24 de noviembre de 2019
INICIOS DE LA AVIACIÓN EN MÉXICO[1]
El vuelo de Alberto Braniff, que
despegó de los llanos de Balbuena en la ciudad de México el 8 de enero de 1910,
fue también el primero efectuado en un país latino-americano.
Alberto BranitTa bordo del Voison
con el que voló en los llanos de Balbuena el X de Enero 1910
En plena efervescencia por las
fiestas para conmemorar el Centenario de la Independencia de México, el 8 de enero
de 1910 se efectuó el primer vuelo de un avión, que despegó de unos llanos de la
Hacienda de Balbuena situados junto a la ciudad de México. La hazaña la llevó a
cabo el mexicano Alberto Braniff a bordo de un avión Voisin de fabricación
francesa, iniciando así la historia de la aviación nacional.
Para que dicho vuelo se realizara
fue necesario que, entre otras cosas, se efectuaran los trabajos de acondicionamiento
de un terreno de la hacienda, a fin de que el avión se desplazara por el suelo,
despegara y volviera a aterrizar sin contratiempos graves. Esta labor estuvo a
cargo de un pelotón de zapadores enviado por el mando militar de la plaza, en
respuesta a la petición del gobernador del Distrito Federal.
Braniff escogió los llanos de
Balbuena por varias razones, todas ellas sumamente importantes: estaban
situados junto a la estación del ferrocarril de San Lázaro, a la que el avión
llegó desde Veracruz desarmado en cajas; los llanos ofrecían grandes áreas
libres de obstáculos, y no se requería de inversión para utilizarlos, ya que eran
propiedad de su familia. Vale mencionar que dicho vuelo fue también el primero
efectuado en un país latinoamericano, y el hecho de que un avión volara a la altura
de la ciudad de México (2 240 msnm) proporcionó aún más méritos a la hazaña.
Poco tiempo después, el connotado
deportista Miguel Lebrija, que se había distinguido como piloto de globos y
planeadores, además de conductor de automóviles de carreras, obtuvo de la
compañía cigarrera El Buen Tono un avión Blériot cuyo piloto —un francés— no
había podido hacer volar. Así, el 14 de mayo de 1910 Lebrija realizó el primero
de una larga serie de vuelos, utilizando también los llanos de Balbuena.
Durante parte de los meses de
febrero y marzo de 1911, el grupo de pilotos, mecánicos y aviones que integraba
la Moisant International Aviation efectuó vuelos de exhibición en las ciudades
de Monterrey, México y Veracruz. Entre los pilotos estaban los famosos Roland Garros,
Edmond Audemars y Rene Simón, quienes emplearon aviones Blériot XI.
En Monterrey utilizaron como campo
aéreo un llano junto al Parque Zambrano; en México, actuaron en Balbuena, y en
Veracruz utilizaron un terreno plano situado por el rumbo de Santa Fe.
El 30 de noviembre de 1911 el presidente
Francisco I. Madero realizó un vuelo con el piloto Dyott en un Deperdussin,
convirtiéndose en el primer Jefe de Estado en el mundo que voló en un avión
En noviembre de 1911 la ciudad de
México fue nuevamente el escenario de otra presentación de la Moisant
International Aviation, esta vez integrada por los pilotos Geo Dyott, Richard
Hamilton y las aviadoras Harriet Quimby y Matilde Moisant; se emplearon aviones
Blériot y Deperdussin. En Balbuena, donde estaban instalados en carpas, el 30
de noviembre el presidente Francisco Ignacio Madero González realizó un vuelo
con el piloto Dyott a bordo de un Deperdussin, convirtiéndose en el primer jefe
de Estado en el mundo que voló en un avión.
Alberto Braniff, que había roto el
Voisin en un aterrizaje demasiado brusco, compró un Farman equipado con un motor
Renault de 80 HP; en él efectuó numerosos vuelos (partiendo siempre de
Balbuena), entre los que destaca el de la noche del 15 de diciembre de 1911 por
ser el primer vuelo nocturno que se llevó a cabo, para lo cual se encendieron unas hogueras en el
campo que le sirvieron para orientarse en su despegue, mientras daba vueltas en
el aire para luego aterrizar felizmente.
Durante los días 2 y 4 de febrero
de 1912 hubo en Progreso, Yucatán, unos vuelos de exhibición aérea que estuvieron
a cargo de los pilotos Dyott y Hamilton con aviones Deperdussin, llegados desde
Veracruz. Como no se encontró un campo adecuado en los alrededores de Mérida,
los vuelos se realizaron desde las playas de Progreso, adonde acudió una gran
cantidad de gente para presenciar el espectáculo.
