Nació: El 20 de enero de 1858 en Igualada
(España)
Murió: El 9 de marzo de 1938 a
los 80 años en Madrid (España)
Nacionalidad: Española
Ocupación: Ingeniero militar,
político y observador aéreo
Cargos ocupados:
Gobernador militar de Cartagena
(1922-1923)
Ministro de Fomento (1923-1925)
Rango: General
Conflictos: Guerra del Rif
Distinciones:
Cruz del Mérito Militar con
distintivo blanco (1909)
Pedro Vives Vich fue un Ingeniero
militar (desde 1878). Principal pionero de la aerostación y la aviación,
militar y civil, española. Primer español que voló en avión (1909). Fundador y
primer Jefe de la Fuerza Aérea Española (nace en 1913, a instancias y bajo el
mando el Vives, como Sección de Aviación del Servicio de Aeronáutica Militar,
de Ingenieros Militares, dirigido por él desde 1896). Ministro de Fomento u
Obras Públicas (desde 1923). Catalán ejerciente, alimentado culturalmente desde
las fuentes de la Renaixença y la tradición industrial textil catalana, y a la
vez integrador y conciliador de las diferentes nacionalidades de España y leal
servidor del interés general del estado; liberal, regeneracionista práctico,
culto enciclopédico y, ante todo, dejó en el primer tercio del siglo XX una
ingente y polifacética obra técnica para el inicio de la aviación española y
para la modernización de las Obras Públicas del Estado.
Vives en la historia de España y
Cataluña del siglo XX
Principal pionero de la aviación
española
Para la introducción, militar y
civil, en España del principal nuevo ingenio técnico de su época, las
aeronaves, los globos, dirigibles y aviones (a las que Juan de la Cierva, otro
español, añadió el autogiro o helicóptero), trabajó, de un lado, como pionero
ingeniero investigador, diseñador, constructor y experimentador en vuelo de
nuevos modelos o prototipos y formador de los primeros aeróstatas y aviadores;
por otro lado, puso las bases para alumbrar en España una nueva industria, la
de aviación, que fructificará en CASA (Construcciones Aeronáuticas S.A.), un
nuevo medio de comunicación, las Líneas Aéreas Españolas, y el acceso privado
al pilotaje y la tenencia de aviones, el Real Aero Club de España y sus
ramificaciones.
Ministro de Fomento e infatigable
creador de Obras Públicas
En Obras Públicas, ámbito en el
que fue Ministro de Fomento (u Obras Públicas), desde 1923, y Presidente de la
catalana Confederación Hidrográfica del Pirineo Oriental, poco después, diseñó
personalmente, promovió y ejecutó actuaciones de obra pública conformantes de
lo que todavía hoy constituye la red principal de carreteras y líneas de
ferrocarril del Estado Español (y del norte de Marruecos que fue Protectorado
Español).
Militar-ingeniero y estratega del
fin de la 2ª Guerra de Marruecos.
En su actuación estrictamente
militar (llegó a General de División), además de ser el padre de la Aerostación
Militar y del Servicio de Aviación (el Ejército del Aire no se crearía hasta
1939), fue autor de una ingente obra arquitectónica: la edificación de
numerosas fortificaciones e instalaciones militares en todo el Estado Español y
el Protectorado de Marruecos. De nuevo saltó bajo los ojos de la prensa, jugó
un destacadísimo papel en la Segunda Guerra de África o del Rif en dos aspectos:
en el exitoso empleo en combate de la aviación, como gran novedad militar, y en
la formulación y defensa, ante la oposición del gobierno de Alcalá Zamora, de
la estrategia militar y política que finalmente, con el Desembarco de
Alhucemas, en 1925, sería el principio del fin de la Guerra del Rif, una
sangría de españoles que consternaba a Vives.
Catalán ejerciente como el más
civil de los militares y el más militar de los civiles
Calificado por la prensa española
de su época como "...el más civil de los militares y el más militar de los
civiles ...", Pere Vives i Vich fue un catalán ejerciente, próximo a la
Renaixença, integrado en la cultura catalana y a la vez fiel servidor de los
intereses generales del Estado español; escritor indistintamente en catalán y
castellano; liberal, enciclopédico y poseedor de fuertes convicciones sociales
(promovió el Ateneo Obrero de Igualada).
