bien en La Guerra Civil en el aire (La Esfera de los Libros).

La República solo disputó el dominio del cielo a los sublevados durante unos pocos meses. ¿Por qué? No creo que esta afirmación sea exacta. Fue solo en los últimos meses cuando las pérdidas de aviones y pilotos llegaron a ser tan graves que se impuso una reducción de la actividad republicana en el aire.

Pero ¿es equivocado afirmar que solo de noviembre de 1936 a la primavera de 1937 puso en apuros a la aviación franquista?

Diría que este supuesto sí es exacto. Durante el invierno y la primavera de 1936-1937, la aviación rusa con pilotos rusos y españoles dominaba los cielos, por lo menos en la zona central, siendo su mayor triunfo la casi destrucción de la CTV italiana en la batalla de Guadalajara.

El historiador y profesor británico Michael Alpert.

¿Por qué los sublevados aprovecharon muchísimo mejor sus pocos aviones en los primeros días de la guerra?

Probablemente porque en la zona sublevada contaban con la adhesión de casi todos los aviadores destinados allí, y porque el caos del gobierno era tal que se empleó mal la aviación y los pilotos leales que había. Además, en las zonas sublevadas no existía el caos que era evidente en los ministerios militares y los, inexistentes ya, Estados Mayores de Madrid y Barcelona, donde faltaba la posibilidad de crear la esencial concentración del esfuerzo militar, también en tierra y mar.

¿Qué fue más decisivo: que la fuerza aérea republicana quedase descabezada o que los mejores pilotos se unieran al golpe?

Diría que lo primero. Hubo muy buenos pilotos en la aviación republicana, pero no se emplearon del modo más provechoso. Por otra parte, hay que tener en cuenta que los tribunales de la posguerra revelaron que, aun en Madrid y Barcelona, donde los jefes eran leales, la mayoría de la oficialidad simpatizaba con la sublevación y no era aprovechable. Sin embargo, en la zona republicana también hubo falta de confianza hacia algunos jefes, conservadores y católicos.

Escuadrilla Lacalle en febrero-marzo de 1937. Andrés García Calle (segundo de pie por la derecha.) fue uno de los mejores pilotos españoles del conflicto.

¿Por qué la Luftwaffe aprendió más en la Guerra Civil que las fuerzas aéreas italiana o soviética?

La tradición alemana de riguroso estudio del arte de la guerra y la historia del renacimiento enérgico, aunque secreto, de la fuerza aérea alemana después de 1918 motivaron que la Luftwaffe estuviese psicológicamente preparada para asimilar nuevos conocimientos. A diferencia de italianos y soviéticos, los alemanes aprendieron rápidamente y aplicaron las lecciones de la guerra en el aire, sobre todo en cuanto a la cooperación aire-tierra.

Por otra parte, reaccionaron rápidamente a las condiciones de la guerra, enviando en especial el caza Messerschmitt Bf 109 para luchar contra los avanzados cazas soviéticos, mientras que no fue hasta muy avanzada la guerra que la URSS mandó los "Superchatos" y "Supermoscas".

Alemania, además, siguió enviando sus mejores pilotos hasta el final de la guerra. En cambio, parece que los rusos que llegaron en la segunda tanda (después de los de 1936) no eran de la misma calidad, y, en todo caso, es evidente que Stalin deseaba retirarse del conflicto por motivos vinculados con la política internacional de la URSS.

Por último, las fuerzas militares de la URSS, o sea, sus jefes y oficiales, habían sido diezmadas por las “purgas” de 1937 y 1938. Era peligroso tener “ideas” distintas a la visión oficial. La Legión Cóndor, mientras tanto, remitió con gran regularidad informes que eran estudiados detenidamente.

Cadetes españoles del bando sublevado recibiendo instrucción de un oficial de la Legión Cóndor, Ávila, 1939

¿Cuál cree que fue la lección más valiosa que se llevaron?

Entre tantas lecciones aprendidas, creo que la más valiosa debió de ser la táctica de la cooperación aire-tierra y la del “bombardeo en alfombra”.

¿Y cuál la más equivocada?

Quizá no haber desarrollado el bombardeo a larga distancia.

¿Por qué Stalin no vio un beneficio en suministrar a la República aviones de manera constante, cada vez más avanzados?

Hay que tener en cuenta que la URSS se abstuvo de intervenir en la guerra española hasta octubre de 1936, hasta que parecía inminente la caída de Madrid. Por supuesto, la URSS no podía abandonar un régimen frentepopulista atacado por sus propios militares, pero al mismo tiempo era más importante convencer a Gran Bretaña y Francia de que no estaba apoyando la revolución que estaba teniendo lugar en la zona republicana, y de que la mayor amenaza para la paz la constituían Italia y Alemania.

