22 de junio de 2023

UNIDADES AÉREAS DEL EJÉRCITO DEL AIRE ESPAÑOL - ALA 46: 50 AÑOS DE HISTORIA - LLEGA OTRO GRANDE 1982-1999

 





Mirage F-1 (C.14): Marzo de 1982 – Abril de 1999. La defensa del Archipiélago Canario se vio enormemente potenciada con la llegada al Ala 46 de los modernos “Mirage F-1”. Dos aviones biplaza y 22 monoplazas que personificaron además, la recuperaron de la denominación del 462º Escuadrón, que habían ostentado en los años 70 los “Saetas”. Los C-14 relevaban en sus funciones a los F-5, lo que significó además la desactivación el 464º Escuadrón. Horas de vuelo: 47.391

 

El Mirage F-1

 

El Mirage F-1 llegó a España como consecuencia de la política de diversificación de adquisiciones iniciada en los años setenta. Los primeros quince F-1C se recibieron en Albacete en 1974. Con el último de ellos llegaron los de la versión más avanzada, el F-1EE, destinados a las Islas Canarias y que contaban con una nueva plataforma inercial, un equipo digital actualizado del radar Cyrano IV y percha de reabastecimiento en vuelo fija, entre otras mejoras.

 

"Creación del 462º Escuadrón 

La Orden Circular 02/82, fecha 02-03-82 del EMA, dispone la disolución del 464º Escuadrón y crea nuevamente el 462º Escuadrón, dotado con material C.14 (Mirage F1).

El personal que prestaba sus servicios en la unidad disuelta pasa a integrarse en la nueva creación".

 

La llegada de los primeros F-1

 

Por Pablo Martínez Darve

 

En un principio, la llegada de los primeros F-1 a Gando estaba prevista para principios del mes de febrero, una vez acabado el periodo de instrucción de los pilotos de la primera “tranche” (efectuado durante prácticamente todo el tercer trimestre de 1981 y enero de 1982). De hecho, hubo un día en que incluso habían hecho el plan de vuelo de la navegación, actualizándolo varias veces y al final anulándolo. Como la traída se iba demorando (con cuestiones como ¿cuáles enviamos? ¿azules? ¿lagartos? ¿dobles mando? ¿instrucción aquí? ¿instrucción allí?) se tomó la decisión de que los pilotos canarios volvieran a Las Palmas, donde los más modernos (y el “Tibi”) seguían volando el F-5.

 

Finalmente, al cabo de un mes, se tomó la decisión de que los aviones a destacar fuesen los “lagartos”, sustituyéndose periódicamente (cada quince días aproximadamente) hasta que el tratamiento anticorrosión de los F-1 azules estuviera totalmente implantado. La fecha elegida fue el 6 de marzo, cuando salieron para Albacete los Halcones que vemos en la foto anterior, en un transporte en el que pasaron la mayor parte del tiempo repasando los procedimientos del avión, un tanto olvidados tras más de un mes sin volar.



 

Los ocho aviones volaron directamente desde Albacete en dos formaciones de cuatro. En la foto, tomada a su llegada, podemos ver, de izquierda a derecha: Capitán Eugenio Ferrer Pérez (Ala 14), Capitán Miguel Lens Astray (Ala 14 y jefe de la primera formación), Capitán Francisco Javier Almagro González, Capitán José Luís Peña Vallino, Comandante Rafael Mira Torregrosa, (jefe del renacido Escuadrón Nº 462 y jefe de la segunda formación), Coronel Isidoro Martínez Rodríguez (jefe Ala 14), Coronel Julio Canales Morales (jefe Ala Mixta 46), Capitán Juan Luís Bonet Ribas, agachados el Comandante Aurelio Espinosa García (como jefe del extinto Escuadrón Nº 464), Capitán Juan José Nieto Sotelo, Capitán Mario Mederos Pérez, Teniente Coronel David Ibáñez Luna (jefe FF.AA. Ala 46). Los Capitanes Polo Cañabate y Muñoz Royán también integraron aquella primera “tranche”.



