2 de junio de 2023

ACONTECIMIENTOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - LA MUERTE DEL TENIENTE MÓNICO, ¿SUICIDIO O LINCHAMIENTO PÚBLICO?

 

 

 

Ernesto Mónico con el traje de aviador / Archivo Central del Estado Italiano

 

El Teniente aviador Ernesto Mónico fue la primera víctima mortal de Italia en la Guerra Civil Española. Su muerte, el 30 de agosto de 1936, está envuelta en un halo de misterio que todavía hoy no ha podido resolverse. ¿Fue realmente Mónico linchado por los milicianos que le capturaron tras saltar en paracaídas cerca de Talavera de la Reina o decidió suicidarse antes de que fuera hecho prisionero?

 

En este artículo de Guerra en Madrid trataremos de responder a estas preguntas sobre una muerte que generó un intenso conflicto diplomático de carácter internacional en el que se verían envueltas tanto la España de Franco como la II República. Por otro lado, se tratará de esclarecer otras muchas cuestiones sobre este episodio desconocido de la contienda como son la fecha exacta de la muerte de Mónico o si verdaderamente fue el primer italiano que perdió la vida en la guerra. Algunas personas dirán que el primer italiano en caer fue el Teniente Dante Olivero que falleció el 3 de septiembre de 1936. Pues bien, nuestro protagonista falleció tres días antes que Olivero y su muerte se produjo tras un combate aéreo al sur de Talavera. Dante, por su parte, perdió la vida tras estrellarse su avión en las inmediaciones de la base aérea de Tablada (Sevilla).

 

De la vida de Mónico antes de participar en el conflicto español no se sabe demasiado. Tenemos conocimiento de que había nacido en la localidad de Altavilla, muy cerca de Vincenza, donde actualmente existe una calle en su memoria. A sus 29 años, el Teniente Mónico había llegado hasta Melilla, ciudad controlada por los franquistas, el 14 de agosto de 1936. Llegó junto con otros 17 pilotos de la Regia Areonáutica Italiana casi de manera clandestina en un carguero que había partido del Puerto de la Spezia (Italia) con una docena de cazas italianos Fiat CR32 que estaban desmontados. Decimos que los pilotos llegaron de manera “casi clandestina” porque todos los miembros de la expedición llevaban pasaportes falsos. Mónico se hacía llamar el “Señor Prety”.

 

Gracias a las fotografías que hizo durante la travesía hasta Melilla el Capitán Vicenzo Dequal, hemos podido ver el rostro de Mónico antes de llegar a territorio español. Durante aquella calurosa travesía hasta Melilla el joven, atlético y sonriente piloto italiano ni siquiera se le pasó por la mente lo que iba a sufrir en apenas unas semanas en las tierras áridas de Castilla la Mancha. A las pocas horas de llegar a Melilla, el cónsul italiano en Tetuán recibió a sus pilotos que fueron inmediatamente inscritos en el Tercio de Extranjeros, marchándose días más tarde hasta Nador. Desde allí serían trasladados hasta la base aérea de Tablada en Sevilla donde las tropas nacionales ya controlaban la ciudad.

 

Mónico en un barco de camino a España en el verano de 1936 

 

En la capital andaluza los italianos formaron una primera escuadrilla en la que se dedicaron, entre otras cosas, a proteger a la infantería franquista de posibles ataques aéreos en las operaciones de Andalucía o dando escolta a los bombarderos S.81 que ya estaban empezando a actuar. Estas primeras acciones en las que participaron Mónico y sus compañeros fueron especialmente difíciles para los pilotos italianos, sobre todo desde el punto de vista de la orientación ya que casi todos los cazas carecían de brújulas y sistemas de navegación.

 

Una arriesgada misión sobre Madrid

 

A finales de agosto, a varios de los pilotos italianos les ordenaron desplazarse hasta Cáceres y luego a Navalmoral para participar en un gran número de operaciones próximas al frente de Madrid. El 30 de agosto los Fiat CR 32 de Ernesto Mónico y el Sargento Castellani regresaban a su base en Navalmoral tras haber realizado, según el mando italiano, “una arriesgada misión aérea” sobre el frente de Madrid. Se trataba de una misión de reconocimiento que tenían que hacer sobre el aeropuerto de Barajas y los aeródromos de Cuatro Vientos, Getafe y Alcalá de Henares. Al final de la misión, también tenían como objetivo bombardear el aeródromo de Talavera, ciudad que los franquistas se harían con el control el 3 de septiembre. Fue precisamente a altura de Talavera, cuando los cazas italianos fueron sorprendidos por tres Dewoitine republicanos con los que mantuvieron una desigual batalla. Los Dewoitine salieron victoriosos del combate aéreo y dañaron considerablemente el caza de Castellani que, pese a tener un gran número de impactos de bala, consiguió tomar tierra y fue salvado de manera milagrosa por un grupo de Regulares.

