17 de noviembre de 2019
CINCO ARMAS EXPERIMENTALES QUE NUNCA LLEGARON AL CAMPO DE BATALLA
Las
guerras dan lugar al desarrollo de nuevo armamento, pero una idea original no
asegura el éxito, sino que hasta puede terminar en un rotundo fracaso. Ver
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Mucha
de la tecnología que utilizamos hoy en nuestra vida diaria nació gracias al
desarrollo e investigación de equipamiento militar. Las grandes guerras que
azotaron el siglo XX fueron la excusa para la invención de armas que cambiaron
la forma en que se desarrollan los conflictos bélicos. Dentro de esta carrera
armamentística, muchas armas experimentales alcanzaron su cometido y pasaron a
formar parte de los ejércitos más importantes del mundo; mientras otras fueron
un fracaso y ni siquiera se acercaron al fin para el que fueron diseñadas.
M-28,
el rifle nuclear: se pensó como un arma capaz de lanzar una pequeña ojiva
nuclear a pocos kilómetros de distancia. A pesar de que se probó en el desierto
de Nevada, Estados Unidos, nunca se probó en el campo de batalla. ¿Por qué
fracasó? Básicamente podía arrasar con las tropas enemigas... como con las
propias.
Hafner
Rotabuggy: por extraño que suene, el ejército británico desarrolló un arma
experimental que básicamente era la fusión entre un jeep y un helicóptero. Lo
que hicieron fue tomar un Willys MB y equiparlo con un rotor, la idea era volar
en estos vehículos para llegar al campo de batalla. El Rotabuggy tuvo su prueba
de vuelo, donde se mantuvo en el aire a varios metros del piso, pero su control
resultó terriblemente complicado.
Antonon
A-40: si un jeep-helicóptero suena disparatado, los soviéticos no tuvieron
ningún pudor en ir un paso más allá. El A-40 fue el intento por crear un tanque
volador, que en realidad era un carro de combate acoplado a un planeador. En la
teoría, el Antonon sería remolcado por un avión para poder desplazarse hasta el
campo de batalla en pocos minutos y asistir a las tropas en tierra. En 1942 se
probó un prototipo, pero se lo consideró inviable por razones económicas.
Submarino
I-400: durante la Segunda Guerra Mundial, Japón construyó tres de estos
submarinos que tenían la capacidad de transportar hidroaviones de ataque Aichi
M6A Seiran, armados con bombas o torpedos. El I-400 contaba con un hangar
tubular en el que podía albergar tres aviones de combate. La idea era que el
submarino emergiera a la superficie e hiciera despegar sus aviones para
realizar un ataque aéreo sorpresivo. A pesar de que se construyeron tres
unidades, el I-400 nunca entró en combate debido a la rendición de Japón en
1945.
RAH
66 Comanche: empezó a desarrollarse en los noventa como un helicóptero de
combate con capacidades furtivas, pero en 2004 el proyecto fue cancelado y el
Comanche nunca entró en acción. Los motivos de su cancelación fueron varios,
todos ellos relacionados con los atentados del 11 de septiembre y los
conflictos bélicos venideros, donde se requirieron armas menos sofisticadas y
vulnerables. Tal vez, el punto final para el Comanche fue la aparición de los
drones de combate y los altos costos del proyecto, que alcanzaron los U$S 7.000
millones.
Fuente:
https://weekend.perfil.com