Por
Rafael de Madariaga
Introducción
Desde
al menos 1999 los cronistas aeronáuticos Juan Carlos Salgado, José Miguel Sales
Lluch y el que suscribe decidieron resumir los retazos de historias conocidos
acerca de los diferentes pilotos, tripulantes y especialistas de aviación que
por diferentes rumbos y razones recalaron en Rusia al final de la Guerra Civil
Española y participaron en lo que los soviéticos denominaron La Gran Guerra
Patria. Han pasado algunos años durante los cuales se añadieron nuevos datos a
aquellos resúmenes, al publicarse memorias y biografías de algunos participantes
más y también trabajos completos como el de Carlos Lázaro sobre las Promociones
de pilotos y observadores en Kirovabad y Jarkov.
Un
índice pormenorizado de todos los aviadores españoles en la Unión Soviética debería
comprender datos de varios grupos distintos entre ellos los siguientes:
Grupo
de Pilotos enviados a Rusia en septiembre de 1938
- Cuarta Promoción de Kirovabad que se quedó en la escuela desde abril de 1939 y en la cual figuraban como agregados varios oficiales que acompañaron a los alumnos y que, siendo observadores, habían obtenido la promesa de hacerse pilotos allí.
- Algunos Niños de Rusia, que llevaban desde el año 1937 en residencias y escuelas, que trataron por todos los medios de hacerse pilotos antes de comenzar la II Guerra Mundial e inmediatamente después de su inicio entre Rusia y Alemania el 21 de junio de 1941.
- Y luego el contingente más numeroso, ya que entre julio y septiembre de 1939 comenzaron a llegar a Rusia los combatientes de la Aviación de la Republica que habían estado primero en Argelés sur Mer y luego en Gurs, Olorón Saint Marie, cerca del Pirineo francés. Estos últimos constituyeron el núcleo más importante de combatientes en las Fuerzas Aéreas soviéticas durante la guerra mundial.
Libros
y artículos sobre combatientes
Los
testimonios escritos de algunos de estos combatientes son fundamentales para
reconstruir las acciones y hechos de armas en los cuales participaron bien aisladamente,
tanto como en pequeños contingentes de tres o cuatro miembros, nunca en
proporciones mayores por los argumentos que más adelante se citan.
Siguiendo
un orden alfabético citaremos a Sol Aparicio Rodríguez que en su libro “Yo combatí
en tres mundos” describe las acciones y acontecimientos en los que fue testigo
tanto en Marruecos hasta 1926 como en la Guerra Civil española y la II Mundial.
Antonio
Arias Arias fue autor de “Arde el Cielo”, publicado primero en ruso en Moscú y
luego traducido, corregido y editado con la importante aportación de José María
Bravo, en el cual relata sus experiencias tanto en la Guerra de España como en
Rusia. Este último va a ver editado durante el último semestre de 2006 sus
memorias recopiladas por este autor con el nombre de “Póquer de ases: Arias,
Bravo, Claudín y Zarauza”, subtitulado “Bravo y los Moscas en la Guerra de
España y en la Gran Guerra Patria”.
Andrés
Fierro dio a conocer hace varios años su libro de memorias “Tarán” en el cual
se mezclan relatos veraces de las dos guerras con algunas diatribas y
auténticos memoriales de agravios contra algunos amigos y compañeros suyos de
muchos años, de forma que el conjunto es bastante lamentable.
En
cuanto al más prolífico de ellos, Francisco Meroño, es una lástima que mezcle continuamente
hechos verídicos con increíbles creaciones noveladas de las que a duras penas
se puede extraer la verdad; con lo cual queda muy desvirtuado el contenido real
que pueda haber en sus relatos; el mismo confesaba a menudo a sus amigos que
“después de tantos años quien se va a enterar”. El penúltimo libro publicado
por su hija ya es el colmo de la desfachatez, poniéndole un título que su padre
nunca utilizó; pero ya el postrero, donde la Meroño hija se pone los dos apellidos
de su padre, resulta muy divertido porque en él aparece un nuevo Paco Meroño,
arrepentido de su militancia soviética de tantos años día tras día y anotando justo
lo contrario de lo que venía diciendo sobre el régimen en los últimos cuarenta años,
para poder sobrevivir. Algunas de sus anécdotas póstumas son, por cierto, muy
demostrativas de cómo era el régimen, incluso en su trato con los afines,
declarados partidarios del sistema y miembros en muchos casos del PCUS.
Los
diferentes grupos de aviadores
Ya durante el transcurso de los meses finales de la Guerra Civil Española se habían trasladado a la Unión Soviética algunos pequeños grupos de aviadores españoles con la finalidad de realizar cursos de especialización o de mejora de sus conocimientos. El grupo más significativo de pilotos que fue a la URSS antes de finalizar la guerra fue el enviado en septiembre de 1938 encabezado por Leopoldo Morquillas para cursar estudios en la Escuela Superior Táctica de Aviación. Los oficiales eran los Tenientes pilotos Marciano Diez, de Moscas, los Tenientes pilotos, Manuel Orozco, Rómulo Negrín, Román Llorente, de Chatos, al igual que el propio Mayor Morquillas, y los Tenientes pilotos Alfonso García Martínez y Anselmo Sepúlveda, de Katiuskas. A excepción de Negrín, reclamado por su padre desde México al finalizar la guerra, todos los demás se quedaron en la Unión Soviética y participaron en las filas del Ejército Soviético en la II Guerra Mundial. Durante año y medio cursaron sus estudios en la Academia de Lipezk, acabando los cursos en el Otoño de 1939, pasando a ser profesores de vuelo en diversas escuelas durante el primer año de la II Guerra Mundial y pasando a ser jefes de unidades de asalto y de caza posteriormente. También fue en el mismo grupo, José Vela, pero lo pasaron a volar en I–15 en otra escuela.
Leopoldo
Morquillas había sido ascendido por méritos en combate a Teniente en marzo de
1937, a Capitán en marzo de 1938 y a Comandante el 1 de septiembre de 1938, en
el mismo boletín y por las mismas razones que ascendieron también a Mayor
(comandante) los aviadores Comas, Duarte y Zarauza.
