Por
Adolfo Roldán Villén
Nació:
El 30 de Octubre de 1899 en Barcelona
Murió:
El 13 de Octubre de 1975 en Madrid
Ocupación:
Aviador militar, ingeniero industrial y aeronáutico, historiador.
Hijo
de José Gomá y Armijo, artillero y profesor de la Academia de su Cuerpo, y de
Margarita Orduña Adriozola. El matrimonio tuvo cuatro hijos: tres varones
(Ignacio, Federico y José) y una mujer (María Luisa). El padre fundó en Segovia
la Academia Gomá Ugarte, para preparación de ingreso en las Academias
Militares, ciudad en la que José Goma estudió el bachillerato en el Colegio
Padre Claret de los Hermanos Maristas. Dados sus antecedentes familiares, muy
joven ingresó en la Academia de Artillería de Segovia. Cuando recibió los
despachos de Teniente del Cuerpo, fue destinado a la Comandancia de su Cuerpo
en Melilla (Marruecos). Intervino, durante su permanencia en ese destino, con
su batería en las operaciones de la guerra de Marruecos; realizó misiones de protección
de columnas y ataques a concentraciones y posiciones enemigas.
Llevado
por su ilusión de conocer más directamente a los indígenas marroquíes, solicitó
en 1922 destino a las Tropas de la Policía Indígena. Participó con la 6ª Mía de
dichas tropas, en la columna de Castro Girona, en la ocupación de diversos
poblados, en la defensa de Tarfesit y en numerosos golpes de mano nocturnos. El
Teniente Gomá, el 7 de noviembre, partiendo de noche de Bien-Tieb con una
columna de ochocientos indígenas, ocupó después de recorrer catorce kilómetros
en territorio enemigo, la posición de Sidi Mesaud. Por su decisión y serenidad
en estas misiones, fue citado como “Muy Distinguido”, en los partes de dichas
operaciones.
Cuando
se creó en 1924 la Mehala Jalifiana de Melilla (Marruecos), se le asignó el
mando de la Mía de Caballería de Dar-Drius. Nuevamente, se distinguió en la
defensa de la posición de Afsó, donde realizó una importante operación por la
que fue propuesto para una recompensa de guerra.
Su
vida aeronáutica comenzó cuando en 1924 fue llamado a realizar el curso de
piloto militar de aeroplanos en la Escuela de Aviación de Albacete. Terminado
este período de su formación aérea, fue destinado a la 2ª escuadrilla de
aviones Bristol de Melilla. Con esta unidad participó en servicios de bombardeo
y reconocimiento, destacándose especialmente en una operación de las llamadas
humanitarias. Efectuó la protección de los cadáveres del Teniente Juan Moneo y
del Sargento Jesús Cartagena, tripulantes de un Bristol, caído el 19 de abril
de 1925, después de bombardear el zoco de El Had de Beni-Bu-Yahi, hasta ser
recuperados por una patrulla terrestre.
En
1926 fue seleccionado para realizar el curso de hidroaviones. Por ello tuvo que
abandonar Marruecos e incorporarse a la Escuela de la especialidad en el
Aeródromo de Los Alcázares (Cartagena, Murcia), donde aprendió a pilotar este
tipo de avión. Cuando obtuvo el título correspondiente, fue destinado a la base
de hidros de El Atalayón (Melilla, Marruecos), desde la que intervino en las
operaciones del peñón de Vélez, cuenca del Lau y de Alhucemas.
En
ese continuo y casi anónimo batallar tan intenso en la zona de Melilla, se
llegó a mayo de 1926, en que cesó la acción preparatoria con sus misiones de
información y bombardeo de castigo y fue sustituida por la acción ofensiva de
protección del avance de las tropas de tierra.
Enterado
el mando español que el cabecilla Abdel- Krin se encontraba refugiado en la
alcazaba de Senada, gozando de la hospitalidad de su antiguo enemigo el caid
Hamido, ordenó que se bombardease dicha alcazaba. Los Tenientes Gomá Orduña
como piloto y el Sanz como observador fueron los encargados de realizar dicha
misión. Despegaron con un hidroavión Dornier Wal de Mar Chica (Melilla) y
bombardearon el objetivo con tal precisión que fue la causa decisiva para
vencer la resistencia de Abd-el- Krin, que se entregó a las fuerzas francesas.
