Cifras
que añadir al éxito
Una
vez cesada la polvareda de la acción, están apareciendo cifras impresionantes
sobre el conflicto en Oriente Medio
La “Tormenta del Desierto” pasará a la historia como la operación aeroterrestre de más éxito hasta la fecha. Se estudiará en escuelas de EM y centros de instrucción.
¿Por qué fue una operación tan importante? El volumen, velocidad de planeamiento y ejecución de “Tormenta del Desierto” y “Sable” asombraron al mundo, haciendo que los soviéticos reconsiderasen su política y será causa de que muchas naciones revisen sus gastos de Defensa. En especial, en Oriente Medio los Ministerios de Defensa buscarán más la calidad que la cantidad. Las cifras implicadas en la totalidad del conflicto de Oriente Medio son impresionantes.
En
el momento cumbre de la batalla terrestre los EEUU tenían más de 540.000 individuos
en el teatro de operaciones kuwaití. Otras naciones de la Coalición contribuyeron
con 205.000 soldados, marineros y aviadores pertenecientes a 33 naciones.
De
las 68 divisiones del Ejército a disposición de Saddam Hussein el 15 de enero,
los ataques aéreos, terrestres y navales dejaron 42 de esas divisiones
“incapacitadas para el combate”. Además de la destrucción de material y muerte
de hombres, un gran número de soldados iraquíes fue hecho prisionero.
Las
fuerzas de la Coalición lograron pronto la superioridad aérea y después la
supremacía aérea, no sufrieron pérdidas en el combate aire-aire. Con frecuencia
los aviones iraquíes no pudieron llegar a combatir y abandonaron las
operaciones en vez de esforzarse por reñir combate.
Irak perdió 36 aviones de ala fija y seis helicópteros en combate. No se dispone todavía de cifras de los aviones iraquíes destruidos en ataques aéreos, sobre aeródromos en Irak y Kuwait. Además, por lo menos 137 aviones iraquíes volaron subrepticiamente a Irán, donde en el momento de escribir este artículo siguen todavía internados los aviones que incluyen MIG-29 Fulcrum e IL-76 Candid.
La Coalición perdió relativamente pocos aviones en comparación con el número de salidas: 116.000 salidas aéreas que incluyeron vuelos de transporte, reabastecimiento aéreo, evacuaciones y comunicaciones. Constituyendo el grueso de los medios aéreos, los EEUU perdieron 28 aviones de ala fija en combate (instrucción y observación), se perdieron otros 10 aviones y 17 helicópteros. Las aviaciones del Reino Unido, Arabia Saudita, Italia y Kuwait perdieron 9 aviones de combate y 2 de entrenamiento. Durante la “Tormenta del Desierto” y la ofensiva terrestre “Sable del Desierto” las estadísticas de daños a las fuerzas iraquíes son impresionantes:
- 3.700 carros de combate, de 4.280, destruidos.
- 2.400 vehículos acorazados de combate, de 2.870, destruidos.
- 2.600 piezas de artillería, de 3.110, destruidas.
En la mar desde primeros de agosto hasta el cese de hostilidades, las fuerzas de la Coalición interceptaron 7.882 buques y llevaron a cabo 996 abordajes. Estas fuerzas hicieron variar de ruta a 46 buques mercantes por suponer quebrantaban las sanciones de la ONU al llevar cargamento para Irak.
Aunque las armas químicas y biológicas no participaron en el combate, las fuerzas iraquíes utilizaron SS-1 Scud y otros misiles derivados de él, en campaña de terror contra Israel, Arabia Saudita y Bahréin. Un total de 81 misiles balísticos de alcance corto-intermedio se lanzaron desde asentamientos fijos y móviles en el Irak occidental y meridional, 38 de éstos contra objetivos en Israel. Ninguno de ellos alcanzó el objetivo buscado.
Pero cascotes de 7 misiles iraquíes causaron daños que incluyeron el complejo logístico estadounidense cerca de Dharman. Causaron ll misiles impactos sin daño alguno, 29 de dichos misiles fueron interceptados por el sistema de misiles Patriot del Ejército de los EEUU.