Durante
la II Guerra Mundial Morquillas tuvo el cargo de Inspector de Regimientos de
Caza con el grado de Teniente Coronel. Falleció en Tula, ya retirado en el mes
de diciembre de 1989.
También había sucedido al finalizar la guerra, el 1 de abril de 1939, con la victoria de las fuerzas encabezadas por el General Franco, que algunos grupos de alumnos pilotos de la Republica Española, que estaban realizando el Cuarto Curso o Promoción de pilotos en la Escuela de Kirovabad, ya no pudieron continuar sus cursos normales porque la finalidad de su entrenamiento había desaparecido, con lo cual se cancelaron los cursos, se terminaron apresuradamente y cesó la actividad normal que la escuela había mantenido hasta aquel momento. Algunos de ellos, muy pocos ya eran pilotos en aquel momento.
El
final de la guerra civil sorprendió por tanto al último grupo de cadetes de
aviación españoles y personal de tierra entrenándose en la URSS. Por razones
obvias, tuvieron que quedarse en el país, uniéndose a la población civil y
trabajando en todo tipo de sectores o estudiando en la universidad. Con ellos,
aunque repartidos por varias residencias, había cientos de niños y adolescentes
refugiados que habían sido evacuados de España durante la guerra. Otros
aviadores estaban en Francia en campos de refugiados, especialmente en Gurs, a
pocos kilómetros de Olorón Ste Marie, Departamento de los Altos Pirineos, en
condiciones no muy diferentes de los campos de concentración alemanes en
1939–1940, así que muchos pidieron refugio en la URSS.
Después,
el 21 de junio 1941, se vieron envueltos en otra guerra. La mayoría se
alistaron en el Ejército Rojo sin pensarlo, pero no fueron enviados
inmediatamente al arma que se correspondería con su experiencia militar previa,
algo típico de aquel periodo de caos en el régimen estalinista. De ese modo,
las habilidades adquiridas en el entrenamiento como pilotos, tripulantes u
observadores o personal de tierra de Aviación, se desperdició en operaciones de
guerrilla en vez de aprovecharse en unidades de aviación. Algunos de esos
pilotos tenían una considerable experiencia de combate de España.
Ninguna
unidad española en las VVS
Es
bastante difícil dar una idea clara de la participación de los aviadores
españoles en la así llamada Gran Guerra Patriótica, pues al estar dispersos en
las VVS, nunca fueron concentrados en unidades homogeneizadas por nacionalidad,
a diferencia del grupo francés Normandie Niemen en el seno de la VVS o los
numerosos escuadrones extranjeros integrados en la RAF.
En
palabras de Antonio Arias Arias: “Incomprensiblemente, los pilotos españoles
fuimos distribuidos en distintas unidades de aviación, en las que cumplimos con
nuestro deber internacionalista en la guerra contra la Alemania fascista que
había apoyado a Franco… y era culpable de que nosotros fuéramos ahora emigrados
políticos. Hubiera sido mucho más lógico organizar una unidad Ebro–Volga de
españoles, que, al igual que los franceses en su regimiento Normandie–Niemen,
podríamos haber demostrado –mejor que actuando por separado– la elevada calidad
de nuestros pilotos”. Hay que tener en cuenta que no todos los españoles
hablaban el ruso con fluidez, con la implícita desventaja que esto implicaba.
En este proceder que demostraba una cierta desconfianza hacia los aviadores y en general hacia los excombatientes españoles por parte de los rusos se descubren dos aspectos importantes, que se desvelan en cuanto los protagonistas tienen cierta confianza para hablar llanamente. Como primera y nada despreciable, se debe tener en cuenta la fama de indisciplinados a la vez que intrépidos, con iniciativa y un gran valor individual y a la vez demasiado peligrosos como conjunto de los españoles en general y de los excombatientes de la República Española en particular. A este respecto no deja de ser demostrativa y espectacular una anécdota de José María Bravo cuando buscaba junto a Andrés Fierro, ya después de su licenciamiento del año 1948, un lugar en Moscú donde alojarse, cuestión verdaderamente peliaguda en esa época y sometida al típico “jeroglífico” ruso: “si no tienes trabajo en Moscú, no tienes derecho a alojamiento, si no tienes alojamiento no puedes tener un trabajo...etc, etc” y así hasta el infinito. Después de llevar horas en una cola del funcionario que concedía el documento que le permitiría tener derecho a un alojamiento o empadronamiento en la ciudad, el burócrata de turno examinó su petición superficialmente y sin mirarlo le dijo “No sirve, que pase el siguiente”. José María exasperado, cogió el tintero de la mesa y en tono amenazador le dijo “Nada del siguiente, Ud. me tiene que solucionar esto”. Ante aquel tono y aquella decisión el otro reconsideró las razones y cuando ya se avenía a explicaciones le preguntó:
—¿De
dónde eres, camarada?
—Soy
español
—¿Y
todos los españoles son como tú?
—Pues
más o menos como yo
—¿Y
entonces por qué perdísteis la guerra?
—Porque teníamos entre nosotros un montón de gente como tú.
Por
otro lado, está la nada aclarada pero firme oposición del Partido Comunista
Español en Moscú a ese encuadramiento de tipo “nacional” en las filas del Ejército
Rojo. No les hacía a los dirigentes del PCE ninguna gracia la posibilidad de
que hubiera unidades españolas con sus características, personalidad y mandos
propios y esto lo demostraron en el trato muy indiferente hacia los aviadores
encuadrados a título individual o en pequeñísimos núcleos en unidades
soviéticas de Aviación y tampoco muy destacadas. Quizás en los años de después
de la guerra, se estaba perdiendo esa tendencia al ostracismo, cuando llegó el
problema de la fuga de Severino Burgueño y el Partido vio de repente el cielo
abierto para despacharlos a todos de un solo golpe.
