19 de noviembre de 2023

ROLAND GARROS, EL AVIADOR QUE PRESTÓ SU NOMBRE AL TENIS

 

 

 

En realidad, Roland Garros apenas tuvo relación con el tenis, aunque la mayoría de la gente piensa que se hizo famoso en Francia gracias a la práctica de dicho deporte. Famoso si fue en vida, pero debido a sus actividades aeronáuticas, porque desempeñó un importante papel en la Aviación francesa de principios del siglo XX.

 

Eugène Roland Garros nació en Saint Denise, en la isla de la Reunión, Francia, el 6 de octubre de 1888. La familia se trasladó a Saigón, donde su padre montó un bufete de abogados. Sin embargo cuando el muchacho cumplió los 12 años sus progenitores se instalaron en París. El joven Roland Garros fue un magnífico deportista, hasta el punto de ganar el campeonato de ciclismo de Francia en 1906. Además del ciclismo también practicó el fútbol y el tenis. Sus excelentes cualidades deportivas no impidieron que superase las pruebas de acceso a la Escuela de Estudios Superiores de Comercio de París (HEC) y se diplomara en 1908.

 

Roland Garros comenzó a trabajar en una empresa que vendía automóviles en París. En 1909 descubrió la aviación y empezó a volar con un monoplano muy ligero que construía Alberto Santos Dumont: la Demoiselle. Al año siguiente obtuvo la licencia de piloto número 147 de la aviación francesa.

 

Entusiasmado con el vuelo, en 1912 logró batir el récord mundial de altura con un avión de Morane-Saulnier al ascender a 18.410 pies, pero lo que lo haría famoso fue el vuelo de Fréjus, una población situada en la Costa Azul, a Bizerta, Túnez, a través del Mediterráneo, sin hacer ninguna escala. Ocurrió el 13 de septiembre de 1913; fue la primera vez que un piloto cruzaba este mar y la hazaña tuvo una gran repercusión en todo el mundo.

 

En 1914 estalló la I Guerra Mundial y Roland Garros se alistó en la Aviación Militar de su país como piloto. El joven aeronauta era una persona inquieta, interesada por los avances tecnológicos.

 

En diciembre de ese mismo año empezó a trabajar con el fabricante, Morane-Saulnier, en el desarrollo de un mecanismo para sincronizar el disparo de las ametralladoras con el paso de las hélices. Con este dispositivo se podría colocar una ametralladora fija, en el morro de los aviones con hélices tractoras.

 

Un ingeniero suizo, Franz Schneider, de la empresa alemana LVG, había patentado un invento con el mismo fin, en 1912, aunque a los militares de aquella época no les interesó llevarlo a la práctica porque los aviones se concebían exclusivamente como plataformas de observación. En las primeras aeronaves militares volaban dos personas: el piloto y el observador, responsable de tomar fotografías, hacer dibujos, examinar el despliegue y movimientos del enemigo o dar información a los artilleros sobre la efectividad de sus disparos.

 

Sin embargo, muy pronto los observadores también se emplearon en el lanzamiento de bombas y armados con fusiles o pistolas, disparaban contra los aviones enemigos cuando se cruzaban con ellos. Los combates entre aviones apenas tenían consecuencias porque, con el piloto a los mandos del avión y el observador haciendo fuego, la coordinación de sus actuaciones era muy complicada y el resultado de los disparos inocuo.

 

A finales de 1914, el Ejército francés le había encargado a la fábrica Morane-Saulnier que desarrollara un sistema que permitiera disparar una ametralladora, fija al morro del avión, sin que las balas dañaran la hélice. Con este invento sería el piloto quien apuntaría dirigiendo el avión y haría también las veces de artillero.

 

Los técnicos no lograron conseguir que el mecanismo de sincronización funcionara correctamente por la irregularidad de disparo de las ametralladoras y el equipo en el que trabajaba Roland Garros decidió optar por una solución menos sofisticada: colocaron superficies metálicas deflectoras en las hélices con las que se trataba de evitar que las balas las dañaran. Los proyectiles, de plomo, si alcanzaban la hélice eran desviados por estas superficies.

