27 de junio de 2021

AVIADORES DISTINGUIDOS ESPAÑOLES - ALBERTO ÁLVAREZ REMENTERÍA


 


 

Por Santiago Fernández Roldán

 

Alberto Álvarez Rementería ingresó en la Academia de Ingenieros de Guadalajara. Ascendido a Primer Teniente fue destinado a Sevilla, y tomó parte en las operaciones militares en Marruecos.



 

En 1914 es destinado al servicio de Aviación Militar. Realiza el curso de observador y vuelve a Marruecos para, al año siguiente regresar y obtener el título de Piloto. Fue Jefe de la Base Aérea de Tablada. Participó activamente en la creación de la Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos de la que más tarde sería Director. Regresó al Cuerpo de Ingenieros y, a su fundación formó parte de la Unión Militar Española, siendo el encargado de preparar el plan de la sublevación de 1936 en Madrid. Perdió la vida al mando del Batallón de Zapadores en el Campamento de Carabanchel el día 20 de julio de 1936.

 

Sus restos reposan bajo una sencilla lápida blanca en el cementerio de la Almudena de Madrid.

 

Sus inicios

 

Alberto Álvarez Rementería, figura importante en la Aviación Militar española de principios del siglo XX, nace en Bilbao el 27 de octubre de 1885, hijo de Alberto y de María, siendo el primero de siete hermanos. Ingresa en la Academia Militar de Ingenieros de Guadalajara en mayo del año 1907 y, en ese mismo año alcanza la categoría de 2º Teniente alumno. Dos de sus hermanos, Eduardo y Antonio, también siguieron la carrera de las armas, pero en el Cuerpo de Infantería.

 

En el año 1909 es ascendido a 1er Teniente recibiendo el despacho de manos de S.M. el rey D. Alfonso XIII y es destinado al Tercer Regimiento Mixto de Ingenieros en Sevilla, haciéndose cargo del mando accidental de su Compañía.

 

A finales de 1910 se le reconoce el derecho al uso de la medalla de plata conmemorativa de los Sitios Gerona según diploma expedido el 20 de mayo por el Exmo. Sr. Presidente el Consejo de Ministros como comprendido en el R.D. de 28 de Enero de ese año.

 

Durante el año 1911 continúa encargado del mando accidental de su compañía en el 3er Cuerpo del Regimiento Mixto de Ingenieros.

 

Primeras operaciones en África

 

Este año de 1911 fue muy pródigo en acontecimientos. Estando de guarnición en Sevilla fue trasladado en el mes de junio, con su compañía, a Cádiz donde embarcaron en el transporte “Almirante Lobo” con destino a Larache. Desembarcaron el 2 de julio y fueron alojados en un castillo cercano a la ciudad. Durante su estancia se dedicaron a obras de fortificación, a la construcción de pozos para el abastecimiento de agua a la posición y a la fabricación de los adobes necesarios para las obras.

 

En septiembre dieron principio a las obras del camino de Larache a Alcazarquivir. Compatibilizó la ejecución de las obras con el cargo de Ingeniero del Detall de la comandancia exenta de Larache. Cesó en ese cargo a primeros de octubre. Durante este tiempo dirigió la construcción de balsas para el transporte de madera de Larache a Alcazarquivir por el río Lucus, medio por el cual se transportaron 370 toneladas de madera y 140 de otros materiales.

 

Después de cesar como Ingeniero del Detall regresó a Alcazarquivir en donde dirigió los trabajos de construcción de barracones para el alojamiento de fuerzas.

 

Según Real Orden de 18 de julio de 1912 (D.O. nº 16) es calificado “apto para el ascenso”. En ese mismo año se le reconoce el derecho al uso de la medalla de plata conmemorativa del 1er Centenario del Sitio de Ciudad Rodrigo y de la medalla de plata del Centenario de las Cortes, Constitución y Sitio de Cádiz.

 

En aquellos momentos ya era un gran deportista, a principios de año, con motivo de la crecida del río Lucus fue encargado de encontrar un vado para cruzarlo, lo encontró después de atravesar a nado dicho río en cinco ocasiones. El 28 de marzo por la marcha a Larache del Capitán de la Compañía se hizo cargo de ella, hizo entrega de la misma el 14 de junio. Durante ese tiempo estuvo dedicado a la construcción y trazado de trincheras y alambradas para la defensa.

 

En diciembre es destinado al 3er Regimiento de Zapadores Minadores con sede en Sevilla. El día 1 de enero de 1913 se incorpora a Alcazarquivir y por R.D. de 15 de enero se le concede la cruz de primera clase con distintivo rojo pensionada del Mérito Mar, en atención a “los relevantes servicios prestados y penalidades sufridas desde la recuperación de Larache en junio de 1911, hasta el 16 de enero dicho” (sic). En el mes de mayo es destinado al Grupo Mixto de Ingenieros de Larache y allí dirigió las obras del Hospital Docker y, por R.O. del 5 de mayo D.O. nº 109 es ascendido a Capitán con antigüedad de 30 de abril.

 

Continuó prestando sus servicios en la zona y tomando parte en las operaciones de guerra que se estaban desarrollando en ella a la vez que se encargaba de varias obras de fortificación y de establecimiento de comunicaciones. Por su desempeño en dichas operaciones fue citado hasta en cuatro ocasiones como muy distinguido.

 

Por R.D. de 7 de septiembre se le concede por segunda vez la cruz de primera clase del Mérito Mar, con distintivo rojo, pensionada, por “los distinguidos servicios prestados y méritos contraídos en los hechos de armas y operaciones efectuadas hasta el 24 de junio de 1913 en el territorio de la Comandancia General de Larache”.

 

Comienzos en la Aviación Militar


 

En el mes de septiembre de 1913 finaliza su estancia en la zona de guerra incorporándose al tercer Regimiento de Zapadores Minadores en Sevilla. Durante su estancia en Sevilla fue designado ayudante del Coronel del Regimiento y además comenzó a prestar servicios como Profesor de las Escuelas regimentales (sic).

 

Mientras el Capitán Álvarez Rementería prestaba sus servicios en la zona de operaciones de Larache, en la península se creaba, por R.D. de 1 de marzo D.O. nº 48, el Servicio de Aeronáutica Militar con dos ramas: aerostación y aviación, y el día 3 del mismo mes la Escuela Nacional de Aviación, de carácter civil, cuyo reglamento se publicó el 31 de agosto (Gaceta de Madrid nº 243.)