Pero
el hecho de que cuatro oficiales de Aviación españoles, de magnífica
preparación técnica y con experiencia, se encontraran preparándose para hacerlo
o ya haciendo el Curso de Estado Mayor junto a la “flor y nata” de la Aviación
Soviética, la famosa “Horda de Oro” en la Escuela Superior de Mónino en 1948,
demuestra que algo estaba cambiando justo en ese momento, cuando un subterfugio
desgraciado, le dio un estupendo motivo al PCE, para apoyar la despedida masiva
de todos los aviadores de las Fuerzas Aéreas rusas. No es extraño que durante
los años siguientes algunos persiguieran al culpable por montes y valles. Fue
durante años un proscrito, nadie quería pronunciar su nombre, y era
relativamente fácil encontrarlo trabajando como taxista en turnos extemporáneos
en la ciudad de Madrid.
Gracias
entre otras fuentes a las memorias de Francisco Meroño en “Aviadores Españoles
en la Gran Guerra Patria”, publicadas en español en Moscú, allá por el año 1986,
justo al comienzo de la perestroika, así como a numerosos retazos de
conversaciones y escritos, hemos podido sintetizar esta modesta contribución.
He podido personalmente entrevistar a los pocos supervivientes que he
conseguido encontrar y gracias a algunos artículos en AEROPLANO, la publicación
anual del IHCA, se va consiguiendo completar la historia personal de cada uno
de los combatientes en la URSS.
También
ha aparecido al menos un artículo en la revista de gran difusión DEFENSA. Se
trata de una breve biografía de Juan Lario escrita por Vicente Talón. Ese autor
también incluyó un breve capítulo sobre los aviadores vascos que sirvieron en
la VVS en uno de los volúmenes de su serie dedicada a la guerra civil en el
norte de España.
Juan
Lario Sánchez escribió su libro sobre la Guerra de España con el título de
“Habla un aviador de la Republica” en 1973, pero en él solamente trató sobre su
experiencia en los años de 1936 a 1939 y su relato termina en Gurs. Pero luego
de muchos años escribió la historia sobre su actuación en la Unión Soviética
con el mismo título que lleva este trabajo “Aviadores Españoles en la URSS”,
que mereció el Tercer Premio “Espejo de España” de la Editorial Planeta y que
le fue concedido en febrero de 1976. Su extenso artículo titulado “Republicanos
españoles al servicio de la URSS” fue publicado en “Historia y Vida” en 1995.
A
través de esas publicaciones, ha sido posible encontrar los nombres de 95
pilotos y miembros de tripulaciones, un radiotelegrafista y tres miembros del
escalón de tierra, lo que supera las cifras de Meroño. Él dice que hubo más de
setenta aviadores españoles luchando con las fuerzas rusas, tanto del ejército
como de aviación. Al menos 20 pilotos españoles que volaron con la VVS murieron
en acto de servicio. Personalmente creo que son 88 los que volaron, puesto que
de las listas que hemos manejado tanto José Miguel Sales como J.C. Salgado y yo
mismo había que eliminar a varios, que correspondían a nombres repetidos o
inexistentes, apodos y equivocaciones y en cambio añadir algunos otros, y hacer
la salvedad de que algunos no combatieron nunca en Aviación en la URSS, aunque
habían sido aviadores en España, por ejemplo, Alfredo Fernández Villalón,
fusilado en retaguardia alemana como guerrillero. Alguno más con esa misma
peripecia no figuraba en la lista, como Félix Allende Santa Cruz, observador de
Katiuskas, fallecido en Stalingrado, en tierra, que tampoco voló en la URSS.
La
lista completa de combatientes españoles fallecidos en Rusia, que me fue facilitada
por Antonio García Cano hace varios años y tiempo antes de fallecer, creo que
es lo más completo en cuanto a Fallecidos, y en ella figura el Teniente de
carros de combate Rubén Ruiz Ibarruri. Es una omisión explicable, pues intentó
ser piloto en la Escuela donde se prepararon los jóvenes “Niños” que luego
fueron a la Escuela de Borisoglébsk, no consiguiéndolo. No obstante, fue
–aunque con la aureola propagandística que se quiera– uno de los dos españoles
que figuran en el monumento a los caídos en Stalingrado, en la colina llamada
Mamayev Gurkan, ya que falleció como Teniente Mayor el 1 de septiembre de 1942
por las heridas recibidas en la batalla de Stalingrado. Es el único español
nombrado “Héroe de la Unión Soviética”, aunque hubo también otro combatiente
aéreo español en Stalingrado que fue Anselmo Sepúlveda García, cuyo nombre no está
presente y el que si figura con todo merecimiento es José María Pascual
Santamaría “Popeye”.
Con
el presente esfuerzo se pretende sistematizar y confrontar fuentes publicadas que
no están disponibles en inglés. Fuentes que, por lo demás, son contradictorias,
no lo olvidemos.
Otra
vez en guerra
El
día siguiente al de la invasión de Rusia por parte de Alemania, el 22 de junio
de 1941, numerosos voluntarios de diferentes países que vivían en la Unión
Soviética, se daban cita en el Estadio Dinamo de Moscú para alistarse como
voluntarios. Entre ellos estaban grupos de pilotos y aviadores españoles, que a
duras penas habían entendido el Pacto Germano–Soviético Molotof–Ribenttrop de
1939, gestado en contra de todos sus principios de pensamiento estalinista
militante.
Allí
se apuntaron sin citar sus grados conseguidos en la Guerra Civil española, con una
adscripción literal como soldados rasos voluntarios y a pesar de que muchos de ellos
eran Capitanes, Tenientes y Sargentos pilotos, observadores navegantes o
mecánicos de tierra o vuelo. Venían de fábricas o centros industriales donde
llevaban trabajando desde 1939. De la Fábrica de Automóviles “Gorki” llegaron
Ramón Moretones, Antonio García Cano, Manuel León, Francisco Benito, José
Macayá (Damián), Vicente Beltrán, Juan Lario, José Pascual Santamaría, Alfredo
Fernández Villalón y Francisco Meroño Pellicer. Por su cuenta llegó solo
Fernando Blanco de la Carrera, observador de Katiuskas que procedía de la
Academia Agrícola, donde era profesor de Química.