 

El 15 de marzo de 1915, Garros volvió a incorporarse a su escuadrilla en el frente. Dos semanas más tarde, el 1 de abril, volaba sobre Flandes, en solitario, cuando se encontró con cuatro Albatros. Garros se fijó en uno de ellos, el piloto iba armado con una pistola y el observador llevaba un rifle. Se aproximó para hacer fuego con su ametralladora Hotchkiss que disparaba a través de la hélice. Hizo 72 disparos ante los ojos sorprendidos de los alemanes que se preguntaban qué hacía aquel loco detrás de ellos acercándose a toda velocidad. El Albatros se incendió y cayó en barrena a tierra. Los otros tres aviones alemanes se lanzaron en picado para llegar lo antes posible a su base e informar a sus jefes de lo que habían presenciado. El avión derribado de los alemanes cayó en una zona que controlaban los Aliados y, después de aterrizar, Roland Garros se acercó para observar en persona el efecto que había producido el ametrallamiento sobre el avión enemigo. La escena le horrorizó. Roland ayudó a sacar del montón de escombros dos cuerpos desnudos y sangrientos. El cuerpo del piloto estaba tan destrozado que era irreconocible.

 

Garros tardó dos semanas en derribar otro enemigo y su tercera victoria se produjo el 18 de abril. Los franceses celebraron los éxitos de Roland con entusiasmo. El piloto se convertiría en el primero de los ases que con tanta pasión vitorearía la gente en los dos bandos. Después del éxito del nuevo héroe, la Aviación Militar de Francia decidió montar este dispositivo en los aviones con hélices tractoras. Los británicos también lo harían, pero con mayor lentitud.

 

Sin embargo, el triunfo francés no fue más que el preludio de la terrible pesadilla, el Azote Fokker, que sumiría a las fuerzas aéreas aliadas en un auténtico caos.

 

El 19 de abril, por la tarde, Roland Garros fue derribado en una misión de bombardeo sobre la estación de ferrocarril de Courtrai. Un soldado alemán, Schlenstedt, le disparó con su rifle y la bala rompió el conducto de alimentación de combustible de su Morane. El motor se paró y tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en una zona controlada por el enemigo. Garros incendió su aparato, como mandaban las ordenanzas, pero los alemanes llegaron a tiempo de recuperar parte del avión y lo detuvieron.

 

En cuanto en Berlín se enteraron del derribo del avión de Roland Garros, los alemanes trasladaron los restos del aparato a la capital y llamaron urgentemente a Anthony Fokker —un joven fabricante que tenía fama de poseer un extraordinario ingenio— para que estudiara el mecanismo de disparo.

 

Fokker, después de analizarlo con detalle, concibió un sistema mucho más efectivo en el que el movimiento del motor se encargaba de disparar la ametralladora en el momento adecuado. El dispositivo ideado por Fokker se montó en sus monoplanos, Eindecker I, y a partir del verano de 1915 los aviones alemanes, con su extraordinaria potencia de fuego y maniobrabilidad, se adueñaron del espacio aéreo hasta que los Aliados consiguieron introducir en el frente aviones capaces de evolucionar en el aire y disparar como los Fokker, lo que les llevaría cerca de un año.

 

Roland Garros, prisionero de los alemanes, trató de escapar en numerosas ocasiones. Tras un largo cautiverio, en febrero de 1918 consiguió fugarse vestido con un uniforme del enemigo que él mismo se confeccionó. Cruzó los Países Bajos y llegó hasta Inglaterra para después regresar a Francia en un viaje repleto de aventuras.

 

En París le ofrecieron puestos de dirección en la Aviación Militar francesa que Roland rehusó y optó por reincorporarse al frente lo antes posible. El 5 de octubre de 1918, un día antes de que cumpliera 30 años, Roland Garros murió al ser derribado su avión, un SPAD VII por un Fokker D VII, cerca de Vouziers, en las Ardenas.

 

Cuando los tenistas franceses, conocidos como los Cuatro Mosqueteros, ganaron la Copa Davis en Filadelfia, las autoridades galas decidieron construir a toda prisa un nuevo estadio para albergar la celebración del evento en 1927, en París. Emile Lesieur, compañero de estudios de Roland Garros en el HEC y presidente del nuevo estadio en la Porte d’Auteuil, impuso que el nombre del recinto fuera el de su antiguo camarada: Roland Garros. El nombre le acarrearía suerte al estadio ya que Francia ganó todas las competiciones de la famosa copa hasta el año 1932.

 

En 1928 al aviador recibió el distintivo de “Mourt pour la France” y fue designado oficial de la Legión de Honor.

 

Cien años después de su muerte, Francia lo honra como un gran héroe nacional, un aviador conocido en todo el mundo por prestarle al tenis su nombre.

 

Fuente: https://elsecretodelospajaros.net