 

Por R.O. de 31 de marzo de 1914 se dispone su pase al Servicio de Aeronáutica Militar y a tal fin se incorpora a Cuatro Vientos y comienza sus vuelos como Observador a principios del mes de abril. Posteriormente es destinado al aeródromo de Arcila, en la zona de Larache, que se había activado el año anterior. Allí se hizo cargo de la dirección de las obras y de los Talleres, continuando sus vuelos como Observador.

 

En agosto se le declara Observador de Aeroplano. Finalmente, en el mes de noviembre se hace cargo del mando del aeródromo y de la Administración y Fotografía. En verano del año siguiente, 1915, se le destina a Cuatro Vientos para asistir al curso de piloto de aeroplano, haciendo las prácticas en Alcalá de Henares. Obtuvo el título de piloto de 2ª categoría el 15 de septiembre.

 

Después de haber obtenido el título de piloto de 2ª categoría pasó a Cuatro Vientos para continuar las prácticas como piloto y alcanzar el título de piloto de 1ª categoría, cosa que logró el 31 de mayo de 1916.


Academia de Ingenieros de Guadalajara.
 

Por los méritos contraídos en las operaciones realizadas y servicios prestados en la zona de Larache, mientras estuvo destinado en Arcila, se le concede la Cruz de 1º clase de María Cristina en abril de ese año.

 

El “Raid” Madrid-Cartagena

 

En mayo de 1916 la aviación española se propuso establecer unos vuelos desde Madrid a Cartagena, los Capitanes Moreno Abella y Cifuentes, con los observadores Gómez Lucía y Riaño, que formaban parte de la primera expedición integrada por cuatro aviones, hicieron el trayecto realizando escalas en Alcázar de San Juan y en Albacete; la segunda expedición fue organizada por D. Alfonso de Orleans que deseaba cubrir el trayecto sin escalas.

 

La expedición constaba de cuatro aviones, dos Lohner y dos Lohner Flecha. El primero en despegar fue el Lohner 2 pilotado por Luis Souza llevando a León Trejo como observador, el siguiente fue el Lohner 3 tripulado por Antonio Zubía, piloto, y Martín Prats como observador. Los otros dos aviones eran Lohner Flecha (sic). El primero de ellos en partir el Lohner Flecha 5 llevaba como piloto a Jenaro Olivier, piloto, y Alberto Álvarez Rementería observador; finalmente el último en despegar, el Lohner Flecha 6 iba pilotado por el Infante de Orleans llevando a Fanjúl de observador.

 

Todos los aviones llevaban motores Austro Daimler de 90 C.V. excepto el avión del Infante que utilizaba un motor Mercedes de 100 C.V. El único de los aviones que llegó a Cartagena fue el pilotado por D. Alfonso que a su llegada fue recibido entusiásticamente.

 

El viaje, record de distancia en España, duró poco más de tres horas a una velocidad superior a los cien kilómetros por hora.

 

Los aviones de Souza y Zubía no pudieron llegar a Cartagena debido a un vendaval que se les presentó en ruta, mientras que Olivier y Álvarez Rementería se tuvieron que volver a Cuatro Vientos por fallarles el motor.

 

Actividad aeronáutica en Sevilla

 

Destinado a Sevilla, en el mes de julio efectuó un vuelo que le mantuvo en el aire más de una hora y a una altura aproximada de 2000 metros probando los motores Hispano Suiza V8 tipo 31 de 140 C.V. en los aviones Lohner Flecha.


Durante esta su primera instancia en Sevilla Álvarez Rementería efectuó varios vuelos de exhibición y de entrenamiento en combate aéreo, tanto en solitario como al mando de su escuadrilla, despertando expectación entre los sevillanos, en uno de sus vuelos llegó a alcanzar 3000 metros de altitud.

 

La escuadrilla, a su mando, tomó parte en Jerez, en unos ejercicios de prácticas artilleras, tanto de día como de noche y, más tarde otras entre Sevilla y Ciudad Real, llevando en esta ocasión como observador al Teniente de Caballería Villegas.

 

A finales de ese mismo año solicita el permiso reglamentario para contraer matrimonio con la señorita María Peñalver Altamira, que más tarde se convertiría en su esposa.

 

En este año de 1916 el Capitán Álvarez Rementería realizó 11 vuelos como observador con 47 minutos de vuelo, 54 vuelos como piloto con 10 h. 50 m. y, en África, siete vuelos como observador volando 4 h. 6 m.

 

Por R.O. de 11 de Septiembre se le destina, en comisión, al Servicio de Aeronáutica Militar.

 

En el mes de enero de 1917 se le concede la Cruz de Beneficencia con distintivo negro y blanco por haber salvado a dos soldados de morir ahogados, y en junio se hace cargo en Sevilla de la Jefatura del aeródromo y como Ingeniero de las obras que en él se estaban llevando a cabo.

 

Durante ese año se efectuaron en Sevilla, bajo su mando y con su participación activa, varios ejercicios de prácticas de combate aéreo durante las cuales se llegó a alcanzar la altura de 3000 metros y que eran celebrados por la población como verdaderos acontecimientos.

 

La escuadrilla de aviones bajo el mando de Álvarez Rementería se trasladó a Jerez, en septiembre de 1917 para efectuar prácticas “artilleras y aviatorias” (sic) contando con la presencia del Capitán General.

 

En mayo de 1918 es declarado apto para el ascenso a Comandante. A principios del mes de junio es enviado, en compañía de un mecánico, a Tetuán con el fin de revisar el material de aviación de la escuadrilla allí destinada, reintegrándose de nuevo a su puesto de Jefe del Aeródromo y de los Talleres a finales del mes de octubre.

 

Arcila en 1913.


Barrón W 1.

 

En ese mes de octubre de 1918 la lista de aviadores españoles alcanzaba el número de 151, de los cuales eran 35 civiles y 116 militares. Hay que hacer notar que, en aquellas fechas, de los 35 pilotos civiles solamente volaban unos cinco o seis, los restantes no habían vuelto a volar desde que obtuvieron el título. El primero de estos pilotos civiles era Benito Loygorri. La lista de los pilotos militares comenzaba con S. A. R. Infante D. Alfonso de Orleans, ocupando Alberto Álvarez Rementería el nº 51.