Todos
ellos se alistaron en las VVS, Fuerzas de Defensa del Pueblo Soviético, lo que sugería
que serían probablemente enviados a las guerrillas. Al día siguiente se les unieron
Ladislao Duarte Espés, Isidoro Nájera, Domingo Bonilla, Antonio Arias Arias, José
Aguinaga, Jesús Rivas Concejo y Ángel Guzmán. En este grupo inicial no figuran varios
aviadores notables como Bravo, Zarauza, Fierro y García Otero ya que, afincados
en Járkov, Ucrania, protagonizaron una odisea volviendo hacia Moscú y
estuvieron durante el primer año de la guerra contra Alemania en unidades y
grupos de Guerrilleros.
Experiencia
fallida: guerrilleros aéreos
El
grupo citado, parece ser que iba a recibir instrucción como guerrilleros y así
comenzaron su entrenamiento. Pero de repente, en un estilo puramente soviético,
pasaron de la concentración de los 18 en un centro de instrucción para
guerrilleros a comienzos de julio de 1941, a ser citados el 20 de julio para
una misión especial de vuelo supersecreta. Con gran secretismo se reúnen con el
encargado del entrenamiento, Capitán Valentín Ivanóvich Jomíakov y en el
aeródromo citado comienzan vuelos en Yak–1 y en Yak–7 doblemando. Luego de
cuatro días de vuelos continuos los recoge un Douglas y los traslada al otro
lado de los Montes Urales, probablemente al aeródromo de Aramil.
Allí
se han concentrado un valioso número de aviones de origen alemán, entre ellos Messersmichtt
ME–108 Taiffun, ME–109, Dornier DO–217, Junkers JU–88, ME–110 que van a ser
volados como guerrillas en vuelo, introduciéndose entre las formaciones alemanas,
camuflados incluso con sus insignias y distintivos, por los pilotos españoles, a
los cuales los rusos consideran expertos en esos aviones. La operación está al
mando del Coronel Fiodor Fiodorovich Opadchi como instructor y los primeros
vuelos se hacen en la Taiffun para entrenamiento en el material alemán. Los
aviones procedían de capturas en los primeros días de la ofensiva, y también
aviones cedidos por los propios alemanes durante las amistosas jornadas que
siguieron al reparto de Polonia e incluso en años anteriores a la Guerra Civil
de España. Algunos podían haberse capturado allí entre 1936 y 1939.
En
los últimos días de octubre de 1941 se produce un terrible accidente despegando
un JU–88 en el cual resulta el Coronel herido y muy graves los aviadores Manuel
León, que volaba como primer piloto y José Aguinaga que actuaba como mecánico
de abordo. Este último perdió las dos piernas. Se aborta la experiencia en este
momento y los aviadores vuelven al área de Moscú pasando al servicio activo en
Bikovo, a 30 kilómetros de la capital, con la 1ª Brigada Aérea, en la defensa de
la zona. Arias, Beltrán y García Cano volaban en una de las dos únicas
escuadrillas, que contaba con un par de MiG–1. Pascual Santamaría, Lario y
Meroño estaban en otra, volando en un biplaza, probablemente un Yak–7. Una
tercera escuadrilla al mando de Ladislao Duarte estaba formada por Francisco
Benito, Fernández Villalón, Bonilla y Blanco, que contaban con un único
Polikarpov I–15. Un radiotelegrafista, Ángel Guzmán, se les había unido mientras
tanto, al mismo tiempo que los observadores José Macayá (Damián) y Ramón
Moretones. La tarea principal era proteger el área de Moscú, especialmente las instalaciones
del TsAGI, el Tsentralniy Aerodinamicheski v Gydrodynamicheski Institut (Instituto
Central de Aerodinámica e Hidrodinámica), el principal centro de investigación
aeronáutica ruso, así como las ciudades de Kashira, Sérjujov, Narofominsk y Bikovo.
El grupo “Español” estuvo actuando allí desde el 7 de noviembre de 1941 hasta
el 25 de julio de 1942.
De
allí iban a ser enviados a la Escuela de Oficiales Guardafronteras, al norte de
Moscú, cuando entraron en contacto con Osipenko. Según José María Bravo, se
encontró un día casualmente por la capital con el General Alexander Stepanovich
Osipenko, que había conocido en España. Él iba vestido como Capitán de
Ingenieros, que es lo que desempeñaba en su misión de guerrilleros–minadores.
Le pidió una lista con graduaciones, horas de vuelo, aviones volados y esta vez
sí que pudieron ir a la Aviación Soviética, aunque dentro de las PVO, Defensa
del Ejercito de Tierra.
Pilotos
de caza
Uno
de los libros más importantes sobre los pilotos de caza soviéticos, publicado
en inglés es “Stalin`s Falcons: the Aces of the Red Star”. En su parte final se
relacionan diferentes pilotos de caza de varias naciones que volaron en las
Fuerzas Aéreas de la Unión Soviética. Entre los pilotos españoles solamente se
destaca a Antonio Arias, Vicente Beltrán, Juan Lario, José Luis Larrañaga, José
Pascual Santamaría, y Manuel Zarauza Claver. Es indudablemente una distribución
caprichosa y se debe sobre todo a falta de datos ya que no se les cita por más
o menos derribos, ni por ser “Ases” con más de cinco victorias, ni tampoco por
otras razones que unifiquen el criterio de su inserción. Entre esos seis hay
alguno que no derribó ningún avión en Rusia como Zarauza, aunque era un “As”
indiscutido cuando llegó al Cáucaso en junio de 1942. Y alguno como Larrañaga
era apenas un crío, pero derribó cinco aviones antes de morir en combate el dos
de mayo de 1943.
