En la fotografía: Idealización de la preparación de vuelo del "Jean de Arc" del aeronauta Eduardo Laiselle, en la ciudad de Oruro el año 1901.
Por: Miguel Salas Aguilar
Glorias
orureñas
La
historia nacional palidece al no tener claro los antecedentes de la historia
aérea en nuestro país, pues desde el siglo XIX al presente, la mayoría de los
ensayistas se volcaron trilladamente a desentrañar las acciones de los
gobernantes más de las veces triste y vergonzosa, olvidando a los simples
ciudadanos; hombres y mujeres, muchas veces anónimos y arrinconados en la
memoria bibliográfica, que desde su disciplinado y dedicado rincón del trabajo
supieron ennoblecer a las ciencias, meritorias existencias que se ofrendaron a
la arqueología, arquitectura, el arte, la botánica, la exploración, y un sin
fin más de disciplinas e incluso la osada y atrevida aventura de la aviación.
El
primer aeronauta en Bolivia
¿Quién
fue el primer aeronauta en nuestros cielos? Las primeras referencias que se
tiene de la actividad aérea en Bolivia datan de 1872, referencias y pinturas de
aquellos años muestran pequeños globos aerostáticos en los paseos de la ciudad
de La Paz, ante la acomodada burguesía y la admirada plebe.
Una
de las principales obras referenciales es el libro "Alas de Bolivia"
de la escritora Amalia Villa de La Tapia, la que refleja los inicios de nuestra
historia aérea. Esta escritora nacional refiere que la primera ascensión al
cielo fue el año de 1872, cuando gobernaba el país el Dr. Tomás Frías, ocasión
cuando llegó a la ciudad de La Paz una compañía de circo, entre las que
destacaba don Apolinar Zeballos con su globo Montgolfield, iniciando con ello
el nacimiento de nuestra historia aérea:
"…Apolinar
Zeballos, de nacionalidad peruana, tuvo la idea de presentar un espectáculo
nunca visto en esta ciudad. Con tal motivo construyó un globo tipo Montgolfield
– 1783, utilizando tocuyo y otros materiales. Solicitó de las autoridades
nacionales el permiso respectivo para presentar al pueblo la prueba de
ascensión de un globo y, concedido que le fue. Zeballos instaló el globo en la
Plaza de Armas, hoy Plaza Murillo, y lo infló con los medios existentes en la
época. Concluido sus preparativos, Zeballos se lanzó al espacio tripulando su
globo, que se elevó hasta una altura de 500 metros, permaneciendo en el aire
aproximadamente 25 minutos, al cabo de los cuales descendió sin ningún percance
en los terrenos de la zona llamada Tembladerani"
Aquella
primera ascensión, lamentablemente no fue bien aprovechado. Los sucesivos
gobiernos nunca trataron seriamente de implantar este útil avance tecnológico
para aplicarlo en el campo civil y más que todo militar, ya que de haberse
tomado seriamente como útil herramienta de la defensa y exploración, hubiera
mejorado considerablemente nuestra posición en los posteriores años
republicanos.
De
todas maneras, esta primera ascensión con fines civiles en un globo
Montgolfield, está registrada solamente en la ciudad de La Paz, aunque no es atrevido
suponer que el mismo se hubiera podido realizar igualmente en la de Oruro, por
su próxima cercanía.
Apolinar
Zeballos, se constituye biográficamente para este estudio como el primer ser
humano que se elevó a los cielos, iniciando con ello, una carrera aérea del que
muy pocos conocemos su auténtica génesis histórica. Lamentablemente del señor
Zeballos, no se conoce mayores datos personales, como resultado del indebido
descuido hacia nuestros pioneros del aire, del siglo XIX.