Regeneracionista español
postergado por el franquismo
Su relevante papel en la historia
del primer tercio del siglo XX de España, es el de ser unos principales
ejecutores prácticos del regeneracionismo, formulado ideológicamente por
Joaquín Costa, Krause o Giner de los Ríos, con el objeto de sacar a España de
su inveterada pobreza y retraso técnico y cultural, agravados por la paralización
moral y económica sufrida tras la pérdida de Cuba, y colocarla, al menos en su
especialidad técnica de las aeronaves, entre las primeras potencias del mundo.
Se le considera como representante de la reacción desde Cataluña (y el resto
del norte de España) a esa pérdida de Cuba: caracterizada por una actitud
laboriosa, abierta al exterior, modernizante, como contrapunto a la respuesta,
de deprimida parálisis, ensimismamiento tradicional castellanizante y
aislamiento internacional de España, que ofreció la Generación del 98 al resto
de España.
La importancia histórica para
España y, en particular para Cataluña, del papel de Vives, fue postergada por
la dictadura franquista a la vez que realzaba el papel en la creación de la
aviación española de subalternos o ayudantes de este, llegados a la aviación
bajo las órdenes y con la formación recibida de Vives, pero que participaron de
la Sublevación Militar (golpe de Estado) de 1936 y tuvieron cargos relevantes
en el ejército franquista (Vives había fallecido un año antes del golpe y,
según su demostrado talante, liberal, regeneracionista, integrador y técnico,
de haber vivido nunca habría participado en el mismo). La nueva democracia
española nacida en 1978 y en particular su nuevo Ejército del Aire (con su
escaparate histórico principal, el Museo del Aire), le han devuelto su papel
como legítimo e indiscutible Fundador de las Fuerzas Aéreas Españolas y gran
regeneracionista español, sin perjuicio del papel indiscutible de otros muchos
pioneros de la aviación española.
Biografía
Sus orígenes
Nace el 20 de enero de 1858, en
el seno de una familia representativa de la nueva burguesía industrial catalana
cuya tradición en la fabricación industrial se remontaba a los orígenes en
Cataluña, en la segunda mitad del siglo XVIII, de esa actividad económica.
Cuando nace Vives en Igualada
(Barcelona), en cuyo colegio de Escolapios hizo sus primeros estudios, la
industria textil de esta ciudad estaba en crisis por sus dificultades para
utilizar la moderna y rentable maquinaria textil (movida por vapor con carbón o
por gran caudal hidráulico) a causa de su situación alejada de un puerto de mar
de entrada del carbón, lo que encarecía el coste de este, unida al escaso
caudal y la sobre explotación del Noya, su principal curso de agua.
Los industriales de Igualada,
para sobrevivir, tuvieron que trasladar su industria junto al puerto de
Barcelona o al entorno de Manresa, junto a los ríos Llobregat o Cardoner. Los
Vives trasladaron junto a este último río su fábrica de hilatura, que
suministraba hilo a la textil que mantuvieron en Igualada. Por ello, Vives se
trasladó a Manresa y allí, en su colegio de Jesuitas, finalizó brillantemente
el bachillerato. Era una época, la de la Tercera Guerra Carlista, en la que la
vida cotidiana de esa estratégica ciudad la presidía la vida militar de su
importante acuartelamiento liberal, cuando no era ocupada por partidas
carlistas radicadas en Olot. Los biógrafos de Vives, adivinan en ese ambiente
militarizado la única causa plausible de la vocación militar de Vives.
Ingeniero militar
Está fuera de dudas que la
tradición fabril de la familia de Vives despertó en él una pronta vocación
técnica como ingeniero general, es decir, comprendiendo todas las
especialidades de ingeniería existentes entonces. La Academia militar de Ingenieros
de Guadalajara, era entonces el único centro de enseñanza superior de
ingeniería existente en España y, por ello (unido, en su caso, a la referida
vocación militar que carecía de antecedentes en su familia) y a pesar de
expresarse con un castellano catalanizado superpuesto a su catalán materno (lo
que le que acarrearía no pocos problemas en la Academia), a los 17 años Vives
se matriculó en ese centro por decisión propia. Perfeccionó totalmente su
castellano a marchas forzadas y, en 1878 y con 20 años, culminó su carrera (con
el despacho de Teniente) condecorado con las Cruces al Mérito Militar y de
Isabel la Católica por su alta exigencia en el estudio.
