Por
Adolfo Roldán Villén
Probablemente,
cuando Juan de la Cierva creó el autogiro, no pensó que con su proyecto iba a
resolver uno de los problemas que durante tantos años llevaban intentando
solucionar otros inventores. El hombre siempre ha sentido deseos de volar.
Leonardo da Vinci creó artefactos inspirados en el vuelo de los pájaros. Es el
caso de un rudimentario ingenio formado por una superficie helicoidal con
espiral continua, apto para efectuar el vuelo vertical y que puede ser
considerado como el primer proyecto de helicóptero. Pero no fue hasta
principios del siglo XX cuando, coincidiendo con la aparición del avión, hubo
ensayos concretos. Los hermanos Wright, creadores del aeroplano con motor,
dedicaron su atención al helicóptero y en 1905 el ingeniero francés Louis Breguet
consiguió por primera vez en la Historia elevar a un hombre del suelo con un
helicóptero. Pero no fue una realidad práctica hasta 1940.
En
el desarrollo del helicóptero podemos destacar tres fases. Una primera
generación (1945-1955), la de su nacimiento e infancia, en la cual se crea la
industria que lo produce. Al producto fabricado no se le puede exigir aún
demasiado en cuanto a características y seguridad se refiere. En ella el
predominio es americano; es el decenio en el que los helicópteros están equipados
con motor de explosión y prácticamente todos los usuarios son militares.
Un
salto vertiginoso
Una
segunda generación (1955-1970) corresponde al periodo donde las características
y la fiabilidad del helicóptero dan un salto vertiginoso: se utilizan turbinas
para su propulsión. La tercera generación (a partir de 1970) es el periodo en
el que los constructores, al ser los productos suficientemente seguros, crean
tecnología específica para este tipo de aeronaves. Más que de aumentar los
rendimientos, se preocupan de la simplificación de los helicópteros, la
reducción de costes de producción y la extensión de sus capacidades operativas
(mayor confort, vuelos sin visibilidad...)
Al
poco tiempo de aparecer los primeros modelos prácticos de helicópteros, pasaban
de ser simple curiosidad a ser vehículos indispensables. Esta máquina voladora
empezó a ocupar un lugar muy importante dentro del mundo de la aviación tanto
civil como militar. Por sus características y posibilidades, ocupa un espacio
bien definido en la aeronáutica contemporánea. Recordemos cómo el primer
rescate en el mar a través de un helicóptero se realizó en noviembre de 1945
frente al estrecho de Long Island (Nueva York) y que el primer salvamento desde
la azotea de un edificio en llamas tuvo lugar en 1958, al quedar atrapados dos
obreros cuando se construía la torre del Aeropuerto de Bruselas.
El
ala giratoria
El
ala giratoria debutó como instrumento militar en las postrimerías de la II
Guerra Mundial, donde, en servicios auxiliares, desempeñó un papel de poca
importancia: transporte de enfermos y heridos, colaboración en la lucha antisubmarina
y otras funciones. Es lógico que así fuera, porque el desarrollo de este
ingenio llegó demasiado tarde para intervenir de forma más eficaz.
Finalizada
dicha contienda, los estrategas militares se preguntan cuál puede ser el rol
que podría jugar el helicóptero en una futura batalla. Los norteamericanos
deciden organizar escuadrones de helicópteros para dedicarlos a tareas de
salvamento y enlace y a desembarcos de tropas helitransportadas. Al estallar
las hostilidades en Corea, estos aparatos fueron utilizados al principio para
reconocer el terreno, pero a las pocas semanas fueron requeridos para efectuar
otra tarea más urgente: la evacuación de heridos hacia los hospitales de
campaña. En este conflicto se utilizó el helicóptero muy intensamente, operando
en la retaguardia y realizando bajo el fuego enemigo misiones diversas entre
las que podemos citar las de enlace, vuelos de apoyo al mando, tendido de
líneas telegráficas, localización de la artillería enemiga, operaciones de
salvamento, etc.
En
sus comienzos se temió que el helicóptero fuera muy vulnerable a los ataques
terrestres y aéreos del enemigo, pero la experiencia demostró que no era así,
pues quedaba protegido por el terreno montañoso contra el tiro de morteros y de
la artillería enemiga. Durante los tres años que duró la guerra se evacuaron
con helicópteros 30.000 heridos del campo de batalla, reduciéndose
considerablemente la tasa de mortalidad de los combatientes.
