19 de julio de 2021

EL MISTERIO DEL AVIÓN FRANCÉS DERRIBADO EN GUADALAJARA

 

Pótez derribado durante la Guerra Civil Española / Fotografía de archivo

 

Muy poco se ha escrito sobre un suceso que conmocionó a Francia durante la Guerra Civil Española pero que fue silenciado prácticamente en nuestro país pese a ocurrir en Guadalajara. Este mes de diciembre se han cumplido 84 años del misterioso derribo de un avión de la embajada francesa en el término municipal de Pastrana. A bordo del Potez 54, propiedad del gobierno francés, iba el delegado de la Cruz Roja Internacional Georges Henny, los periodistas Louis Delaprée y André Chateu y dos niñas menores de doce años.

 

El derribo del avión francés, que actuaba semanalmente como correo entre Madrid y Toulouse, fue tachado por la prensa republicana como “una nueva salvajada de la aviación franquista”. Durante toda la Guerra Civil la propaganda republicana hizo creer a la población de la capital que los cazas de Franco habían abatido a un avión civil francés de una manera “indiscriminada y premeditada”. Muchos años más tarde se ha podido comprobar que no fueron los cazas de Franco los que protagonizaron el ataque. Casi con toda seguridad podemos decir de que se trató de una operación dirigida directamente por los servicios secretos de la Unión Soviética que operaban en España durante la contienda. Pero no anticipemos acontecimientos y repasemos cronológicamente como sucedieron los hechos.

 

07 de diciembre de 1936, antes del ataque

 

El avión que tenía que trasladar al doctor Henny y a los periodistas franceses desde Madrid hasta Toulouse iba a salir este día rumbo a Francia, sin embargo, una “supuesta” avería en uno de los motores retrasó el despegue 24 horas. Se trataba de un aparato militar francés transformado y controlado por la compañía Air France. Tenía el número 228 del catálogo castrense galo y la matrícula F-A000. Antes de ese día, Henny se había relacionado durante su estancia en Madrid con Edgardo Pérez Quesada, encargado de negocios de la Embajada Argentina en Madrid y Félix Schlayer, cónsul de la Legación de Noruega. Los tres habían recabado gran cantidad de datos sobre las sacas de Paracuellos habiendo llegado a reunirse incluso con el General Miaja y Carrillopara expresarles su inquietud por los presos derechistas encerrados en las cárceles de Madrid y el gran número de asesinatos que se producían en la capital.

 

De forma paralela a las investigaciones del doctor Henny se desarrollaba la historia del periodista Delaprée. El informador galo había llegado a España justo al empezar la Guerra Civil como enviado especial del periódico de tendencia derechista Paris-Soir. Una de sus entrevistas más importantes durante el conflicto se la hizo al General Kleber, una de las figuras más destacadas de las Brigadas Internacionales. Aunque Delaprée era uno de los periodistas más objetivos del momento, los bombardeos contra la población civil por parte de la aviación de Franco le hicieron ponerse muy pronto del lado de la República. Esto generó un importante tira y afloja con la línea editorial de su periódico hasta el punto de enviar un cable de lo más duro a su editor anunciando que se despedía después de haber sido censurado en más de una ocasión. El cable decía lo siguiente:

 

“Usted sólo ha publicado la mitad de mis artículos. Yo sé que es su derecho. Me hubiera gustado que me hubiera avisado para ahorrarme un trabajo inútil. Durante las últimas tres semanas me he estado levantando todos los días a las cinco de la mañana para que usted pudiera obtener las noticias de Madrid en sus primeras ediciones. Ya he está bien. Voy a volar de vuelta el domingo a menos que sufra el mismo destino que Guy de Traversay. De esta manera ya tendría usted su propio mártir. Hasta entonces no le voy a enviar otra cosa. No vale la pena. El asesinato de un centenar de niños es menos importante que un suspiro de la señora Simpson, la puta del rey” (Se refería a un lío de faldas de la familia real inglesa).

 

De esta manera se despidió Delapree de su editor y de Madrid. Sus contactos con la embajada francesa en la capital de España le permitieron coger el avión que le tenía que trasladar a Toulouse dejando para siempre la Guerra Civil. Arturo Barea, jefe de prensa de la Junta de Defensa de Madrid y encargado de la censura en la capital durante ese mes de diciembre, explicaba cómo fue la despedida de Delaprée de Madrid:

 

“Me dijo que iba a tener unas palabras serias con sus amigos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia sobre la conducta claramente fascista del consulado francés en esta guerra. Me dijo que odiaba la política que era un hombre liberal y humanista. Así se marchó”.

 

08 de diciembre de 1936, el derribo

 

El avión despegó a primera hora de la tarde de un aeródromo de la capital. Además del doctor Henny, los dos periodistas franceses y dos niñas pequeñas formaban la expedición que también estaba formada por dos pilotos galos, uno de ellos apellidado Boyer. El aeroplano era perfectamente reconocible para cualquiera con un poco de vista. Además de llevar la bandera francesa en el timón de cola, en el fuselaje también se podía leer perfectamente una inscripción que decía “Ambassade de France”.