Hoy, leyendo los documentos diplomáticos y de investigación académica, el deseo soviético de suprimir la revolución en la zona republicana es evidente, ejemplificada por la creación del Ejército Popular y la militarización de las milicias, además de la supresión del POUM, pero en aquella época los políticos occidentales no lo veían así. Francia estaba dividida, temerosa de que Inglaterra la abandonara en una futura guerra, mientras la conservadora Inglaterra cortejaba a Mussolini y no se fiaba de la URSS. Stalin buscaba, en vano, un acuerdo de seguridad mutua con Inglaterra y Francia. Veía su intervención en España como cada vez menos beneficiosa. Su política hacia España era, por lo tanto, vacilante.

El piloto republicano José María Bravo monta en su I-16 “Mosca” en la Guerra Civil.

La aviación republicana siempre luchó en desventaja, pero usted muestra que tampoco aprovechó al máximo sus recursos. ¿Cuál fue su mayor error?

Sus dos mayores errores estratégicos fueron, primero, no mantener el bloqueo del Estrecho, bombardeando los puertos de Marruecos y de Andalucía, y segundo, abandonar la expedición a Mallorca del Capitán Bayo en agosto de 1936. Se dejó así que Palma se convirtiese en una base enormemente provechosa para bloquear el tráfico marítimo mercante a Barcelona, Alicante, Valencia y Cartagena, y desde la cual la aviación franquista e italiana podía bombardear los puertos y frentes de Levante y Cataluña.

Ha estado también de moda en la historiografía criticar a la República por no emplear a una parte importante de los jefes y oficiales presentes en la zona republicana. Fue una crítica incluso avanzada por los militares profesionales republicanos, pero no tiene en cuenta la desconfianza general manifestada hacia los militares en general.

¿Pudo haber impedido el cruce del Estrecho?

La pregunta pide una contestación basada en lo que no sucedió. Impedir el cruce, no lo sé, pero sí, porque con orden y planificación se hubiera podido imposibilitar el empleo por los sublevados de Algeciras y de otros puertos. Sin embargo, el cruce del Estrecho del 5 de agosto de 1936 fue protegido por veintitantos aviones franquistas, mientras que la aviación republicana no se presentó. Ahora bien, hay que tener en cuenta que los sublevados controlaban ambos lados del Estrecho, con puertos y campos de aviación (Tablada, en Sevilla, en especial).

Para denegar a los sublevados el empleo de los puertos del Estrecho hubiera sido necesaria una acción conjunta de la marina y la aviación gubernamentales, y ninguna de estas armas estaba lo suficientemente organizada para acometer tal estrategia. Si la situación hubiera sido diferente, el resultado habría sido otro, y quién sabe cómo hubieran reaccionado otros países, entre ellos los que en agosto de 1936 solo empezaban a ayudar a Franco. ¿Habrían continuado su apoyo?

Bombardeo de Barcelona el 17 de marzo de 1938 visto desde un bombardero italiano.

¿Qué aprendieron los británicos de los bombardeos de Barcelona?

Ya en octubre de 1938, fecha de los acuerdos de Múnich, se iba preparando Inglaterra para el esperado asalto alemán desde el aire. Antes, expertos ingleses habían estudiado los bombardeos italianos de Barcelona en marzo de 1938. Inglaterra incrementó la fabricación de aviones de caza (los famosos Spitfire y Hurricane) y el sistema de radiodetección de aviones, de modo que los cazas tuviesen tiempo de despegar y alcanzar gran altitud antes de llegar los atacantes. Desde el aspecto de la defensa de la población civil, se distribuyó material para construir refugios elementales dentro de las casas... Inglaterra estaba relativamente bien preparada.

De las memorias de pilotos de ambos bandos, ¿cuál recomendaría a su editor que rescatase?

Creo que el mejor libro, sobre todo por su análisis de las causas de la derrota republicana, es Mitos y verdades. La aviación de caza en la guerra española (México, Oasis, 1973), de Andrés García Lacalle, jefe de los cazas republicanos.

Dos Fiat CR-32 del Grupo de las Baleares de la Aviación Legionaria italiana, 1937.

¿Cuál fue el avión más decisivo para cada bando?

Para la República fueron los soviéticos I-15 ("Chato") y I-16 ("Mosca"), los mejores para luchar contra los Heinkel-51 alemán y el CR-32 italiano. Para los sublevados eran también el CR-32 más el Me 109, sobre todo en sus modelos D y E, que disponían de un poder de fuego muy aumentado.

(*) Entrevista a Michael Alpert, historiador británico, experto en la dimensión militar de la Guerra Civil española.

Fuente: https://www.zinez.net