 

También en los pilotos militares se habían producido bajas, alrededor de unos cincuenta de ellos no habían vuelto a volar desde que recibieron el título o se habían vuelto a sus Armas respectivas, abandonando la aviación.


Trofeo Delgado Brackenbury

 

En los últimos meses del año 1918, el piloto militar D. Guillermo Delgado Brackenbury entrega en el Real Aero Club de España una magnífica copa de plata para entregar al piloto que consiga llegar desde Madrid a Sevilla o de Sevilla a Madrid en un vuelo sin escalas. La partida y el destino debían ser los aeródromos de Cuatro Vientos en Madrid o Tablada en Sevilla. Las fechas para optar a la copa serían desde el 16 de diciembre de 1918 al 16 de marzo de 1919. En el caso de que varios pilotos lograran acabar el recorrido dentro del plazo previsto la copa sería entregada al que lo hubiera hecho en menos tiempo y si varios lo hubieran realizado en el mismo tiempo se entregaría al primero en lograrlo. Una copa menor se adjudicaría al pasajero que hubiera realizado el viaje con el ganador y si éste no hubiera llevado pasajero, se entregaría al segundo clasificado.

 

El 20 de enero del año 1919, una escuadrilla de aviones, de la que formaba parte el Capitán Álvarez Rementería, llevando como observador al Teniente Las Morenas, despegó de Sevilla en un intento de conseguir el trofeo ofrecido por Delgado Brackembury. Los vientos contrarios obligaron a Álvarez Rementería a aterrizar en Illana (Cuenca), después de permanecer en el aire más de cinco horas.


           Capitán Fanjul.                     Capitán Álvarez Rementería.

 

Desde Madrid, el 25 de enero despegaron cuatro aviones Barrón W equipados con motores Hispano Suiza de 140C.V. excepto el pilotado por el Capitán Fanjul que tenía una potencia de 180 C.V., despegaron de Madrid con dirección a Sevilla; aprovechando los vientos favorables el Capitán Fanjul hizo el trayecto en dos horas y veintiocho minutos, siendo considerado el ganador del trofeo a expensas de que, hasta el 16 de marzo, nadie consiguiera rebajar dicho tiempo.

 

Finalmente, dentro del plazo establecido, nadie realizó el vuelo en menor tiempo por lo que Fanjul fue, definitivamente declarado, el ganador de la Copa.

 

Jefe de Aeródromo en Sevilla y traslado a Cuatro Vientos

 

El día 1 de febrero “el Excmo. Sr. General Gobernador Militar de Madrid trasladó oficio del Excmo. Sr. Presidente del Consejo Supremo de Guerra y Marina participando haberse recibido y archivado en dicho Centro el certificado de inscripción en el Registro Civil del casamiento canónico celebrado entre este Oficial y Dña. María Peñalver Altimiras”.

 

En el D.O. nº 54 de 8 de Marzo de ese año se confirma su continuación en el Servicio de Aviación Militar.

 

En el mes de mayo, por órdenes del Director General de Aviación marcha, desde Sevilla a Tetuán como piloto efectuando vuelos de reconocimiento y bombardeo. Al regreso de uno de estos vuelos, al tomar tierra, como consecuencia del fallo de una rueda vuelca el avión, pero él no sufre lesiones importantes. Desde primero de julio, queda encargado de los Talleres y del 5 al 21 del mismo mes se desempeña la Jefatura del Aeródromo.

 

A primeros de agosto regresa a la península incorporándose a Cuatro Vientos. El 9 de agosto marcha a Barcelona para presenciar las pruebas de 12 aeroplanos Spad que han de verificarse en el aeródromo de la Sociedad Loring, Pujol y Compañía, así como también a proceder a la recepción de 8 motores de 200 H.P. Hispano. Su estancia en Barcelona finalizaría el 13 de octubre.


A su regreso se incorpora a Sevilla como Jefe del Aeródromo. Pronto Sevilla se entusiasma con los aviones del aeródromo de Tablada, cuantas veces salían a volar realizando exhibiciones, eran contemplados por gran cantidad de personas, y a la menor oportunidad se desplazaban al mismo aeródromo para contemplar de cerca los aparatos.

 

Una famosa bailarina del momento, María Esparza, posa junto a un avión preparado para despegar en el mes de mayo de 1921.

 

Récord de altura en Cuatro Vientos

 

El 9 de noviembre Álvarez Rementería se incorpora a Cuatro Vientos con el cometido de piloto y prestando el servicio de su clase y como profesor de mecánicos en la Escuela de Mecánicos que él había organizado y fundado.

 

En agosto de 1919 un aviador (el francés Bernard Henri Barny de Romanet) estableció en 5.750 metros el record de España de altura en aeroplano.

 

A principios de febrero de 1921 el Real Aero Club de España ofreció un premio de 1.000 pesetas al aviador español que batiese el récord alcanzando una altitud de 5.850 metros. El día 8 de marzo de ese año Ramón Franco alcanzó la altitud de 5.895 metros, pero ocho días más tarde Alberto Álvarez Rementería subió hasta alcanzar alrededor (sic) de 6.200 metros, convirtiéndose en el ganador del premio.

 

María Esparza. Arch. 


Ramón Franco

 

Durante el año 1922, Álvarez Rementería, continúa permaneciendo en el Servicio de Aviación, recibiendo en el mes de octubre, los emolumentos siguientes:

 

– Paga...........................675,00 ptas.

– Vuelo..........................219,18

– Servicios ....................188,33

– 30%...........................202,32

– Industria ....................125,00

– Cruces..........................41,66

– Total ........................1451,49

 

En el mes de abril del año 1919 se anunció una convocatoria para mecánicos de aviación a la que podrían acudir las clases e individuos de tropa del Ejército y la Armada. A esa convocatoria acudió el marinero Sol Aparicio que fue alumno de Álvarez Rementería en Cuatro Vientos. Este mecánico, destinado a Marruecos en 1921, fue hecho prisionero por las tropas de Abd el Krim en Zeluán. Durante su cautiverio Álvarez Rementería no se olvidó de él manteniéndose en contacto con el mismo y, a su liberación en 1923, Sol Aparicio manifestó públicamente su agradecimiento por las atenciones que había recibido del Comandante.

