21 de junio de 2023

UNIDADES AÉREAS DEL EJÉRCITO DEL AIRE ESPAÑOL - ALA 46: 50 AÑOS DE HISTORIA - NUEVO MATERIAL 1975-1982

 


 

T-12 Aviocar y F-5


CASA C-212 Aviocar (T.12): Marzo de 1975 - Julio de 2005. Los aviones llegaron en plena crisis de la descolonización del Sáhara, demostrando su gran adaptación para operar en condiciones extremas de temperatura, en campos semipreparados y con tormentas de arena, actuando, junto al DC-3, en las labores de la “Operación Golondrina” en el Sáhara. Durante sus 30 años de servicio en la Base Aérea de Gando contabilizó un total de 376.000 pasajeros, transportó 23.277.083 kilos de carga, lanzó 135.872 paracaidistas y realizó 1.467 evacuaciones médicas. Horas de vuelo: 139.293 (Hasta el 31-12-2004)

 

F-5: Abril de 1976 – Marzo de 1982. La importancia geoestratégica de Canarias, una vez abandonado el Sahara Occidental, determinó que la defensa aérea de las islas fuese realizada por este primer avión reactor “puro” que dotó al 464 Escuadrón. Durante los seis años que permaneció destinado en la Base Aérea de Gando realizó, entre otras, diversas misiones de vigilancia y reconocimiento fotográficos sobre el banco de pesca CanarioSahariano y de la costa africana, hasta el límite de lo que fue el territorio español. Para llevar a cabo el entrenamiento aire-suelo, se realizaron diversas misiones en los terrenos que después ocuparía el aeropuerto de Tenerife Sur y en el campo de maniobras de Pájara. Sin embargo y para evitar los riesgos asociados a estas actividades en zonas no especialmente preparadas, el 464 inició los destacamentos al polígono de tiro de Bardenas en enero de 1980. Horas de vuelo: 14.996

 

El T-12 Aviocar y el F-5

 

España vivió en los años setenta del siglo veinte una transformación radical. El cambio de sistema político y la transición democrática fueron quizá la parte más conspicua de una serie de procesos que culminaron en la modernización del país y en su integración en todas las estructuras internacionales a las que, tradicionalmente, habían pertenecido el resto de naciones de nuestro entorno.

 

La Base Aérea de Gando se sumó también a ese proceso con la incorporación de dos nuevos sistemas de armas: el F-5 y el T-12 Aviocar. El primero contaba ya con una cierta tradición en el Ejército del Aire, pues dotaba tanto al Ala 23, la Escuela de Caza y Ataque de Talavera la Real, como al Ala 21, los Gallos de Morón de la Frontera. El segundo, se incorporó al 461 en 1975, recién adquiridas las primeras unidades por el Ejército del Aire, y aún tuvo tiempo de realizar algunas misiones sobre el Sáhara.

 

18 de diciembre de 1981. Celebrando las primeras 20.000 horas del C-212 en el 461.

 

Último día del Ejército del Aire en Villa Cisneros (Sáhara Occidental)

 

Por Cristóbal Alzola Linares, Teniente Coronel (r) del Ejército del Aire

 

El día 12 de Enero de 1976 volaron aviones del Ejército del Aire, por última vez, en el territorio de Villa Cisneros, antiguo Río de Oro y, por ende, en la provincia del Sahara Occidental. Esta había sido una de las consecuencias del llamado Tratado Tripartito entre España, Marruecos y Mauritania por el cual nuestro país entregaba la administración del territorio sahariano, a Marruecos la zona norte, y a Mauritania la zona sur, aunque este país renunció posteriormente a su parte, anexionándosela inmediatamente el vecino del norte.


El día anterior habíamos llegado a este aeródromo sahariano tres Aviocar (T-12B) del 461º Escuadrón de FF.AA., perteneciente al Ala Mixta Nº 46, ubicada en la Base Aérea de Gando. Sus tripulaciones estaban compuestas por los pilotos Comandante Abellanosa, Capitán C. Alzola, Capitán Mecerreyes, Teniente Ibáñez, Sargento Chacón y Sargento Méndez y los mecánicos de vuelo: Brigada Vargas, Brigada Luis María y Sargento 1º Asensio.

 

12-1-1976. De izquierda a derecha Alzola, Chacón, Méndez, Mecerreyes, Abellanosa, Ibáñez y Luis María; agachados: Vargas y Asensio. A la derecha aparece un T-9 Caribou y a la izquierda, el Hércules donde se introdujo el mástil de la bandera.

 

Al anochecer de este día, el Comandante Abellanosa, conocido por su habitual intrepidez, nos propuso visitar la terminal del aeropuerto civil, donde se encontraban refugiadas las tropas militares marroquíes que iban a tomar posesión, al día siguiente, de todas las instalaciones.