Mucho
antes de la Guerra del Pacifico
Igualmente
que el peruano Apolinar que había llegado a nuestro país el año 1872 junto a
una compañía de circo ambulante, hacia el año 1877 un ciudadano norteamericano
llamado Eduardo Laiselle, fue el aeronauta que más impresionó inicialmente al
público chileno por sus acrobacias aéreas en un globo Montgolfield llamado por
su propietario como "Juana de Arco", el mismo que posteriormente se
trasladó a Bolivia donde logró el primer ascenso en los cielos de nuestra
ciudad, ante la expectación de una admirada población.
Un
joven yanqui llegó al puerto chileno de Coquimbo, donde por vez primera para
aquel país el globo engomado "Juana de Arco" realizó su primera
ascensión.
El
relato del historiador chileno, don Pedro Álvarez Pavez en su libro
"Tradiciones y Episodios de Coquimbo", relata que es esta ciudad
chilena, el lugar donde se realizó el primer vuelo en globo del Siglo XIX, del
osado estadounidense E. Laiselle, para que décadas después lograse los mismos
exitosos vuelos en Oruro, La Paz y Cochabamba.
La
proximidad de la inminente guerra, puso aquel acontecimiento en segundo plano,
por lo que el siguiente relato es una suerte de afortunado encuentro con el
pasado de los inicios de las actividades de este personaje.
"Empezaba
a cresparse la cuestión chileno – boliviano que dio origen a la Guerra del
Pacífico, cuando al atardecer del domingo 2 de Febrero de 1879, el joven
Eduardo Laiselle, natural de Boston, ciudad que abandonó para recorrer el mundo
en una compañía de variedades, elevose ante la atónita población de Coquimbo en
su globo Aerostático "Jeanne d’Arc", de tela engomada, a una altura
considerable, para ir luego a caer cerca de los escombros del vapor quemado –el
Dover Castle– que se encontraba en la bahía. Ahí recibió uno de los botes preparados
al efecto y trasladándose al muelle de pasajeros, donde se tributaron
acaloradísimas felicitaciones".
"Por
el motivo explicado al principio, tal vez no se dio a dicho vuelo la
importancia que merecía, pasando este suceso casi desapercibido. Empero, veinte
años después, el 12 de marzo de 1899, el célebre aeronauta repitió el ascenso
en la plaza ‘Vicuña Mackena’. Como era natural, en la plaza y en los balcones
del Hotel de France había gran aglomeración de gente, ávida de presenciar la
arriesgada aventura".
"A
las cinco y media de la tarde el enorme aeróstato rasgaba los aires en demanda
del firmamento. El perseverante Laiselle, en traje de marinero, agitaba el
tricolor nacional en medio de los acordes de la banda de músicos que amenizó el
acto. A causa de que no soplaba la más leve brisa, la ascensión fue casi
vertical; por lo que la mongolfiera descendió sobre un edificio cercano, hasta
donde acudió el populacho enloquecido y vitoreó al audaz navegante. Esta vez
Laiselle fue objeto de una significativa manifestación de reconocimiento en la
que le fue obsequiada una bonita medalla de oro y un reloj por el Municipio
local".
"-
¡Jesús, María y José! ¡Que susto me da, niña! ¿A dónde irán a parar estos
hombres con sus inventos?...” decía santiguándose, una vieja de pueblo a su
hija, mientras contemplaba desde el cerro el espectáculo aéreo, nunca visto en
nuestro puerto, con media boca abierta de pasmo.
La
aventura aérea de Eduardo Laiselle en Chile, conllevaron a su nacionalización;
participó como combatiente del ejercito de aquel país, retirándose años después
con el grado de Subteniente, después de haber participado en las terribles
jornadas de Chorrillos y Miraflores que fueron contrarios a la Alianza
Perú-Boliviana.
Muchos
años después, luego de amplios vuelos en el vecino país, Laiselle ingresó a
Bolivia. Esta vez tocaría a Oruro ingresar en la historia aérea, cuando un 4 de
julio de 1901, el globo aerostático realizaría otra hazaña.