 

Historias del nuevo guerrero

 

Los Mirage F1-EE llegaron a Albacete en 1982 y allí se soltaron los primeros pilotos del 462 antes de regresar a las islas con sus monturas.

 

Pronto las sueltas empezaron a producirse en Gando. Foto del 21 de octubre, suelta del Teniente Gabriel Baquero en el F1 EE C.14.57 462-06, tomada por el Teniente Fernández de Córdova desde la cabina trasera del biplaza que le acompañaba. En la cabina delantera iba el “proto”, Capitán Abad Gimeno.

 

La celebración de la suelta seguían un protocolo muy preciso: después del champán y del extintor, se organizaba una comitiva en un carrito de transportar bombas hasta la fuente del vestuario donde el comandante jefe del escuadrón bautizaba al nuevo Halcón.

 

De izquierda a derecha: Capitán Párrizas Pérez, Teniente Baquero Dancausa y Capitán Abad Gimeno.

En el tractor: Capitán Párrizas Pérez y Teniente De Lorenzo Marcos.


Comandante Almagro González y Teniente Baquero Dancausa.


Los Tenientes De Lorenzo Marcos, Baquero Dancausa y Fernández de Córdova.
 

El procedimiento se repetía una y otra vez, cada vez que un nuevo halcón salía a volar solo.

Noviembre de 1986. Remojón del Capitán Cabezuelo.

6 de julio de 1989. Suelta de los Capitanes Clavero y Mauriño
 

Suelta del Teniente Bas y correspondiente paseíllo en tractor, vistiendo antifaz y pluma verde.


Suelta del Teniente Almenta, el 27 de diciembre de 1991.

Un mes después, la celebración de la suelta del Comandante Díez.
 

La historia del boom sónico

 

Gabriel Baquero Dancausa

 

El día 12 me sacaron en un scramble de ejercicio a interceptar a otro F1 que volvía a atacar el Pico de las Nieves después de haber hecho un ejercicio de calibración con Papayo. Había mucho tráfico civil y tardaron bastante en dejarme despegar. Cuando por fin despegué, pasé con Papayo inmediatamente. Me dijo que mi blanco estaba ya cerca de la isla, que subiera a 3.000 ft, virara a rumbo 180 y acelerara a máxima velocidad. Mantuve máximo postquemador mientras viraba y ascendía. La IAS máxima estructural era 710 kts, así que decidí acelerar hasta 700 kts, dejando un margen de seguridad de 10 kts. El avión iba limpio y aceleró fenomenal, de manera que llegué a los 700 kts antes de acabar el viraje.

 

Intercepté mi blanco y continué a hacer unas prácticas de reabastecimiento con un C130. Hice unos cuantos enganches secos y volví.



 

Al dar novedades al aterrizar me preguntaron que si había pasado la barrera del sonido, porque se había oído el boom sónico y habían llamado de Las Palmas diciendo que se habían roto cristales. Dije que sí, pero que solamente un poco, que 700 kts no era demasiado supersónico. Me llamó el General Martínez a su despacho. Pensaba que me iba a caer un buen arresto, pero se portó fenomenal. Dijo que le había costado un dineral en cristales, y que le parecía muy bien el interés que había puesto en interceptar el objetivo, pero que tuviera más cuidado la próxima vez. Todo quedó ahí.

 

Los recortes dan la noticia. El mejor comentario es el de Canarias 7, que llega a decir que una señora de San Cristóbal había dicho que sus perros ya llevaban varios días nerviosos, y que el Instituto Astrofísico confirmaba que no había sido un terremoto.

 

20 de febrero de 1985. Piloto, Teniente Gracia (intercambio del Ala 14). Foto: Baquero Dancausa.

