11 de febrero de 2020
LA MAYOR OPERACIÓN AÉREA DESDE LA GUERRA DE VIETNAM
A
las ocho de la tarde, hora peninsular española, con precisión matemática, 18
bombarderos estratégicos FB- 111 despegaban de las pistas de Mildenhall,
Lakenheath y Upper Heyfor, bases norteamericanas en el Reino Unido.
Prácticamente a la misma hora, los ministros de Asuntos Exteriores de la
Comunidad Europea (CE) terminaban en La Haya una reunión urgente para tratar de
evitar una intervención norteamericana contra Libia. Los ministros salían
convencidos de que habían evitado el temido estallido bélico en el
Mediterráneo. Según el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, los
ministros no habían sido informados de los planes de Washington, aunque
"algunos de los Gobiernos" estaban al tanto.
A
6.000 kilómetros de distancia, el presidente Reagan y sus asesores esperaban la
respuesta a sus aliados, mientras seguían abiertos a la posibilidad de un
ataque contra Libia. Los europeos se fueron a dormir, convencidos de que la
amenaza norteamericana de atacar militarmente a Gaddafi había sido superada por
las moderadas gestiones diplomáticas.
Poco
antes de las ocho de la tarde (hora peninsular española), 17 gigantescos
aviones cisterna KC-10 y 13 KC-135 habían despegado de las bases de Fairford,
Gloucestershire y Mildenhall, también en Inglaterra, con sus depósitos cargados
de combustible, que horas después trasvasarían a los bombarderos FB-111 sobre
el Atlántico a unos 15.000 metros de altura, antes, de enfilar el Mediterráneo
por el Estrecho de Gibraltar camino de las costas libias. Estaba en marcha la
mayor operación aérea norteamericana desde la guerra de Vietnam.
A
250 kilómetros de las costas libias, dos portaviones, el América y el Coral
Sea, arropados por otros 30 buques de la VI Flota norteamericana, estaban en
situación de alerta, esperando el momento de entrar en combate.
Los
superbombarderos FB-111 seguían avanzando en su ruta, de 5.196 kilómetros ¡da y
vuelta, volando 12 horas sin interrupción, bordeando el Atlántico por la
península Ibérica, para adentrarse en el Mediterráneo por Gibraltar.
El
Gobierno francés se había negado a autorizar el paso de los aviones por su
territorio, lo que hubiese reducido a la mitad el recorrido hacia sus blancos.
El Gobierno español también había respondido a Washington negativamente a la
petición de que, los bombarderos sobrevolaran el espacio aéreo español y el
empleo como apoyo, de las bases de utilización conjunta.
Sobre
la una de la madrugada los radares españoles detectaron el paso de los
bombarderos norteamericanos por las cercanías de Gibraltar, situación que el
presidente del Gobierno, Felipe González, comunicó a su homólogo italiano
Bettiño Craxi.
Minutos
después, hacia la 1.15, los FB-111 y la VI Flota establecían los últimos
controles de coordinación. Y 15 cazas A-6 y A-7 estacionados en los portaviones
América y Coral Sea comenzaron a calentar motores, para arropar a los
bombarderos estratégicos que venían del Reino Unido, además de. otros tres FF-
111 que habían despegado de la base británica de Upper Heyford, y que,
equipados con contramedidas electrónicas, tenían como misión confundir las
defensas libias.
Al
menos dos aviones-radar E-2C, de los portaviones de la VI Flota, controlaron y
dirigieron a los bombarderos a sus objetivos previamente señalados, mientras
aviones de interceptación, probablemente F-15 o F-18, los escoltaban. Según
expertos militares, en la operación, minuciosamente preparada desde hace
semanas, prestaron un importante apoyo logístico satélites espaciales.
El
ataque aéreo contra Libia sólo duró 12 minutos, de las dos de la madrugada a
las 2.12 horas, y fue un éxito debido al factor sorpresa, a la neutralización
electrónica de los sistemas de radar libios, a la supresión de los misiles
enemigos, al ataque en vuelo bajo y la nocturnidad, afirmó ayer el Pentágono en
su primera evaluación de la operación, informa desde Washington Francisco G.
Basterra. El Ministerio de Defensa confirmó la desaparición de un bombardero
FB- 111, pero no dijo que hubiera sido derribado por los libios.
El
portavoz del Pentágono, Robert Sims, explicó que se utilizaron decenas de
misiles contra los radares libios, encargados de dirigir la defensa antiaérea.
En el aeropuerto de Benina, cerca de Bengasi, los norteamericanos destruyeron
entre 5 y 12 Mig-23, de fabricación soviética, y otros tres aviones libios en
el sector militar del aeropuerto de Trípoli. Estas estimaciones son "muy
conservadoras", precisó Sims.
El
cuartel de Azizya, en Trípoli, sufrió "daños estructurales" y los
defensores se vieron sorprendidos y confundidos por el ataque y siguieron
disparando al aire minutos después de que los aviones norteamericanos
desaparecieran. La aviación de los Estados Unidos se enfrentó a un "fuerte
fuego de misiles SAM" en el área de Bengasí y a "misiles SAM y fuego
antiaéreo convencional" en Trípoli. La resistencia en la base aérea de
Benina fue "ligera". Los aviones atacaron los cinco objetivos, tres
en Bengasi y dos en Trípoli, simultáneamente.
Éstos
no son datos definitivos, ya que había un techo de nubes ayer sobre la franja
costera de Libia, que dificultó las fotografías aéreas obtenidas por los
satélites norteamericanos y los vuelos de reconocimiento sobre las zonas afectadas,
informó el Pentágono.
Tras
el ataque, los aviones norteamericanos regresaron a sus bases, unos a los
cercanos portaviones América y Coral Sea y los 18 FB-111 camino del Reino
Unido. El regreso estuvo apoyado por los aviones radar E-2C y otros de la VI
Flota. El secretario de Defensa, Caspar Weinberger, reconoció que en el
recuento de los que regresaron faltaba un FB- 111, con dos pilotos a bordo.
Doce
horas de vuelo
Dos
horas y media después, a las 4.35, un bombardero FB-111, de regreso a su base
en el Reino Unido, anunció que estaba en situación de emergencia, y poco
después aterrizaba en la base aeronaval hispano-norteamericana de Rota. Un
portavoz del Ministerio de Defensa español dijo que el avión estaba siendo
reparado ayer y que abandonaría España en las próximas horas. Según Washington,
un bombardero similar sigue sin ser localizado. Funcionarios del Departamento
de Defensa norteamericano señalaban ayer que las labores de búsqueda del
aparato habían resultado infructuosas.
Tras
12 horas ininterrumpidas de vuelo, y un recorrido de más de 5.000 kilómetros,
16 bombarderos FB-111 regresaron a sus bases en suelo británico, dos menos de
los que habían despegado. Uno averiado en Rota, y el otro seguía desaparecido,
probablemente en el mar. Europa se despertaba sorprendida y alarmada por la
operación bélica, que la noche anterior parecía descartada. La alarma y el
temor eran más evidentes en los países mediterráneos sobre los que pesa la
amenaza de represalias de Gadolafi.
A
las cinco de la tarde, Radio Trípoli anunciaba haber iniciado represalias sobre
la isla italiana de Lampedusa.
Fuente:
https://elpais.com