 

El doctor Henny junto a El doctor Henny junto a Schlayer y Quesada

 

A la altura de Pastrana, sobre las 18:00, un avión de guerra se puso muy cerca del Pótez francés. Lo que podía ser un acercamiento amistoso de un posible caza republicano se convirtió muy pronto en una pesadilla para todos los ocupantes del avión. Sin agresión de ninguna clase por parte del avión francés, un caza que también se encontraba próximo abrió fuego con su ametralladora contra el Potez causando graves destrozos en un ala así como en el fuselaje. La metralla impactó en la pierna del doctor Henny y también en el periodista Delaprée.

 

Pese a estar terriblemente dañado por los impactos de ametralladora, el piloto del Potez logró hacerse con el control del aeroplano. De manera casi milagrosa, consiguió hacer un aterrizaje de emergencia en un campo de cereales de Pastrana, aunque al tocar tierra, dio varias vueltas hiriendo todavía más a sus pasajeros. El diplomático noruego Felix Schlayer realizó una investigación del derribo y así lo reflejó en su libro “Diplomático en el Madrid rojo”:

 

“…A la altura de Guadalajara, es decir, a pocos kilómetros de Madrid, se cruzó de frente con otro avión que al principio le pasó a bastante distancia. Llevaba los distintivos del gobierno rojo. El francés lo saludó como es habitual haciendo señas con las alas, es decir, moviéndolas dos veces arriba y abajo para ser reconocido a pesar de que tenía grandes distintivos franceses. El avión rojo pasó de largo, se alejó, giró, volvió y se colocó bajo el francés. Después le disparó desde abajo con su ametralladora. Luego escapó con rapidez. El asustado piloto francés me hizo personalmente esta narración”

 

Los heridos y las atenciones médicas

 

Felipe Ezquerro, un prestigioso periodista e investigador de la Guerra Civil, consiguió hablar con el doctor Cortijo, el médico de Pastrana que atendió a los heridos, primeramente:

 

“El aparato estaba panza arriba con las ruedas al aire. Tenía unos 30 impactos de bala en dos filas que agujereaban la cabina a ambos lados de la parte central. En cuanto a los pasajeros, estaban semi tumbados, abrigados y reflejándose en el rostro el miedo y el terror pasado en el aire, recelando también de las personas que llegaban. Los heridos de bala eran tres hombres jóvenes y dos niñas con lesiones pequeñas. Los dos pilotos estaban ilesos y atendían y animaban a todos los heridos”.

 

Según leemos en la apasionante página web 1936-1939, el doctor Cortijo relataba también que los heridos, para soportar el frío, habían hecho una fogata prendiendo un maletín de cuero y varios papeles. Es más que posible que los papeles que estaban quemando los supervivientes del ataque fueran las pruebas reales que quería mostrar Henny a la Cruz Roja de los fusilamientos en masa que se habían hecho en Paracuellos del Jarama.

 

El periodista Delapree


Los heridos trasladados a los hospitales

 

La noche del 8 de diciembre, después de conocer el ataque que había sufrido el avión francés, se presentaron en Pastrana unos cincuenta responsables políticos y militares del Frente Popular. Todo el mundo quería saber que había sucedido y cómo se encontraban los heridos tras el derribo del Potez 54. Entre las personalidades que estuvieron en esta localidad alcarreña se encontraba Mihail Koltsov, miembro de la inteligencia soviética que trabajaba en Madrid de forma encubierta como periodista del periódico Pravda.

 

9 de diciembre de 1936

 

El espía soviético Mihail Koltsov escribió en su libro “Diario de la Guerra de España” que el 9 de diciembre de 1936 también acudió a los hospitales militares de Guadalajara para ver a los heridos del avión derribado en compañía de Georges Soria, periodista francés de origen tunecino. Así lo reflejó en su diario:

 

“Los periodistas heridos yacen en una habitación en dos camas contiguas. Su estado es grave. A Chateu, una bala explosiva le ha roto y deshecho la tibia. Ayer se habló de amputarle la pierna, hoy parece que su estado ha mejorado (días más tarde se la terminarían cortando). A Delaprée la bala le penetró por la ingle y le salió por detrás después de haberle roto los órganos internos. Sólo se le puede operar en Madrid. El dolor le deforma el pálido y hermoso rostro. Me ha dicho que posiblemente, de ésta no me levanto. Ha agradecido la visita y el haber llamado a su mujer en París”

 

Al parecer, Delaprée relató al propio Koltsov con todo lujo de detalles como vivió el derribo por parte de aquellos enigmáticos cazas. Según él, las reflexiones del francés fueron las siguientes: 


“No llevábamos en el aire más de diez minutos. De repente, sobre nosotros apareció por un lado un caza. Dio una vuelta, por lo visto nos estuvo contemplando a su gusto. Es imposible que no viera las señales distintivas. Desapareció por unos minutos y luego de golpe, por abajo, a través del piso de la cabina, empezaron a penetrar las balas. Caímos heridos por los primeros disparos. El piloto quedó ileso. Se dirigió bruscamente al aterrizaje. El avión dio un golpe muy fuerte contra el suelo, se puso vertical sobre la proa. Gravemente heridos, desangrándonos, caímos uno encima de otro. Me parece que se inició un incendio, ya no comprendía nada. Unos minutos después aparecieron unos campesinos, rompieron la portezuela y nos sacaron con todo cuidado”.