Primeros años de trabajo
Recién salido de la Academia y
destinado en el Ejército del Norte, a pesar de su corta edad y a la vista de su
valía es seleccionado como miembro de la comisión militar española que asistirá
a la Exposición Internacional de París de 1878 para estudiar las novedades
técnicas mundiales incorporables a la ingeniería militar. Desde entonces, será
una constante de Vives su permanente puesta al día en las últimas novedades
técnicas militares mundiales y la aplicación de estas en su ámbito de actuación
directa.
Entre ese año y 1880, cuando
asciende a Capitán en el Ejército del Norte, realiza diversas obras de
fortificaciones en Canfranc (Col de Ladrones) -Aragón-, Jaca (Rapitán) -Aragón-
y en Navarra. En 1880, en la fase de la Guerra de Cuba conocida como Guerra
Chiquita (1879-1880), solicita destino a esta isla. Acabada esa contienda,
obtiene permiso para conocer de primera mano y durante ocho meses (con centro
en San Francisco y Boston) las novedades técnicas de la ya descollante
industria de los Estados Unidos. Desde allí envía a la revista Memorial de
Ingenieros su ensayo Tranvías movidos por cables subterráneos y colabora (monta
el estand de la artillería militar) del pabellón español de la Exposición
Internacional de Boston de 1880, de la cual aporta a España extensa
información.
A pesar de ser su vocación
principal la técnica, desde su juventud Vives cultivó un amplio abanico de
intereses intelectuales combinados con un mesurado espíritu de aventura y
descubrimiento, muy acorde al romanticismo de su época. Gracias a ello, a la
investigación y a la propia experimentación, sentó los cimientos de una visión
enciclopédica y universal de la realidad que trascendía a la mera ingeniería.
Ello explica por qué durante su larga vida activa pudo desempeñar gran
diversidad de cometidos relevantes y abordarlos desde múltiples perspectivas.
También explica su excelente relación con los distintos territorios españoles o
extranjeros en los que intervino y el hecho de que en el caso particular de
Cataluña (en cuyas raíces siempre estuvo inmerso) y a pesar de actuar en ella
como representante de la administración central española, conciliara
magistralmente el respeto a las diferencias entre la realidad catalana y las
del resto de España, en aras de una eficaz y fructífera colaboración recíproca
e integradora entre Madrid-centro del Estado español y la administración
pública y la sociedad catalanas.
Conforme a esa visión
enciclopedista, universal e integradora, en el año 1881, vemos a Vives, de 27
años y Capitán, simultaneando la defensa de la españolidad de Cuba (seguía
destinado en ella) con su activa participación como socio de la Associació
d'Excursions Catalana, entidad creada el año 1874 y originadora en 1890 del
CEC, el Centre Excursionista de Catalunya, dos instituciones próximas a la
Renaisença catalana y plenamente activas en la defensa de la cultura catalana
(por ejemplo, el CEC acogía las clases de catalán de Pompeu Fabra, normalizador
de esta lengua y amigo de Vives). En efecto, ese año Vives publica en el
prestigioso Anuari de la Associació d'Excursions Catalana un extenso cuaderno
de viaje, "Una visita al monastir de la Oliva", en el que el militar
e ingeniero catalán, convertido en romántico y culto viajero (o aventurero
decimonónico), descubre y describe ese monasterio navarro (desamortizado y
dejado entonces de la mano de Dios), su paisaje y su arte, con profunda
capacidad de observación y rigor técnico y con magnífica narrativa literaria
expresada en impecable catalán pre-Pompeu Fabra.