 

Julio de 1985. Vuelta nocturna a Gando desde Lanzarote. El piloto de la foto es el Capitán Alonso González. Foto: Baquero Dancausa.

 

Aunque veremos más ejemplos a lo largo de este capítulo, el F1 fue un avión viajero en el 462. Sus destacamentos en la Península y en el resto de Europa fueron siempre frecuentes.

 



Foto del Ejercicio Atlas 86, para el que hubo que destacar a la Base Aérea de Málaga en junio de 1986. En primera fila: Comandante Almagro González, Capitanes Martínez Darve y Abad Gimeno. Segunda fila: Capitanes Vázquez Álvarez, Baquero Dancausa, González Carrillo, O´Kelly Pérez, Rodríguez Pousa, Párrizas Pérez y Machés Michavila. Foto: Baquero Dancausa.

 

En ese mismo año, el 18 de septiembre, durante un destacamento a Zaragoza, tuvo lugar uno de los primeros combates que hacía el 462 contra los F18. En la foto (página siguiente), el piloto del F1 es el Capitán Vázquez Álvarez. El tiempo era bastante malo. Salimos de nubes a 30.000 ft y los dos F1 en la formación nos quedamos con la indicación de IAS a cero. Volamos con AOA y al cabo de un rato se nos arregló casi simultáneamente.

 

No se puede explicar el Ala 46 sin hacer una breve semblanza de nuestros suboficiales.

 

Parte de lo que constituye el alma de esta Unidad se ha forjado en horas de trabajo diario, en destacamentos en el desierto y en la península. Una labor callada y sacrificada pero a la vez animosa y cordial. Javier Munárriz resume en este artículo algunos de los sentimientos de un suboficial destinado a Gando en los años ochenta.



 

Uno de tantos

 

Por Javier Munárriz Lorenzo


Es de agradecer que se acuerden de nosotros después de más de treinta años que pasamos por allí. Con motivo del 50 aniversario de la creación del Ala 46, he creído oportuno plasmar en estas líneas mi vivencia durante los 4 años que estuve destinado en la entonces Ala Mixta 46.

 

Allá por el año 1982 y con motivo de la llegada al 462 de aviones franceses Mirage F-1 salían en el DOEA (Diario Oficial del Ejército del Aire) publicadas vacantes a cubrir con carácter voluntario durante 4 años. Era la oportunidad de aprovechar el momento de pasar un tiempo por las “Islas Afortunadas”.

 

Aterrizamos por aquella época una legión de suboficiales de todas las especialidades que daríamos servicio a la nueva misión que se encomendaba al Ejército del Aire. Siempre auspiciados por nuestros compañeros del Ala 14 en Albacete, que con mayor experiencia en lo que a tratar con ese modelo de avión se refiere, nos aleccionaban con su buen saber y actuar.

 

Algunos provenían de Escuadrones de Vigilancia Aérea como mi caso, otros de Escuelas o de otras Bases. El denominador común era el entusiasmo con el que llegábamos y las ganas de aprender que teníamos, de un material completamente nuevo y con sus propias peculiaridades.

 

Tuvimos buenos maestros, oficiales y suboficiales, mayores en edad. Brigadas y Subtenientes jefes de taller y también oficiales como jefes de la Escala de Especialistas, todos ellos provenientes de suboficial. Sabían por su experiencia técnica de muchos años de servicio y hacían bueno el refrán de “más sabe el diablo por viejo…”

 

Asistían a las reuniones con los jefes de escuadrón, mantenimiento y eran el eslabón perfecto entre ellos y la fuerza de suboficiales y personal de tropa. La verdad es que creo que ese sistema funcionaba muy bien.

 

Llegaron también muchos Tenientes recién salidos de la Academia General del Aire y pese a la dificultad inicial de incorporar el nuevo material de vuelo, aquella época fue muy interesante y creo que todo transcurrió con bastante normalidad. Muchos de aquellos oficiales son los que rigen la cúpula actual del Ejército del Aire.