 

Jefe de la Base de Sevilla

 

El 18 de diciembre fue nombrado jefe de la Base de Sevilla haciéndose cargo de la jefatura de la misma el día 1 de enero de 1923.  La base de Tablada contaba con un taller de construcciones y reparaciones con una superficie de 3.000 metros cuadrados de superficie y una capacidad de albergar cien aviones. Estaba equipada con instalaciones radiotelegráficas y radiotelefónicas, una enfermería completamente dotada con capacidad para 16 camas, cuarteles para tres unidades, barrio obrero, garaje para 60 automóviles, pabellón residencia de los aviadores y un gran cobertizo para los aviones.

 

Alberto Álvarez Rementería. Avión De Havilland DH-9 con motor Hispano V8Fb de 300 H.P. (Heraldo Deportivo).


Cuatro Vientos 1919

 

El 16 de abril de ese año S.M. el rey Alfonso XIII acompañado de su esposa Dña. Victoria inauguraron la base aérea de Tablada, de la que era jefe el Comandante Álvarez Rementería, en la ceremonia fue entregada la bandera correspondiente y se impuso a ésta bandera la medalla Militar. Con motivo de la inauguración se había trasladado desde Madrid una estación radiotelegráfica para permitir que el Monarca pudiera ponerse en contacto con los aviadores en vuelo. El Rey tenía dudas sobre el éxito de la comunicación por éste medio mientras el General Echagüe confiaba en poder hacerlo por lo que D. Alfonso propuso una apuesta en sentido negativo. La estación radiotelegráfica transmitió la apuesta a los aviadores que se encontraban en vuelo, los cuales contestaron inmediatamente saludando al Rey. Habiendo perdido la apuesta S.M. mandó transmitir el siguiente mensaje: “Su Majestad el Rey a la escuadrilla de Tetuán. Agradezco el saludo y envío cariñoso abrazo. Acepto la apuesta, que me alegro mucho de haber perdido, pues es prueba de lo bien que funciona este servicio. -Alfonso XIII.”

 

Proyecto inicial de Tablada.


Base aérea de Tablada en funcionamiento.

 

Pocos días después de su inauguración por los Reyes, en el aeródromo de Tablada se efectuaron las pruebas de un planeador construido por el ingeniero Acedo. Las pruebas fueron satisfactorias.

 

Álvarez Rementería era un entusiasta de los deportes, prueba de ello era su implicación en la junta Directiva del real Betis Balompié, de forma que en junio de ese año se celebró un campeonato militar de fútbol en el que participaron los equipos de Ingenieros, Soria, Alfonso XII y el de aviación de la Base de Tablada. El vencedor del torneo fue el equipo de aviación, demostrando el celo puesto por el jefe de la Base en la preparación del mismo.

 

Para festejar el triunfo se celebró un almuerzo especial en el que estuvieron presentes todos los participantes. En el transcurso del mismo se hizo entrega del trofeo, Copa de san Fernando, al equipo ganador. Álvarez Rementería “anunció para todos los soldados del Campeonato quince días de asueto” (sic).

 

En noviembre se dispone un presupuesto de 56.180 pesetas para la ejecución de un proyecto de galería para la prueba de motores de aviación a cargo de los Servicios de Aeronáutica.

 

Ya en enero de 1924 S.M. el Rey Alfonso XIII giró una visita a la base de Tablada cuyo mando ostentaba Álvarez Rementería, la base, destinada a escuela de Oficiales, contaba en aquellos momentos con tres escuadrillas de nueve aviones cada una de ellas.


Durante su estancia en Sevilla no dejó de lado la vida social participando, entre otras actividades, como vocal en la junta Directiva del Real Betis Balompié.

 

Jefe de la Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos

 

Cesa como jefe del aeródromo de Sevilla el día 1 del mes de octubre de 1924 y, el día 2 se hace cargo de la Jefatura de la Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos, que ya conocía por haber sido profesor en la misma y haber participado en su fundación.

 

Asiste, en noviembre, a un curso de jefes en Los Alcázares obteniendo el nº 1 de los 58 componentes del mismo.

 

Inmediatamente después de hacerse cargo de la Dirección de la Escuela de Mecánicos comenzó un ambicioso programa para actualizarla, prueba de ello son los anuncios que se publicaron en periódicos en el mes de abril de ese mismo año.

 

Inauguración de Tablada. Conocida fotografía del Rey hablando con los aviadores.


Imágenes de la inauguración de la base de Tablada (Nuevo Mundo).

 

El día 1 de abril asiste a las pruebas oficiales de los oficiales alumnos de la Escuela Civil de Aviación en Albacete y el día 8 de este mismo mes hace la entrega oficial de la Base Aérea de Tablada.

 

En junio de 1925 se presentó en la IV Exposición de Automóviles y Aeronáutica de Barcelona un stand en el de expusieron modelos de aviones de fabricación española. La sección de talleres presentó en ajuste, cigüeñales de motores de avión, válvulas de seguridad, depósitos de gasolina, etc. y, finalmente, la Escuela de Mecánicos, dirigida por Álvarez Rementería, exhibió “modelitos de motores de cilindros” (sic) y toda clase de piezas en vitrinas, estudiando las “condiciones de materiales buenos y malos” (sic).

 

En el mes de agosto se hizo la presentación en Madrid de un extintor de incendios para aviones desarrollado por el piloto e ingeniero francés Emile Bechard, se trataba de un extintor automático que conseguía apagar el fuego en un motor de avión entre siete y quince segundos. En Cuatro vientos se presentó ante una Comisión técnica formada por los Comandantes Rementería y Peñalver y del Capitán Llorente, los tres pertenecientes al cuerpo de Ingenieros en comisión de servicio en el Servicio de Aeronáutica Militar.

 

Por los servicios prestados en Aviación fue nombrado Comendador de la Orden Militar de Avís por parte de la República Portuguesa en julio de 1925.

 

En 1926, en el mes de febrero, es encargado de hacer un estudio sobre la base aérea de Sevilla y, en Madrid se incorpora la Junta Directiva del Real Aero Club.