Enfrentándose
al fracaso
La red de defensa aérea iraquí era un modelo a escala del sistema soviético. Su inherente fracaso operativo durante la guerra del Golfo ha sido causa de su reconsideración por los soviéticos.
En
Washington se acepta Generalmente que después de la “Tormenta del Desierto” los
soviéticos darán mayor énfasis a la investigación y desarrollo de armas
“inteligentes” y técnicas de ocultación (stealth) y contraocultación.
“Los
soviéticos no echaron en saco roto las lecciones Generales de la guerra del
Golfo”, manifestaba un alto cargo de la Marina estadounidense”. Tienen que
pensar que esa gente (los americanos) son “supermanes tecnológicos”.
Este
criterio es compartido por Lewis Lybby, primer subsecretario de Defensa para Estrategia
y Recursos. “La gran victoria del equipo estadounidense en la guerra del Golfo
reforzará el legado del Mariscal Ogarkow, a quien a principios de los años 80
le preocupaba que la próxima revolución tecnológica militar dejase retrasada a
la URSS”.
Para
contrarrestar esta tendencia, Moscú tendría que restablecer el presupuesto para
investigación y desarrollo militares, reducido en un 13,7 % el año pasado.
Cuando
los pilotos de la Coalición entraron en acción en la noche del 15 al 16 de
enero, su conocimiento del sistema de defensa aérea de Saddam Hussein,
suministrado en gran medida por los soviéticos, allanó el camino para la
victoria decisiva.
Los
asesores soviéticos indujeron a que Irak creyese que los conocimientos de la
Coalición sobre las capacidades de los equipos soviéticos en Irak no eran
completos. Para el General Schwarzkopf, lo verdaderamente desconocido era como
lo utilizarían los iraquíes.
Los
halcones de Moscú se consolaron fijando su atención en la posibilidad de que
los sistemas estadounidenses de alta tecnología -algunos de los cuales habían
adolecido de problemas muy aireados durante años- no funcionasen “de noche
según decían”.
Sin
embargo, toda duda se desvaneció con las imágenes de televisión del lanzamiento
de bombas guiadas por láser a través de los pozos de ventilación de los bunkers
iraquíes, una prueba de que la inversión estadounidense en armas de alta
tecnología había merecido la pena, lo que supuso un jarro de agua fría para el
alto mando soviético.
Preocupó
el hecho de que el cuarto Ejército del mundo no pudiese hacer frente a los ataques
aéreos de la Coalición, debido en buena parte al impacto devastador de las armas
“inteligentes” sobre itinerarios logísticos e infraestructura.
Desde
el punto de vista de la Coalición, este logro adquiere mayor importancia si se sabe
que, según fuentes de información, sólo el 9 % de las armas lanzadas eran
“inteligentes”.
Los
militares soviéticos, que pusieron su confianza en la cantidad por encima de la
calidad, tienen que aceptar y sufrir las consecuencias del Tratado de Fuerzas
Convencionales en Europa (CFE) y de su premisa respecto a la paridad numérica
de fuerzas entre el Este y Occidente.
A
la luz de la “Tormenta del Desierto”, los dirigentes militares soviéticos están
cuestionando el coste del Tratado CFE y del abandono por Moscú de una doctrina
ofensiva. Si la URSS se enfrentase a una amenaza de alta tecnología, varios
comentaristas militares soviéticos creen que extensas áreas de su territorio
están muy abiertas a un ataque.
El
Mariscal Dimitri Yazov, ministro de Defensa soviético, ha abogado’ por una reconsideración
completa de las defensas aéreas de la nación como resultado de la “Tormenta del
Desierto”. Al reconocer el fracaso de la red de mando y control iraquí y de sus
baterías de misiles, el Mariscal Yazov dijo en el Parlamento soviético: “Lo que
sucedió en Kuwait requiere revisión de nuestra actitud respecto a todo el
sistema de defensa aérea de la nación”. Esta concesión parece ser un alegato
contra cuatro decenios de inversiones soviéticas en tecnologías de radares,
mando, control, transmisiones, información y misiles superficie-aire.
