1 de octubre de 2021

HENRY LAFONT, ALAS FRANCESAS CONTRA LA INVASIÓN NAZI

 

Participó en la defensa aérea de Inglaterra tras la caída de Francia

 

Henry Lafont, a bordo de un Hurricane durante la II Guerra Mundial.

 

Por Jacinto Antón

 

No fueron muchos, una docena, y sus logros no son comparables a los de otros extranjeros que formaron parte de los Few, los pocos pilotos de caza que se encaramaron al cielo para detener el ataque de las águilas de Hitler durante la Batalla de Inglaterra, cuando todo parecía perdido. A diferencia de los polacos, los checos o los canadienses, los franceses que participaron en esa gran aventura aérea de 1940 no tuvieron un gran papel (dos victorias seguras y tres probables) y no murió ninguno -de los 143 polacos murieron 29 y de los 21 australianos, 14-, pero allí estuvieron, corajudos y versátiles, demostrando que una parte de Francia seguía desafiando a los nazis.

 

Henry Lafont, que a principios de diciembre emprendió, con 91 años, su último vuelo, fue uno de esos aviadores irreductibles, aunque no alcanzó en la II Guerra Mundial la categoría de as, ni siquiera con la laxa contabilidad francesa. Se le atribuyen solo dos cazas alemanes a Lafont, abatidos en enero y marzo de 1941. No era nuestro hombre, pues, un Marcel Albert (23 derribos), un Leyrargues, que abatió una vez ¡a Mölders! o un Maridor, de la escuadrilla de las cornejas, estrellado al tratar de detener una bomba volante V-1 disparándole desde demasiado cerca. O un Pierre Le Gloan, uno de los dos únicos pilotos de la II Guerra Mundial que consiguió cinco victorias en una única salida: cuatro Fiat CR-42 y un BR-20 italianos. Sin embargo, su peripecia bélica nos permite recordar lo que fue la interesantísima (y agitada) vida de los pilotos franceses durante la contienda.

 

Nacido en Cahors en 1920, Henri Gaston Lucien Lafont (lo de Henry se lo pondría en Inglaterra: los pilotos que pasaron a la isla se cambiaban el nombre para evitar las represalias de los alemanes sobre sus familias) se había hecho aviador de combate y se encontraba en África del Norte al ganar los nazis la batalla de Francia y firmarse el armisticio. A diferencia de buen número de pilotos franceses, que decidieron ser fieles a Vichy -con lo que pasaron de combatir codo con codo con los británicos a enfrentarse con sus antiguos aliados en los cielos de África y Oriente Medio, hasta el siguiente cambio de marea de la guerra (Le Gloan, de hecho, derribó seis Hurricane de la RAF)-, Lafont resolvió desde el principio seguir luchando contra los nazis. Rechazó la rendición y con otros dos pilotos, Guérin y el célebre René Mouchotte, robaron en Orán un aeroplano de transporte y volaron a Gran Bretaña para unirse a las Fuerzas Francesas Libres (FFL) de De Gaulle. Enrolado en el Escuadrón N° 615 de la RAF, voló en Hurricane para luego integrarse en el famoso grupo de caza Alsacia -con el que luchó en Libia y en 1943 en Europa- y acabar la guerra en Spitfire IX.

 

Herido por antiaéreos en 1942, Lafont perdió la oportunidad de participar en la mayor aventura de la aviación libre francesa en la II Guerra Mundial, la escuadrilla Normandie-Niémen, adscrita a la fuerza aérea soviética, que luchó en el frente del Este y logró el mayor palmarés de una unidad de caza francesa de todos los tiempos.

 

Lafont efectuó durante la guerra 195 misiones y totalizó la friolera de 230 horas de vuelo de combate. Condecorado con la Orden de la Liberación, Croix de Guerre, Legión de Honor, el aviador sirvió en Argelia y en el alto mando de OTAN antes de retirarse como Coronel en 1966 y convertirse en director del famoso espectáculo aéreo de París en Le Bourget, hasta 1984.

 

En el libro Aviateurs de la liberté (2002) recordó a los pilotos franceses caídos en la II Guerra Mundial. Decía que había visto guerra suficiente para no querer librar ninguna más, pero apuntaba que alguna vez, como con Hitler, tratar de evitar el conflicto solo conducía a tener que acabar luchando en peores condiciones y demasiado tarde.

 

Descanse en paz el valiente y honorable piloto de chasse, reunido allá arriba al fin con el resto de su patrouille. 

 

Fuente: https://elpais.com