Después de la derrota del general
José González Salas en Rellano, el presidente Madero designó como comandante de
la División del Norte al general Victoriano Huerta, que habría de seguir
combatiendo a Orozco. Huerta concentró una gran cantidad de efectivos militares
en Torreón desde mayo de 1912. Para incorporarse a esas tropas llegaron de Estados Unidos dos aeroplanos con
los aviadores Héctor Worden y Francisco Álvarez. Uno de los aviones chocó El
presidente Francisco I. Madero en un avión Deperdussin con los cables de la
línea del tranvía Torreón-Gómez Palacio y el otro tuvo muy escasa aplicación
por las dificultades para volar debido a la poca potencia del motor.
Por entonces, Juan Guillermo
Villasana llevaba casi dos años trabajando en la construcción de un avión
encargado por Jacques Poberejsky. Dicha labor consistía en reproducir un
Deperdussin de Martín Mendía empleando materiales mexicanos, aunque el motor y
la hélice se trajeron de Francia. El 19 de abril de 1912, en los llanos de
Balbuena y ante un numeroso grupo de amigos y compañeros de la incipiente
aviación, Poberejsky hizo un exitoso primer vuelo, provocando un gran
entusiasmo en los asistentes; mas el aeroplano se rompió al aterrizar ya que se
salió del campo y se estrelló en una zanja. Fue el avión Latinoamérica, el
primero de los construidos en México.
Teniendo también como escenario
los llanos de Balbuena, el 27 de abril de 1913 el general Manuel Mondragón, secretario
de Guerra y Marina durante la gestión de Victoriano Huerta, organizó una prueba
de bombardeo aéreo que estuvo a cargo de Miguel Lebrija como piloto y de Juan
Guillermo Villasana como bombardero, quienes a bordo de un aeroplano Deperdussin
lanzaron unas bombas Martin Hale que cayeron en el blanco, el cual era un círculo
de cal de 10 m de diámetro.
El 13 de mayo de 1913 el piloto
mercenario Didier Masón, acompañado del constitucionalista Joaquín Bauche Alcalde,
lanzó unas bombas sobre los barcos de guerra huertistas en la bahía de Guaymas,
aunque sin resultados prácticos. Para dicho vuelo emplearon un improvisado campo
situado junto a Estación Moreno, Sonora, adonde habían llegado desde Hermosillo
en ferrocarril.
Procedente de Nueva York, vía El
Paso, en febrero de 1914 arribó a Ciudad Juárez el primer avión de los tres que
pidió Alberto Salinas Carranza para las tropas constitucionalistas. Con el
avión modelo Morane-Moisant, llegaron también el piloto Harold Kantner y el
mecánico Francisco Santarini. A fin de apoyar a las tropas del general
Francisco Villa, los aviones,
mecánicos y pilotos fueron instalados en Estación Mápula, Chihuahua, en cuyos
alrededores improvisaron un campo. Allí volaron el estadounidense Kantner y los
mexicanos Alberto Salinas y Federico Cervantes; estos últimos sufrieron un
accidente, por lo que el avión debió ser enviado a Chihuahua para su reparación
en los talleres del ferrocarril, perdiéndose así la oportunidad de que
acompañaran a Villa en su avance hacia Torreón y Aguascalientes.
El avión Sonora era el biplano
Martin que había usado Didier Masón en los intentos de bombardeo a los barcos huertistas
en Guaymas. Antes de regresar a Estados Unidos Masón enseñó a Gustavo Salinas
Camina el manejo del aeroplano, y llegó a hacer numerosos vuelos utilizando terrenos
ubicados junto a las estaciones del ferrocarril; en los vagones viajaban el avión y su
personal, que formaban parte de las tropas de Alvaro Obregón.
El 14 de abril de 1914 tuvo lugar
una acción de guerra aeronaval en Topolobampo, Sinaloa, en la que participaron los
cañoneros Guerrero, por el lado huertista, y el Tampico, por el lado
constitucionalista, además del avión Sonora tripulado por Gustavo Salinas y
desde el cual su ayudante Madariaga lanzó varias bombas sobre el Guerrero —que
combatía con el Tampico a cañonazos—, poniéndolo en fuga. Esta confrontación es
considerada el primer combate aeronaval del mundo.
Acompañando a Venustiano Carranza
en su desplazamiento hacia Veracruz con motivo de la división de las fuerzas
constitucionalistas tras la Convención de Aguascalientes, los integrantes de la
Flotilla Aérea Constitucionalista se establecieron en la Playa Norte, emplazando
en ella su base de operaciones. Allí realizaron una serie de vuelos, algunos de
ellos para que los observara don Venustiano, quien, el 5 de febrero de 1915, en
su calidad de primer jefe del Ejército Constitucionalista y encargado del Poder
Ejecutivo de la nación, firmó un acuerdo mediante el cual se creaba el Arma de
Aviación en el Ejército Constitucionalista.
