25 de junio de 2019
NACHTHEXEN: LAS BRUJAS DE LA NOCHE
Poco después del inicio de la II Guerra Mundial,
comenzaron a llegar un gran número de cartas de pilotos femeninas a los órganos
de gobierno de la Unión Soviética. El contenido era casi siempre el mismo:
todas insistían en querer ser enviadas al frente para luchar junto a los
hombres.
En esa misma época, la piloto y heroína de la URSS
Marina Raskova, conocida en toda la nación por su legendario vuelo directo
entre Moscú y el Extremo Oriente en un bimotor ANT-37 Patria, propuso la idea
de crear un regimiento aéreo formado exclusivamente por mujeres.
La propuesta de Raskova comenzó a ser estudiada y
los órganos responsables prometieron reflexionar sobre el asunto. Pero, en la
práctica de la aviación mundial, no había ningún ejemplo de una formación de
ese tipo. Mientras tanto, las cartas no paraban de llegar.
Por fin, la famosa aviadora consigue el permiso del
propio Stalin para crear un regimiento femenino y la selección de voluntarias
comenzaría a mediados de 1941. Tras un curso intensivo, se formaba el 588°
Regimiento de Bombardeo Nocturno, rebautizado dos años más tarde como 46°
Regimiento de Guardias de Bombardeo Nocturno, que se convertiría en la única
división femenina de bombardeos nocturnos del mundo.
La primera regla impuesta a las mujeres era
sencilla: tener el cabello con un corte masculino, cortándolo hasta la mitad de
la oreja. Las trenzas solo se permitían tras una aprobación personal de
Raskova, pero lo cierto es que nadie quería molestar a la célebre aviadora con
este tipo de banalidades en unos momentos tan decisivos de la II Guerra
Mundial.
El grupo sería conocido como Las Brujas de la Noche,
Nachthexen en alemán, entre los nazis, que las veían sobrevolar sus cabezas por
la noche en antiguos aeroplanos soviéticos, como si fuesen brujas montadas en
sus escobas. El 27 de mayo de 1942, el regimiento de las Brujas de la Noche,
con un total de 115 chicas de entre 17 y 22 años de edad, partía finalmente
para el frente. La primera ofensiva la realizarían el 12 de junio de ese mismo
año.
Las jóvenes aviadoras volaban en pequeños biplanos
de baja velocidad Polikarpov U-2 (PO-2), que antes de la II Guerra Mundial se
habían usado en el entrenamiento de pilotos. La cabina de pilotaje abierta con
visera acrílica no protegía a la tripulación de los disparos, ni tan siquiera
de los vientos fuertes. Sus frágiles aeroplanos no contaban con radio,
alcanzaban velocidades que apenas superaban los 120 km/h y los 3 km de altitud
máxima de vuelo. Las únicas armas disponibles a bordo eran pistolas TT: habría
que esperar hasta 1944 para estar dotados de ametralladoras.
El PO-2 tampoco tenía ningún compartimento para
bombas y, por lo tanto, había que fijarlas directamente a la parte inferior de
la aeronave. A pesar de que el avión no podía cargar muchas bombas al mismo
tiempo, lo cierto es que conseguía hacer impacto en los objetivos con una
precisión extraordinaria.
Las Nachthexen llegaban a realizar 10 vuelos por
noche. Mientras que la copiloto llevaba las bombas menores en sus propias
rodillas y las lanzaba manualmente sobre los objetivos, las pilotos detenían el
motor, y en absoluto silencio, hacían caer las bombas sobre el enemigo. Cabe
destacar que aparte de bombas, también transportaban cargas con medicación,
comida, municiones, correo, etc.
La tripulación de los PO-2 se reducía a una piloto
y a una copiloto: todas eran, en su mayoría, estudiantes universitarias. Por
ejemplo, Irina Rakobolskaia estudiaba en la Facultad de Física de la
Universidad de Moscú, Polina Gelman cursaba estudios de Historia y Raisa
Aronova formaba parte del Instituto de la Aviación de Moscú. Con estas mujeres,
el regimiento se cargó de una nueva atmósfera: daban clases, editaban
publicaciones e incluso escribían poesías.
La comandante de la unidad, Yevdokiya Bershanskaya,
fue la única mujer que llegó a ser condecorada con la distinción de Caballero
de la Orden de Suvórov. Bajo su liderazgo, el regimiento luchó hasta el fin de
la II Guerra Mundial. Durante todo el transcurso del conflicto, las aviadores
del 46° Regimiento de Guardias de Bombardeo Nocturno realizaron cerca de 24000
vuelos.
Las jóvenes pilotos festejaron el día de la
victoria cerca de Berlín, recordando las 33 compañeras que no pudieron vivir
para disfrutar de aquel día tan feliz para ellas. En un principio, estas ases
de la aviación escribían en las bombas un ¡Por la Patria!, pero tras las
primeras bajas en combate, comenzaron a aparecer inscripciones con nombres
propios.
Nueve de estas mujeres fuera de lo común fueron
homenajeadas con el título de heroínas de la Unión Soviética por su gran
valentía durante la II Guerra Mundial.
Fuente: https://segundaguerramundial.es