Antes de que la próxima generación de aviones de combate “furtivos” de la Aviación de los EEUU empiece a fabricarse en serie, existen denuncias soviéticas de que a la vista de lo sucedido en la “Tormenta del Desierto”, ni la red soviética de alerta temprana, ni los, 9.000 asentamientos para misiles operativos superficie-aire pueden considerarse eficaces. Sin embargo, la URSS tiene varios sistemas de defensa aérea -entre ellos los SA- 0, semejantes a los Patriot que no tuvieron lo iraquíes durante la “Tormenta del Desierto”.
El
año pasado el comandante en jefe de la Fuerza Aérea soviética, General Yevgeny Shapsohnikov,
manifestó a esta Revista que su Fuerza Aérea necesitaba ser “moderna, más
fiable y poderosa que nunca”. Expuso que si los EEUU seguían progresando en la fabricación
de B-Z y ATF, la URSS podría verse obligada -dentro de una “respuesta asimétrica”-
a una potenciación radical de las defensas aéreas soviéticas.
El
año pasado en su publicación Poderío Militar Soviético, predijo el Pentágono
que Moscú podría tomar la decisión de “concentrarse en la fase de investigación
menos costosa para ayudar a conseguir un producto tecnológicamente superior en
la generación siguiente”.
Existen
varias tecnologías militares clave en las que la URSS va por delante de los EEUU.
El
Pentágono cita la investigación en potencia de impulsos y almacenaje energético
como dos de tales áreas. Sus aplicaciones militares directas incluyen cañones
electrotérmicos, lanzadores electromagnéticos, sistemas con haces de partículas
neutras, variedad de láseres, haces cargados con partículas y radares de banda
ultraancha.
“Mientras
algunos soviéticos sacarán la conclusión de que la lección que se extrae de esta
derrota, es la necesidad continuada de mayor apertura hacia Occidente y la
inutilidad de lo competencia al estilo del pasado, otros abogarán por asignar
más recursos a lo militar y abandonar la reforma” en opinión de Lewis Libby.
Haciendo
la guerra según los reglamentos
Los
conceptos de la Batalla Aeroterrestre su utilizaron con éxito para coordinar las
fuerzas internacionales
La
Batalla Aeroterrestre, expuesta en el Manual de Operaciones FM-100-5, ha sido desde
el año 1982 la doctrina del Ejército estadounidense para llevar a cabo una
guerra en las llanuras centrales de Europa. Sin embargo, la derrota de las
fuerzas iraquíes por la Coalición demostró con claridad que la doctrina
proporcionaba las herramientas adecuadas para la victoria en los desiertos de
Oriente Medio.
“Es
importante que tengamos un concepto de operaciones -el concepto del General Schwarzkopf-
para la campaña por tierra, mar y aire”, manifestaba el General Merrill McPeak,
jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea. “Muy pocos mandos en campaña han
dominado el arte de más de una forma de hacer la guerra”.
El empleo por parte del General Schwarzkopf de todos los elementos del poderío militar en la operación (“Tormenta del Desierto” confirma perfectamente la doctrina de la Batalla Aeroterrestre), dice el General de Brigada, Daniel Christman, director de Estrategia, Planes y Política del Ejército. Pone de relieve que el material diseñado sobre todo para el teatro europeo; tal como el carro Abrams MI Al, el Sistema Lanza Cohetes Múltiple, el Sistema Avanzado de Misiles Tácticos y el helicóptero Apache, fueron igualmente útiles para misiones de ataque en profundidad en el desierto.
La
doctrina de la Batalla Aeroterrestre enfatiza la guerra de maniobra, la
agilidad y la sincronización de todas las fuerzas. Estos principios han de
emplearse sobre el campo de batalla al atacar las posiciones enemigas, tanto
próximas como en profundidad, manteniendo siempre protegidos los escalones
propios a retaguardia. Las fuerzas estadounidenses tienen que estar cada vez
más preparadas para luchar en un campo de batalla no lineal, lo que requiere
enormes esfuerzos para concentrar tropas muy dispersas.