 

Teniendo en cuenta la tensión desarrollada hacía pocos meses entre los dos países, con motivo de la Marcha Verde, nos pareció una insensatez meternos en la boca del lobo pero, al ver la insistencia de Abellanosa y que se iba solo, decidimos acompañarle Mecerreyes, Ibáñez y yo.

 

Entramos en la terminal sorteando soldados marroquíes, totalmente pertrechados de armamento, acurrucados en el suelo. Nuestro comandante iba preguntando donde estaba el oficial al mando y aquellos hombres, que nos miraban con cara de pocos amigos, señalaban hacia el final de la sala. Encontramos a un comandante del ejército marroquí que nos recibió amablemente e, incluso, hablando en castellano, pues procedía de la zona norte del antiguo protectorado español (Tetuán) y muchos por allí conocían el idioma. Se entabló una charla relajada entre los dos comandantes que concluyó con una sincera y sorprendente frase del marroquí: “si el ejército español hubiese decidido atravesar la Marcha Verde y avanzar hacia el norte, habrían llegado sin dificultad hasta Rabat”.

 

12-1-1976. Sargento Méndez, Capitán C. Alzola y Sargento 1º Asensio, todos convenientemente armados, en el aparcamiento de Villa Cisneros. Al fondo, a la izquierda los T-6 españoles del 463º Escuadrón y, a la derecha, los T-6 marroquíes.

 

Al día siguiente, la actividad dentro del aeródromo era frenética, pues se trataba de los últimos preparativos para proceder a la evacuación de personal y material que había que trasladar a la Base de Gando. Se encontraban también en la plataforma de estacionamiento aviones T-4, T-9, T-10 y una patrulla de C-6 del 463º Escuadrón de Gando, con el Capitán Ávila Bardají, Capitán Carvajal, Teniente Peñín y Teniente Bayano.

 

31 de diciembre de 1975. El T-12 del 461 en el campo improvisado de Cabeza de Playa, en el Sáhara. Foto C. Alzola.

 

Al otro lado del aparcamiento aparecían un C-130 “Hércules”, unos helicópteros Agusta Bell AB-205 y unos T-6, exactamente iguales a nuestros C-6, pero de las Reales Fuerzas Aéreas Marroquíes. Llegado el momento de iniciar el embarque de personas y carga en los aviones, alguien se dio cuenta de que en lo alto del mástil del aeródromo estaba la bandera española, izada al amanecer como es de rigor. Consultado el jefe del aeródromo, se ordenó su bajada, la cual se efectuó acompañada de un silencio sepulcral protagonizado por todo el personal presente que, en posición de saludo, asistió emocionado, con un rictus de tristeza en el rostro, al último acto de bajada de la bandera española en un territorio que había pertenecido a España desde principios del siglo XX. En ese momento, una voz anónima dijo: ¡En este mástil no va a ondear otra bandera que no sea la española!, y dicho y hecho, alguien trajo un serrucho y cortó el mástil de madera por su base (el serrucho se conserva en el Museo de Gando); acto seguido fue llevado en volandas e introducido en la bodega de carga del T-10 aparcado ante la torre de vuelo.

 

Uno a uno los aviones fueron despegando, cargados hasta los topes y, después de dar la pasada de rigor sobre el aeródromo, procedieron hacia su destino, la Base Aérea de Gando.

 

La Marcha Verde tomada desde un C-212 del 461. Foto: José M. Marzal Valcárcel.

 

T-12B en el aeródromo de La Agüera, Sáhara. Fotos: C. Alzola.

 

1975. La sección de operaciones. De frente Capitán Seco y Sargento Gil. De espaldas, en la ventana, Capitán Rupérez. Foto: José M. Marzal Valcárcel.

 

Año 1975 o 1976. Escala en Agadir camino de la Península (3). Apoyado en el avión el Capitán Mecerreyes. A su lado el Teniente Marzal y a la derecha el mecánico de vuelo. Foto: José M. Marzal Valcárcel.

 

Incidente aéreo en el 461º Escuadrón

 

Por Félix Hernández García

 

Una de las misiones asignadas a los T-12 del 461º Escuadrón era el lanzamiento paracaidista. Corría el año 1977, cuando volábamos una de esas misiones, sobre la playa de Maspalomas, al mando de la tripulación compuesta por el Comandante Hidalgo García, por aquel entonces jefe del Escuadrón y el Teniente Hernández Gracia como pilotos, y por el mecánico de vuelo Brigada Suárez Miranda.

 

El vuelo se estaba desarrollando con toda normalidad, hasta que en una de las pasadas de lanzamiento un paracaidista, al parecer por un fallo mecánico, se quedó enganchado en la cinta extractora sin que se abriera su paracaídas y, por consiguiente, quedó colgando del avión.

 

En esta situación de emergencia los procedimientos señalaban cortar la cinta extractora para una vez liberado el paracaidista este pudiera abrir su paracaídas y descender a tierra con normalidad, pero la falta de respuesta de aquél, al no hacer la señal reglamentada de colocar sus manos sobre la cabeza, indicando con ello el estar consciente, hizo saltar la duda a la tripulación de si ejecutar o no el procedimiento.

