Las
bombas con flash eran un tipo de artefacto explosivo cuyo propósito es iluminar
vastas áreas del terreno para el reconocimiento aéreo nocturno. Parecidos a una
bomba típica, producían un breve e intenso estallido de luz de cientos de
millones de bujías.
De
hecho, eran tan brillantes que fácilmente podían causar una pérdida grave de
visión si se miraban a simple vista.
Durante
el breve momento que duraba la bomba de flash, el suelo debajo se iluminaba
como si fuera de día, haciendo posible fotografías de reconocimiento precisas y
de alta resolución durante la noche.
Reconocimiento
aéreo
Casi
tan pronto como se desarrolló el avión, los planificadores militares pudieron
ver el enorme potencial de las aplicaciones militares. Mientras que hoy en día
solemos asociar a los aviones militares con funciones ofensivas (bombarderos,
cazas, aviones de ataque, etc.), los primeros aviones militares se utilizaron
para el reconocimiento.
Esto
les dio a los militares una visión del campo de batalla nunca antes vista en
toda la historia de la humanidad.
En la
época de la Segunda Guerra Mundial, los aviones ya no eran meras curiosidades o
novedades; se habían convertido en herramientas de guerra indispensables y
desempeñaban un papel crucial en la vigilancia y la recopilación de
inteligencia.
Cámara de reconocimiento aéreo montada en un BE2c en 1916.
Sin
embargo, persistieron algunas limitaciones importantes, particularmente en lo
que respecta a las operaciones realizadas de noche o durante condiciones
climáticas adversas.
A diferencia
de hoy, donde cámaras extremadamente sensibles, radares e imágenes térmicas han
eliminado efectivamente el obstáculo de la oscuridad, entonces la noche pondría
fin a los reconocimientos aéreos.
La
necesidad de operar de noche, junto con las limitaciones de la tecnología
fotográfica inicial, creó un desafío apremiante: ¿cómo se podrían capturar
imágenes de manera efectiva en condiciones de poca luz desde un avión en rápido
movimiento?
Cámara aérea tipo F.8 Mk II para montar en un avión de reconocimiento fotográfico Spitfire.
Los
medios tradicionales de iluminación, como las bengalas, eran fugaces, bastante
tenues para la fotografía y, a menudo, inconsistentes, lo que los hacía
inadecuadas para fotografías aéreas detalladas.
Además,
volar a altitudes más bajas para lograr mejores fotografías estaba lleno de
riesgos, lo que lo convertía en una opción desfavorable.
Para
abordar estos desafíos, investigadores e ingenieros militares comenzaron a
explorar la posibilidad de crear un dispositivo que pudiera producir un
poderoso y momentáneo estallido de luz, lo suficientemente brillante como para
iluminar vastas franjas de territorio debajo.
Se cargan bombas con flash en la bahía de bombas de un Mosquito en 1944.
Este
esfuerzo culminó con el desarrollo de la bomba con flash fotográfico. A
diferencia de los explosivos convencionales, el objetivo principal de estas
bombas no era destruir, sino iluminar.
La
bomba del flash fotográfico
Estas
bombas se lanzaban desde aviones de reconocimiento equipados con cámaras y
detonaban a una altitud predeterminada. El flash instantáneo iluminaba el
paisaje de abajo, permitiendo una breve ventana de oportunidad para capturar
fotografías aéreas claras.
Las
bombas con flash fotográfico se parecían a una bomba convencional desde el
exterior, pero tenían paredes delgadas y contenían rellenos explosivos que
ardían intensamente.
La
altura de detonación de las bombas con flash era crítica, ya que si esto
sucediera demasiado alto, la luz se disiparía antes de llegar al suelo;
demasiado bajo y es posible que no cubriera el área deseada.
Además,
la luz excepcionalmente brillante emitida por las bombas de flash era
suficiente para causar daños a la visión si se veía a simple vista, por lo que
las tripulaciones debían tener cuidado para evitar esto.
El
diseño de bombas con flash fotográfico
El
componente fundamental de las bombas de flash era típicamente magnesio, un
metal conocido por arder de manera extremadamente brillante cuando se enciende.