La
aplicación con éxito de la doctrina sobre la Batalla Aeroterrestre permitió a
los CE estadounidenses aerotransportados 7° y 18° con la 1a División Acorazada
(británica) y la División Daguet francesa, bajo un solo mando, envolver al
Ejército iraquí en una maniobra de “envolvimiento por la izquierda”, afirma el General
Christman. La guerra Irán-Irak no proporcionó experiencia a los iraquíes en
batallas con maniobras de armas combinadas.
El General Christman señala que la movilidad fue la clave del éxito. La 24a División Mecanizada recorrió 320 km en un día y medio durante la campaña terrestre. “Son esas las clases de distancias en las que los mandos divisionarios y de CE han de concentrarse en el nuevo ambiente bélico para Europa y suroeste asiático”.
Con
el éxito de la operación “Tormenta del Desierto” en su haber, el Ejército
estadounidense está dando los últimos toques a la Batalla Aeroterrestre Futura
(ALE-F) que se espera sea aprobada por el Mando para Doctrina e Instrucción del
Ejército a finales de este año.
Para el futuro, la doctrina de la Batalla Aeroterrestre seguirá concentrándose más en los requisitos para llevar a cabo la proyección de fuerza estadounidense, llevando fuerzas con base en los EEUU a campos de batalla distantes y proporcionando una estructura logística más flexible en su apoyo.
“La
crisis del golfo Pérsico ha reforzado una vieja lección. La movilidad
estratégica supone más que aviones y barcos. Supone aeródromos, puertos,
oleoductos y material previamente situado”, manifiesta el General del Ejército
de los EEUU John Galvin, comandante en jefe del Mando Europeo.
El Almirante David Jeremiah, vicepresidente de los jefes Conjuntos de Estado Mayor, advertirá recientemente al Comité Senatorial para las Fuerzas Armadas que en futuros conflictos los EEUU tienen que estar preparados para vencer sin el amplio apoyo de naciones anfitrionas. El Manual ALE-F aboga por que las unidades de apoyo de combate y las logísticas avancen con las de combate.
Pese a su éxito, el bombardeo aéreo no es suficiente. “Se necesitan fuerzas terrestres para ocupar y mantener el terreno”, señala el General Chrístman. A pesar de eso, las semanas de bombardeos aéreos por las fuerzas de la Coalición y el continuado Apoyo Aéreo Directo (CAS) durante la fase terrestre, prepararon claramente el camino para el éxito en tierra.
La
Aviación que proporcionó ese CAS en su mayor parte estaba adiestrada para una guerra
en Europa central. Semejante escenario requiere ataques rápidos, efectuados con
cotas de vuelo que el terreno pueda ocultar, para impedir la detección por el
radar enemigo, así como evitar también la meteorología frecuentemente adversa.
Sin
embargo, en el teatro kuwaití la supresión de la defensa aérea enemiga tuvo tal
éxito que el ambiente pudo considerarse casi siempre como de baja amenaza con
algunas zonas de amenaza media, es decir, amenaza de AAA fuerte y en menor
grado de SAM.
El
avión principal para el CAS durante la “Tormenta del Desierto” fue el Thunderbolt
IA-10, avión de ataque a tierra que lleva en su morro el cañón Gatling de 7 tubos
General Electric GAU-8/A de 30 mm y el misil Maverick AGM-65B/D. El A-10 lleva
7.200 kg de carga alar máxima. Puede llevar también el misil AIM-9L Sidewinder
para ayudar a la defensa contra amenazas aéreas. Adicionalmente, la Infantería
de Marina prestó apoyo CAS a sus fuerzas que avanzaban a lo largo del flanco
Este en Kuwait, con Harrier AV-8B.
En el desierto, el Ejército y la Aviación estadounidenses tuvieron también la oportunidad de probar su concepto de Equipo Conjunto de Ataque Aéreo, según el cual los A-10 atacan junto con los helicópteros Apache AH-64 del Ejército.
