Por Javier Ramos
Testigo
privilegiado de la historia más reciente de España, en 2011 celebró sus
primeros cien años de vida. Porque fue el 11 de enero de 1911 cuando una
comisión militar propuso al Ministerio de la Guerra la compra de unos terrenos
para instalar una escuela de pilotos y un centro de prueba de aeroplanos, el
futuro aeródromo de Cuatro Vientos, el aeropuerto más antiguo de España. Y en
el castizo barrio de Carabanchel.
La
historia de Cuatro Vientos
La
primera promoción de la escuela de pilotos de Cuatro Vientos no fue muy
nutrida. El aeródromo forjaría a cinco intrépidos ases de la aviación: los Capitanes
Kindelán (que habría de pasar a la historia como el fundador del Ejército del
Aire español), Herrera y Arrillaga y los Tenientes Barrón y Ortiz de Echagüe.
En
1913, la inicial precariedad de las instalaciones comenzó a enmendarse, y la
mayoría de los distintos edificios del campo de vuelo ya estaban listos. Habría
que esperar unos años más para que se alzara la torre de señales, construida
entre 1919 y 1920 por Enrique Serra en su taller del Paseo de las Delicias.
De
1918 data el Laboratorio Aerodinámico, cuyo túnel del viento en circuito
cerrado sería un modelo para el resto de Europa. En febrero de 1936, Cuatro
Vientos empezó a operar como aeropuerto nacional y se convirtió en una
alternativa al de Barajas.
Cuatro
Vientos, De la Cierva y Franco
De
aquí partió la Escuadrilla Elcano que en 1926 se dirigió a Manila. De aquí
también partió el vuelo de Fernando Rein Loring a la misma ciudad. Y aquí tuvo
lugar el primer vuelo del autogiro de Juan de la Cierva. Durante la Guerra
Civil, el aeródromo de Cuatro Vientos sirvió como base al ejército republicano,
y a su finalización, mantuvo su estatus como academia para pilotos. Asimismo,
ha acogido a De Havilland dh-89 Dragon Rapide, el avión que trasladó al general
Franco a Marruecos de su destierro en Canarias para idear el golpe de Estado
contra la República.
El
aeródromo conoció una segunda juventud cuando, en 1971, fue abierto al tráfico
internacional de pasajeros. No obstante, su hermano “menor” Barajas (que se
abrió al tráfico aéreo en abril de 1931) creció tan desaforadamente que Cuatro
Vientos nada pudo hacer para resistir su empuje. Su destino no era el
transporte de pasajeros.
El
Museo del Aire
Los
hangares del Museo del Aire, emplazado en el aeródromo de Cuatro Vientos, son
una perfecta lección de la historia reciente de España a vista de pájaro. Esta
galería aérea ocupa una superficie de 66.938 metros cuadrados y cuenta como
ejemplares al Saeta HA-200, que realizó su primer vuelo el 12 de agosto de 1955
y fue retirado en 1981.
En
la actualidad, aparte de albergar el Museo del Aire, el aeródromo de Cuatro
Vientos también acoge helicópteros de vigilancia de la Dirección General de
Tráfico y la Policía Nacional. Los primeros domingos de cada mes, la Fundación
Infante de Orleans, un museo de aviones históricos en vuelo, organiza en estas
instalaciones unas exhibiciones aéreas de época que trasladan al público a la
prehistoria de la aviación.
Cuatro-Vientos
es hoy día base de varias escuelas, entre las que se encuentran algunas de las
principales academias de vuelo del país, clubes de vuelo o aeronaves privadas.
El primer domingo de cada mes (salvo enero y agosto), la Fundación Infante de
Orleans organiza una exhibición en vuelo de aviones antiguos de su museo.
Torre de control del aeródromo madrileño./Felipe Álvarez
En
2013, el aeródromo de Cuatro Vientos estuvo de actualidad porque el 5 de mayo
fallecía el comandante del Ejército del Aire Ladislao Tejedor Romero en un
vuelo de exhibición tras un aparatoso accidente. La nave siniestrada era el
único Hispano Aviación HA-200 Saeta que poseía la Fundación con capacidad de
vuelo. España llegó a sumar hasta 122 Saetas, y vendió la serie preliminar (10
aviones) a la fuerza aérea egipcia, los primeros que exportó nuestro país.
Viajar
por España descubre al viajero atractivos alejados de lo convencional que
pueden llegar a convertirse en un destino turístico de por sí. Descubrir sitios
concretos como el aeródromo de Cuatro Vientos supone una nueva parada con
historia en el itinerario del viajero que busca una ventana al pasado. Merece
la pena la escapada.
Madrid
y sus alrededores suman otros encantos con historia para visitar. Una propuesta
de escapada no muy lejana al aeródromo de Cuatro Vientos pasa por visitar en la
capital de España lugares tan emblemáticos como El Rastro o la Cuesta de Moyano
o incluso El Valle de los Caídos. Pero no todo acaba ahí…
Fuente:
https://www.lugaresconhistoria.com