Por
Juan Pedro Chuet-Missé (*)
Muchos
reconocen al B747, el A380 y otros aviones legendarios como el Concorde. Sin embargo,
hay modelos menos conocidos que impulsaron la aviación comercial.
Cuando
se ven gigantes como el A380 o modernos B787 cuesta recordar que la aviación
tiene solo 120 años de existencia. En su vida han pasado modelos que han
trascendido en la historia, como los Boeing 747, los populares A320 y B737, y
hasta el biplano de los hermanos Wright.
Pero
también hay otros aviones que actualmente la gente no los tiene tan presentes,
y que han sido fundamentales en la historia de la aviación.
Muchos
de ellos están recopilados en el libro de Matt Falcus 50 aviones que cambiaron
la manera de volar, publicado la editorial The History Press.
De
ellos, en una selección hecha por The Telegraph, presentamos estos diez aviones
poco conocidos a los que todos deberíamos agradecer.
Benoist
Type XIV (1913)
Un
fabricante de automóviles creó al Benoist Type XIV en 1913, y junto con un
socio, impulsaron el primer vuelo comercial de la historia. Fue un trayecto
entre St Petersburg y Tampa, en el estado de Florida, distantes entre 30 kilómetros.
Cada
pasajero pagó cinco dólares (unos 81 euros actuales), y la sociedad tuvo
superávit. Nacía la aviación comercial.
Fokker
VII (1925)
El
fabricante Anthony Fokker colocó dos motores más a uno de su nuevos prototipos,
lo que dio génesis a un avión que podía transportar hasta 12 pasajeros en
condiciones más cómodas que otras aeronaves.
Este
fue el último avión construido en madera antes de que llegaran los fuselajes de
metal.
El
primer vuelo comercial fue realizado por un Benoist Type XIV que voló 30
kilómetros entre St Petersburg y Tampa, en Florida
Uno
de los Fokker F.VII más famosos fue el Southern Cross, usado por el intrépido
Charles Lindbergh para cruzar el Pacífico en 1928. El viaje duró 83 horas y 11
minutos, con dos paradas intermedias.
Dornier
DO X (1929)
Este
fue un fracaso comercial: solo tres aviones llegaron a construirse. Fabricado
por la empresa alemana Dornier Flugzeugwerke, necesitaba seis motores para
levantar su pesada estructura.
En
su interior el lujo era comparable a un paquebote: tenía cabinas-dormitorio
individuales, una sala de fumadores, un salón, un cuarto de baño y una cocina
en una estructura de 40 metros de largo.
Cuando
voló en 1929 estableció el récord de pasajeros: 170 personas, marca que estuvo
intocable durante 20 años.
Junkers
JU 52 (1931)
La
compañía alemana construyó el JU 52 con el metal corrugado que hicieron famoso
a Junkers.
Su
versatilidad para el transporte de pasajeros como para los usos militares lo
catapultó en la fuerza aérea alemana. Pasada la Segunda Guerra fue adoptado por
varias aerolíneas como Air France, la finlandesa Aero O/Y, la sueca AB
Aerotransport e incluso Iberia. Actualmente algunos modelos se animan a volar
en exhibiciones de ferias aeronáuticas.
Douglas
DC-2 (1933)
Pero
el mérito de su adaptabilidad para llevar pasajeros y servir para el transporte
de mercancías fue de su antecesor, el DC-2, que marcó el camino del éxito de la
compañía McDonnell Douglas, responsable de fabricar varios modelos de gran
popularidad entre las aerolíneas. Hasta ser eclipsado por el DC-3, se
produjeron 156 unidades de este avión.
Short
Empire S 23 (1936)
El
Short Empire fue un hidroavión, o más bien cabría decir un barco volador, con
un nivel de confort a bordo que parecía extraído de un hotel o un
transatlántico, los 30 pasajeros tenían a su disposición un salón, baños,
cuartos con literas y asientos con una generosa distancia entre filas.
El
lujo del Short Empire era comparable a los de un transatlántico, y anticipó en
dos décadas la llegada de la primera clase
Fue
desarrollado por Imperial Airways para las rutas a África, Asia y Australia.
Pero
la llegada de la Segunda Guerra interrumpió abruptamente su desarrollo, que
anticipó en dos décadas al lujo de la primera clase.
Sud
Aviation Caravelle (1955)
La
llegada de los aviones con motores a reacción, encabezada por el Havilland
Comet y el Boeing 707, tuvo al Sud Aviation Caravelle de Francia como un
protagonista más discreto.
Fue
el primero en tener las turbinas en parte trasera, y se considera el primer
avión moderno construido con éxito en Europa, una iniciativa que luego tomaría
con éxito Airbus.
Muchas
aerolíneas incorporaron al Caravelle a sus flotas, como Finnair, Air France,
United Airlines e Iberia.
Se
fabricaron 282 unidades de este avión hasta 1972, y fue el primero cuyo diseño
reportó beneficios, lo que no volvería a suceder por un par de décadas después.
El último Caravelle dejó de volar en 2005.
Hawker
Sideley Trident (1957)
Antes
de que Boeing sacudiera el mercado con el exitoso B727, el británico Trident
fue pionero en usar tres turbinas en la parte trasera y con una cola en forma
de T.
El
Trident fue el primero en tener un sistema automático de aterrizaje sin
visibilidad
Sin
embargo, a pesar de ser comprado por British European Airways (luego British
Airways) no fue un éxito comercial debido a sus altos costes operativos.
Pero
hay que reconocer sus valiosos avances, como la incorporación de un sistema
automático de aterrizaje sin visibilidad, que les permitía tocar tierra entre
la niebla.
Otra
innovación fue la incorporación de un mapa móvil que indicaba la posición del
avión mientras volaba.
De
Havilland Canada DHC-6 Twin Otter (1965)
Este
avión se considera como el programa más exitoso de Canadá. Se usó (y usa) en el
transporte de pasajeros para rutas a lugares remotos, así como para la
logística y hasta para entrenar a paracaidistas.
En
algunos modelos se les incorporó patines fijos para acuatizar en parajes sin
aeropuertos cercanos. En los modelos con esquís, pueden llegar en sitios con
nieve como en el norte de Noruega o la Antártida.
Viking
Air compró el diseño para producir nuevos modelos de Twin Otter. Uno de los más
famosos es el que usa Flybe para llegar al pueblo escocés de Barra, donde la
pista es invadida por el mar dos veces al día.
Tupolev
TU-144 (1968)
Muchos
conocen al Concorde, pero pocos saben que Rusia tuvo un avión supersónico que
voló dos meses antes que el modelo fabricado por British Airways y Air France.
El
TU-144 era más grande, con capacidad para 140 personas frente a las 120 del
Concorde, al que superaba también en peso y velocidad, aunque no en autonomía y
alcance, debido a enorme consumo de combustible de sus cuatro motores turbojet
Kolesov RD-36-51 que, además, eran extremadamente ruidosos.
Su
debut en sociedad derivó en un aparatoso accidente, al estallar en el aire
frente a los asistentes del Salón Aeronáutico de París.
Comenzó
a volar comercialmente en 1977 hasta 1983, cuando la Unión Soviética anunció el
abandono de este avión por sus altos costes y su baja rentabilidad. El Concorde
volaría por 20 años más.
(*)
Redactor de Cerodosbé/Tendencias desde 2017, y del Grupo Economía Digital desde
2015. Especialista en destinos fuera de lo común, cultura, estilo de vida,
viajes y todas aquellas historias que vale la pena contar.
Fuente:
https://www.tendenciashoy.com