La
“Tormenta del Desierto” demostró claramente “la enorme importancia de la
iniciativa”.
Según
el General Christman: “Habéis conseguido ser capaces de tomar pronto la iniciativa
y mantener al enemigo siempre desprevenido”.
Los
sistemas que ganaron la guerra
Los
despliegues de la Coalición llevaron al golfo Pérsico un nivel de armamentos sin
igual. El éxito de tales sistemas hizo que la victoria fuese rápida La
operación “Tormenta del Desierto” fue en primer lugar y sobre todo una guerra
aérea. Fue también una guerra de alta tecnología. La indicación más clara de la
futura dirección de la superioridad militar, puede verse en cómo tecnología
avanzada y guerra aérea se combinaron desde los primeros momentos de la hora H
para desequilibrar por completo a Irak, situación de la que nunca se recuperó.
Según Stephen Conver, subsecretario del Ejército para Adquisición de Material, “nuestro planteamiento de buscar en la alta tecnología la solución a nuestros problemas militares -al menos sobre la base limitada que esta guerra proporciona- parece ser un buen planteamiento”. Conver señaló las Armas Guiadas de Precisión (PGM), junto con los dispositivos, para visión nocturna y otros sensores utilizados para apuntar a los asentamientos iraquíes, como elementos clave en la decisiva victoria de las fuerzas terrestres de la Coalición que lucharon en el golfo Pérsico.
Aunque
se pueda prestar a discusión, el sistema de armas más impresionante durante la
“Tormenta del Desierto” fue el avión “furtivo” F-117A, dotado con armas “inteligentes”
combinación, que, según el jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea de los EEUU,
General Merrill McPeak, “... tiene la posibilidad de revolucionar la guerra”.
Los
dos escuadrones de F-117A llevaron a cabo el 2,5 % de los lanzamientos de la Fuerza
Aérea de la Coalición. Pero en el primer día de la operación, el 31 % de los
objetivos iraquíes alcanzados fueron atacados por aviones F-117A, y por primera
vez en la historia, la oleada inicial de bombardeos sobre un objetivo en
combate previamente alertado, conseguía salir indemne.
Los
aviones demostraron ser capaces de realizar aquello para lo que están
diseñados: en especial ser “invisibles” y precisos. Parte de los F-117A estuvo
dentro del cinturón radárico iraquí, por lo menos, 30 minutos antes de la hora
H, cuando se lanzaron las primeras bombas.
Los F-117A se potenciaron hace poco con un sistema de navegación ‘“tetra-dimensional” que puede dirigir el avión a un punto preestablecido de la ruta en un segundo de tiempo preprogramado. Los radares iraquíes de alerta temprana, los nudos de transmisiones (tales como las torres de microondas) y los Cuarteles Generales pudieron así se batidos simultáneamente.
Las
operaciones del golfo Pérsico demostraron también que el “exótico” F-117A pudo ser
desplegado, mantenido y utilizado como cualquier otro avión táctico. El F-117A
resultó tan económico como eficaz. Como se blasonaba, el avión “invisible” pudo
penetrar y batir sus objetivos sin necesidad de escolta de “perturbadores
electrónicos” ni supresión de la defensa aérea enemiga. Su única limitación fue
la meteorología: las nubes bajas sobre Bagdad fueron causa de que un número
importante de F-117A regresasen sin utilizar sus armas.
Hay
casi 1.000 km desde Dhahran a Bagdad, y más todavía a los centros de investigación
química y nuclear en el norte de Irak. El F-15, con su buen radio de acción, se
convirtió en uno de los principales aviones en la guerra del Golfo. Los F-15 se
pusieron en alerta a las 34 horas de la invasión de Kuwait y fueron los
primeros aviones estadounidenses en llegar al golfo Pérsico.
La Fuerza Aérea de los EEUU despleg6 la mayoría de sus F-1X junto con los F-15E disponibles. Los F-15A, con menor radio de acción v sistemas aviónicos menos capaces, no se utilizaron.