Durante la campaña de Campeche y
Yucatán, la flotilla formó parte de las tropas que, al mando del general Salvador
Alvarado, reconquistaron la península. El viaje de Veracruz a Campeche lo
hicieron a bordo del vapor Oaxaca y, una vez desembarcados, se establecieron en
unos vagones de ferrocarril e improvisaron un campo junto a la estación de
Campeche. Siguiendo la vía del tren acompañaron a los constitucionalistas que
combatían al secesionita Benjamín Argumedo, y lograron derrotarlo y entrar en
Mérida el 19 de marzo de 1915. Una vez en la hermosa ciudad, la flotilla se
instaló en los talleres de Ferrocarriles Unidos de
Yucatán. Con objeto de proporcionar un motivo de alegría y esparcimiento a los meridanos,
el general Alvarado ordenó que se hiciera un vuelo y se invitara a la población
a presenciarlo. Se buscó un terreno adecuado, y se encontró apto el campo de
béisbol El Fénix; el piloto Jorge Plufea voló para admiración de miles de
personas.
El primer avión construido en
México, en 1912, se llamó Latinoamérica
La flotilla pasó inmediatamente de
Yucatán a Tampico, con la finalidad de apoyar la defensa que las tropas constitucionalistas
hacían de El Ébano, San Luis Potosí, para evitar el paso de los villistas que
pretendían tomar el puerto de Tampico y tener acceso a la importante zona
petrolera de la región. La flotilla, como ya era costumbre, ocupaba varios
vagones del ferrocarril, que se encontraba estacionado en una vía auxiliar
junto al muelle. En las madrugadas, en el propio tren, el personal y los
aviones se trasladaban hasta la estación de Chila,donde el ingeniero militar
Antonio Sánchez Saldaña había acondicionado un campo, además de otro en Chijol,
más cerca aún de la zona de combate. Aunque ambos campos eran sumamente
rudimentarios, resultaron muy útiles para los aviones, que llegaron a prestar
valiosos servicios, entre otros, un vuelo de observación sobre las trincheras
villistas en el que iba a bordo el general Pablo González, comandante en jefe
del Ejército del Noreste.
Una vez que Venustiano Carranza se
instaló definitivamente en la ciudad de México, el 15 de noviembre de 1915 y
mediante una ceremonia especial, se inauguró el primer curso de la Escuela
Nacional de Aviación en las instalaciones seleccionadas para tal efecto en el
antiguo picadero de la Escuela de Tiro de Artillería, en San Lázaro, junto a
los llanos de Balbuena, en los que se instaló el campo de operaciones de la
incipiente aviación militar. Allí se establecieron también los Talleres Nacionales
de Construcciones Aeronáuticas que, al igual que la Escuela, dependían de la
Secretaría de Guerra y Marina. Así, Balbuena fue también el sitio donde se
inició y desarrolló la aviación militar mexicana.
Como es natural, a partir de
entonces y por bastantes años, los principales acontecimientos aeronáuticos del
país tuvieron por escenario los tan mencionados llanos
que, al cobrar forma oficial y
práctica la aviación militar, recibieron el nombre de Aeródromo Nacional de
Balbuena.
Entre tales sucesos destacan el
vuelo de un avión totalmente hecho en México, un biplano Serie A equipado con
motor Áztatl y hélice Anáhuac, que tripulado por Horacio Ruiz se elevó el 16 de
mayo de 1917. Asimismo, cabe mencionar el vuelo de correo aéreo en la República
Mexicana, realizado también por Horacio Ruiz con otro biplano Serie A en un
viaje de Pachuca a la capital del país, el 6 de julio de 1917, y la graduación
del primer piloto aviador mexicano en la Escuela, que fue Samuel C. Rojas, el
día 22 de febrero de 1918.
Otro hecho relevante lo llevó a
cabo el coronel Alberto Salinas Carranza, quien decidió organizar una flotilla de
exhibiciones aéreas cuyo objetivo primordial era mostrar a los mexicanos los
avances logrados por la aviación nacional. El 22 de septiembre de 1917 se
efectuó en Balbuena la primera exhibición, que tuvo un gran éxito entre el
público.
