Durante
la agonía de la Segunda Guerra Mundial, los actos de valor no eran
infrecuentes. Sin embargo, pocos pueden compararse con la pura valentía
mostrada por el Sargento de vuelo John Hannah en un fatídico día de septiembre
de 1940.
Este
artículo arroja luz sobre el extraordinario acto de valentía de Hannah, que lo
llevó a apagar las llamas de su avión con sus propias manos, un acto que le
valió la Cruz Victoria.
El
viaje de un joven aviador
John
Hannah nació el 27 de noviembre de 1921 en Paisley, Escocia. Se unió a la Royal
Air Force (RAF) como aprendiz poco antes del estallido de la guerra, y
finalmente se convirtió en operador inalámbrico y artillero aéreo en el
Escuadrón Nº 83 de la RAF.
Sin
embargo, fue una misión particular a bordo de un bombardero Handley Page Hampden
el 15 de septiembre de 1940 la que grabaría su nombre en los anales de la
historia militar.
Hannah era parte de la tripulación del bombardero Hampden.
La
fatídica noche del 15 de septiembre de 1940
La
misión consistía en un bombardeo nocturno contra barcazas enemigas en Amberes,
Bélgica, un objetivo estratégico mientras las fuerzas alemanas se preparaban
para una invasión de Gran Bretaña. El bombardero Hampden de Hannah fue uno de
los 216 aviones de la RAF que volaron esa noche.
El
Handley Page Hampden, también conocido como la “Maleta Voladora” debido a las
condiciones reducidas de su tripulación, fue un bombardero mediano bimotor
británico que sirvió en la Royal Air Force (RAF) durante los primeros años de
la Segunda Guerra Mundial.
Era una
parte clave del arsenal del Comando de Bombarderos de la RAF, junto con el
Armstrong Whitworth Whitley y el Vickers Wellington.
La cabina del Hampden. Puedes ver de dónde viene su apodo.
Mientras
se acercaban al objetivo, el avión fue objeto de un intenso fuego antiaéreo.
Un
proyectil explotó dentro del bombardero, incendiando el fuselaje y la cabina
del artillero trasero. La explosión llenó el avión de humo y llamas, hiriendo
al segundo piloto e inutilizando los cañones inalámbricos y traseros.
Un acto
de valentía incomparable
Con el
avión en llamas y en peligro inminente de explotar, Hannah, que en ese momento
sólo tenía 18 años, tuvo una opción. Podría salir corriendo y salvarse a sí
mismo, o podría intentar lo casi imposible: apagar el fuego y salvar a sus
compañeros de tripulación.
Al
elegir esto último, Hannah descartó su paracaídas para hacer espacio.
A pesar
de las llamas y del riesgo de que el avión explotara, atacó el incendio.
Las
llamas eran tan intensas que su cara, manos y ropa sufrieron graves quemaduras,
pero Hannah persistió y combatió el fuego con un extintor hasta que se apagó.
Cuando eso no fue suficiente, recurrió a sofocar las llamas con sus propias
manos.
El enorme agujero en Hampden.
Las
secuelas y el reconocimiento
A pesar
de sus heridas, Hannah permaneció en su puesto, operando los cañones delanteros
del bombardero y manteniendo la vigilancia. Sus acciones permitieron al piloto
conducir el avión dañado de regreso a su base en Scampton, Lincolnshire,
salvando las vidas de los miembros restantes de la tripulación.
La
valentía de Hannah no pasó desapercibida. El 1 de octubre de 1940 recibió la
Cruz Victoria, el premio más alto y prestigioso del sistema de honores
británico, otorgado por su valor “frente al enemigo”.
La Cruz Victoria. Crédito de la foto: Arghya1999 CC BY-SA 3.0.
En ese
momento, era el destinatario más joven de la Cruz Victoria en la Segunda Guerra
Mundial.
La
mención oficial elogió su “valentía inquebrantable y su extrema devoción al
deber”, que salvó su avión y su tripulación. También destacó las graves heridas
que sufrió en el proceso, lo que ilustra la magnitud de su sacrificio.
Conclusión
La
valentía de John Hannah durante la Segunda Guerra Mundial sirve como un
brillante ejemplo de altruismo, coraje y dedicación. Su historia nos recuerda a
los numerosos héroes que, a menudo corriendo un gran riesgo personal, lucharon
para proteger a sus camaradas y a su nación durante el conflicto más importante
del siglo XX.
Hoy,
mientras navegamos por los desafíos de nuestro tiempo, el heroísmo de Hannah
continúa inspirándonos y recordándonos nuestra capacidad de valentía frente a
la adversidad.
Fuente:
https://planehistoria.com