Los
F-IX se emplearon en operaciones ofensivas aéreas, barriendo los cielos
iraquíes para atacar a cualquier avión enemigo que pudiere amenazar la Fuerza
Aérea atacante de la Coalición. No se dispone del desglose exacto y definitivo
de los 31 derribos aire-aire de la Fuerza Aérea estadounidense, pero los
primeros 23 derribos se consiguieron con F-15.
Se
lanzaron tanto misiles AIM-9 Sidewinder como AIM-7 Sparrow, pero la mayoría de los
derribos se consiguieron con los Sparrow. Esto tranquilizará a los partidarios
de los sistemas AMRAAM. Quienes trabajan en la reducción de presupuestos
utilizaron las experiencias de Vietnam y Malvinas para argumentar que los
misiles buscadores por infrarrojos, como el AIM-9, producen mejor
coste-eficacia que los AIM-7 guiados por radar y AMRAAM, sus pretendidos
sustitutos.
Los F-15E, dotados con bombas de guiado láser y bombas “racimo” CBU-87/B, fueron los principales interceptores de Scud de largo alcance. La gran capacidad resolutiva de imágenes del Latirn, sistema IR de navegación y designación de blancos, permitió a las tripulaciones clasificar los vehículos antes de atacarlos. En las últimas fases de la guerra contra los Scud se enviaron F-15E en misiones CAP (de ataque aire-superficie), apoyados por el sistema Joint Stars. La misión requerida de los F-15 era volar 1.110 km desde sus bases, manteniéndose en el aire durante tres horas mientras el sistema Joint Stars buscaba los blancos.
Los
B-52 demostraron capacidad para atacar con gran precisión un área concreta, incluso
desde sus elevadas cotas de vuelo. Llevando cada bombardero entre 13.600 y 16.000
kg de armas (de seis a ocho veces el máximo de un avión táctico de ataque), los
B-52 no se utilizaron simplemente como un “triturador de la moral” enemiga,
sino para destruir objetivos terrestres tales como depósitos de municiones y
campos de minas.
Desempeñaron también un papel importante en los ataques a las divisiones acorazadas de la Guardia Republicana de Saddam Hussein, desplegadas al noroeste de Kuwait e Irak meridional.
La
mayoría de las Armas con Guiado de Precisión (PGM) utilizada en el golfo
Pérsico fue lanzada por la Aviación de los EEUU. Prácticamente todas ellas
fueron versiones de dos tipos básicos desarrollados durante la guerra del
Vietnam: la Bomba de Guiado Láser (LGB) y la de Guiado Electro-Óptico (EOGB).
El General McPeak manifestó que “en un 90 % las bombas de guiado láser batieron
sus blancos.
Estas
armas son de tecnología media, consistente en un cuerpo de bomba normal con un
juego de alas fijas o móviles, situadas en la parte posterior, y en un buscador
y un dispositivo para guiado por aletas móviles que se sitúan en la ojiva de la
bomba. Estas armas se ajustan en tierra.
En la mayoría de los casos se utilizaron bombas de 900 kg de explosión-fragmentación, Mk 84 o BLU-109/B contra blancos blindados (llamada también bomba I-2.000). Los principales tipos utilizados fueron las Rockwell GBU-15 EOGB que utiliza un buscador -lll- diurno o IR y son dirigidas hacia el blanco por el operador del sistema de armas de un F-15 E o un F-111; y el tipo Texas Instruments GBU-24 LGB, basado en designación del blanco mediante láser.
Las PGM se utilizaron para atacar los 54 puentes señalados por los mandos de la Coalición. Los puentes fueron siempre blancos difíciles por ser inmunes a las bombas de fragmentación y a las incendiarias, y en buena medida no les afectan las de onda explosiva, Sin embargo, la Fuerza Aérea con las PGM dejó inutilizables cuarenta de los puentes previstos y dañó a otros diez. Tuvo también éxito en destruir puentes de pontones tendidos por los iraquíes después de la destrucción de los puentes fijos.