Regresa de Cuba en 1884 y entre
este año y 1896, Vives diversifica sus actividades entre el trazado de nuevas
carreteras de montaña; obras de fortificaciones militares; creación, en Málaga,
del Palomar Militar, principal elemento entonces para las comunicaciones
militares de campaña (lo que le valió la Cruz al Mérito Militar con distintivo
blanco); participa en las campañas de Melilla de 1893; y diseña un modelo
revolucionario de pabellón militar de campaña: ¡era prefrabricado! Este invento
arquitectónico fue pieza clave para la rápida edificación (incluso bajo fuego
enemigo) de las instalaciones militares durante la Guerra del Rif.
Pionero mundial del aire
En 1896, Vives, como Comandante,
se hace cargo del nuevo Servicio de Aerostación Militar española, iniciando su
actividad práctica en el naciente mundo de la navegación aérea, que ya venía
estudiando científicamente desde su estancia en los Estados Unidos.
Durante su etapa como Jefe de la
Aerostación, este servicio creció incesante y autónomamente, gracias al equipo
humano, de militares científicos y a la vez aventureros, que seleccionó Vives y
a los que transmitió su primera formación aeronáutica. Estos primeros aeronautas
de Vives resolvieron por sus propios medios toda la problemática que suponía
volar globos, cautivos y libres, dirigibles y luego los primeros aviones. Eran
autosuficientes y por ello diseñaban y construían sus propias aeronaves, si no
mejoraban otras adquiridas, a la vez que experimentaban personal y
posteriormente su comportamiento en vuelo (haciendo constar por escrito todos
los detalles de cada vuelo, que con harta frecuencia acababan en tierra con
lesiones o muertes).
Investigaban y construían los
distintos materiales y piezas de la aeronave, los gases de masa inferior a la
del aire que emplearían para volar, los equipamientos personales, ropa e
instrumentos de respiración en alturas extremas, los sistemas de transporte en
tierra de la aeronave, el comportamiento de los meteoros atmosféricos durante
el vuelo y los sistemas de orientación y comunicación (en el que las palomas
mensajeras, que adiestraban, todavía jugaban un papel insustituible). Los aeronautas
de Vives fueron los primeros españoles que aprendieron a volar y lo hicieron
gracias a su experimentación personal y siguiendo el ejemplo de Vives, quién,
tras asumir todo tipo de riesgos y varias caídas a tierra, dejó las primeras normas
escritas en la técnica de vuelo.
Dirigió la construcción de nuevas
aeronaves, siempre bajo la atenta mirada de la Prensa, que hacía portada de
diarios y revistas a sus continuos éxitos tecnológicos. A instancia de Vives,
el 2 de abril de 1910, una Orden Ministerial ordena el estudio por parte de
Servicio de Aerostación del tipo de aeroplano más conveniente para ser
incorporarlo a las Fuerzas Armadas Españolas. Los elegidos por el Servicio de
Vives fueron los Farman y, para recibirlos en febrero de 1911, se crea el
primer aeropuerto español, el de Cuatro Vientos, a la vez que se forma la
primera escuadra de combate aéreo española. Era la prehistoria de la Aviación
Militar española.
Los Sres, Airault, Coronel Vives
y Capitán Kindelan (de izquierda a derecha), pilotando el dirigible “España” en
1909
El año 1904 era Teniente Coronel
y en 1907 fue nombrado Coronel. En 1909 estrenaba el dirigible
"España" por el cielo de Madrid, lo que representó un gran avance en
la conquista del aire en España.
Vives continuó trabajando para
hacer de España un país con Aviación Militar y, con base en sus nuevos informes
auxiliado por Kindelan, un Real Decreto de 28 de febrero de 1913 crea el
Servicio de Aeronáutica Militar, a su mando, adscrito al Cuerpo de Ingenieros
Militares y estructurado en dos secciones: la ya veterana de Aerostación
Militar, nacida en 1886 y dirigida desde entonces por Vives, y la nueva de
Aviación. La fecha de ese R.D. debe considerarse cabalmente como el genuino
inicio de la historia del Ejército del Aire español puesto que ese R.D. crea el
primer órgano militar que reconoce la incorporación a las fuerzas armadas de la
aviación y hace posible que, al poco tiempo y dada la importancia que adquirió
aquella en su eficaz papel militar real, esa Aviación Militar incipiente fuera
reconocida como autónoma respecto del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de
Tierra para pasar a ser uno de los tres Ejércitos de España, el del Aire, en
parangón con los veteranos Ejércitos de Tierra y Mar.