El
mayor as español de la VVS probablemente fue el Teniente Juan Lario Sánchez. Se
unió a las Fuerzas Aéreas de la República en 1937, formando parte de la 1ª
Promoción de Kirovabad. Había derribado 7 aviones en España volando Chatos
Polikarpov I–15, aunque es muy difícil asegurarlo, y derribó otros 27 a título
individual y 8 compartidos en la URSS. Sirvió sucesivamente en el 127 IAP3
(Istrebitelnyi Aviatsionnyi Polk, Regimiento de Caza), 108 IAP de la 105
División Aérea Táctica DAT, destinado en Groznyi y después con la 208 DAT4 en
Stalingrado bajo el mando de Rokosovs ki. Durante 1943 efectuó servicios en las
batallas de Kursk y en Járkov, así como en Kiev en la última parte del año. En
1945 servía en el 348 IAP, volando aviones Spitfire IX al frente de una
escuadrilla volando sobre Polonia y Alemania. Actuó durante algún breve tiempo
operando desde el aeródromo de Tempelhoff. Al término de la Gran Guerra Patria
parece que había volado 886 misiones y tomado parte en 97 combates lo que le
permitió reclamar 35 victorias, de las cuales 8 compartidas. Realicé una
entrevista a Juan Lario unos meses antes de su fallecimiento. Muchos de los
datos que aportaba eran muy válidos y así lo he anotado en otras partes de este
trabajo. De todos modos y sintiendo un enorme respeto por Lario, sus 27
victorias en la II G.M. están un tanto en entredicho por dos razones; Una, no
están localizados los documentos para probarlo, al igual que para los demás y
Dos, como dice Bravo, si hubiera sido así tendría al menos una vez HSU o varias
Banderas y distintas Ordenes—de la Bandera Roja me refiero— pero a su favor
esta que fue sin duda el que más voló en la II GM, más tipos de aviones y más
horas de vuelo. Estaba en poder de numerosas condecoraciones soviéticas tales como
una OBR, dos ER, dos GOP y diferentes medallas de campaña.
El
segundo nombre en la lista de ases es el Mayor Manuel Zarauza Claver, con un total
de 30 victorias en España y en la URSS ninguna, después de haberse pasado un tiempo
con la guerrilla al empezar la guerra. Sirvió con el 961 IAP, donde luego
estuvo Bravo y no es probable que hubiera volado en otras unidades. Murió en
Bakú el 7 de octubre de 1942 al chocar su avión con el de su punto, el Sargento
Shasa Riapishev.
El
Capitán José María Bravo Fernández–Hermosa y el Teniente Joaquín Díaz Santos sirvieron
con la 3ª Escuadrilla del regimiento de caza, 481 IAP, dentro del VIII Cuerpo de
Ejército Aéreo. Bravo fue jefe de escuadrilla, y después sirvió con el 485 y el
961 IAP. Había derribado 23 aviones en España, y no derribó aviones enemigos en
la URSS durante la II G.M. En noviembre de 1943 el cuartel general de la 130 DA
pidió dos pilotos para el regimiento especial de ases. Llamaron a Bravo pero
cuando llegó a Moscú lo rechazaron, según parece por ser español. Otros pilotos
de su unidad eran el Teniente José Carbonell –que después sirvió en el 962 IAP–
y José Pallarés, así como Joaquín Díaz Santos. Volaron en la defensa de la zona
especial de defensa de Bakú. Bravo fue el jefe de la escolta realizada entre el
Cáucaso y Teherán al Lisunov Li–2 de Stalin en diciembre de 1943. José María
mandaba una escuadrilla en este servicio, con aviones Kittyhawk P–40 de origen
norteamericano, que no era totalmente la suya, pero del conjunto de pilotos él
era el más antiguo y caracterizado. El otro piloto con más experiencia era el Teniente
Jafizullin.
Bravo
comenzó su actuación en junio de 1941 como guerrillero–minador al mando del Coronel
Stárinov, veterano jefe de guerrilleros de la guerra de España. Su grupo se retiró
desde Járkov hasta Voronez, más de 700 kilómetros, siempre cerca del avance alemán,
destruyendo equipos y material enemigo. En él participaban españoles entre los
cuales eran aviadores Bravo, Herminio Cano (4ª de Kirovabad), Juan García Otero
(Observador de Katiuskas), Andrés Fierro y Francisco Benito.
Leopoldo
Morquillas Rubio tenía 21 victorias en España, pero se desconoce si tuvo alguna
más en la URSS. Fue inspector de escuelas de vuelo y de una gran organización
de entrenamiento durante la II G.M.
El
Teniente José María “Popeye” Pascual Santamaría, que había derribado 9 aviones
hasta el día de su fallecimiento, parece ser que en la misión en la que fue
derribado se anotó tres victorias combatiendo sobre Stalingrado, el 23 de agosto
de 1942, situándose en quinto lugar en la particular lista de Pilotos de Caza
españoles, “Ases de la aviación de la URSS". Por desgracia no hay constancia de
las unidades en las que sirvió, pero se sabe que estuvo con el Teniente Domingo
Bonilla en el 788 GuIAP (Regimiento de la Guardia), 102 DC (División de Caza).
Pascual Santamaría era de la Segunda Promoción de Kirovabad. Ascendió de
Teniente a Teniente Mayor. En la Plaza que está en el centro de la ciudad de
Stalingrado, la Mamayev Kurgan, hay un monumento con una lista de nombres en
grandes letras de oro donde solamente hay dos nombres españoles: el de José
Pascual Santamaría y el de Rubén Ruiz Ibarruri, hijo de Dolores Ibarruri
“Pasionaria”. Anselmo Sepúlveda que también fue derribado en Stalingrado no
aparece en esa placa. J. M. Pascual Santamaría recibió por su último combate la
Orden de Lenin.
El
Capitán Antonio García Cano, que derribó al menos cinco aviones, entre ellos un
Ju 88 con su punto Feodorov el 26 de noviembre de 1941 y un He 111, el 12 de
octubre de 1942, voló en Kittyhawk y Tomahawk con el 573 IAP, 101 División.
Otras fuentes establecen que estaba en el 563 IAP. Francisco Benito también
estaba con él. Algunas fuentes indican que estuvieron en el 573 IAP juntos
mientras que otras señalan que después sirvieron con el 887 IAP. Antonio García
Cano siempre insistía en que tuvo que enviar a Francisco Benito a
reentrenamiento, lo que parece implicar algún problema de disciplina o de
capacidad técnica de vuelo. De cualquier forma, también señalaba que después de
su reentrenamiento, voló en misiones de bombardeo nocturno con aviones ligeros
PO–2, que eran los mismos U–2 biplanos reconvertidos, una técnica que los rusos
habían refinado en España con los Rasantes R–5.
