El historiador Sinclair McKay cree que el bombardeo, que mató a 25.000 personas y del que se cumplen 75 años, fue una enorme atrocidad, pero no un crimen de guerra
“Dresde se puede comparar con
Hiroshima”
Dresde, tras el bombardeo de
febrero de 1945
Por Fèlix Badia
El bombardeo de Dresde es un
símbolo de la crueldad de la guerra y de su impacto sobre la población. Nunca
tantos civiles han muerto en suelo europeo en una sola acción militar como la
de la noche del 13 de febrero de 1945. Pero da la sensación que aún no se ha
captado en toda su dimensión aquella catástrofe. ¿250.000 muertos? ¿135.000?
Muchos menos, en realidad 25.000, una cifra, sin embargo, que sigue siendo
inimaginable. Sinclair McKay es autor de Dresde 1945. Fuego y oscuridad
(Taurus), un relato de la noche posiblemente más apocalíptica de la historia de
Europa, de la que la semana próxima se cumplen 75 años.
¿Por qué los aliados eligieron
Dresde para este tipo de ataque aéreo?
Antes de la guerra, y antes de la
oscuridad del nazismo, Dresde había sido famosa en toda Europa por su vida
artística y su arquitectura exquisita. Incluso ahora, hay muchos que piensan
que la ciudad fue elegida como objetivo puramente porque era un monumento muy
importante a la cultura alemana. Pero esa no era la razón por la que la ciudad
estaba en la lista de objetivos, sino que fue a causa de su actividad militar.
Allí había muchas fábricas que producían armamento e instrumentos de alta
tecnología para la Wehrmacht, y, además, era un importante nudo de
comunicaciones: un gran número de tropas y material fueron canalizados a través
de la ciudad hacia el frente del Este que, en febrero de 1945, estaba cien
kilómetros.
“Dresde estaba entre los
objetivos por su actividad militar, sus fábricas que producían armamentos y su
peso como nudo de comunicaciones con el frente”
Los soviéticos habían pedido que
Dresde fuera un objetivo para entorpecer el movimiento alemán de tropas y los
aliados los ayudaron. Además, se creía que un ataque a gran escala podía ser
tan demoledor para la moral alemana que podía acelerar el final de la guerra.
Así que, dejando claro que la
pesadilla de la noche del 13 de febrero de 1945 fue una atrocidad, no es
correcto lo que dicen los críticos con los bombardeos aliados en el sentido de
que Dresde era una ciudad puramente ornamental. Siempre fue mucho más que eso.
¿Qué efecto tuvo el ataque en la
opinión pública alemana?
En general entre los alemanes se
produjo un shock, pero también había la impresión de que no pasaría mucho
tiempo antes de que el régimen nazi cayera y de que los estadounidenses y los
soviéticos vencieran. El shock se intensificó (¡cómo si fuera necesario!)
porque Joseph Goebbels, difundió la noticia de que habían muerto 250.000
personas. Estaba desesperado porque la gente creyera que los aliados estaban
tan empapados de sangre inocente como los nazis.
Pero hubo gente que tuvo una
respuesta más matizada. Víctor Klemperer –uno de los poquísimos judíos de la
ciudad que no habían sido deportados a los campos de exterminio, y que se
convirtió en uno de los evacuados tras el bombardeo—oyó personas en otras
ciudades en los días posteriores especulando acerca de que Hitler respondería
con una nueva arma asombrosa y secreta, que se revelaría con motivo de su
cumpleaños en abril. Otros se preguntaban abiertamente sobre cómo sería la
manera de gobernar de los americanos, en contraste con el miedo ante la
perspectiva del estalinismo.
¿Y cómo se lo contaron los
aliados a sus respectivas poblaciones?
En el Reino Unido y los Estados
Unidos la reacción fue mucho más crítica. Las fuerzas aéreas de los EEUU
insistieron en que sólo llevaban a cabo “bombardeos de precisión” contra
objetivos cuidadosamente seleccionados. Esto era para ellos fundamental: ¿cómo
podían ni siquiera desear la victoria sobre los alemanes si ellos mismos se
veían como monstruos?