 

Periódico L´Humanite escribe sobre lo sucedido en Guadalajara


Las víctimas del ataque

 

Delaprée fue el peor parado del ataque. Tras varios días hospitalizado, el periodista francés había perdido mucha sangre y falleció como consecuencia de las heridas el 31 de diciembre de 1936. Así recordaba Arturo Barea la triste muerte del periodista francés:

 

“Murió en un hospital de Madrid. Fue una muerte lenta y dolorosa. Corrían rumores de que el atacante era un avión republicano, pero el mismo Delaprée negó en sus horas finales esa posibilidad. Yo tampoco podía creerlo”


El otro periodista, Chateu, sufrió la amputación de su pierna y por último, el doctor Henny se pudo recuperar casi al completo y a los pocos días abandonaba España a través de Barcelona en otra expedición de la Cruz Roja.

 

¿Quién protagonizó el ataque?

 

Aunque la prensa republicana calificó el ataque como un atentado franquista contra la Cruz Roja Internacional e incluso contra el Gobierno de Francia, se ha demostrado muchos años después que fueron los propios cazas republicanos los que derribaron el Potez. García Lacalle, jefe de la caza de la República, reconoció en su propia biografía que los pilotos que habían derribado el avión francés eran los soviéticos G. Zajarov y N. Shimelkov. Hemos podido investigar algo sobre estos dos pilotos que pudieron derribar el Potez y estas son las conclusiones que hemos extraído:

 

“Gueorgui Zajarov era Teniente aviador de caza cuando vino a España en octubre de 1936. Nacido en 1908, tenía 28 años durante la Guerra Civil, y poseía la condecoración de la orden de la Estrella Roja. Volvió a la Unión Soviética en abril de 1937. El otro piloto se llamaba Nikolai Shmelkov y también era Teniente aviador. Al igual que Zajarov, llegó a nuestro país en octubre de 1936 aunque regresó a la URSS por enfermedad el 23 de enero de 1937. Más adelante se convertiría en un héroe de la aviación soviética.

 

El segundo a la izquierda es Sajarov, posiblemente el piloto que derribó el Pótez

 

Además de García Lacalle en su libro, el periodista Sefton Delmer (amigo de Delaprée) también confirmó que el ataque contra el Potez francés había sido realizado por la aviación republicana. Este informador confesó en uno de sus libros que Delaprée le había confesado en el hospital que los responsables del derribo habían “sido dos cazas rojos”. Este periodista, que años más tarde pasaría a la historia por haber entrevistado a Hitler, se atrevió a asegurar en los años sesenta que Alexander Orlov (jefe de los espías rusos en España, NKVD) había ordenado el derribo a dos pilotos soviéticos. ¿El motivo? Las indagaciones que había estado realizando el doctor Henny de la Cruz Roja sobre los asesinatos en masa de Paracuellos del Jarama.

 

Curiosamente, el derribo del Potez se produjo el 8 de diciembre de 1936, tres días antes del famoso discurso de Julio Álvarez del Vayo ante la Sociedad de Naciones en el que atacaba directamente a Alemania e Italia de intervenir en España y causar la muerte a miles de mujeres y niños a través de bombardeos indiscriminados. ¿Cómo hubieran reaccionado las Naciones Unidas si el doctor Henny hubiera aportado sus datos objetivos de la represión republicana en Madrid y de las ejecuciones en masa que se estaban llevando a cabo en Paracuellos? Nunca lo sabremos.

 

Hasta hace unos años, los archivos de la Cruz Roja Internacional durante la Guerra Civil Española eran un auténtico misterio. Tras su última desclasificación, se ha podido comprobar que hay un documento escrito de puño y letra de Henny bajo el título de ‘Lista 208’. Se trata de una lista que llevaba el responsable de la Cruz Roja durante el derribo del avión en la que se hablaba de 973 prisioneros derechistas que fueron sacados de la cárcel Modelo de Madrid en noviembre de 1936.

 

La revista Tiempo publicó hace dos años un reportaje en el que se decía, entre otras cosas, que los ocupantes del Potez derribado quemaron algunos documentos en tierra, algunos de los cuáles eran de vital importancia sobre las sacas de las prisiones; lo hicieron mientras esperaban a las autoridades de Madrid. Todavía no se sabe si lo hicieron por frío o por temor a posibles represalias. De la quema se libró la “Lista 208” en la que aparecían los nombres de los asesinados durante los días 6, 7 y 8 de noviembre. El documento al que tuvo acceso Tiempo tenía una nota manuscrita en francés en varios folios con el membrete de la CICR que decía: “Los días 6, 7 y 8 de noviembre estos 973 hombres fueron sacados de la cárcel Modelo y sus cuerpos encontrados unos días más tarde en los alrededores de Madrid”.

 

 Fuente: https://guerraenmadrid.net