 

En su primera época, varios compañeros acudieron a Francia a realizar los cursos de aprendizaje que continuaron en Albacete también para cada uno de nosotros, cada cual en su especialidad. Se producía un contraste grande entre lo que había y lo que llegaba, tanto a nivel material como de personal. Hay que reconocer que al principio, como sucede en todas las cosas, no fue fácil, dado que el carácter de “los de antes”, chocaba con el de “los de ahora”. Sin duda debido al problema generacional en el que ahora están invertidas las tornas y yo me encuentro en la misma situación salvando las distancias.

 

Nuestro transcurrir en general era llamativo. Muchos suboficiales jóvenes con ganas de vivir y comernos el mundo. La mayoría solteros o sin cargas familiares con una veintena de años dispuestos a cualquier cosa.

 

Cumplido nuestro período de destino, la mayoría volamos por otros derroteros, con otros proyectos, otros retos, otras inquietudes, otros sistemas de armas, pero siempre llevaremos la impronta de aquellos años pasados en el actual Ala 46, en la que nos dejamos un poquito de cada uno de nosotros. Los más jóvenes de entonces, ahora a las puertas del pase a la situación de reserva. Muchos otros ya disfrutando de un merecido descanso después de cuarenta años de servicio, con los objetivos alcanzados y siempre con la satisfacción del deber cumplido.



 

Intercambios y anécdotas de una época de la aviación


La aviación de caza en los años ochenta era algo diferente a como la vemos hoy en día. Las máquinas eran muy exigentes porque la envolvente de vuelo era crítica en determinadas zonas, como sucedía tanto en el F-5 como en el F-1, lo que hacía que el piloto debiese mantener la alerta constante sobre los parámetros de vuelo.

 

En aquellos años, cercanos a nuestro ingreso en la OTAN, el Ejército del Aire ya tenía una larga tradición de intercambios con otras fuerzas aéreas, lo que exponía a sus pilotos y a sus sistemas a la influencia extranjera.

 

De la misma forma, y aunque los recursos eran tan escasos como los de hoy en día, los intercambios anuales con escuadrones de otros países aliados constituían una práctica habitual que, con el tiempo, se ha ido perdiendo a favor de la participación en ejercicios de gran complejidad, pero en los que el ambientillo no es tan cordial.

 

Rueda de prensa del Coronel Canales previa a la llegada de los primeros F-1 a Gando.



 

Un día en Norvenich. Ejercicio Central Enterprise, junio 1997

 

Por Ricardo Guerra

 

No recuerdo el detalle del cambio del avión con el Buda; sí recuerdo que había una salida de tres aviones por orden de operaciones y que decidimos que el Boss sería jefe de la 1ª Sección sin punto, el Buda jefe de la 2ª Sección y yo sería su punto, por eso le dejé el avión con inercial ya que los jefes deben llevar el avión más apto para navegar y los puntos “ajustar y dar tabaco” (según filosofía del Buda y supongo que de todos los escuadrones de caza).

 

Despegué sin novedad; recuerdo que en el tramo inicial de la baja cota íbamos anormalmente lentos –entiéndase por lentos: 300 Kts. para un F-1 cargado de combustible y con un depósito exterior-. Como era el punto seis de la formación (tres maniseros y tres halcones) los flaps iban continuamente entrando y saliendo (lo que los franceses llaman becs automatique y los anglosajones autoslats). Recuerdo que el techo se iba reduciendo hasta que alguien dijo en radio dos “por ahí no pasamos”.