Ladislao
Duarte, que había sido jefe de una Escuadrilla de Chatos en la Guerra Civil, fue
comandante de un regimiento de caza, según algunas fuentes, y se dice que
derribó algunos aviones, pero Antonio Arias Arias dice en sus memorias que era
observador con el 740 IAP y después con la 144 División. Esto se debe sin duda
a la peculiar estructura de los regimientos rusos de aquella época, donde el
Jefe de Observadores y Navegación era el Segundo Jefe del regimiento y piloto
también.
El
Teniente Luis Lavín Lavín y Antonio Lecumberri sirvieron en el 826 IAP al mismo
tiempo. Luis Lavín pasó después a la 36 DC y acabó la guerra con el 907 IAP de
Operaciones Especiales. Eugenio Prieto Arana, Tomás Suárez, Ramón Cianca
Bengoechea, José Antonio Uribe Galdeano, José Luis Larrañaga Muniategui, Isaías
Albístegui e Ignacio Aguirregoicoa estuvieron también con Lavín en la misma
escuela de vuelo.
Este
grupo estaba formado inicialmente por ocho muchachos de los llamados “Niños Españoles
en Rusia” porque llegaron como chicos muy jóvenes refugiados, de origen vasco
casi todos. En el mismo grupo estuvo Rubén Ruiz Ibarruri pero no paso el examen
médico para ser piloto y pasó a tierra, falleciendo al frente de una sección de
tanques, en torno a Stalingrado.
Fueron
a la Escuela de Vuelo de Borisoglébsk en la Región de Tambot en el año 1942
finalizando su entrenamiento en el año 1943. Eugenio Prieto Arana sirvió en el
3º IAP, 36 DC o División “Iván Bakéiev”, y Antonio Uribe estaba con él. Uribe
murió en combate, derribado por la antiaérea en Kursk. Tenía al menos dos
victorias. Es la misma persona que aparece con su nombre incompleto en algunos
relatos, como Antonio Uribe. Larrañaga, que sirvió en el 591 IAP y tenía al
menos cinco victorias, fue derribado el 2 de mayo de 1943. Ignacio
Aguirregoicoa volaba como punto en un combate aéreo en 1944, cuando fue
alcanzado y habiendo aterrizado tras las líneas enemigas disparó a los
depósitos de combustible de su avión haciéndolo explosionar y falleciendo en la
deflagración. Servía en el 964 IAP, 130 DC. Eugenio Prieto tenía cuatro victorias,
pero fue derribado a su vez en dos ocasiones. En la segunda, en 1943, fue hecho
prisionero y según algunas fuentes fue expulsado del ejército por ese motivo en
1945 tras ser liberado. Ya se sabe que una directiva puesta en práctica por
orden de Stalin, consideraba a todos los combatientes hechos prisioneros y
supervivientes como traidores por su supuesta “contaminación” en las cárceles
enemigas. Lo cierto es que fue licenciado como Capitán en 1948 y regresó a
España con posterioridad.
Con
respecto a este grupo de ocho aviadores, que serían los más jóvenes de todos los
pilotos españoles en Rusia hay que especificar lo siguiente respecto a algunos
de ellos:
- Ignacio Aguirregoicoa es el mismo Benito Ignacio Aguirre Goicoa que voló en el 964 IAP de la 130 División, fallecido en combate. La lista de españoles fallecidos lo da como perteneciente últimamente al 159 Regimiento IAP con el empleo de Subteniente y el cargo de Jefe Piloto Mayor, dentro de la 275 División IAPD, desaparecido el 9–3–1944.
- Eugenio Prieto Arana del mismo grupo de ocho se confunde con Ezequiel Picondo o Pikondo, que no existe, es un nombre supuesto o novelado.
- José Antonio Uribe Galdeano, de la citada Escuela y luego del 3º Regimiento de Caza de la 36 División, caído en Ucrania, era hermano del Ministro del PCE Vicente Uribe.
- Un combatiente de nombre Isaías Albistegui, aparece según datos proporcionados recientemente por Luis Lavín, y estuvo en la escuela inicial de vuelo en Moscú, pero no llego a completar los estudios y ya no fue tampoco a Borisoglébsk. Sin embargo, hacia el final de la II G.M. aparece como piloto de planeadores de transporte que aterrizaban detrás de las líneas alemanas.
- El Teniente Mayor Francisco Meroño Pellicer, el Teniente Vicente Beltrán y el Capitán Fernando Blanco de la Carrera volaron con el 960 IAP, 125 División que se estaba formando en Riedoma, a 20 kilómetros de Tula y a 30 kilómetros del frente, en aquel momento. Meroño estuvo en la 1ª escuadrilla y Beltrán en la 3ª. Inicialmente tuvieron dos I–16 volando desde el aeródromo de Boríkovo y allí probaron un MIG–1 el 20 de septiembre de 1942. El 23 de febrero de 1943 les entregaron nuevos aviones Lavochkin LA–5, entre ellos el número 88 a Meroño y fueron trasladados a Kursk. Meroño fue derribado y herido en Kursk, pasando al hospital en Moscú y siendo destinado posteriormente a una escuela a volar U–2 como instructor. Allí se encontró con pilotos de Yak–7 del 8º Cuerpo de Ejército que eran José Cirujeda, Pedro Muñoz Bermejo, José Gisbert, José Ruiz, Amadeo Trillo, Fernando Buenaño. En el hospital había tenido contacto con José Sánchez Montes, que también paso de los U–2 a Yak–7 en el frente de Voronez y había derribado cuatro aviones enemigos.
Fernando
Blanco de la Carrera era Licenciado en Química y luego de actuar como observador
en Katiuskas en la guerra de España consiguió hacerse piloto junto con la 4ª
Promoción en Kirovabad. Desde 1939 a 1941 trabajó en la Academia de Agricultura
“Timiriázev”. Fue el aviador que terminó la II G.M. con más elevada graduación,
pues era Mayor y 2º Jefe de Regimiento al término de la contienda en Bratislava
con los Tenientes José Robineda, Vicente Beltrán y Jacinto Gallegos.
Antonio
Arias Arias era comandante de la 2ª escuadrilla en el 964 IAP, 130 DA y Manuel
Gisbert Talens, José Gómez y Julián Díaz Izquierdo sirvieron con él en dicho escuadrón.
