Hace precisamente 110 años (1911) que el ingeniero
Jan Kašpar, pionero de la aviación en Chequia, realizó su primer vuelo exitoso.
En un avión Blériot XI, que adaptó a sus necesidades, superó una distancia de
dos kilómetros, volando a una altura de unos 20 metros.
Jan Kašpar, oriundo de la ciudad de Pardubice, al
este de Praga, se graduó en ingeniería de maquinaria y posteriormente trabajó
en la fábrica automovilística Laurin & Klement, en la ciudad de Mladá
Boleslav. En su tiempo libre reunía cualquier información y material a
disposición que tuviera que ver con la naciente aviación, según contó a Radio
Praga Internacional Jan Rudzinskyj, portavoz de la Feria de Aviación, que suele
celebrarse en la ciudad de Pardubice en honor a Kašpar.
“Jan Kašpar compartía su amor por la aviación con
su primo Evžen Čihák, con quien construyó su primer avión. Sin embargo, no
lograron despegarse con él del suelo. Más tarde el padre de Kašpar le dio algún
dinero a su hijo y este compró un avión en Francia, con el que inició sus
primeros verdaderos intentos de volar”.
El primer éxito de Jan Kašpar vino el 16 de abril
de 1910, cuando logró sobrevolar el campo militar de Pardubice, donde solía
entrenar en tempranas horas de la madrugada, según cuenta Rudzinskyj.
“La altura a la que Kašpar logró levantar su avión
Blériot no fue nada extraordinaria, fueron unos 20 metros sobre la tierra y
superó unos dos kilómetros de distancia. Se cuenta que ese éxito de Kašpar se
debió a una vaca. El animal pastaba supuestamente en el campo militar, de lo
que Kašpar no se había dado cuenta. Cuando avanzaba en su avión en tierra
todavía, de pronto vio por delante a la vaca. Para no destruir su avión y no
matar al animal tenía que saltar por encima. Fue entonces supuestamente, cuando
logró levantar el avión y sobrevolar el campo. En el lugar donde se efectuaron
los primeros intentos aéreos de Kašpar se encuentra actualmente la estación de
trenes de Pardubice”.
A este primer vuelo del ingeniero checo le siguieron
otros, ya más exitosos. El 16 de junio de 1910 Jan Kašpar aprobó ante una
comisión los exámenes de pilotaje. Y en abril de 1911 despegó con un nuevo
avión montado por él, que tenía un motor marca Daimler, realizando un vuelo
desde Pardubice a la ciudad de Chrudim en unos 24 minutos, a una altura de unos
400 metros.
Ya en mayo Kašpar decidió superar una distancia aún
mayor, concretamente de unos 120 kilómetros, y volar de Pardubice a Praga, como
cuenta Jan Rudzinskyj.
“Él iba como invitado a la boda de una amiga y
tenía planeado aterrizar en la zona de Velká Chuchle, en las afueras de Praga.
Gracias a la invitación realizó el hasta entonces vuelo más largo en territorio
checo y a la vez en territorio del Imperio austrohúngaro, lo que le trajo gran
fama”.
Estatua de Jan Kašpar en Pardubice, foto: Michal Louč, Wikimedia Commons, CC BY-SA 4.0
Kašpar superó la distancia de los 120 kilómetros en
92 minutos y mantuvo a su avión a una altura de 800 metros sobre la superficie.
Más tarde efectuó varios vuelos con pasajeros, pero luego estalló la I Guerra
Mundial y las autoridades de Viena le confiscaron siete aviones para las
necesidades del Ejército, recalcó Jan Rudzinskyj.
“El mayor golpe para Kašpar fue cuando una comisión
militar imperial no le dio la licencia de pilotaje para poder integrar la
Fuerza Aérea austrohúngara, a pesar de ser un piloto con fama. Tampoco los años
posteriores fueron favorables para Kašpar y su vida se tornó bastante difícil”.
Kašpar abandonó la aviación y después de la guerra
se dedicó al comercio y a administrar los bienes familiares. Pero poco a poco
entró en grandes deudas y, además, desarrolló una enfermedad psíquica. Al
quedarse pobre y abandonado, a sus 43 años decidió suicidarse.
A Jan Kašpar, pionero de la aviación checa, lo
recuerda hasta el presente un monumento erigido en el centro de su ciudad
natal, Pardubice.