Una lección de la guerra del Golfo es que no existe una PGM universal. El tipo BLU 109/B es muy eficaz contra grandes estructuras de hormigón, pero necesita incidir a gran velocidad y, preferentemente, formando un ángulo muy agudo. Con lanzamiento a corta distancia, la precisión de la LGB resulta útil. La Mk 84 contiene mucha más potencia explosiva y es más eficaz contra objetivos en superficie o edificios no protegidos. La LGB es más precisa que la EOGB, pero ésta se puede utilizar con más seguridad por los aviones, caso que el blanco esté muy defendido. Las PGM cuestan entre 100.000 y 130.000 dólares por unidad, aproximadamente la quinta parte de lo que cuesta un misil lanzado desde el aire y una décima parte de lo que vale un Tomahawk, que lleva sólo la mitad de carga explosiva.
A
lo largo de la guerra, la Aviación estadounidense lanzó unas 5.900 tm de armas
con guiado de precisión sobre Irak, equivalente al valor de 590 millones de
dólares y casi 12.000 millones de dólares en Tomahawk. “A ese ritmo un F-16 se
amortiza por sí mismo”, decía un oficial estadounidense de Aviación.
Los
misiles Patriot consiguieron anular a los misiles iraquíes Scud, militarmente insignificantes,
pero políticamente importantes. Un oficial de la USAF admitió en el análisis
histórico y anecdótico de esta guerra., el Patriot fue uno de los sistemas
clave que influyeron en el resultado”.
Hubo más de 90 lanzadores Parriot en la guerra del Golfo. En general, los sistemas Patriot estuvieron en disponibilidad operativa excediendo el 95 %. Durante la operación “Tormenta del Desierto”, Irak lanzó 81 Scud, 43 contra objetivos de la Coalición y 38 contra Israel. La mayoría de ellos se piensa fueron de la variante de corto alcance. Al Hussein (a diferencia de la versión PAC-2 ATBM, interceptaron la mayoría de los Scud escogidos como blanco.
Ningún
Scud alcanzó su objetivo: 9 hicieron explosión sin causar daños y en 7 casos sólo
cascotes alcanzaron el objetivo, como en el cuartel del Ejército en Dhahran.
La intercepción en vuelo del modelo Scud más antiguo constituyó un problema para los Patriot, ya que están diseñados para atacar a objetivos extensos. Sin embargo, después del 16 de enero el Ejército hizo dos modificaciones en el software del equipo de guiado de los Patriot para resolver dicho problema, permitiendo a los misiles perseguir más directamente las ojivas de guerra de los Scud en vez de a otros fragmentos.
Una
modificación sirvió para acelerar las reacciones del misil en movimiento de las
partes desprendidas de los Scud, mientras otra modificación aumentaba la
velocidad de proceso de datos para interceptación. Un problema pendiente es si
procede dar más alcance al guiado del Patriot. Muchos observadores piensan que
es la panacea en la defensa contra misiles balísticos, pero la guerra del Golfo
demostró que el Patriot es en realidad un sistema de alcance próximo que
consigue el blanco poco antes del impacto.
No
obstante, se esperan esfuerzos por parte del Ejército para mejorar la cobertura
mediante modificaciones en el radar y software como parte de un conjunto de
perfeccionamiento por importe de 35 millones de dólares. El Ejército ha pedido
también fondos adicionales para adquirir una nueva partida de 500 misiles PAC-2
para reponer a los lanzados en el golfo Pérsico.
Los
helicópteros de ataque Apache AH-64 intervinieron en las primeras salidas
operativas en la operación “Tormenta del Desierto”. Los Apaches de la 101a
Brigada Aérea atacaron los asentamientos de la defensa aérea iraquí antes de la
hora H, para abrir un pasillo aéreo para que los aviones atacantes de la
Coalición atacasen Irak. Más tarde se utilizaron en su cometido principal de
atacar blindados y asentamientos artilleros. Como ejemplo que destacar, según
informes del Ejército, el 4° Batallón de la 229a Brigada Aérea destruyó 50
carros iraquíes en una sola batalla.