Volaban en Hurricane en el frente de Leningrado y después en Tomahawk. Arias
sirvió también con el 740 IAP y después como Jefe Observador en el 439 IAP.
Gisbert, que también serviría con el 938 IAP, se uniría a Arias y Julián Díaz en
el 439 IAP de la 147 DC. En sus memorias dice que lo llamaron con el Teniente
Vieselovski al Cuartel General de la 130 División por orden del General Károl.
Los mandaron a Moscú para formar parte de alguna unidad especial, pero
rechazaron a Arias, porque alegaron que si caía derribado los alemanes podían
presentarlo como extranjero en el seno de las VVS. Lo mismo le ocurrió a Bravo.
Santos
Sevilla Medina, Pedro Muñoz Bermejo y José Luis Larrañaga (el mismo piloto ya
mencionado) estuvieron en el 591 IAP. Larrañaga fue derribado en el Kubán
probablemente con cinco victorias. Otros pilotos en la zona de Gorki fueron
Joaquín Carrillo, Juan Eguiguren Madariaga y Blas Paredes. Eguiguren voló en el
423 IAP y fue desmovilizado como Capitán en 1948.
Agustín
Morales Escamilla murió en accidente en Isótomo el 28 de agosto de 1943.
Isidoro
Nájera Montero fue derribado en el Cáucaso en octubre de 1942 sirviendo en la
1ª Aero Brigada. En Gorki volando con Lavochkin LA–5 estuvieron Joaquín
Carrillo, Juan Eguiguren y Blas Paredes.
Andrés
Fierro Menu, José Cirujeda Esteve, José Ruiz, Amadeo Trillo, Manuel Gisbert
Talens, Julián Díaz y Francisco Gómez se alistaron en 1943. Fierro y Trillo
sirvieron en el 439 IAP. El primero derribó al menos un Ju 88 en un ataque
“taran” el 25 de agosto de 1944 y él insiste en sus memorias, así tituladas
“Taran”, en que también derribó otro bombardero alemán por el mismo
procedimiento. En 1944 era Capitán en el regimiento 439 IAP.
Román
Llorente Castro, Manuel Orozco, Marciano Díez Marcos, Alfonso García Martínez
“Gerásimov”, Anselmo Sepúlveda, Leoncio Velasco, el Teniente Celestino Martínez
Fierros, Francisco Gaspar Torres, José Crespillo y otros como Julio Muñoz, Joaquín
Carrillo y Antonio Peinado Peñalver, se habían alistado en 1942. Orozco sirvió
en el 785 IAP, 36 DA, y después en la 106 DA. José Crespillo, Antonio Peinado Peñalver
y Francisco Gaspar Torres volaron con el 17 Regimiento de Reserva, el 887 IAP,
de la 208 DA.
A
la Escuela de Penzá fueron destinados a volar U–2 José Crespillo, Carlos García
Ayuso y Francisco Benito. De entre ellos Francisco Gallardo voló también en el
887 IAP de la 208 División Aérea del 2º Cuerpo de Ejército, y algo más tarde
paso a volar en aviones de caza. Había sido corneta en Los Alcázares. José
Crespillo fue derribado en caza y murió en combate en Kiev, Ucrania, en 1943.
Carlos
García Ayuso, Francisco García, Basilio Mesa y José Rodríguez volaron en el 17
Regimiento de Reserva.
Pilotos
de bombardeo
El
Capitán Sepúlveda volaba en los Pe–2 y fue derribado en Stalingrado en octubre de
1942. Leoncio Velasco, el Capitán Marciano Díez Marcos, Alfonso García
“Gerásimov” y Celestino Martínez Fierros volaban en los Il–2 Stormovick.
Velasco, Gerásimov y Sepúlveda lo hicieron juntos en el 208 ShAP (Regimiento de
Asalto).
Celestino
Martínez murió al ser derribado su Il–2 en el lago Balatón, Hungría, en 1945.
Era natural de Ballota en la zona occidental costera de Asturias y perteneció a
la 4ª Promoción de Kirovabad, donde se casó con Clarita Rosén, la interprete
más famosa y la chica más hermosa de la Escuela. Celestino participó en
numerosos combates con U–2 y a primeros de 1944 paso a los IL–2 Stormovich.
Había derribado dos aviones enemigos y falleció en el citado combate en
Hungría. Díez Marcos primero sirvió como instructor, pero después pasó al 24
ShAP, de IL–2, siendo desmovilizado como Capitán en 1948. Fernando Blanco de la
Carrera voló en la 125 DA y fue subcomandante de un regimiento mandado por el Coronel
Akulin.
Los
Tenientes Francisco Gaspar Torres, Carlos García Ayuso y Francisco Benito
volaron en los Polikarpov U–2 al mismo tiempo, igual que José Sánchez Montes,
aunque en el caso de este último eran ambulancias U–2. Más tarde Sánchez Montes
voló en Yak–7 y derribó al menos cuatro aviones, entre ellos un Ju 87 el 13 de
julio de 1943 en el frente de Voronez, en Projorovska.
Pilotos
de transporte
El
Capitán Román Llorente Castro antes mencionado voló en aviones civiles de transporte.
Peinado fue derribado en Polonia en 1944. Parece que fue muerto durante un
bombardeo. Su último destino según la Lista era el 153 Regimiento IASP, 12
División GuIAD, División de la Guardia como Subteniente Piloto.
Quizá
el caso más inusual entre los pilotos españoles fue el de Isaías Albístegui, quien
voló en planeadores de transporte tras las líneas enemigas para abastecer a las
fuerzas guerrilleras. Ese extraño empleo debe ser la causa de que no haya forma
de ubicarlo en ninguna lista ni grupo conocido.
Otro
personal
Ramón
Moretones Senén volaba como observador en bombarderos de largo alcance en 1943,
después de haber participado en los vuelos con aviones alemanes en los Urales.
Según García Cano, volaba como navegante–observador en la 1ª Brigada de Guarda
Fronteras, en un regimiento de bombardeo dotado con aviones B–25. Exactamente
lo mismo es aplicable a Damián Macayá Tarré, que también volaba como navegante
en bombarderos de largo alcance, fue derribado sobre Königsberg y entregado al
gobierno español. Al parecer fue fusilado en Barcelona. Ambos procedían de la
4ª Promoción de Kirovabad.