 

Miré hacia delante y efectivamente pude ver una cortina de nubes enfrente que se extendía hasta el suelo. Otra llamada en radio dos dijo que si virábamos derecha podíamos evitarlo, y la formación inició un viraje derecha. El Buda y yo íbamos en cuña a la derecha de la formación y vi como el Buda cambiaba viraje y se colocaba a la izquierda. Intenté seguirlo, pero allí ya estaba el punto de la formación de los maniseros, Boss y el propio Buda, por lo que no tenía claro que hubiera sitio para mí a la izquierda de la formación sin chuparme muchos rebufos o meterme en nubes.

 

Por eso, decidí seguir a la derecha, lo que por geometría me obligó a perder más energía de la poca que ya tenía. En ese momento oí un ruido seco en el motor, mire dentro y vi RPM y temperatura cayendo. El procedimiento era cambiar velocidad por altura en un “zoom”, pero tenía a toda la formación encima de mí por lo que tuve que ceñir el viraje derecha, al tiempo que vi que la formación empezaba a sacar el viraje suavemente; pude nivelar planos y tirar a la vertical metiéndome en nubes. Miré dentro y la velocidad marcaba 250 Kts., por lo que ya no había velocidad alguna que cambiar por altura, empujé hacia delante el botón de Allumage en vol y al ver que el motor arrancaba y la velocidad seguía cayendo, metí motor para poder salir de la capa de nubes. El motor respondió y salí de nubes aproximadamente a 4000 pies. Puse rumbo a Norvenich y cambié en radio uno a frecuencia de torre de control de Norvenich y en radio dos Radar militar, para cantar emergencia e intenciones. La verdad que nadie me respondió.

 

Supongo que ahí nos perdimos Buda y yo en las radios. El motor en militar daba 300 Kts. a 4000 pies, por lo que sabía que estaba bastante dañado, pero al estar a unas 40 millas de Norvenich, siempre pensé que llegaría. Al minuto se volvió a parar y ya tuve serias dudas de llegar. Volví a actuar el Allumage en vol y volvió a arrancar, pero en cada parada y arranque iba perdiendo velocidad y altura. Después de un tiempo (imposible concretarlo pues en esas situaciones el tiempo es totalmente subjetivo), el motor se volvió a parar, Allumage en vol y nada y ya no había muchos más procedimientos, Regulations Secours (combustible directamente al motor sin regular) y nada, arranque Tigre con postquemador y nada.

 

Vi el panel de fallos completamente encendido, y calculé que tenía unos 1300 pies, tuve claro que el avión había muerto. En el F-1 hay una altura de salvaguardia donde si el motor no ha arrancado es imposible que el avión salga de la parábola sin impactar con el suelo.

 

El panel de fallos en el F-1 está a la derecha de la cabina, debajo del lateral de la cúpula; a día de hoy no sé por qué después de mirar el panel de fallos, saqué la cabeza por la izquierda. Supongo que fue la Virgen de Loreto. Recuerdo pensar “ahí”, a la izquierda del morro del avión estaban las últimas casas de un pueblo y una granja grande, y entre ellos un prado de forma rectangular y muy verde. Era perfecto, sólo tenía que hacer un viraje a final de 90 grados izquierda y alinearme con el prado.

 

Miré la velocidad (160 Kts) y piqué suavemente hacia el prado. Recuerdo perfectamente estar en canal 19 radio dos y transmitir “BUDA, TENGO QUE SALTAR, BUDA VOY A SALTAR”.

 

Después de un tiempo comprendí por qué el Buda nunca recibió esa comunicación que le hubiera ahorrado varios minutos de angustia: el avión iba ya solo con la batería, y el F-1 no tiene radio dos sin corriente alterna.

 

Seguí mi tramo de final controlando la velocidad (aproximadamente 140 Kts) hasta que me aseguré de que el avión entraba en el prado y cuando vi mucho verde tire de la anilla inferior de la eyección. Mi último pensamiento al tirar de la anilla fue para mi mujer (así que creo que seguiré con la misma mujer toda la vida). Recuerdo la eyección bastante suave, supongo que la adrenalina funciona. Tampoco es lo mismo entrar en la masa de aire de impacto a 140 Kts que a 300 o 400 Kts.



