2 de enero de 2024

13 DE FEBRERO DE 1945: LOS ALIADOS DESATAN EL BOMBARDEO DE DRESDE, EL MAYOR DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

 

 

Por Sara Delgado

 

Los bombarderos aliados destruyeron casi por completo la ciudad alemana de Dresde, industrial y de ubicación estratégica para el Tercer Reich. Esta acción mató a miles de personas y pasaría a la historia como uno de los ataques más controvertidos del conflicto.

 

Decenas de cadáveres apilados en Dresde, muchos de ellos sin identificar, con ruinas de la ciudad al fondo. Fuente: Archivo Federal Alemán (Wikimedia Commons)

 

La noche del 13 de febrero de 1945, los Aliados de la Segunda Guerra Mundial comenzaron a bombardear la ciudad alemana de Dresde. La cifra de muertes se desconoce, pero el consenso experto las estima en 25.000. El casco viejo de la capital de Sajonia ardió por completo y el 70% de la zona industrial quedó destruida, aunque no la militar. Para entonces, el Ejército Rojo se acercaba por el este y los estadounidenses, británicos y franceses por el oeste. La guerra se acercaba a su fin con la derrota nazi.

 

La ofensiva aliada duró dos días y se repartió en tres rondas de ataques. Los británicos iniciaron con bombas incendiarias la noche del 13, que destruyeron las infraestructuras de comunicación, cortaron la electricidad en el centro de la ciudad y quemaron el área urbana. Las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos fueron las protagonistas de los días siguientes. En total, cerca de mil bombarderos de ambos países arrojaron unas 4.000 toneladas de explosivos.

 

¿Por qué Dresde?

 

Dresde, a doscientos kilómetros al sur de Berlín, es conocida como la Florencia del Elba por su riqueza patrimonial y cultural. Antes del ataque relucían sus construcciones barrocas y su gran vida cultural, pero también un carácter nacionalsocialista muy marcado. La amenaza era su tejido industrial y que allí convergían los ejes norte-sur y este-oeste de la red ferroviaria nazi. Pero, sobre todo, era un canal de paso, pues estaba prohibido instalarse en ella, por lo que allí transitaban refugiados, prisioneros y soldados.

 

 

Los líderes aliados vieron en Dresde un enclave cuya destrucción complicaría la lucha nazi. Las fábricas industriales de la ciudad abastecían de material bélico al Ejército germano y generaban gran riqueza. La reunión entre Iósif Stalin, Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt en Yalta a principios de febrero de 1945 había decidido su destino. El primer ministro británico resucitó la operación Thundercap, que consistía en el bombardeo estratégico de las ciudades alemanas para forzar su rendición. Si bien los Aliados priorizaban atacar Berlín, las condiciones atmosféricas adversas obligaron a decantarse por Dresde.

 

La “tormenta de fuego”, estrategia aliada contra los civiles alemanes

 

La estrategia de guerra se basaba en medir la cantidad de bombas incendiarias y explosivas que se lanzarían sobre el objetivo. Al caer, se desataba una tormenta de fuego que se unía con otras, generando un incendio que arrasaba con todo a su paso. Así, los civiles eran un daño colateral necesario para destruir las ciudades alemanas.

 

En Dresde, sin embargo, no era la primera vez que los Aliados probaban esta maniobra. Lübeck en 1942 y Hamburgo en 1943 ya habían sufrido la acción de los bombarderos británicos y estadounidenses, que contribuyeron a decantar la Segunda Guerra Mundial.

 

La vida después del bombardeo de Dresde

 

Tras los ataques, el Ministerio de Propaganda de Joseph Goebbels cifraba los fallecidos en cerca de 200.000 civiles. Hoy se han fijado en unos 25.000, aunque la cantidad de refugiados indocumentados que había en la ciudad y la celeridad de los nazis en restablecer las comunicaciones dificultaron saberlo con exactitud. Entretanto, en el círculo intelectual británico se desató una polémica sobre la legitimidad de los ataques que le dio mala reputación a los bombardeos de áreas específicas en las guerras. Los estadounidenses, por su parte, justificaron la ofensiva sobre Dresde desde una perspectiva estratégica contra los nazis. 

 

Con la derrota del Tercer Reich, los soviéticos ocuparon Dresde, que quedó dentro de la República Democrática Alemana desde 1949. Durante ese tiempo, la reconstrucción de la ciudad siguió los principios arquitectónicos socialistas. Tras la reunificación alemana cuatro décadas después, la restauración siguió su curso, y el proceso culminó en 2005 con la iglesia luterana y barroca Frauenkirche, símbolo de reconciliación.

 

En la actualidad, la extrema derecha alemana ha encontrado en la destrucción de Dresde un hito de orgullo neonazi. Cada año, los militantes de Alternativa para Alemania organizan una marcha fúnebre rememorando los bombardeos. Además, comparan las víctimas con las de Auschwitz. No obstante, tanto actores políticos como la población se han mostrado contrarios a esa instrumentalización de la tragedia.

 

Fuente: https://elordenmundial.com