 

Llegado este punto, se decidió tirar de la cinta con el fin de aproximar al soldado a la puerta del avión y poder de esta forma introducirlo en el mismo, lo cual resultó imposible después de los múltiples y denodados esfuerzos realizados conjuntamente por parte de la tripulación y del Cabo Primero jefe de la patrulla, dado que al llegar el paracaidista a la altura de la puerta se deslizaba una y otra vez debajo del avión.

 

Como esta misión la ejecutaban dos T-12, se solicitó al comandante del segundo avión, Capitán Alzola, intentara cerciorarse, mediante un acercamiento con la máxima seguridad, de si el paracaidista daba alguna indicación de estar consciente, lo que tampoco dio resultado.

 

Normalmente estas misiones solían tener una duración de cuarenta minutos, pero en esta ocasión el tiempo de vuelo se prolongó más de noventa, tiempo que para esta tripulación significó una eternidad, debido a lo complicado que resultaba tomar la decisión adecuada, para lo cual se efectuaron repetidas comunicaciones radio, tanto con la zona de lanzamiento como con la jefatura de la Base Aérea, sin contar con las continuadas deliberaciones entre los miembros de la tripulación, llegándose finalmente a la única solución posible: aplicar el procedimiento establecido de cortar la cinta, no sin antes rogar a Dios para que el paracaidista estuviera consciente y fuera capaz de abrir el paracaídas y llegar ileso a tierra, lo que felizmente, así ocurrió.

 

Al día siguiente de esta incidencia y por solicitud del Comandante Hidalgo al jefe de la Bandera, el soldado se personó en la Base Aérea y preguntado acerca de cómo se sintió en aquellos momentos, su respuesta fue la de que no volvería a lanzarse nunca más porque pasó mucho miedo al verse colgado del avión como un muñeco y creer que los pilotos se habían olvidado de él.

 

Imagen tomada desde el segundo T-12 con el paracaidista colgando de la puerta, sobre Maspalomas.

 

El Presidente del Gobierno, Sr. Adolfo Suárez, saludando a las tripulaciones del 461 durante su visita a la unidad en 1978.

 

Volando el F-5 en el 464º Escuadrón

 

Por Aurelio Espinosa “Kmoto”

 

El 464º Escuadrón, cuando nació, tenía un cierto tufillo “pirata” y esto no nos molestaba demasiado, pues nos daba una cierta ventaja. Recuerdo que, al regreso de una de las habituales semanas de tiro en la Península, se produjo la siguiente conversación por la radio:

 

HALCÓN: Sevilla Control, Halcón 51, seis F-5 en el aire de Gando a las 25, estimo Faro 2 a las 35 Nivel 300. Lanzarote next.

SEVILLA CONTROL: Halcón 51, Sevilla Control. Acaba usted de romper la relación tiempo distancia.

HALCÓN: Sevilla, Halcón 51 Repita por favor.

SEVILLA CONTROL: Halcón 51, Sevilla. Ha despegado de GANDO a las 25 y estima Faro 2 a las 35 viene usted a más de 2 de Mach (se notaba el cachondeíto en el tono del controlador).

HALCÓN: Sevilla, Halcón 51. Touché; corrijo: Despegados de Morón a las 25 estimo Faro 2 a las 35. FL 300.

Al cabo de unos minutos, siguió la conversación por estos derroteros:

SEVILLA CONTROL: Halcón 51, Sevilla. Lamento no poder darle ninguna frecuencia UHF a lo largo de la ruta.

 

Efectivamente, Sevilla sabía que no teníamos más que un equipo UHF y que no había posibilidad de comunicar en esa frecuencia con ningún control a lo largo de la ruta, por lo que nos guiábamos por las estelas de los comerciales. Nosotros sabíamos que en nubes o por debajo se veían las estelas de aviones que iban a niveles superiores.

HALCÓN: Sevilla, Halcón 51. No importa, he despegado con el parche y la pata de palo.

SEVILLA CONTROL: Halcón 51, Sevilla. Repita por favor.

HALCÓN: Sevilla, Halcón 51. Que llevo puesto un parche en un ojo y una pata de palo y no necesito ayudas.

SEVILLA CONTROL: Halcón 51, Sevilla. Touché.

La disputa dialéctica terminó en tablas...





En 1978 el F-5 celebró las 5.000 horas de vuelo en el Ala 46 y 464º Escuadrón.
 
Mojando la ocasión.

  

18 septiembre 1980. Línea de F-5 y pilotos del 464º Escuadrón.

 

Documentos y fotos de archivo



 







1975. El banco de prueba de motores del F-5.



Junio de 1980. Día de puertas abiertas.



El Monumento a los Caídos y la Torre de Mando en 1978.

 

Fuente: https://publicaciones.defensa.gob.es