Fueron principales preocupaciones
de Vives la formación de pilotos, observadores y otros tipos de personal
cualificado en aviación militar y civil, el impulso de una nueva industria
nacional fabricante de aviones, incluidos nuevos motores españoles aptos por
estos, y mantener al personal aviador del Ejército en plena forma.
Lamentablemente, en 1915 fue víctima de una conspiración y destituido de sus
cargos en aviación, aunque nunca perdió su influencia en el desarrollo de la
Aviación, civil o militar, española.
Es nombrado jefe de los
ingenieros militares en Cataluña, de donde es trasladado a Ceuta en 1917, donde
asciende a General de Brigada por méritos de guerra, quedando bajo su mando
todos los servicios del Cuerpo de Ingenieros en Marruecos. Estos, durante su
dirección, ejecutaron un ambicioso plan de obras públicas civiles, nuevas
carreteras y ferrocarriles, entre otras, y de aeropuertos y fortificaciones
militares.
Inspirador del fin de la Guerra
de Marruecos: cortar una sangría de españoles
Asciende a General de División en
1921, el año del desastre de Annual, y en julio de 1922 es nombrado Gobernador
Militar de Cartagena y, poco después, Comandante General de Melilla, el puesto
militar de mayor relevancia en la Guerra del Rif puesto que esa jurisdicción
militar cubría casi todo el territorio del Rif, caballo entre los actuales
Argelia y Marruecos, el escenario de esa guerra. Melilla era entonces la plaza
militar española más estratégica, máxime cuando su futuro español estaba
seriamente comprometido ante el imparable avance Abd'el-Krim, gran estratega y
líder de las cabilas rifeñas para hacer del Rif una república independiente.
Ese nombramiento de Vives por el
gobierno de Alcalá-Zamora obedecía al propósito de resolver la difícil
coyuntura que atravesaba España en la Guerra del Rif contando con un militar de
alto prestigio, en el Ejército y popularmente. Vives, por su eficiencia y
modernidad técnica e incorruptibilidad, era considerado por la prensa como
"...el más civil de los militares y el más militar de los civiles ... [una
persona] siempre atenta a su ciencia, en la que brilla como el que más ...
[que] jamás hizo política, ni grande ni chica ... [y con] prestigio máximo en
lo profesional, como en lo ético y moral...", tal y como editó El
Telegrama del Rif, el diario de Melilla, para celebrar su llegada a la ciudad.
Con la llegada de Vives a Melilla, la opinión pública española esperaba poner
fin al largo y trágico conflicto que supuso la Guerra del Rif.
Vives no pudo conseguir ese
objetivo, aunque estuvo a punto de hacerlo, por la continua paralización
política por el Gobierno de sus planes militares (cortar los suministros de
armas a los rifeños, impedir su fortificación y reconquistar todo el territorio
con el apoyo de la aviación y el alta moral que infundió a las tropas), los
mismos que adoptó como propios su sucesor en el mando, el General Martínez
Anido (también dimitió por no dejársele ejecutarlos).
El Gobierno de Alcalá-Zamora
seguía la estrategia político-militar de "no avanzar ni variar nada"
militarmente, hiciera lo que hiciera Abd'el-Krim", y tratar de resolver el
conflicto negociando políticamente, lo que fue aprovechado por aquél para
reforzarse territorial, política y militarmente. Ante las reticencias del
Gobierno español a su plan, el "plan Vives", el General catalán pidió
su dimisión, que le fue admitida, para retornar a su anterior destino en
Cartagena.