El
magnesio arde con una intensa luz blanca, lo que lo convertía en el candidato
perfecto para producir el brillo necesario. Sin embargo, simplemente encender
magnesio no sería suficiente; el desafío consistía en controlar su velocidad de
combustión y garantizar una distribución uniforme de la luz.
Para
lograr esto, a menudo se mezclaba magnesio con otros químicos o agentes para
controlar la intensidad y duración de la quemadura.
Luego,
esta mezcla se encerraba en una carcasa de paredes delgadas especialmente
diseñada que aseguraría la dispersión adecuada del material encendido,
permitiendo una iluminación amplia y consistente. La potencia de las bombas con
flash variaba, pero un tipo, el M46 estadounidense, tenía una intensidad máxima
de 500 millones de bujías.
Un
componente crucial del diseño de la bomba con flash fue su mecanismo de
disparo. Como se mencionó, la bomba tenía que detonar a una altitud precisa
para maximizar su efectividad.
Por lo
tanto, los ingenieros integraron fusibles activados por altímetro. Estas mechas
aseguraron que la bomba se encendiera a la altitud óptima, proporcionando las
mejores condiciones posibles para la fotografía aérea.
Bomba con flash lanzada por la RAF iluminando Tobruk en Libia, 1942.
La mecha
se activaría mediante un cable conectado al avión, del que se tiró cuando se
lanzó la bomba.
Dada la
fugacidad del flash (alrededor de 200 milisegundos), la sincronización con las
cámaras del avión de reconocimiento era imprescindible. Los aviones utilizados
para estas operaciones normalmente estaban equipados con cámaras especializadas
diseñadas para funcionar en conjunto con las bombas de flash.
Estas
cámaras contaban con velocidades de obturación rápidas y película sensible, lo
que les permitía capturar imágenes nítidas en la breve ventana de iluminación
proporcionada por el flash de la bomba.
Impacto
operativo
Antes
de la llegada de las bombas con flash, el manto de oscuridad proporcionaba una
capa protectora para las actividades militares. Los movimientos,
fortificaciones y otras operaciones estratégicas podían ocultarse a las miradas
indiscretas, con la esperanza de que cualquier acción al amparo de la noche
permaneciera oculta hasta el amanecer.
Las
bombas con flash interrumpieron esta ventaja. Con su capacidad para iluminar
grandes extensiones de terreno, la noche se convirtió en una ventana viable
para el reconocimiento, permitiendo a los comandantes militares mantenerse
actualizados sobre los movimientos y actividades del enemigo las 24 horas del
día.
Turín en Italia está completamente iluminada por una bomba con flash en esta imagen.
Las
misiones de reconocimiento diurno planteaban riesgos importantes. Los aviones,
claramente visibles contra el cielo diurno, se convirtieron en blancos fáciles
para las defensas antiaéreas y los cazas enemigos.
La
capacidad de realizar operaciones de vigilancia al amparo de la oscuridad
redujo drásticamente el riesgo de detección. Aunque el destello de la bomba
alertaba al enemigo, la rapidez de la operación y la oscuridad del entorno
proporcionaron un nivel considerable de protección a los aviones de
reconocimiento.
Sin
embargo, las bombas con flash eran más sensibles a un mal manejo que los
explosivos convencionales debido a la naturaleza del relleno. Un manual de
artillería estadounidense afirma que "se debe tener extremo cuidado al
manipular estas bombas, porque la carga es muy sensible a la fricción, los
golpes y la temperatura".
Las
imágenes detalladas capturadas durante estas operaciones nocturnas ofrecieron
información no sólo sobre los movimientos de las tropas enemigas, sino también
sobre sus líneas de suministro, infraestructura y otros activos críticos.
Esta
gran cantidad de información proporcionaba una ventaja estratégica, permitiendo
una toma de decisiones más informada y una orientación más precisa en
operaciones posteriores.
Más
allá de las ventajas operativas tangibles, el mero conocimiento de que el
enemigo tenía la capacidad de “ver” en la oscuridad tuvo un impacto
psicológico.
Fuente:
https://planehistoria.com