Poco
después de esta acción, Gomá volvió a los aviones basados en tierra,
concretamente a la Escuadrilla de De Havilland “Napier” como observador.
Participó en el apoyo al desplazamiento, al combate y al aprovisionamiento de
la columna que mandaba Fernando Capaz.
Ascendió
a Capitán el 9 de julio de 1926 y cuando terminó la guerra de Marruecos, se
incorporó como profesor a la escuela de hidros de Los Alcázares, donde
permaneció hasta 1928 que marchó al Grupo 22 en la Tablada. Tampoco estuvo
demasiado tiempo en este destino, pues fue nombrado jefe del Parque y Talleres
de los Servicios de Material en el Aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid).
Al
crearse en septiembre de 1928 la Escuela Superior Aerotécnica, Gomá solicitó
realizar la oposición de ingreso en ella. El retraso en la inauguración oficial
de la escuela hizo que hasta tres años más tarde no pudiera terminar su carrera
de Ingeniería Aeronáutica, con la especialidad en aeromotores. Por su
especialización fue designado para visitar los centros aeronáuticos de
Alemania, Francia, Polonia y Rusia, para adquirir experiencias que fueran
exportables a España.
De
cualquier forma, no olvidó su profesión principal de aviador y en 1933
consiguió ser destinado a la Escuadra N° 1, asentada en el aeródromo de Getafe
(Madrid). Por sus conocimientos técnicos, al año siguiente fue agregado a los
Servicios durante unos meses a los Técnicos de Cuatro Vientos. En 1935, de
nuevo estaba en Getafe, destino en el que le sorprendió el 18 de julio de 1936.
El
aeródromo de Getafe desde el primer momento, con mayoría de oficiales adictos a
la causa republicana, quedó en poder de la República. Los oficiales partidarios
del levantamiento tuvieron que permanecer indiferentes, hasta el día 19 de
julio, cuando dos aviones salieron con la orden de bombardear el cercano
cuartel de Artillería. El Capitán Gomá y varios oficiales proclives a la
sublevación se enfrentaron de forma violenta al jefe del aeródromo, Teniente Coronel
Antonio Camacho, por lo que, a partir de ese momento, Gomá y sus compañeros, se
colocaron en una situación muy difícil, hasta tal punto que fueron detenidos y
entregados a las milicias populares de Getafe. Pudieron escapar haciendo uso de
sus armas reglamentarias.
A
partir de este momento, fue buscado y tuvo que refugiarse en la Embajada de
Noruega, donde permaneció hasta junio de 1937. Disfrazado y sin documentación,
consiguió llegar hasta Alicante donde embarcó en un buque de guerra francés que
le trasladó hasta Marsella. Desde esta ciudad pudo dirigirse a la llamada zona
nacional.
Incorporado
a la Aviación Nacional, pasó agregado a los Servicios Técnicos de la Legión
Cóndor. Ascendió a Comandante el 20 de marzo de 1937 y continuó en dicho
destino hasta agosto de 1937 en que fue trasladado al Grupo de Caproni 310 de
la 2ª Brigada Aérea.
Terminada
la campaña del Norte, las fuerzas nacionales se tomaron un respiro para
reorganizarse. Se inició la reestructuración con la constitución de la 1ª
Brigada Aérea Hispana. En la Escuadra N° 3 de la Brigada se creó el 5-G-28 de
Bombardeo, equipado con Savoia 79, cuyo mando fue encomendado al Comandante
Gomá. Con esta unidad participó en las batallas de Teruel y del Ebro y en las
operaciones que se llevaron a cabo en Levante hasta llegar al mar. Durante
estas acciones, el mítico Comandante García Morato efectúa un servicio en un
Savoia 79, pilotado por Gomá, desde el aeródromo de La Senia (Tarragona), y
donde el Comandante Gomá fue herido por disparos de la artillería antiaérea.