Dejó la dirección militar del
escenario de la guerra el 2 de junio 1923, a pesar de que, mediante escrito
dirigido al Presidente de Gobierno, las principales instituciones civiles melillenses
intentaron que no dejara ese mando habida cuenta "...las extraordinarias
dotes que concurren en el General Vives, que son garantía de nuestra
tranquilidad..." y pidieron que se le dejara ejercerlo "...con la
amplitud de facultades que el éxito de su gestión y la trascendencia de la
responsabilidad exigen." No obstante, la semilla estratégica sembrada por
Vives fructificó rápidamente entre un conjunto de altos mandos militares de
gran prestigio popular y también descontentos con lo que consideraban una
incomprensible política militar seguida en el Protectorado de Marruecos por los
políticos de Madrid, Gobierno y Corte.
Ese descontento lo aglutinó y
canalizó un amigo y compañero de Vives, el General Primo de Rivera, quién,
finalmente y ante ese estado de las cosas africanas, se sublevó en Barcelona el
13 de septiembre de 1923, para ser llamado dos días después por el propio
Alfonso XIII para formar Gobierno, como Directorio Militar. Una vez reorientada
la resolución del conflicto rifeño conforme a los planes de Vives, en 1925,
Primo de Rivera, en coordinación con las tropas aportadas por Francia,
consiguió la derrota final de Abd'el-Krim en la Batalla de Alhucemas (difícil
desembarco naval, el primero mundial con éxito en la edad contemporánea gracias
a la acertada combinación de la aviación militar, creada y siempre seguida por
Vives, con las fuerzas terrestres y navales hispano-francesas).
Ministro de Fomento: regenerar
España
En 1923 y atendiendo a su
profesión principal, la de ingeniero (militar y civil, en numerosas
especialidades), es nombrado subsecretario del Ministerio de Fomento del
Directorio formado por Primo de Rivera, cargo equivalente al de Ministro de
Gobierno puesto que en la primera época de ese gobierno los responsables de las
habituales carteras ministeriales fueron denominados subsecretarios, en vez de
ministros. Como Ministro (subsecretario) de Fomento y con su habitual
dedicación entusiasta al trabajo para regenerar España, Vives inicia un
ambiciosísimo plan de Obras Públicas que comprendía la planificación de todas
las que pasaron a ser (y siguen siendo) las principales carreteras y líneas de
ferrocarriles de la red Nacional española, pantanos (como el de La Peña, en
Aragón), traídas de agua a localidades, estaciones de ferrocarril (como la de
Canfranc, en Aragón), etc.
No obstante, y desde Madrid,
Vives nunca olvidó Igualada, su ciudad natal. Consiguió la ampliación de su
escaso término municipal, para dotar al municipio de mayor extensión para su
desarrollo agrícola e industrial. Recibió el título de Presidente de Honor del
Ateneo Obrero de Igualada, del que fue uno sus creadores, una institución
nacida desde la doctrina social de la Rerum Novarum de León XIII y centrada en
dar acceso a la cultura y a la formación profesional, en textil,
fundamentalmente, a todas las clases sociales de Igualada. Su papel fue clave
para el desarrollo de la industria textil y la disminución de las desigualdades
sociales de esa localidad. Durante este período hizo dos visitas a Igualada la
última de las cuales, en 1925, fue nombrado hijo predilecto de la ciudad y se
dio su nombre a un tramo de la Rambla (con posterioridad se le dedicó un
monumento).
A la vez, proliferaban por toda
España (Madrid, Guadalajara, Huesca, Lérida, Tarifa, Barcelona, etc.) la
dedicación de calles y plazas al General Vives en reconocimiento a sus
aportaciones en la mejora de las infraestructuras públicas de numerosísimas
localidades y comarcas. En su territorio originario, Cataluña, cabe citar: en
Barcelona y su entorno, la complicada traída de aguas al Eixample de Cerdá,
amigo y compañero como ingeniero militar de Vives, y a todos los pueblos de las
laderas del Tibidabo -Gracia, Tres Torres, Sarriá, etc.-; en el valle de Arán,
rompe su incomunicación con el resto de España, iniciando el túnel y la
carretera que, desde este y a través del río Isábena, Graus y Benabarre, uniría
Viella con Lérida. La diversidad de la tipología de las obras públicas nacidas
de la mano de Vives es enorme. Un buen ejemplo de ello fue la conversión en
Zaragoza de un erial preexistente en un hermosísimo parque municipal, de
grandes dimensiones y de inspiración clásica francesa, hoy denominado Parque
Grande o de José Antonio Labordeta, antes de Primo de Rivera (conservando la
referencia, no a Vives, su promotor, sino al jefe del gobierno del que aquel
formaba parte).
