Por
Ingrid Gil
Con
la mente y el corazón en un objetivo, es más fácil llegar a concretarlo. Ese
fue el caso de Charles Augustus Lindbergh y el del Spirit of St. Louis. Un día
como hoy 28 de abril, pero de 1927, concretaron el primer vuelo de la aeronave
que poco tiempo después lograría un hito histórico. Cruzar desde Nueva York a
París le valió, tanto a él como a la aeronave grabarse en la historia de la
humanidad.
Lo
que hoy en día nos parece algo común -viajar de un extremo del mundo a otro-
hace menos de 100 años era impensable. No había la tecnología para construir
una aeronave capaz de volar distancias tan largas. Pero para la década de 1920
todo estaba por cambiar. Un hotelero francés nacionalizado estadounidense lanzó
un concurso que revolucionaría el mundo.
El
empresario francés Raymond Orteig anunció un desafío mundial. Ofreció 25.000
dólares a quien consiguiera conectar vía aérea Nueva York y París sin escalas.
Esta fue la motivación que llegó a miles de personas entre ellas, Charles
Lindbergh. Fue entonces que comenzó a alistar todo para poder concursar con lo
que sería el Spirit of St. Louis.
Trabajando
de la mano con Donald A. Hall de la fábrica de aviones Ryan Airlines de San
Diego, California desarrollaron un avión conocido primeramente como Ryan NYP.
Esta aeronave tuvo como inspiración el Ryan M-2, que solía servir como
transporte de correo construido en 1926. Como es de imaginarse, Lindbergh no
podía costearlo todo por lo que recurrió a fondeadores de su ciudad: St. Louis,
Missouri.
Gracias
al lugar de origen de los inversores hoy conocen a la aeronave que logró el
histórico hito como: “Spirit of St. Louis”. Fue entonces que, con el apoyo
económico, el técnico y el ingenio de Lindbergh, en menos de dos meses se
construyó un avión monomotor monoplaza. Lindbergh lo prefirió con un solo motor
-el cual era Wright J-5C- pues consideraba que tenía menores posibilidades de
tener complicaciones en el vuelo de más de 5,834 kilómetros.
A
esto se sumaron otras modificaciones en pro de ahorrar peso que pudiera ser
aprovechado cargando combustible. Los tanques principales se encontraban al
frente del Spirit of St. Louis lo que ayudó a mejorar el centro de gravedad del
avión. No obstante, esto representaba dejar sin parabrisas al Spirit of St.
Louis. La visión de Lindbergh estaría limitada a ventanas laterales y un
periscopio que ayudaría a tener una visión frontal de larga distancia.
El
motor que usaba el Spirit of St. Louis era un Wright J-5C “Whirlwind”
refrigerado por aire que desarrollaba un máximo de 237 caballos de potencia. La
envergadura era de 14 metros y la longitud de 8,4 metros. La capacidad de
combustible con los depósitos adicionales era de 450 galones. Respecto a la
velocidad, la máxima a nivel del mar -con carga- a la que podía llegar el
Spirit of St. Louis Louis, era de 200 kilómetros por hora con una autonomía de
6.600 km.
Considerando
el espacio y peso, se decidió cambiar el asiento regular del modelo inspiración
por una silla de mimbre. Si bien esta no era muy cómoda para el viaje de cerca
de 40 horas, cumpliría los objetivos de ahorro y, además, al no ser tan
confortable, Lindbergh se mantuviera más atento. Aunado a lo anterior,
Lindbergh eligió eliminar peso innecesario. Entre los objetos que prefirió
dejar era una radio y algunos objetos de recuerdo.
Una
vez completada la veloz construcción del Spirit of St. Louis fue puesto a
prueba. Así, un 28 de abril de 1927 despegó por primera vez aquella aeronave
que uniría -sin escalas- América y Europa. Comprobados lo resultados, estaban
listos para probar el mayor reto: volar desde Nueva York a París y sobrevivir
para contarlo. Salieron de su lugar de fabricación en San Diego California y se
dirigió a Nueva York para cumplir la misión.
El
20 de mayo de 1927, desde el Roosevelt Field en Nueva York despegó el Spirit of
St. Louis con destino a París. Después de 33 horas y 32 minutos de atravesar el
Océano Atlántico, el avión aterrizó en Le Bourget cerca de París. Recibido con
entusiasmo, cual, si fuera un héroe, Charles Lindbergh conquistó el premio y la
historia con el Espíritu de Spirit of St. Louis Louis.
Para
volver a América, el Spirit of St. Louis y su piloto lo hicieron vía marítima.
Una vez en el continente, se dedicaron a volar a través de él con el fin de
promover el interés en la aeronáutica. Entre el 20 de julio y el 23 de octubre
de 1927 el Spirit of St. Louis voló por 82 ciudades de los Estados Unidos y en
diciembre se dirigió a México, Colombia, Venezuela, Puerto Rico y Cuba para
regresar a su ciudad esencia, Spirit of St. Louis en Missouri. El 30 de abril
de 1928 el Spirit of St. Louis fue trasladado de Nueva York a Washington D.C.,
para ser donado al Museo del Aire y del Espacio del Smithsonian donde hasta hoy
sigue expuesto.
Fuente: https://www.transponder1200.com