16 de mayo de 2019

LOS BOMBARDEOS ALIADOS SOBRE PARÍS


Casi todas las capitales de Europa fueron bombardeadas por los Aliados durante la II Guerra Mundial. En el caso de Francia, también París resultaría ser víctima de un devastador ataque aéreo por parte del Reino Unido que dejaría centenares de muertos y provocaría serios daños en algunos puntos de la “Ciudad de las Luces”.

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Seleccionar la capital de París como objetivo a bombardear por los Aliados Occidentales fue muy complicado dentro de los planos militar y político. Por ejemplo, al General Charle De Gaulle de la Francia Libre le desagradó tanto la idea que intentó evitarlo por todos los medios, algo a lo que se negaron tanto el Presidente Franklin Delano Roosevelt de los Estados Unidos como el Primer Ministro Winston Churchill, alegando ambos que destruir ciertos objetivos en la ciudad iba a suponer ralentizar los movimientos del Ejército Alemán hacia el oeste cuando se produjese el desembarco de Normandía. Precisamente eso mismo pusieron en duda el Mariscal Arthur Harris de la Fuerza Aérea Real Británica y el General Carl Spaatz de la Fuerza Aérea Estadounidense, quienes no eran partidarios de desviar a los aviones que en aquellos momentos estaban bombardeando la industria del Tercer Reich para bombardear Paris. No obstante, de nada sirvieron las opiniones en contra de los expertos porque finalmente los Gobiernos de Washington y Londres dieron luz verde a la incursión sobre París.

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Curiosamente a mitad de la II Guerra Mundial, la capital de Francia ya había sufrido un bombardero aéreo, aunque no de carácter estratégico, porque en este caso el objetivo fue dañar la industria y no sembrar el terror. Básicamente se trató del raid llevado a cabo la noche del 3 al 4 de marzo de 1942 por 235 aviones británicos entre 89 bombarderos Wellington, 48 Hampden, 29 Stirling, 26 Manchester, 23 Whitley y 20 Halifax que destruyeron la Fábrica de Renault en el Barrio de Boulogne-Billancourt, matando a 370 civiles, a costa de perderse un bimotor Wellington.

La noche del 20 de abril de 1944, un total de 269 aviones entre los que había 247 bombarderos Lancaster y 22 cazabombarderos Mosquito de la Fuerza Aérea Real Británica, despegaron desde el Reino Unido para cruzar el Canal de la Mancha y acceder al interior de Francia. Aprovechando aquella formación la oscuridad del manto nocturno, los Mosquito se adelantaron a los Lancaster y alrededor de medianoche comenzaron a sobrevolar la capital de París, contra la cual lanzaron una serie de bengalas que iluminaron toda la ciudad y generaron la alerta de las alarmas antiaéreas.

 
Ruinas del Barrio de Porte de la Chapelle tras el bombardeo de la RAF a París.

A las 00:05 horas de la noche del 21 de abril de 1944, los 247 bombarderos Lancaster arrojaron su carga de 2000 bombas sobre la capital de París. Sorprendentemente de todo este arsenal, unos 1800 artefactos cayeron en el principal objetivo que era la Estación de La Chapelle, la cual arrasaron al completo, interrumpiendo todo el tráfico militar hacia cualquier zona amenazada de Francia, lo que supuso un éxito estratégico. Lamentablemente las 200 bombas restantes explosionaron en el Barrio de La Plaine-Saint Denis y en el Barrio de Porte de la Chapelle, además de detonar otras trece bombas en los alrededores de la Basílica del Sagrado Corazón.

Concluida la trágica jornada del bombardeo de los Aliados a París que se prolongó dos horas y cuarto hasta las 02:20 de la madrugada, el resultado fue de 1047 bajas civiles entre 670 muertos y 377 heridos. Simultáneamente las baterías antiaéreas del Ejército Alemán derribaron siete aviones Lancaster y acabaron con la vida de 44 pilotos británicos.

Al cabo de un mes del ataque de la Fuerza Aérea Real Británica sobre París, una nueva formación de aviones Lancaster llevó a cabo una segunda incursión el 27 de mayo de 1944. A diferencia de la anterior ocasión, los cuatrimotores bombardearon el Suburbio de Sartrouville, matando a otras 400 personas.

Terminada la II Guerra Mundial en 1945, la capital de París había sufrido un total de dos bombardeos por parte de los Aliados, con un saldo de 1440 parisinos muertos y cientos de edificios destruidos. A pesar de que la neutralización de la Estación de La Chapelle significó una ventaja táctica de cara a la campaña de Normandía, las víctimas mortales serían durante generaciones un motivo de fricción entre Gran Bretaña y Francia.

Fuente: https://www.eurasia1945.com