El
primer vuelo en Oruro
Eduardo
Laiselle, fue la primera persona en elevarse al límpido cielo altiplánico y
este capítulo constituye un homenaje a este pionero aéreo, pues sin lugar a
dudas contribuyo con el avance tecnológico de la naciente urbe orureña, hacia
principios de Siglo XX.
Una
buena prueba del uso de este aparato de vuelo en nuestra ciudad, se encuentra
en el periódico de nuestra Biblioteca Municipal, el mismo comenta en breve
crónica:
"De
regreso de La Paz, ofrece don Eduardo Laiselle, contribuir con su aerostato, al
festival de las próximas fiestas patrias del 6 de Agosto. Es de esperar que el
Comité respectivo, vote una suma destinada a contribuir a los gastos que
demande este espectáculo, que sería verdaderamente popular y bastante apropiado
para esos días".
De
este aeronauta, refiere también la escritora nacional Amalia Villa de La Tapia,
salvando el error de que los naturaliza como francés, naturalmente por su
sugestivo apellido, revelando interesantes datos para la historiografía
nacional y principalmente local, como la fecha de aquel histórico suceso que
vale la pena apuntar:
"Realizó
su primera demostración en la ciudad de Cochabamba su primera demostración el
27 de abril de aquel año (año 1901), alcanzando gran éxito. Pasó después a la
ciudad de Oruro, donde el 4 de julio remontó por los aires hasta alcanzar la
altura de 800 metros, con una permanencia de 15 minutos, al cabo de los cuales
desciende en perfectas condiciones".
Las
características del globo aerostático "Juana de Arco", son
importantes para reconstruir los momentos históricos que nos tocó vivir, el
investigador Virgilio Figueroa, detalla algunas características de aquel
aparato engomado.
"…en
vez de barquilla, o colgante de ésta, pendía un trapecio en que aparecía el aeronauta
haciendo toda clase de pruebas acrobáticas. Aquello producía una impresión
profunda en los espectadores. El globo se elevaba unos doscientos o trescientos
metros a veces un poco más, y cuando se le concluía el humo o el aire caliente,
empezaba a descender lentamente y caía a veces en la calle, otras en alguna
casa o en algún arbolado. La gente corría tras el atrevido piloto y lo
auxiliaba cuando caía en algún sitio peligroso. Nosotros desde el balcón de la
niñez presenciábamos el espectáculo…"
Una
inocente inspiración
Mientras
que, en la ciudad de Santa Cruz, los bueyes arrastraban pesadas carretas, y en
Cochabamba los hacendados recorrían sus calles en caballos; en Oruro, se hacían
notables progresos tecnológicos que nos constituían en pioneras a nivel
nacional.
El
4 de Julio de 1901, marca el inicio de nuestra historia aérea como ciudad
precursora en la conquista de los cielos nacionales, cuando un colorido globo
aerostático y un valiente "gringo" chilenizado, se elevaron en la
inmensidad de nuestro azul cielo orureño.
Aquel
vuelo indudablemente fue presenciado por toda la población local, así como por
las colonias extranjeras residentes en la ciudad; quienes quedaron admirados
por la fantástica presencia del ser humano en el cielo, reservado hasta
entonces a las aves y los seres divinos. ¡Se había conquistado lo imposible!
Indudablemente
este acontecimiento, sirvió para que un niño de 8 años llamado Juan Mendoza y
Nernuldez, quien como otros tantos avistaba boquiabierto la proeza del
"gringo" Eduardo Laiselle, se propusiera desde entonces seguir los
pasos de tan arriesgada profesión… la imaginación y la inocencia tuvieron su
recompensa cuando el año 1921 llegó sobrevolando un avión italiano a nuestra
ciudad; luego de cumplir cursos de aviación en el aeródromo de Villa Lugano-Argentina,
y lograr su brevet internacional. ¡Acto valeroso que le otorgó el título de
Primer aviador nacional!. Pero esa es otra historia.
Fuente:
https://www.facebook.com/Historiasdebolivia