 

El CR32 de Mónico no tuvo tanta suerte y se incendió casi por completo en el aire. El aviador italiano logró saltar en paracaídas, cayendo a las afueras de Talavera, en la zona sur de la ciudad, territorio todavía controlado por los Republicanos que se batían a duras penas con los franquistas. Antes de comprobar que es lo que sucedió con Mónico tras saltar en paracaídas, veamos como describió este combate aéreo en el cielo de Talavera de la Reina el Coronel Bonomi, el por aquel entonces, máximo responsable de los pilotos italianos en España:

 

“El 4 de septiembre de 1936, el Teniente Ernesto Mónico, en patrulla con el Sargento Castellani, después de haber realizado una arriesgada misión aérea sobre Madrid, en el trayecto de retorno son sorprendidos por tres aviones Dewoitine cerca de Talavera de la Reina. Cuando se dan cuenta, los tienen en cola. Es demasiado tarde, aunque están al límite de su autonomía aceptan el combate. Mónico no puede hacer otra cosa que lanzarse en paracaídas. Esta en territorio enemigo y apenas toca suelo es capturado. Sometido a interrogatorio declara su nacionalidad, negándose a dar cualquier otra información sobre los pilotos italianos y de la Aviación Legionaria”.

 

La fecha a la que hace referencia Bonomi no es la correcta. Dice que el combate se produjo el 04 de septiembre cuando en realidad se produjo el 30 de agosto, justo antes de la toma de Talavera por parte de los franquistas como veremos más adelante.

 

Las teorías de la muerte

 

Mónico cayó capturado inmediatamente por las tropas Frente Popular que estaban sufriendo lo indecible para defender de la mejor de las maneras sus posiciones en Talavera de la Reina (por aquel entonces llamada Talavera del Tajo). De lo que sucedió posteriormente con él, todavía hoy sigue siendo un misterio. Algunos libros como “Historia Militar de España” de Hugo O´Donell apuntan a una ejecución pública del piloto italiano. Otros como el propio Coronel Bonomi explican los hechos de otra manera en su libro “Viva la muerte" y sitúan el lugar en el que saltó en paracaídas a siete kilómetros de Talavera, frente a la localidad de Oropesa:

 

“Hecho prisionero, un grupo de milicianos que había estado en retirada le mataron con un revólver. A continuación las tropas nacionales habrían localizado a sus asesinos y fueron fusilados”.

 

Otras teorías son más sensacionalistas como la elaborada por Vincenzo Patriarca, otro piloto italiano que sobrevivió a la Guerra Civil pese a ser derribado días más tarde que Mónico:

 

“Un informante nuestro fue testigo de los hechos e informó a nuestro comando en Cáceres. Nos dijo que había sido tratado de forma inhumana. Entregado a una multitud de mujeres enfurecidas que simpatizaban con los republicanos. Le arañaron, escupieron y le rasgaron la ropa. Bajo el sol ardiente, le unieron los brazos y piernas del arnés a cuatro caballos que se lanzaron cada uno en una dirección diferente. Descuartizado su cuerpo, la gente se volvió loca y complacida”.

 

Realmente no le vamos a dar mucha credibilidad a la teoría de Patriarca. Creemos que el piloto que derribó a Mónico en Talavera fue el as de la aviación republicana Andrés García Lacalle que en el verano de 1936 estaba participando en combates por Madrid y sus aeródromos en la sierra, Extremadura y el Valle del Tajo. Este dato lo hemos encontrado en el libro “Ases de la Aviación Republicana” escrito por Rafael A Permuy López. En este libro se explica que el 1 de septiembre de 1936 García Lacalle fue ascendido a Alférez después de haber derribado a dos Fiat CR32 italianos (se supone que días atrás). Esto demostraría que estos dos cazas italianos por los que fue condecorado Lacalle eran los de Mónico y Castellani.