La capacidad para cumplir misiones de los Apache superó el 90 % a lo largo de la guerra. La capacidad plena fue un tanto más baja, aunque considerablemente superior a la requerida del 70 %. El jefe para Adquisiciones del Ejército, Stephen Conver, atribuyó la eficacia de los helicópteros a la “combinación de buen nivel de repuestos y buenos mecánicos que estaban bien instruidos y que no fueron dedicados a cometidos secundarios”. De un total de unos 1.650 carros Abrams M1A1 en el teatro de operaciones (hubo casi 2.000 Ml de todos los tipos en el golfo Pérsico), sólo 8 fueron dañados, 4 inutilizados por completo y los otros 4 reparables.
Algunos fueron atacados por detrás, por elementos infiltrados, y otros dañados por minas. No murió ningún tripulante, afirma el Ejército. Información anecdótica muestra que la coraza de los Ml, demostró ser prácticamente impenetrable a los disparos de los carros iraquíes. Los disparos de los T-55 resbalaban, mientras que los de los T-72 apenas si hacían mella, según algunas fuentes. En contraste, los proyectiles M829A1 de los M1, resultaron muy eficaces incluso contra los T-72.
Algunos carristas manifestaron que el visor térmico del M1, incluso en medio del humo de los incendios de los pozos petrolíferos, detectaba a los carros T-72 cuando los iraquíes no podían verlos a ellos.
Después
de 100 horas de combate, las tasas de disponibilidad al menos en alguna unidad
de carros Ml, siguieron siendo altas. Por ejemplo, la disponibilidad operativa
de Ml A1 implicados en las operaciones del 7° CE y otras unidades se mantuvo
superior al 90 %. En el caso de la 3a División Acorazada, avanzó 200 km de
noche sin ninguna avería entre sus más de 300 carros.
El
Sistema Lanza Cohetes Múltiples (MLRS) tenía como objetivos los lanzacohetes motorizados,
puestos de mando y control, asentamientos artilleros, unidades de la Guardia
Republicana y centros logísticos en el teatro de operaciones kuwaití.
Se dispararon en total más de 100.000 cohetes, según datos del Ejército que calificaron el sistema de “sobresaliente”.
Según
algunas fuentes los misiles de crucero lograron un 85 % de impactos sobre sus blancos.
“De todas las armas lanzadas ninguna se aproxima a las tasas de impactos conseguidas
por el misil de crucero Tomahawk, manifestó una fuente del Pentágono. Los primeros
lanzamientos de Tomahawk fueron hechos desde submarinos. Una salva procedió del
Pittsburgh en el Mediterráneo disparando por encima de Turquía; la otra desde
el Louisville en el mar Rojo.
Probablemente
se lanzaron menos de 12 Tomahawk desde submarinos, y la Marina tuvo que
aumentar el alcance de estos misiles más allá de 1.100 km mediante aumento de
combustible. La Marina utilizó los lanzamientos submarinos no porque los
blancos lo requiriesen, según funcionarios de Marina, sino más bien para
demostrar claramente que los submarinos tienen un papel en el combate como
armas invisibles. Desde buques de superficie se dispararon unos 264 TLAM/Cs
-una versión de alto explosivo convencional del Tomahawk- así como 27 TLAM/D,
que llevan bombas con submuniciones que se dispersan.
La Marina informa que durante la guerra decidió programar los ataques con Tomahawk de tal forma que alcanzasen sus blancos una hora antes de que los satélites pasasen sobre ellos. Esto permitía una valoración precisa, en tiempo real, de los daños causados por los Tomahawk y hacía innecesario repetir ataques. Un número pequeño de TLAM, tal vez dos, fueron derribado sobre Bagdad por la artillería antiaérea iraquí, confirmó la Marina. La explicación fueron que 6 Tomahawk fueron lanzados sucesivamente en idéntica trayectoria. Normalmente se lanzan en salva o siguiendo trayectorias diferentes.
Cierta fuente se limitó a decir que “fue un blanco programado muy rápidamente”, lo que proporcionó a los iraquíes demasiadas posibilidades de predicción.
Fuente:
www.dialnet.unirioja.es