Cuatro días después la flotilla llegó
a Toluca, y en un llano adjunto a la estación de Mexicaltzingo se hicieron
varios vuelos que congregaron a una multitud de espectadores. El 20 de octubre
las exhibiciones se llevaron a cabo en Puebla, también con gran éxito, en el
campo de Manzanilla, próximo a la ciudad. El mes siguiente, al iniciarse los
vuelos de la flotilla en la Playa Norte de Veracruz, el 3 de noviembre, se
accidentó el piloto Amado Paniagua, quien murió en el acto. Ante este hecho tan
lamentable se dieron por terminadas las exhibiciones.
Con objeto de probar la capacidad
de los motores Hispano-Suiza se decidió someterlos a una prueba contundente y
se preparó, para el 20 de noviembre de 1918, un vuelo de circuito entre las
ciudades de México, Pachuca, Tula y México, que habría de efectuar el biplano Serie A número 19 equipado
con uno de estos nuevos motores recientemente adquiridos en Barcelona. El piloto fue el teniente Felipe
H. García, que para hacer el vuelo usó como referencia las vías del tren, para
no perderse, ya que el avión volaba muy alto debido a la gran capacidad del
motor.
Biplanos de fabricación nacional Serie A durante un festival en Balbuena en 1918
El ascenso de Venustiano Carranza
al gobierno de la República en calidad de presidente constitucional no habría
de traer la tan ansiada paz, pues aún quedaron, en varias regiones, grupos de
tropas armadas que el gobierno central debió combatir.
Por ello, se organizaron las
flotillas aéreas de operaciones en campaña, que acompañaron a las tropas gubernamentales
por diversos estados. El 26 de marzo de 1918 se integró la Flotilla Aérea de
Operaciones Militares Número 1, que se desplazó por Querétaro, San Luis Potosí,
Monterrey, Celaya, Irapuato y Guadalajara.
A su regreso a México fue
reorganizada y enviada a San Martín Texmelucan y El León, en Puebla. Nuevamente
en la capital del país fue rebautizada con el nombre de "Amado
Paniagua" y estuvo en campaña en el estado de Veracruz, participando en las
acciones de Escamela, Fortín de las Flores y Córdoba. El día 28 de mayo de 1919
regresó definitivamente a Balbuena y se desintegró.
En estas campañas la flotilla se
transportó en ferrocarril y utilizó campos improvisados junto a las estaciones ferroviarias.
La Flotilla Aérea de Operaciones
en Campaña Número 2 se formó el día 15 de marzo de 1918; estaba bajo el mando de
Plutarco Elias Calles y fue trasladada a Hermosillo en ferrocarril-barco-ferrocarril.
Para sus operaciones utilizó un campo habilitado junto a la ciudad, donde se
usaron unos hangares tipo tiendas de campaña.
La flotilla número 4 quedó formada
el 8 de abril de 1919 y fue enviada por ferrocarril a Chihuahua. Tuvo bases en la
propia capital del estado, así como en Ciudad Juárez, Parral y Ciudad Camargo.
Biplanos de fabricación nacional
Serie A durante un festival en Balbuena en 1918 Avión Lincoln Standard con el
que nació, en 1920, la Compañía Mexicana de Transportación Aérea, antecedente
de la actual Mexicana que voló sobre numerosos y rudimentarios campos del país.
Todas estas flotillas estuvieron
formadas por aviones hechos en México (Series A, B y H) y por pilotos mexicanos.
Dadas las grandes distancias que habrían de salvar en sus desplazamientos para
su transporte, generalmente se empleó el ferrocarril y, en ocasiones, el barco.
Siempre se instalaron en campos preparados de forma por demás rudimentaria,
junto a las estaciones de tren, empleando vagones como dormitorios, almacenes y
talleres; para resguardar los aviones se usaron unas tiendas de campaña
especiales que servían de hangares. Por lo regular, los campos eran terrenos de
forma cuadrangular a los que quitaban arbustos, matorrales y piedras, y en uno de
cuyos lados se colocaba el cono de vientos. En ese tiempo no existía ningún
sistema de aeronavegación, por lo que, para orientarse, lo más frecuente era
que los pilotos siguieran la vía del tren.
Fuente: www.revistas.unam.mx
[1] 'Primera parte del Capítulo 1, "Los primeros
vuelos", del libro AEROPUERTOS. Historia de la construcción, operación y
administración aeroportuaria en México, Aeropuertos y Servicios Auxiliares.
México, Primera edición: 2003. Archipiélago agradece a su amigo, el arquitecto
Ernesto Velasco León, director general de ASA, el haberle facilitado dicho
libro, de donde ha sido tomado el presente material. "Desde que la prensa
o los documentos de 1910 hicieron referencia a la Hacienda de Valbuena, siempre
lo escribieron con V inicial. Entrados los años veintes comenzó a escribirse
Balbuena, como ha llegado a nuestros días y como hemos decidido hacerlo desde el
principio para evitar confusiones.