 

Para dar cumplimiento a lo dispuesto en el Real Decreto de 13 de julio, la Jefatura Superior de Aeronáutica publica una nueva organización de los servicios y unidades tácticas de Aviación. Con esta nueva organización el Comandante Rementería se hace cargo de la Escuelas Técnicas del Servicio.

 

Congreso Iberoamericano de Aeronáutica


 

En otoño de ese año el real Aero Club de España organiza en Madrid el Primer Congreso Iberoamericano de Aeronáutica y una Exposición. De la organización del congreso se hizo cargo el Comandante Herrera, y de la exposición, el también Comandante Rementería que, además, presidió la comisión organizadora como vocal del Real Aero Club. La exposición, que ocupó los dos palacios del Retiro, el Palacio de Cristal, en el que se expusieron dos hidroaviones de la Aeronáutica Naval y varios aviones, entre ellos el Loring “R-3” y un autogiro La Cierva con motor de 300 C.V. y el Palacio de Exposiciones en el que se expuso, entre otros varios, uno de los aviones del vuelo Madrid-Manila y varios motores de avión, carburadores, magnetos, etc. En el paseo de La Chopera se expuso un globo cautivo de la Aerostación Militar. A este congreso, que se celebró desde los días 24 al 30 de octubre, acudieron representantes de veintiuna naciones.

 

Dos imágenes de las pruebas del extintor de Bechard en Cuatro Vientos – 1925 (Nuevo Mundo) (Avión Caudron con motor de 300 H.P.).

 

La entrada a la exposición costaba 1 peseta en los días ordinarios y 2 pesetas los días especiales y los ingresos obtenidos se dedicaron a la propaganda y fomento de la aviación en España. En la inauguración de la Exposición el alcalde de Madrid, señor conde de Vallellano, hizo entrega a los aviadores Gallarza y Estévez y a sus mecánicos Pérez y Calvo de las copas de plata que el Ayuntamiento de Madrid les regaló con motivo de su heroico vuelo a Manila. Al Capitán Loriga y a su mecánico no se les entregó la suya por no hallarse presentes.

 

Exposición Internacional del Automóvil y Aeronáutica

 

En la primavera de 1927 se desarrolló en Barcelona la V Exposición Internacional del Automóvil, Aeronáutica y Sport (sic). A esta exposición a la que acudían nueve naciones, concurrió la Aeronáutica Militar a cuyo frente estaba Álvarez Rementería, que a la sazón era presidente de la Comisión de Aeronáutica del Real Aero Club de España, con varios aviones de fabricación española, un “Breguet” XIX, un “Havilland” 150 de escuela, dos biplanos A.M.E.VI-A-2 (Aviación Militar Española), un “Avro 504 K”, un “Nieuport 29” y un “Martinsyde” de caza. Se completaba la colección con el “Dornier Wal” “Cataluña” con el que el Capitán Llorente y su tripulación había formado parte de la patrulla “Atlántida” que había realizado el vuelo a la Guinea Española. También se mostraban varios motores seccionados para poder presentar los detalles de su fabricación y diversas piezas construidas en la Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos.

 

La Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos publicaba anualmente convocatorias para soldados del ejército y paisanos, los exámenes para el ingreso se dividían en teóricos y prácticos, los que no superaban el examen teórico no pasaban al práctico. La edad mínima era de 18 años y debían firmar un compromiso de estancia en filas de cuatro años, al final de los cuales podían optar por continuar en el ejército o licenciarse pudiendo ser contratados como trabajadores civiles. Durante el tiempo de duración del curso, un año aproximadamente, cobraban un jornal de una a dos pesetas diarias además de sus devengos militares. En la convocatoria de 1926, D.O. nº 152, se indicaba que:

 

“Una vez en posesión del título de mecánicos, y pasado un año destinados en escuadrillas, tienen preferencia para ingresar en los cursos de pilotos y ametralladores-bombarderos, y obtenidos los tres títulos podrán ser nombrados suboficiales y después oficiales de aviación.”, finalmente se advertía “Para el examen de ingreso se exigen nociones de Aritmética. Inútil enviar instancias sin saber dividir un número de varias cifras por otro también de varias”.

 

Los cursos comprendían enseñanzas teóricas y prácticas, la parte teórica comprendía aritmética, geometría, dibujo, caligrafía con reglas ortográficas (sic), gimnasia, instrucción militar y educación moral. Las enseñanzas prácticas se basaban en las especialidades que se requerían en los aviones de entonces, a saber: forja, calderería, soldadura, carpintería, motores, pintura y entelado. En la clase de motores se enseñaban, además, las teorías de la carburación (sic) y de la electricidad, así como terminología.

 

Exposición Madrid. Stand de la Escuela de Mecánicos. (Heraldo Deportivo).



Pérez y Calvo con sus copas.

La instrucción militar era tan exigente cómo las enseñanzas profesionales, prueba de esa excelente preparación militar fue el que la patrulla de la Escuela de Mecánicos, en competencia con el resto de los Cuerpos concursantes, consiguiera, en el verano de 1927, el tercer puesto en el Concurso celebrado en Valladolid y el segundo puesto en el celebrado en Santander. En este último concurso el soldado Modesto Méndez obtuvo el primer puesto en precisión y velocidad.

 

En el mes de septiembre de 1927 el Comandante Álvarez Rementería fue felicitado por parte de la Jefatura Superior en la parte técnica y en la parte táctica militar, por haber ganado con los alumnos de la Escuela de Mecánicos un concurso de tiro de guerra a velocidad y precisión (la patrulla de la Escuela consiguió el premio de honor en competencia con 29 patrullas de otros regimientos) y un campeonato de atletismo celebrado en Madrid.

 

Con los precedentes de sus victorias en los campeonatos de atletismo y militares que eran de dominio público y con la magnífica formación técnica que se impartía en la Escuela Había muchos aspirantes a su incorporación a la misma. Anualmente había convocatorias a las que se presentaba una enorme cantidad de aspirantes, las plazas, naturalmente estaban limitadas y había que hacer una selección muy rigurosa. Para esa selección se utilizaba un método psicotécnico que consistía en que todos los aspirantes (más de 7000 en el año 1928 para cubrir 200 plazas) debían rellenar un formulario de preguntas para que informasen, no solo de su grado de instrucción, sino preguntas sobre sus condiciones intelectuales, morales y físicas.