 

Visión negra un segundo, tirón del paracaídas, dos penduleos y al segundo toqué el suelo horizontalmente. Me levanté y miré hacia atrás para ver la parte posterior del avión y el motor un poco desplazado pero sin fuego, y unas cuantas vacas mirándome con cara inexpresiva.

 

No sabía dónde había caído, pero al oír al primer lugareño que se aproximó hablar francés, tuve claro que estaba en Bélgica. Éste me acompañó a su casa, pero al llamar a la base siempre contestaba un operador en lengua alemana, que ante mis esfuerzos por hacerme entender, me colgaba el teléfono. El lugareño apareció con una gran copa de coñac, e insistía en que me la bebiera, amablemente decliné la invitación, más que nada porque eran las 08:30 de la mañana y nunca me ha gustado, y lo único que me faltaba era que luego la gente dijera que el piloto apestaba a coñac.

 

A las 09:30 me recogió un helicóptero del SAR alemán y me llevo al hospital militar de Duren. Al volar en Gando a los ocho días del accidente (ya se sabe, cuanto antes al andamio mejor), dio la casualidad de que me despidió el mismo mecánico que el día del accidente en Norvenich. Mientras me pasaba los atalajes para ayudarme a atarme, lo miré y le dije:

—Bueno, ¿a ver si vuelvo, no?

Inmediatamente se le cambió la cara y me replicó:

—No diga usted eso mi Capitán.

—Es broma hombre.

 

Como todas las historias siempre tienen un capítulo de agradecimientos, estos son los míos:

 

  • Al Buda por haberme buscado sin descanso.
  • Al Cyborg, por conseguir que llamara a casa desde el hospital antes de que me frieran a pruebas, y a su mujer por acompañar a mi familia desde el primer momento.
  • Al Boss (Comandante Díez Clemente) por todo lo que hizo durante esta historia y por todo lo que vino después.
  • Al General Lombo por conseguir que me reuniera con mi familia 36 horas después del accidente.
  • Al pueblo de Ligneueville por sus muestras de cariño y agradecimiento.

 

Visitas, intercambios y la vida en la base

 

Formación en la Plaza de Armas.

 


9 de marzo de 1983. Visita de D. Juan de Borbón, conde de Barcelona. Mayo de 1986. Visita de SS.MM. los Reyes.


26 de noviembre de 1984. Se celebraron conjuntamente las 10.000 horas del Mirage F-1 y las 25.000 del CASA C-212 Aviocar en Canarias.

 

Intercambios de Escuadrón en Europa - OTAN

 

Los intercambios de Escuadrón eran una gran tradición en el ámbito de la OTAN que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo, a causa de la crisis y del aumento de los ejercicios de carácter internacional que se llevaban a cabo en Europa.

 

El del 323º Escuadrón de Leeuwarden, Holanda, fue el primer intercambio OTAN del 462º Escuadrón, celebrado entre el 22 de septiembre y el 3 de octubre de 1986. La noticia de su llegada, aparecida en el periódico local Leeuwarder Courant.

 



Delante del edificio del 323º Escuadrón: Capitanes Boira Laguna y Baquero Dancausa, dos holandeses, Teniente Coronel Sánchez Archidona, Capitanes Vázquez Álvarez, O´Kelly Pérez, Abad Gimeno, González Carrillo y Rodríguez Pousa, dos ingenieros y el Comandante Almagro González.

 

Durante ese destacamento, el C.14.58 pilotado por el Teniente Baquero sufrió una retracción del tren al salir de pista. Un C-130 trajo repuestos y fue devuelto al estado operativo al cabo de unos días. Recorte del Leeuwarder Courant dando la noticia del incidente.

 

Mayo 1987. Intercambio con la Luftwaffe, Pueblo Canario.



 

Fuente: https://publicaciones.defensa.gob.es