Otros
nombres figurados y que no fue posible asociar con una unidad de aviación determinada
eran: Andrés Acero, José Luis Barco, Jacinto Gallegos, Jacinto García Baños,
José Gisber, Julián Izquierdo, Pedro Muñoz Bermejo, José Robineda, Miguel Roy,
Ramón Santos, Tomás Suárez y Adolfo Torres. (Muchos de estos nombres son
figurados, aparecidos en la novela “El sol sale a media noche” editada en Moscú
en castellano). De los primeros sus nombres reales son Andrés Fierro, José María
Bravo y José Díaz Santos.
También
aviadores eran Pedro Muñoz Bermejo, piloto de SB–2 en la Guerra Civil, José o
Manuel Rovineda piloto de bombardeo nocturno con aviones escuela PO–2 y Tomas
Suárez, fallecido en Rusia en fecha desconocida.
Combatientes
en tierra
Si
es difícil mencionar todos los nombres del personal de tripulaciones, el cuadro
es aún más restringido en lo tocante al personal de tierra. De los que se
alistaron en la VVS en 1941, sólo se conocen los nombres de Ignacio Aguinaga,
mecánico de vuelo y el Teniente mecánico Jesús Rivas Concejo. Unos cuantos
aviadores con experiencia, como el propio Jesús Rivas y el piloto Juan Roldán
Ramón, lucharon con las fuerzas guerrilleras tras las líneas alemanas, sin
volver a volar en un avión a partir de 1941.
Roldán
murió en Novorosiisk en enero de 1943. La misma suerte corrieron Antonio Blanco,
Antonio Blanch, Alfredo Fernández Villalón e Hipólito Nogués. Fernández
Villalón fue capturado y fusilado en Jitomir en febrero de 1942. También
falleció tras las líneas alemanas actuando valientemente como guerrillero Juan
José García Otero, observador de Katiuskas en la Guerra de España.
Los
aviones que volaron
Quizá
los tipos de aviones más sorprendentes en los que volaron los pilotos españoles
de la VVS fueron el Messerschmitt Me 108, Bf 109, Bf 110, Dornier Do 215 y
Junkers Ju 88, algunos de ellos comprados a los alemanes antes de la guerra.
Ocurrió en el verano de 1941 en el aeródromo de Aramil en Sverdlovsk, en los
Urales. De hecho, eran los primeros aviones en los que volaron al comenzar la
guerra, con la finalidad de realizar misiones tras las líneas enemigas, pero el
plan no pudo llevarse a la práctica a causa del impetuoso avance alemán hacia
Moscú, no sin antes haber sufrido la baja del Ju 88 al despegar en un vuelo de
entrenamiento, en el que resultó gravemente herido el mecánico Ignacio José
Aguinaga, siendo los otros tripulantes Manuel León Díaz y el Coronel Opadchi.
Antonio Arias voló en el Bf–110. En ese momento se abortó la idea. Sin embargo,
fue resucitada en 1942 tras la captura de 15 aviones intactos de la Luftwaffe
en Osinovka, incluidos Me 109G y Go 145A, con los que realizaron varios vuelos
de reconocimiento sobre las posiciones alemanas.
Los
pilotos de caza volaron en todos los tipos en servicio con la VVS desde el
I–153 y sus viejos conocidos de España, los I–16, hasta lo último en
Airacobra, Kingcobra, Kittyhawk y Spitfire.
Desmovilización
Algunos
nombres no están atestiguados de forma completa, sólo con uno de los apellidos,
y por esa razón es posible que en algunos casos se trate de la misma persona a
la que algunos compañeros conocían por un apellido otros por otro. Se dan los nombres
completos donde ha sido posible encontrarlos. Se dice que la mayoría de los pilotos
de caza españoles por convicción política eran reacios a considerar los éxitos individuales
y hablar del número de aviones que derribaron en combate, así que muchas de sus
victorias no están registradas a título personal. Aunque de ser cierto parece
que no es esta una tradición coherente, pues las victorias en España se
anotaban siempre.
Un
total de 800 españoles lucharon en las filas del ejército ruso y 185 murieron
en acto de servicio. La mayoría de los pilotos españoles fueron desmovilizados
en 1948. Algunos regresaron y se establecieron en España desde 1957: Bravo,
Lecumberri, Prieto Arana, Albístegui, Arias y Lario, por mencionar algunos.
Tras la muerte de Franco, la llegada de la democracia y las convulsiones de la
moribunda URSS, algunos más regresaron en los años 80 y 90.
BIBLIOGRAFÍA:
—“Arde
el Cielo” (Memorias de un Piloto de Caza Participante en la Guerra de España
1936–1939 y en la Gran Guerra Patria de la U.R.S.S 1941–1945). Antonio Arias
Arias.
Ediciones Adela Delgado Romero, Silla, Alicante, 1995.
—Aviadores
Españoles en la Gran Guerra Patria. Francisco Meroño. Ediciones Progreso,
Moscú, 1986.
—Españoles
en la Segunda Guerra Mundial (El Frente del Este). Capítulo Seis
–”Españoles
en el Ejército Soviético”, contribución de Carlos Flores Pazos. Vandalia,
Madrid, 1999.
—Stalin’s Falcons.
Tomás Polák & Christopher Shores. Grub Street, Londres, 1999.
—Juan
Lario Sánchez. Un piloto de caza y dos guerras: la española y la mundial.
Vicente Talón. DEFENSA nº 233, 1997.
—Memoria
de la Guerra de Euzkadi. Vol 4. Los Vascos en la Segunda Guerra Mundial.
Vicente Talón. DEFENSA Extra nº 27.
—Los
ases republicanos. Leopoldo Morquillas y una tumba en el Cáucaso. Rafael
de
Madariaga. AEROPLANO nº 13.
—Figuras
de la aviación española: José María Bravo. Rafael de Madariaga. AEROPLANO nº
14.
—Cuadernos
de Aviación Histórica, Dossier 3, Carlos Lázaro Ávila, Diario de un piloto de
caza en Kirovabad.
Fuente: https://publicaciones.defensa.gob.es