 

Mónico vestido de civil antes de la guerra

 

Este episodio aparece recogido por la revista republicana “La Estampa” del día 12 de septiembre de 1936 y aunque no hablan expresamente de Mónico, sí que dicen que tras el combate aéreo con el caza de García Lacalle, un piloto italiano consiguió saltar en paracaídas aunque al llegar a tierra “se suicidó” cuando iba a ser apresado por unos campesinos.

 

Nosotros apostamos por la teoría del suicidio y posiblemente por la ejecución a sangre fría a la que hacía referencia el Coronel Bonomi. Hemos tenido acceso a un expediente elaborado por la Causa General tras la guerra en la localidad cercana a Talavera de “Las Herencias”.

 

Según el documento, a finales de agosto de 1936 fue encontrado el cadáver de Ernesto Mónico en la parte occidental del pueblo en una zona conocida como los “Arenales del lobo”. El cuerpo tenía una “herida de bala en la sien derecha con salida en la parte alta del occipital” Mónico es descrito en esta Causa General como individuo “robusto, de pelo negro rizado, moreno de piel y vistiendo un mono de color caqui”. Su cadáver fue trasladado al cementerio italiano para oficiales en Zaragoza. Teniendo una herida de bala en la sien con salida en el occipital, creemos que podría haberse disparado a sí mismo o bien que alguien le hubiera disparado en la cabeza a quemarropa. En cualquier caso, la versión de Patriarca del descuartizamiento queda totalmente descartada.

 

Un documento muy valioso

 

A los pocos minutos de la muerte de Mónico, fue enviado a inspeccionar su cadáver así como los restos de su avión, Moisés Gamero (PSOE), presidente del Comité del Frente Popular de Talavera de la Reina. El General José Riquelme le ordenó directamente inspeccionar los restos de Mónico para recoger los documentos y órdenes que portase el piloto, así como las placas de la aeronave. Posteriormente se las llevó hasta el Ministro de Estado (Exteriores), Julio Álvarez del Vayo, el cual los emplearía ante la Sociedad de Naciones para denunciar la intervención italiana a favor de los nacionales.

 

También tenemos a nuestra disposición un breve artículo publicado el 6 de octubre de 1936 en el periódico de la CNT “Solidaridad Obrera” en el que se hace referencia al derribo de Mónico. Este diario presenta la copia exacta de un documento que recogió Moisés Gamero entre los restos de Mónico. Al parecer era una orden firmada por el General Kindelán, fechada en Cáceres el 29 de agosto de 1936 en la que se decía lo siguiente:

 

“Orden del Jefe del aire a jefes de escuadrilla. Asegurarán el servicio de 5.30 a 09.00 la escuadrilla Breguete. De 9.00 a 12.00 la escuadrilla Junkers. De 12.00 a 14.30 la escuadrilla Breguete. Las escuadrillas caza Niuport y Fiat estarán por turno en servicio de alarma, actuando por patrullas o parejas desde el aeródromo de Navalmoral”.

 

La muerte de Mónico generó una gran repercusión a nivel internacional hasta el punto de que el Gobierno de Musollini “ordenó prudencia” a sus pilotos y les prohibió cruzar la línea de frente. Esta orden sentó francamente mal a los aviadores que consideraron denigrante esta orden que terminarían desobedeciendo la decisión de il Duce. Por parte del gobierno republicano, el derribo de Mónico sirvió para que el Ministro de Estado (Exteriores), Álvarez del Vayo demostrara ante la Sociedad de Naciones, con pruebas en la mano, que Italia estaba aportando material bélico y hombres al bando franquista.

 

Cadáveres aparecidos en las Herencias. En el texto viene reflejado Mónico / Causa General

 

El 29 de junio de 1937, diez meses después del derribo de Mónico, el diario ABC en su edición de Madrid (republicana) publicaba una noticia en la que se informaba a sus lectores de que el Ejército del Centro había captado un mensaje narrado por una emisora de radio italiana llamada Radio IMX. En ese mensaje se reconocía públicamente ante todos los italianos que 25 pilotos de este país habían muerto durante los primeros meses de la Guerra Civil. Entre esos 25 pilotos se facilitaba el nombre de Ernesto Mónico.

 

Hasta casi el final de la Guerra Civil la mayoría de pilotos italianos rindieron varios homenajes a Mónico. La mayoría de ellos llevaron el nombre de “Mónico Presente” pintado en el fuselaje de sus Fiat, recordándole con el apelativo “ángel de la caza”. Le fue concedida a título póstumo, la Medalla al Valor Militar.

 

Caza italiano que rinde homenaje a Mónico

 

Fuente: https://guerraenmadrid.net