Tras la II Guerra Mundial fue un hombre respetado en Japón y en los EEUU
Durante
la II Guerra Mundial, el Imperio Japonés cometió graves crímenes, pero también
hubo japoneses que lucharon honorablemente.
Saburō
Sakai nació en 1916 en Saga, en el suroeste de Japón, en el seno de una familia
numerosa. Fue educado en el tradicional código del honor sumurái. Con sólo 16
años se alistó en la Marina Imperial Japonesa, sirviendo como artillero naval
hasta que en 1937 consiguió acceder al curso de aviador naval de Tsuchiura. En
1938 le fue asignado un caza Mitsubishi A5M, con el cual combatió en la Guerra
Chino-Japonesa, siendo herido en combate.
Puso su
honor por encima de las órdenes recibidas
Durante
la II Guerra Mundial, Sakai combatió a los mandos de un caza Mitsubishi A6M2
Zero en Filipinas en 1941. Al año siguiente fue asignado a Borneo, que era
parte de las Indias Orientales Neerlandesas invadidas por Japón. En aquella
misión, los pilotos japoneses tenían orden de derribar a todo avión enemigo,
fuese militar o civil, aunque estuviese desarmado. Esa orden pondría a prueba
el sentido del honor de Sakai.
Durante
una patrulla sobre la isla de Java, Sakai se encontró con un Douglas DC-3
neerlandés que volaba bajo sobre la jungla. Al acercarse al avión, el piloto
japonés pudo ver por las ventanas del DC-3 que éste transportaba mujeres y
niños, así que Sakai, desobedeciendo la orden recibida pero obedeciendo a su
sentido del honor, le indicó al piloto neerlandés que continuara. Al ver el
gesto del aviador japonés, el piloto y los pasajeros del avión neerlandés
saludaron a Sakai en señal de agradecimiento. Sakai no reveló nada de lo
ocurrido a sus mandos al regresar a su base.
Su
combate con "Pug" Southerland y la acción en la que le dieron por muerto
El 7 de
agosto de 1942, Sakai tuvo un encuentro en el aire con un caza americano F4F
Wildcat tripulado por James "Pug" Southerland. A éste se le atascaron
las ametralladoras y no pudo derribar a su enemigo, pero le persiguió en una
impresionante "dog fight" en la que tanto Southerland como Sakai
demostraron su gran habilidad como pilotos. El aviador nipón acabaría
derribando a su rival, que no obstante, pudo saltar de su avión y sobrevivió.
Unos
días más tarde, Sakai entabló un combate con bombarderos navales americanos
Douglas SBD Dauntless. El avión de Sakai resultó dañado cuando éste atacó a sus
seis (es decir, por la parte detrás, hacia donde apuntaban las ametralladoras
de los artilleros de los Dauntless). Sakai resultó alcanzado en la cabeza por
una bala de calibre .30, y los americanos le dieron por muerto, contándolo como
una baja. Pero Sakai no se estrelló. Con uno de sus ojos cegado por los restos
de la carlinga que se desprendieron con los impactos de bala, pensó en morir
como un kamikaze, pero no había ningún barco enemigo cerca.
Un
increíble vuelo de más de 1.000 kilómetros estando gravemente herido
A pesar
de sus graves heridas, Sakai logró volar durante casi 5 horas y recorrer más de
1.000 kilómetros hasta la base japonesa de Rabaul, en Papúa Nueva Guinea.
Aturdido, estuvo a punto d chocar con otros aviones en el momento del
aterrizaje, logrando posarse en la pista al segundo intento. A pesar de su
lamentable estado, insistió e informar a su oficial superior, antes de caer
inconsciente. Sakai estuvo hospitalizado hasta enero de 1943, logrando volver
al servicio activo como instructor de aviadores. Ante la escasez de pilotos que
sufría Japón, en abril de 1944 Sakai consiguió que le permitiesen volver a
volar, siendo enviado a Iwo Jima.
Participó
en la última misión de la aviación naval japonesa en la guerra
El
protagonista de esta historia participó en la última misión de la aviación
naval japonesa el 18 de agosto de 1945. Se encontró con dos cuatrimotores
Consolidated B-32 Dominator americanos que hacían una misión de reconocimiento
y verificación del alto el fuego japonés sobre las islas Izu. La unidad de
Sakai los confundió con bombarderos Boeing B-29 Superfortresses y, tal vez
pensando que iban en una misión de ataque, disparó contra ellos. Los dos B-32
lograron regresar a su base, pero uno de sus tripulantes falleció y dos
resultaron heridos. El Sargento Anthony Marchione, el fallecido en aquel
combate, fue el último americano muerto en la II Guerra Mundial.
Los
años de la postguerra
Tras la
guerra, Sakai se retiró de la Marina Japonesa con 64 victorias, habiéndose
convertido en un as de la aviación japonesa. En la vida civil tuvo problemas
para encontrar trabajo. Su esposa falleció en 1947, y él acabó fundando una
imprenta. En la postguerra se dio a conocer el gesto de honor que había tenido
con aquel DC-3 neerlandés, y eso le convirtió en un personaje respetado en
Japón y los EEUU. Sakai se convirtió al budismo, prometiendo no volver a quitar
nunca una vida, ni siquiera a un mosquito.
Sakai
acabó enviando a su hija a estudiar a los EEUU "para aprender inglés y
democracia", y llegó a reunirse con sus antiguos adversarios, entre ellos
Harold "Lew" Jones, el artillero del Douglas SBD Dauntless que le
hirió gravemente en combate. Sakai falleció de un infarto a los 84 años el 22
de septiembre de 2000, tras asistir a un banquete de homenaje que le dedicó la
Armada de los EEUU en la base naval de Atsugi, en Japón. Hoy en día sigue
siendo un personaje respetado en los dos países antaño rivales. Su honor le
hizo pasar a la historia como un héroe.
El
canal de Youtube Yarnhub ha publicado un excelente vídeo contando la historia
de este aviador japonés. El vídeo está en inglés pero tiene subtítulos en
español:
Fuente:
https://www.outono.net