Retorno a Cataluña y retiro
En 1929, Vives cesa como
subsecretario del Ministerio de Fomento y retorna a Cataluña, su tierra natal.
Ese mismo año es elegido Presidente de la Confederación Hidrográfica del
Pirineo Oriental, con aguas totalmente dentro del territorio de Cataluña, por
su prestigio en la sociedad catalana (en esa época las Confederaciones
Hidrográficas, conforme a la Ley de Aguas, de Costa, eran instituciones cuya
Asamblea General, formada por representantes de las Comunidades de Regantes y
ciudades abastecidas en su cuenca de aguas, elegía democráticamente a su
Presidente).
Al inicio de la II República, y
dada su avanzada edad, declina la firme oferta a ser propuesto como presidente
del Parlament de Catalunya que le formula el entorno de Estat Catalá y Esquerra
Republicana de Cataluña. Con Francesc Macià, ex-compañero de Vives en el Arma
de Ingenieros militares y elegido entonces President de la Generalitat, le unía
larga amistad desde su juventud en el entorno cultural de la Renaixença.
El inicio de la Guerra Civil
Española, en 1936, le encuentra retirado en Azuqueca de Henares (Guadalajara) y
dedicado a las tareas agrícolas en las tierras de su esposa, Inocencia Camino,
de Alcalá de Henares, a la que conoció de cadete en la Escuela de Ingenieros de
Guadalajara. A pesar de sus ideas reformistas y sociales y gracias a la ayuda
de un socialista de Azuqueca, pudo librarse de un horno de cal donde pretendían
asesinarle dentro de la confusión y violencia social inicial que supuso el
golpe militar de Franco. Ese mismo verano obtiene refugio político en la
Embajada de Noruega, con cuyo gobierno mantenía una excelente relación. Allí
falleció en 1938.
La memoria de Vives postergada
por el franquismo.
La importancia histórica para
España y, en particular para Catalunya, del papel de Vives, como creador del
Ejército del Aire español y de la industria y el uso civil de la aviación,
regenerador de España y protagonista del fin de la Guerra del Rif, fue
minimizada, cuando no marginada, durante la dictadura franquista por varias
causas: Vives combatió en la rifeña guerra de África, pero no fue un militar
africanista, como Franco y sus principales jefes militares colaboradores; Vives
no participó, y nunca habría participado de no ser un anciano retirado en la
agricultura cuando se produjo, en el violento golpe de estado franquista,
porque ante todo era un ingeniero, un técnico creador de ingenios militares,
pero que nunca empleó personalmente un arma; Vives no vivió durante la
dictadura franquista, ya había fallecido, lo que sí hicieron sus subordinados
en la aventura de la creación de la aviación militar que no fueron fieles a la
República en 1936, los cuales ascendieron y ocuparon cargos militares
relevantes, desde los cuales se realzó su papel en la historia de los orígenes
de la aviación militar española, situándolo como igual o superior al de Vives.
Finalizada esa época, el Ejército
del Aire español y, en particular, su Museo del Aire, le han devuelto su papel
como legítimo e indiscutible Fundador de las Fuerzas Aéreas Españolas.
Homenajes
Igualada le ha dedicado un
monumento en el paseo de Verdaguer, y ha dado su nombre a un instituto de
enseñanza media, al aeródromo, a una de las ramblas y a un pasaje. También se
erigió un monumento en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica de España en
Cuatro Vientos. En Alcalá de Henares tiene una calle dedicada a su nombre, en
recuerdo de su vinculación con la ciudad y como promotor del aeródromo
complutense, así como de la Escuela de Vuelo y Combate allí establecida. En
1980, se emitió en España un sello con su imagen, uno de los cuatro que
integran la Serie "Pioneros de la Aviación Española".
Fuente: https://es.wikipedia.org