9 de julio de 2020
CÓMO FUE EL PRIMER ACCIDENTE AÉREO COMERCIAL DE LA HISTORIA Y LA RADICAL IDEA QUE INSPIRÓ PARA EVITAR QUE SE REPITIERA
Los hermanos Wright vendieron su
primer avión de producción en 1908 por US$ 25.000 al Departamento de Defensa de
Estados Unidos, el equivalente de unos US$ 700.000 hoy.
El 17 de diciembre de 1903 se
realizó un sueño compartido por generaciones: volar.
Wilbur y Orville Wright hicieron
el primer vuelo propulsado de la historia.
Durante la siguiente década, la
aviación se desarrolló a una velocidad vertiginosa, acelerada por el
advenimiento de la Primera Guerra Mundial.
Y cuando llegó la paz, la
aviación comercial comenzó en serio.
En 1929 fue lanzado el primer
servicio de línea aérea de costa a costa de los Estados Unidos, que se
promocionó resaltando el increíblemente corto tiempo de viaje: 48 horas desde
Nueva York a Los Ángeles.
¡De Nueva York a Los Ángeles, en
sólo 2 días!
Costaba US$ 5.000 en dinero de
hoy, por trayecto, y embarcarse en tal peripecia era el colmo del glamur.
La verdad
En realidad, el viaje era una
tremenda prueba de resistencia.
Los pasajeros tenían que abordar,
primero, un tren nocturno para que los llevara al aeropuerto de Columbus, Ohio,
a 850 kilómetros de distancia.
Desde ahí partían en un avión de
tres motores Ford para su primer día de vuelo.
El avión tenía que despegar y
aterrizar 5 veces antes de llegar a la primera escala.
El avión tenía que detenerse 4
veces para reabastecerse de combustible antes de llegar a Oklahoma, donde
abordaban otro tren nocturno en el que pasaban la noche y llegaban al siguiente
aeropuerto.
Ese segundo día, los pasajeros
tomaban otro avión, que también tenía que detenerse 3 veces en el camino antes
de aterrizar, finalmente, en Los Ángeles.
Con todo y eso, tenía el
atractivo de ser una aventura pionera y divertida... dependiendo del clima.
Para quienes viajaban en el
trimotor era quizás glamuroso, pero también ajetreado y riesgoso.
Volando a solo 1.500 metros de
altura, el trimotor era vulnerable al mal tiempo, lo que lo hacía un viaje
desagradable.
Y peligroso.
En septiembre de ese 1929, un
trimotor se estrelló en Mount Taylor, matando a todos a bordo.
"Muertos cuando avión se
estrella"
Fue el primer desastre de una
aerolínea comercial.
Volar más alto
La historia de la aviación
lamentablemente está plagada de tragedias.
Pero había quienes se niegan a
aceptar el statu quo, y estaban dispuestos a arriesgar todo para mejorar la
tecnología.
¿Tal vez un avión podría evitar
el mal tiempo volando sobre él y viajar más rápido a través de un aire menos
denso?
Volar más alto tenía grandes
ventajas y también grandes desventajas.
Eso haría que los viajes aéreos
fueran más seguros y rápidos, y la idea para poder volar por encima de las
nubes surgió de debajo de las olas: utilizar la tecnología de buceo en aguas
profundas para explorar la atmósfera superior.
Significaba visitar un lugar
nunca explorado, y la dificultad no solo era llegar tan alto, sino vivir para
contarlo.
El Capitán Hawthorne C. Gray
había volado a más de 12.000 metros ese mismo año en globo de helio. Pero,
cuando el globo aterrizó un día después, fue encontrado muerto en los
controles.
A toda velocidad
Wiley Post era un aviador
obsesionado por la velocidad.
Había perdido un ojo en un
accidente industrial y utilizó el dinero del seguro para ingresar a la
aviación.
En 1931, él y su navegante,
Harold Gaddy, dieron la vuelta al mundo en solo 8 días, obteniendo un récord
mundial y fama instantánea.
Pero Wiley Post quería ir aún más
rápido y creía que volar alto era la solución.
Cuanto más alto vayas, más
delgado se vuelve el aire y menos arrastre atmosférico produce en el avión.
Eso significa que, para una
cantidad dada de potencia del motor, el avión puede ir más rápido.
Wiley Post pensó que esa sería la
clave.
Pero antes, tendría que derrotar
al asesino oculto que yace sobre las nubes.
Altura mortal
Tanto Post como otros que estaban
explorando ese entorno notaron que con una exposición sostenida incluso una
altitud por encima de los 10.000 pies tenía graves efectos fatigantes en sus
procesos mentales.
Esta confusión mental puede
conducir a errores que, en el aire, pueden ser fatales.
Post quería ir más rápido y la
clave era volar más alto, pero era muy peligroso.
Si ocurre una emergencia, tienes
que reaccionar bien y rápido, algo que se dificulta si cuentas con menos de tu
capacidad mental completa.
A medida que la presión cae aún
más, entran en juego nuevos peligros.
En la línea de Armstrong -63.000
pies de altura- el agua hierve a 98,6º, y el cuerpo humano tiene
aproximadamente dos tercios de agua, así que la sangre en las venas
literalmente comienza a burbujear.
Un buzo en el aire
Post necesitaba una forma de
proteger su cerebro de la falta de oxígeno y al cuerpo de la presión.
Trabajando con B.F. Goodrich
Company, ahora famosa por sus neumáticos, pero en ese momento uno de los
fabricantes aeronáuticos más respetados de EE.UU., ayudó a desarrollar un
atuendo inspirado en el traje de un buzo de aguas profundas. Solo que, en lugar
de mantener el agua afuera, mantenía el aire adentro.
El traje protegería al piloto de
lo que la altura causaba en el cuerpo humano.
El traje creaba una nueva
atmósfera habitable alrededor del aviador.
En un vuelo de prueba en 1934,
Post arriesgó su vida, poniendo a prueba los límites del cuerpo humanos.
Desafortunadamente, los
instrumentos que medían su altitud fallaron, pero superó los 40.000 pies y
alcanzó los 540 km por hora, casi el doble de la velocidad que el avión podía
hacer al nivel del mar.
Los vuelos pioneros Post
cambiaron completamente el rostro de la aviación pues se pudo volar mucho más
alto y, por lo tanto, mucho más rápido.
Para 1938, teníamos aviones en
los que toda la cabina estaba presurizada.
Desde entonces, los pilotos y los
pasajeros pueden viajar con comodidad sin la necesidad de trajes de presión
voluminosos, como el que usó Post.
(*) Este artículo está basado en
parte del episodio "Avión" de la serie "Revoluciones: las ideas
que cambiaron el mundo" de PBS y BBC.
Fuente: https://www.bbc.com