 

El prestigio adquirido por la escuela de mecánicos bajo la dirección de Álvarez Rementería atrajo a alumnos del vecino Portugal y, a petición de la Aeronáutica Naval, se impartieron en ella clases para Mecánicos de Aviación a sesenta marineros y clases de marina.

 

En 1928, al mismo tiempo que continuaba como jefe de la Escuela de Mecánicos y de profesor de Tecnología y Trabajos Manuales, se hizo cargo de la Dirección de Material por ausentarse, debidamente autorizado (sic), el jefe de la base, Don Emilio Herrero Linares.

 

Inauguración del gimnasio de la Escuela de Mecánicos. (Archivo familiar).


Equipo de tiro de la Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos en 1927. (Archivo Familiar).

 

Ya en 1929 es nombrado delegado del II Salón de Aeronáutica español en el marco de la exposición Iberoamericana de Sevilla. Una vez finalizado el Salón fue felicitado por sus jefes por su perfecta organización.


Participó en los homenajes tributados los aviadores Jiménez e Iglesias, héroes del vuelo del “Jesús del Gran Poder” a su retorno a España, así como a los tripulantes del Dornier 16 de Ramón Franco después de su rescate en aguas del Atlántico por parte del buque inglés “Eagle” llegando a desplazarse, con varios Sargentos mecánicos y otros militares, a Corral de Almaguer, pueblo del mecánico Madariaga, para participar en el homenaje de bienvenida del mismo.

 

En febrero de 1929 se celebró en el salón de actos de la Escuela la ceremonia de concesión de los premios “Spencer” instituido para premiar a los tres mejores mecánicos de aviación durante el año. En el acto, presidido por el Teniente Coronel Bayo, el inspector de escuelas Comandante Álvarez Rementería y varios Capitanes, pronunció unas palabras el Teniente Coronel de Estado Mayor don Eduardo Cervera sobre el tema “Papel social del obrero militar”. Los premios recayeron sobre los Cabos Ángel Pastor López premiado con 500 pesetas, Eugenio Calleja 325 pesetas y Domingo Hernández 175 pesetas.

 

En el mes de abril de ese año y con la presencia de la reina de Rumanía doña María de Sajonia, y de varios componentes de la familia real, se inauguró el gimnasio al aire libre de la Escuela de Mecánicos. Durante el acto se desarrolló una demostración de atletismo por parte de los alumnos y profesores de la Escuela y al finalizar el mismo, la reina de Rumanía hizo entrega de los premios concedidos por el Infante D. Alfonso a los alumnos ganadores de las diversas pruebas deportivas efectuadas.

 

La convocatoria de mecánicos en el mes de octubre de 1929 ofrecía 200 plazas y se presentaron a ellas más de 7800 aspirantes, para gestionar tal avalancha se contaba con una oficina en la que trabajaban ocho mecanógrafas que eran familiares, hermanas, viudas, etc. de aviadores.

 

Los alumnos de la Escuela de Mecánicos también tenían su tiempo de esparcimiento, considerado necesario dentro de sus actividades, Álvarez Rementería solía marchar en el verano con ellos al puerto de Cotos en donde pasaban un tiempo de relajación de los estudios. En estos veranos se hacían marchas por la sierra, ejercicios deportivos, competiciones amistosas y actuaciones teatrales. Y había además tiempo de reposo y relajación con tardes musicales.

 

Al finalizar el verano de 1929 los alumnos de la Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos desfilaron ante la infanta Isabel en los jardines del palacio de la Granja.

 

En el mes de octubre de 1929 se anuncia convocatoria para mecánicos de aviación a la que podrían concurrir Cabos y soldados del ejército, así como paisanos, el número de plazas ofertadas era de 200 y los aspirantes debían comprometerse por escrito a permanecer cuatro años en filas.

 

En las instrucciones para Cabos y soldados del ejército se especificaba: “Dada la misión especial de los mecánicos de Aviación, los jefes de los Cuerpos sólo cursarán las instancias de los individuos de acreditada moralidad y buen comportamiento”.

 

Como ejemplo de los emolumentos a percibir se detallaba:

 

“Un aspirante ingresa a los 18 años y está un año en la Escuela (si es aprovechado) (sic). Durante ese año cobra de una a dos pesetas de jornal. A los 19 años y al recibir el título cobra tres pesetas. A los 20 años cinco pesetas. A los 21 años de edad, siete pesetas de jornal que cobrará hasta que cumpla los 22 años en que le corresponde licenciarse. Todos estos jornales siempre son sobre todos sus devengos de soldado, Cabo o Sargento, que son las categorías que puede alcanzar en los cuatro años”.

 

A los cuatro años de estancia en filas les correspondía licenciarse, pero podían optar por continuar en el Ejército con la categoría alcanzada y con 12 pesetas de jornal sobre su sueldo. Suponiendo que se reenganche con 22 años, al alcanzar los 25 se les aumentará el jornal a 14 pesetas, al llegar a 30 llegará a 16 pesetas y así aumentando cada 5 años hasta alcanzar los 55 que tendrá 22 pesetas de jornal sobre los haberes de la categoría que hubiese alcanzado. A esa edad de 55 años cobrarían 3000 pesetas anuales de pensión por parte del Instituto Nacional de Previsión que habría recibido las cantidades necesarias por parte del estado.

 

Comandante Álvarez Rementería, Capitán Montal y señoritas de la oficina de administración). (Archivo Familiar).

 

Álvarez Rementería asciende a jefe de Escuadra el 13 de noviembre y el 30 del mismo mes cesa como Jefe de la Escuela de Mecánicos y pasa a los servicios de Material (Servicios Técnicos), pero continuó como profesor de Tecnología y Trabajos manuales hasta el 28 de febrero de 1930 fecha en la que le fue aceptada su dimisión.

 

La fama de la Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos durante el tiempo en que el Comandante Álvarez Rementería fue su director se extendió enormemente, prueba de ello es la crónica de Julio Carmona publicada en el diario ABC el 8 de diciembre.




 

A continuación, insertaba una entrevista con el Comandante Álvarez Rementería en estos términos:

 

“Preguntamos al Comandante Álvarez Rementería, director y alma de la Escuela:

 

– ¿Todos los alumnos han de aprender esos oficios?