Y en el lado británico, Winston
Churchill fue atacado por la angustia; incluso escribió un informe al mando de
bombarderos sobre sus “actos de mero terror”. Fue como si se hubiera despertado
repentinamente de una pesadilla. Y, de nuevo, había miedo al futuro: ¿cómo
podía la sociedad alemana recuperarse si el mando de Bombarderos la había
reducido a polvo de una manera tan sistemática?
Los aviones aliados sueltan sus bombas sobre la ciudad alemana
Churchill después anuló el
informe: pero los aviadores del mando de Bombarderos nunca recibieron ni
siquiera una fracción del reconocimiento y adulación que se había dado a otras
unidades después de la guerra. A pesar del hecho de que esos jóvenes habían
volado una y otra vez con un coraje extraordinario, sabiendo que en cualquier
momento –como otros muchos miles de aviadores—podían recibir fuego defensivo,
Churchill, discretamente, quiso que fueran olvidados. Más de 55.000 aviadores
británicos murieron durante la guerra; hasta hace relativamente poco no han
merecido un monumento decente en Londres.
Ha habido mucho debate acerca del
balance de víctimas. ¿Hoy hay consenso?
A causa del balance inicial de
Goebbels –y de balances posteriores de los 50 y 60 que hablaban de unas 135.000
personas—Dresde fue largamente visto como un cataclismo más importante que
Hiroshima. Pero siempre hubo mucho debate y un comité especial de historiadores
alemanes examinó el tema hace quince años. El número en torno al que hay
consenso hoy en día se sitúa en unos 25.000. Esto, por supuesto, no hace el
horror menor, porque igualmente es un número inimaginable de cadáveres. Los
nazis no necesitaban hinchar el número, porque la verdad es suficientemente
devastadora.
Las vidas de los civiles, que
antes de la guerra eran consideradas sagradas, pasaron a ser vistas con total
indiferencia
Se ha hecho un paralelismo entre
Dresde e Hiroshima y Nagasaki. ¿Cree que esa comparación está justificada?
Sí. Dresde es un símbolo del
horror del bombardeo. Durante la guerra, a medida que la Luftwaffe atacaba las
ciudades británicas, y a medida que la RAF atacaba las ciudades alemanas, las
vidas de los civiles –que antes de la guerra eran consideradas sagradas-
pasaron a ser vistas con total indiferencia. En cierto sentido, Dresde no fue
realmente el peor bombardeo aliado –el raid contra Pforzheim fue
proporcionalmente peor.
Pero Dresde fue un momento
definitivo para los aliados desde el punto de vista moral; un momento
extraordinario donde la dirección militar pareció recuperar su cordura. De
forma similar, se argumentará siempre que los horrores de Hiroshima y Nagasaki
terminaron una guerra que podía haber acabado con muchísimas más vidas. El
paralelismo reside en las múltiples capas de la complejidad de la moral humana,
así como en los detalles más terribles.
A consecuencia de este bombardeo
los aliados han sido acusados de practicar la misma brutalidad que los nazis.
¿Lo cree así?
En el Reino Unido a menudo se
afirma que Dresde fue un crimen de guerra y eso me incomoda. Es una atrocidad y
creo que eso es incuestionable, pero el término “crimen de guerra” implica una
precisión legal que no corresponde. En primer lugar: a pesar de la enormidad
del ataque -796 bombarderos británicos y al día siguiente más aviones
norteamericanos- Dresde fue un objetivo militar legítimo. Segundo: si aplicamos
el mismo término aquí, entonces deberíamos aplicarlo en otros casos anteriores
en Alemania: Hamburgo, Essen, Colonia, Lubeck y Mannheim, entre muchos otros.
¿Esos también eran crímenes de guerra?
El casco urbano de Dresde
destruido por el bombardeo
Tercero: febrero de 1945 no fue
la última ocasión en que Dresde fue bombardeado. Los americanos regresaron en
marzo y en abril, realzando su importancia como objetivo. Por tanto, el peligro
de señalar estos bombardeos como un crimen de guerra creo que lleva a una
equivalencia con el régimen nazi, que los aliados eran tan malos como los
nazis. Este es un camino peligroso y si lo seguimos, no mucho más allá,
llegaremos a la posición de la extrema derecha que busca apropiarse de la
historia de Dresde, trazando una equivalencia entre los horrores de aquella
noche y el Holocausto.
Fuente: https://www.lavanguardia.com