19 de septiembre de 2020

AERÓDROMO DE CUATRO VIENTOS: LA HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA





 

Por Javier Ramos

 

 

Testigo privilegiado de la historia más reciente de España, en 2011 celebró sus primeros cien años de vida. Porque fue el 11 de enero de 1911 cuando una comisión militar propuso al Ministerio de la Guerra la compra de unos terrenos para instalar una escuela de pilotos y un centro de prueba de aeroplanos, el futuro aeródromo de Cuatro Vientos, el aeropuerto más antiguo de España. Y en el castizo barrio de Carabanchel.

 

 

La historia de Cuatro Vientos

 

La primera promoción de la escuela de pilotos de Cuatro Vientos no fue muy nutrida. El aeródromo forjaría a cinco intrépidos ases de la aviación: los Capitanes Kindelán (que habría de pasar a la historia como el fundador del Ejército del Aire español), Herrera y Arrillaga y los Tenientes Barrón y Ortiz de Echagüe.

 

En 1913, la inicial precariedad de las instalaciones comenzó a enmendarse, y la mayoría de los distintos edificios del campo de vuelo ya estaban listos. Habría que esperar unos años más para que se alzara la torre de señales, construida entre 1919 y 1920 por Enrique Serra en su taller del Paseo de las Delicias.

 

De 1918 data el Laboratorio Aerodinámico, cuyo túnel del viento en circuito cerrado sería un modelo para el resto de Europa. En febrero de 1936, Cuatro Vientos empezó a operar como aeropuerto nacional y se convirtió en una alternativa al de Barajas.

 

Cuatro Vientos, De la Cierva y Franco

 

De aquí partió la Escuadrilla Elcano que en 1926 se dirigió a Manila. De aquí también partió el vuelo de Fernando Rein Loring a la misma ciudad. Y aquí tuvo lugar el primer vuelo del autogiro de Juan de la Cierva. Durante la Guerra Civil, el aeródromo de Cuatro Vientos sirvió como base al ejército republicano, y a su finalización, mantuvo su estatus como academia para pilotos. Asimismo, ha acogido a De Havilland dh-89 Dragon Rapide, el avión que trasladó al general Franco a Marruecos de su destierro en Canarias para idear el golpe de Estado contra la República.

 



Acto de puesta en marcha de la compañía aérea Iberia


El aeródromo conoció una segunda juventud cuando, en 1971, fue abierto al tráfico internacional de pasajeros. No obstante, su hermano “menor” Barajas (que se abrió al tráfico aéreo en abril de 1931) creció tan desaforadamente que Cuatro Vientos nada pudo hacer para resistir su empuje. Su destino no era el transporte de pasajeros.

 

El Museo del Aire

 

Los hangares del Museo del Aire, emplazado en el aeródromo de Cuatro Vientos, son una perfecta lección de la historia reciente de España a vista de pájaro. Esta galería aérea ocupa una superficie de 66.938 metros cuadrados y cuenta como ejemplares al Saeta HA-200, que realizó su primer vuelo el 12 de agosto de 1955 y fue retirado en 1981.

 

En la actualidad, aparte de albergar el Museo del Aire, el aeródromo de Cuatro Vientos también acoge helicópteros de vigilancia de la Dirección General de Tráfico y la Policía Nacional. Los primeros domingos de cada mes, la Fundación Infante de Orleans, un museo de aviones históricos en vuelo, organiza en estas instalaciones unas exhibiciones aéreas de época que trasladan al público a la prehistoria de la aviación.

 

Cuatro-Vientos es hoy día base de varias escuelas, entre las que se encuentran algunas de las principales academias de vuelo del país, clubes de vuelo o aeronaves privadas. El primer domingo de cada mes (salvo enero y agosto), la Fundación Infante de Orleans organiza una exhibición en vuelo de aviones antiguos de su museo.

 

Torre de control del aeródromo madrileño./Felipe Álvarez

 

En 2013, el aeródromo de Cuatro Vientos estuvo de actualidad porque el 5 de mayo fallecía el comandante del Ejército del Aire Ladislao Tejedor Romero en un vuelo de exhibición tras un aparatoso accidente. La nave siniestrada era el único Hispano Aviación HA-200 Saeta que poseía la Fundación con capacidad de vuelo. España llegó a sumar hasta 122 Saetas, y vendió la serie preliminar (10 aviones) a la fuerza aérea egipcia, los primeros que exportó nuestro país.

 

Viajar por España descubre al viajero atractivos alejados de lo convencional que pueden llegar a convertirse en un destino turístico de por sí. Descubrir sitios concretos como el aeródromo de Cuatro Vientos supone una nueva parada con historia en el itinerario del viajero que busca una ventana al pasado. Merece la pena la escapada.

 

Madrid y sus alrededores suman otros encantos con historia para visitar. Una propuesta de escapada no muy lejana al aeródromo de Cuatro Vientos pasa por visitar en la capital de España lugares tan emblemáticos como El Rastro o la Cuesta de Moyano o incluso El Valle de los Caídos. Pero no todo acaba ahí…

 

Fuente: https://www.lugaresconhistoria.com