Nos contesta:

– Aquí reina un principio que no puede infringirse: “Todos han de hacerlo todo, y todo bien”. Desde la construcción de una pieza pequeña al ajuste de un motor, todos han de saber hacerlo, hacerlo por sí y hacerlo sin defectos. Cada trabajo, para ser útil necesita llevar un control del instructor respectivo y otro del maestro de taller. La enseñanza va escalonándose, y ningún alumno puede pasar a otros estudios sin dominar absolutamente los que preceden.

– ¿Cuánto tiempo permanecen en total en la Escuela?

– Al principio se desarrollaba el curso en año y medio. Hoy, con la selección que se hace entre los aspirantes, terminan todas las enseñanzas en un año.


Actuación teatral en Cotos. 1919”. (Archivo Familiar).

Los alumnos de la Escuela de Mecánicos desfilando ante la infanta Isabel. (Archivo familiar).

– ¿Una selección...?

 

El Comandante Álvarez Rementería me explica un atinado procedimiento de psicotécnico puesto en práctica para dotar a la Escuela de buenos aprendices. Él, en su modestia, atribuye la paternidad de la idea al consejo de un profesor marianista amigo suyo.

 

He aquí el procedimiento, digno de ser recogido e imitado en muchos centros de actividades y estudios oficiales o privados.

 

La convocatoria para el actual curso de mecánicos fue de 200 plazas, y se presentaron 7.800 instancias de individuos aptos para concursar. ¿Cómo escoger a los más idóneos entre un número tan elevado?

 

El inconveniente se obvió con gran habilidad y modernismo psicotécnico. Todos los aspirantes recibieron un formulario de preguntas para que informasen sobre su grado de instrucción, méritos profesionales, detalles fisiológicos, circunstancias familiares y datos de moralidad; hechas las preguntas hábilmente para que el solicitante dejase descubrir parte de sus condiciones intelectuales, morales y físicas. Cuarenta y cuatro preguntas, entre las que hay como éstas:

 

¿Qué libros lee usted en sus ratos de ocio?

¿Cuánto dura su trabajo actual?

¿Por qué se ha dirigido usted a nosotros?

 

De ese modo se hizo un expurgo de 7.000 aspirantes, quedando el pico de 800 para hacer los ejercicios en Madrid. Aquí se eliminaron por métodos parecidos 600, y quedaron aprobados 200 que son los que hoy cursan las enseñanzas en la Escuela.”

 

Continuando la visita a la Escuela visitaron las aulas de instrucción teórica reseñando:


“…para que el núcleo de alumnos que oigan la explicación del profesor no pasen de 40. Y cada grupo de 40 se selecciona entre los de análogos conocimientos y disposición, resultando así el conjunto de una escuela graduada, en que se atiende a la enseñanza de los torpes sin infligir atraso o aburrimiento a los listos.

 

El artículo concluía:

 

¡Ah! Ahora recordamos por qué fuimos a Cuatro Vientos. Porque nos habían dicho que la Escuela de Mecánicos de Aviación era un Centro modelo de enseñanza. Y así hemos podido comprobarlo.

 

Durante el año 1930, el Comandante Álvarez Rementería permaneció en el Servicio de Aviación siendo propuesto para asistir a la VI Conferencia Internacional de Psicotécnica que se celebró en Barcelona desde el 23 al 27 de abril. Esta Conferencia estaba aplicada a la orientación profesional y a la organización científica del trabajo.


Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos. (Archivo Familiar).


Conjunto musical de la Escuela de Mecánicos. Cotos 1929. Espectadores: Coronel Kindelán con su familia, Comandante Álvarez Rementería y, con sombrero, Alférez Segoviano. 


S.M. la Reina de Rumanía que había asistido en Madrid a la inauguración del gimnasio a aire libre de la Escuela de Mecánicos, le concedió, por los servicios prestados en Aviación, el título de Comendador de la Corona de Rumanía.


En el mes de julio es destinado a la Jefatura del Detall a cuya jefatura, y a la de los Servicios Técnicos accedió en el mes de agosto.

 

En septiembre cesa en la jefatura del Detall siendo destinado a la Dirección de Material y en diciembre recepciona, en la factoría de Construcciones Aeronáuticas de Cádiz la entrega de los últimos Dornier J Wal de los ocho que dicha factoría entregó, en ese año, a la Aviación Militar.

 

En febrero de 1931, con motivo de la reorganización de los servicios de Aviación es destinado a prestar sus servicios como Jefe de Parque y Talleres dentro de la Dirección de Material.

 

En diciembre de 1930 se había producido una sublevación en Cuatro Vientos en la que participó, entre otros Ramón Franco. Debido al fracaso de dicha rebelión se exiliaron a Portugal un grupo de militares. Formaban parte de este grupo el General Queipo de Llano, el Comandante Ramón Franco y el mecánico Rada. En marzo de 1931 comenzó el juicio de los militares sublevados contándose entre los procesados en rebeldía el grupo de los exiliados en Portugal. La defensa de un Teniente y tres Sargentos fue encomendada al Comandante Álvarez Rementería. La amnistía proclamada después de la proclamación de la II República el 14 de abril se aplicó a todos los procesados en ese juicio y el Comandante Franco fue nombrado Director de Aeronáutica.

 

A primeros del mes de abril a propuesta del Ministro de la Guerra causa baja definitiva en el Servicio de Aviación pasando al Batallón de Zapadores Minadores nº 1 establecido en el Campamento de Carabanchel.

 

En 1932 continuó en el Batallón desempeñando diversas funciones, se hizo cargo accidentalmente del mando del mismo durante unos días en enero, y en agosto, también accidentalmente, se tuvo que hacer cargo de la Mayoría. A mediados de este mes de agosto pasa a la situación de disponible.

 

En el mes de junio asistió, en cooperación con alumnos de Ingenieros a una demostración experimental y en octubre se le concedió un premio de efectividad de 1000,00 pesetas por contar 10 años en su empleo actual.

 

El prestigio adquirido por la Escuela de Mecánicos bajo la dirección del Comandante Álvarez Rementería fue tal que, en julio de 1932 se publicó una disposición por la cual el título de Mecánico de Aviación era suficiente para ingresar en la Escuela Superior Aerotécnica. En el mismo año de 1932, y después de un duro examen ingresaron en la 5ª promoción el Suboficial Esteban Bruno Cea y el Sargento Luis Cerro Palomo, ambos del Cuerpo de Mecánicos.