Asciende
a Teniente Coronel el 8 de enero de 1939. Finalizada la contienda se hace cargo
como jefe del 2° Grupo de la Escuadra de Heinkel 51, hasta febrero de 1941, que
pasa destinado a la Dirección General de Industria y Material del Ministerio
del Aire. En este destino desempeñó numerosos cargos técnicos; presidente de la
Comisión Reguladora de Metales; inspector de Construcciones Aeronáuticas
(CASA); representante del Ministerio del Aire en la Delegación de Industrias
Siderúrgicas. Asimismo, intervino en la confección del Almanaque Aeronáutico y
formó parte de la Comisión Asesora de Estudios y Desarrollo de Cohetes
Teledirigidos (CACIT).
Pero
a pesar de toda esta actividad técnica, Gomá no abandonó su formación
aeronáutica. Así, en 1942, con la II Promoción de la Escuela Superior del Aire
se diplomó en Estado Mayor; realizó el Curso de Vuelo sin Visibilidad y fue
nombrado, en 1943, Agregado Aéreo a la Embajada de España en Lisboa. A su
regreso en 1947, ascendió a Coronel el 8 de febrero de ese mismo año y se le
nombró para mandar el Regimiento Mixto N° 3 en la Base Aérea de Son San Juan
(Palma de Mallorca, Baleares).
Finalizado
su mando en 1951, pasó destinado como jefe del Servicio de Armamento del
Ejército del Aire hasta el 11 de abril de 1958 que ascendió a General de
Brigada y fue nombrado jefe del Estado Mayor de la Región Aérea de Levante, con
sede en Valencia.
Poco
tiempo pudo disfrutar de este cargo, pues en noviembre de ese mismo año fue
nombrado Director General de Personal del Ministerio del Aire donde continuó
hasta su pase a la situación “B” en noviembre de 1961. En esta nueva situación
ocupó vacantes en el Consejo de Gobierno de la Asociación Benéfica del Aire y
Consejo Supremo de Justicia Militar.
Pero
si en Gomá se pueden destacar sus actuaciones militares y su completa formación
técnica, hay en él otra faceta, tal vez más importante, que es su inquietud
intelectual, ya que supo moverse de forma armónica entre las especialidades
tácticas y de técnico ingeniero. Lógicamente, este bagaje intelectual le llevó
a expresar sus pensamientos y sus opiniones tanto en un sinnúmero de artículos
periodísticos como en charlas y conferencias. A Gomá se debe la obra Historia
de la Aeronáutica Española, un estudio exhaustivo y completo de la aviación
española tanto en el aspecto militar y civil, como deportivo. El tomo primero,
como dice el autor en el prólogo de la obra, “comprende la Historia de la
Aerostación y la de la Aviación hasta 1921. El Segundo Libro trata de la
Historia de la Guerra de África y vuelos de relieve internacional efectuados
por aviadores españoles”. El tomo tercero no se escribió, pues publicó en 1958
otro libro Guerra en el aire que vino a sustituirlo y en el que se enjuicia la
actividad aérea, en uno y otro bando durante la Guerra Civil de 1936-1939 y que
mereció el Premio Menéndez Pelayo del Ministerio de Información y Turismo. La
aviación contada con sencillez es una obra de divulgación aeronáutica en la que
se relatan los acontecimientos vividos por la aviación mundial.
El
General Gomá Orduña estuvo casado con María Bernardeta Ibrán Navarro y no
tuvieron hijos. Falleció en Madrid y hasta el último día de su vida estuvo
investigando y escribiendo sobre aviación. Historiador “veraz y concienzudo”
como lo califica un historiador inglés, supo desarrollar su labor de historiar
la aeronáutica con cariño e inteligencia.
Obras:
- Historia de la Aeronáutica Española, pról. de S.A.R. el Infante D. Alfonso de Orleans y de Borbón, Madrid, Imprenta Prensa Española, 1946, 2 vols. (pról. de A. Kindelán Duani, Madrid, Gráficas Huérfanos del Ejército del Aire, 1950);
- La Aviación contada con sencillez, Madrid, Escelicer, 1951;
- La Guerra en el Aire (vista, suerte y al toro), Barcelona, AHR, 1958.
Fuente:
http://dbe.rah.es