EEUU
y el Vietcong
En
el conflicto entre los norteamericanos y el Vietcong en Vietnam durante los
diez años que duró, el helicóptero se reveló como un arma nueva insustituible
para hacer frente y bloquear repentinamente las iniciativas de los guerrilleros
en la jungla y para dar golpes de mano en zonas inalcanzables por medios
terrestres. La adopción del concepto de movilidad aérea del ejército fue
decisiva en este conflicto. Además de la evacuación médica, los helicópteros rescataban
regularmente a pilotos de aviones derribados, transportaban aviones dañados a
las bases para su reparación, suplementaban a los transportes blindados y los
helicópteros armados daban apoyo a las tropas en los combates.
Esta
máquina voladora ha participado, con un papel importante, en la Guerra de los
Seis Días entre Egipto e Israel, así como en la Guerra del Golfo. También en
los conflictos de Afganistán, primero, con la Unión Soviética y,
posteriormente, con Estados Unidos. Ha participado en la mayoría de los
destacamentos humanitarios organizados en países del mundo, donde siempre se ha
mostrado imprescindible, tanto para evacuaciones, como para transporte
logístico en los países donde las infraestructuras terrestres no eran, o no
son, muy buenas.
El
helicóptero, en el estado actual de las doctrinas y técnicas militares, es un
instrumento indispensable para la movilidad. Este instrumento, además de
cumplir cierto número de condiciones (mantenimiento fácil, operar sin
infraestructura terrestre, etc.), deberá poder realizar misiones de apoyo, de
reconocimiento y vigilancia, de ataque y de transporte. La defensa contra
submarinos en las fuerzas navales será una de las principales misiones de estos
medios. Asimismo, en el ataque de costas para el desembarco de tropas, en el
dragado de minas y en el salvamento en el mar, especialmente en la recuperación
de tripulaciones siniestradas en los portaviones, el helicóptero es un medio
que da inmejorables resultados.
Teniendo
en cuenta las misiones que desarrollan en otros ejércitos, al helicóptero
«aire» no le queda más que el transporte logístico. En este aspecto es
irreemplazable, sobre todo en la protección y defensa de bases al poder
helitransportar equipos de seguridad, en el abastecimiento de puntos aislados.
Además, participa en otras misiones de carácter general, como el transporte de
personalidades, el salvamento terrestre y las evacuaciones sanitarias. También
podemos destacar en el campo militar una de las más importantes misiones
asignadas a este tipo de aeronaves: el Salvamento de Combate (CSAR). Este
salvamento consiste en recuperar, rescatar y proporcionar ayuda a las
tripulaciones de aviones propios o aliados derribados en territorio no amigo.
Misiones
de seguridad
Por
último, no quisiera finalizar sin mencionar las misiones que los helicópteros
realizan en las fuerzas de seguridad: acciones de policía, de vigilancia de
fronteras y de costas, de tráfico de drogas, operaciones de seguridad ciudadana
y de orden público y tantas otras a favor de la sociedad. Respecto a la
utilidad del helicóptero en el campo civil, nunca podremos elogiar
suficientemente los servicios prestados por este sector aeronáutico. Las
misiones de aeroambulancias, de vigilancia y control de las carreteras, de
extinción de incendios, de transporte de ejecutivos, de vuelos turísticos, de
fumigación de grandes extensiones de tierras, donde al avión le es difícil
acceder, y tantas otras que sería prolijo sólo enumerarlas.
Por
estas acciones, en épocas pasadas, a los helicópteros se les llamaba “ángeles
de la guarda” y todavía hoy lo son por su participación en misiones
humanitarias salvando vidas tanto en tiempo de paz como en conflictos. En
velocidad y radio de acción, el helicóptero está muy a la zaga de sus hermanos
de ala fija. Pero el vuelo vertical le da a esta máquina una cualidad única y,
con ello, un poder singular. El vuelo vertical, además, satisface el antiguo
anhelo del hombre de “volar como los pájaros”.
Fuente:
https://www.abc.es