 

Luis Cerro Palomo finalizó sus estudios siendo el primero de dicha promoción, al año siguiente en la 6ª promoción ingresó el también mecánico Francisco Corral García.

 

Después de finalizada la Guerra Civil había mecánicos de aviación que se proclamaban orgullosos “mecánicos de Rementería”.

 

En la primavera de 1932, Álvarez Rementería, desde su destino en el batallón de Zapadores Minadores nº 1 no abandonaba la enseñanza de aviación como se puede comprobar en el anuncio Álvarez Rementería estaba presente en la sociedad de Madrid, era vocal del Aero Club de España y en función de tal participaba en eventos organizados por el mismo, además era miembro de la “Peña Fleta” fundada en 1927 por Raúl Serrano Guillén como peña artística y tertulia dedicada a ensalzar la figura del gran tenor aragonés, a actividades artísticas y a atenciones sociales. En el año 1931 fue elegido presidente de la misma.

 

En diciembre de 1933 se fundó en Madrid la Unión Militar Española, una asociación de militares descontentos con las reformas que el gobierno republicano estaba haciendo en el Ejército.

 

A principios de 1936 la jefatura de la UME recaía sobre el Coronel Ortiz de Zárate siendo vocales los Tenientes Coroneles Álvarez Rementería y Muñoz Grandes.

 

En agosto de 1934 es ascendido a Teniente Coronel y solicita su vuelta al Servicio de Aviación.

 

En abril de 1935 y con motivo de encontrarse próxima una reorganización del Arma de Aviación Militar es desestimada su solicitud y en junio del mismo año es propuesto para el mando del Batallón de Zapadores Minadores nº 1 en el que se encontraba encuadrado.


En ese año ya estaban los militares que formaban parte de la Unión Militar Española preparando una rebelión contra el gobierno de la República puesto que no aprobaban el cariz que iba tomando la situación en España.

 

Alberto Álvarez Rementería formaba parte de los militares involucrados en los preparativos preparando el plan de operaciones para el día en que se iniciase la sublevación en Madrid.


Profesores de la Escuela de Mecánicos. 1929. (Archivo Familiar).

 

El plan consistía en apoderarse de Madrid en una ofensiva rápida enfrentándose a las fuerzas de Seguridad y Asalto que podrían estar secundadas por elementos de la Guardia Civil. Las fuerzas de artillería de Getafe y de Campamento con las de Infantería, Caballería e Ingenieros acantonadas también en el Campamento de Carabanchel tenían como objetivo avanzar por la carretera de Extremadura, atravesar la casa de Campo y formar una línea de posiciones para detener el previsible ataque de las fuerzas del Gobierno. La posibilidad de una derrota estaba prevista; la retirada escalonada hacia la sierra de Guadarrama.


El Comandante Álvarez Rementería ante un Breguet XIX A con motor Hispano W12, en la exposición Aeronáutica de Barcelona del año 1927. 


El plan fue aprobado por el General Mola después de haber recibido el visto bueno del General Kindelán.

 

Como es bien sabido el plan no funcionó y Álvarez Rementería perdió la vida al mando de su Batallón el día 20 de Julio de 1936.

 

Su viuda María Peñalver Altamira solicitó para su marido la Cruz laureada de San Fernando el 15 de agosto de 1939, “por los hechos por él realizados en defensa del campamento de Carabanchel en el mes de julio de 1936”.

 

Esta solicitud fue hecha fuera del plazo establecido por lo que también se solicitaba prórroga del plazo para ello. Tal solicitud no debió ser atendida porque su nombre no aparece entre los galardonados con dicha recompensa.

 

El 31 de mayo de 1940 se celebró en la capilla del cementerio de Carabanchel una misa en sufragio del General Miguel García de la Herrán, del Teniente Coronel Alberto Álvarez Rementería y del Capitán Raimundo Herráiz Llorens.

 

Los cadáveres, exhumados, estaban colocados en féretros ante el altar. Una compañía de Ingenieros les rindió honores. Los restos del General García de la Herrán se trasladaron al panteón familiar en la Isla de San Fernando, los del Teniente Coronel Álvarez Rementería al panteón de la familia en el cementerio de La Almudena y los del Capitán Herráiz a la Sacramental de San Isidro.

 

El 25 de junio de 1942, por los méritos contraídos como: “entusiasta colaborador en la preparación del Movimiento Nacional se unió al mismo en su iniciación en Madrid, arriesgando cuantos peligros se le presentan, marchó a Carabanchel tomando el mando del Batallón de Zapadores con el que defendió su puesto actuando de un modo ejemplar en el sitio de mayor peligro, elevando constantemente la moral de la tropa y hallando gloriosa muerte en el puesto de honor, al ser asaltado el cuartel por las hordas el día 20 de julio de 1936” se le concedió el ascenso a Coronel por méritos de guerra con antigüedad de la fecha de su fallecimiento.

 

Su íntimo amigo el General Alfredo Kindelán decía de él en el año 1951:

 

“… me concede el honor de sacar del cementerio del anonimato, cubierto por el sudario del olvido, el nombre de un magnífico jefe de nuestro Ejército, que fue el alma del Movimiento en Madrid, empresa a que consagró su entusiasmo y su actividad y por la que dio su vida, apenas iniciada.

Se llamaba este héroe, tan bravo como modesto y bueno, Alberto Álvarez Rementería, y era Teniente Coronel de Ingenieros y piloto-observador de aeroplano, habiendo organizado y mandado durante varios años, la Escuela de Mecánicos de Aviación. Juntos trabajamos a las órdenes del General Mola, en la organización del levantamiento en Madrid, y con él me reunía […..] cada vez que regresaba de una de mis entrevistas con Mola, con instrucciones de este General.

En uno de estos viajes, sometí al General un plan de operaciones para el día de la iniciación del Movimiento en Madrid, que me había propuesto el Coronel Rementería, mereciendo mi aprobación, como después mereció la de Mola”.

 

Fuente: https://publicaciones.defensa.gob.es//Revista de Historia Aeronáutica N° 31. Año 2013.