"Héroe Olvidado de la Aviación Guatemalteca"
El Coronel Miguel García Granados nació en la
ciudad de Cobán, Alta Verapaz, el 14 de Febrero de 1896, siendo sus padres don
Miguel García Granados y doña Catalina Solís. Así mismo, era nieto del caudillo
de la Revolución Liberal de 1871, General Miguel García Granados.
Siendo parte de una familia con un abolengo militar
que databa de la época del Capitán General Rafael Carrera, era de esperarse que
el joven Miguel siguiera la carrera de las armas. De allí que el 13 de Julio de
1916 se matricula en la Academia Militar de Guatemala, como caballero cadete,
terminando satisfactoriamente sus estudios el 7 de diciembre de 1919,
obteniendo el título de Oficial del Ejército y los despachos de Subteniente de
Infantería.
Luego de formar parte de varias dependencias
militares por los siguientes siete meses, Miguel es designado por el presidente
Carlos Herrera para efectuar estudios en la Escuela de Señales de Fort
Leavenworth, Kansas, Estados Unidos. Al terminar satisfactoriamente estos
estudios, es enviado a la base aérea Post Field en Fort Sill, Oklahoma, para
recibir instrucción de aviación, en donde obtiene el título de Piloto Aviador
en Noviembre de 1920. Finalmente es integrado al Cuerpo de Aviación Militar de
Guatemala el 5 de Diciembre de 1921, luego de una corta estadía en el Estado
Mayor del Ministerio de la Guerra. El 18 de Octubre de 1930, Miguel es
designado Jefe del Cuerpo de Aviación Militar de Guatemala, cargo que ocuparía
hasta el 8 de Septiembre de 1933.
Sin embargo, es a lo largo de su carrera como
piloto del Cuerpo que la aviación guatemalteca dio un salto al futuro,
principalmente gracias a su entusiasmo, tesón y esfuerzo. Ejemplo de ello es el
atrevido raid entre Guatemala y El Salvador que realizara el 26 de Enero de
1926, en un vetusto y frágil Nieuport 17 del Cuerpo de Aviación. Dicho vuelo le
valió el ascenso a Teniente Coronel, despacho otorgado por el presidente José María
Orellana, y abrió la posibilidad de inaugurar el servicio regular de vuelos
entre los dos países.
Ese mismo año, el 13 de Febrero, el Coronel García
Granados inicia, junto con el mecánico de aviación Edgar Janneau, la inspección
de terrenos adecuados para establecer campos de aterrizaje en toda la
república. Esto con el fin de iniciar servicios regulares de carga, pasajeros y
correo al interior del país, utilizando para el efecto los pocos biplanos con
que contaba el Cuerpo de Aviación por aquella época. Posteriormente, en 1928,
se funda el Servicio Aéreo Militar, un proyecto nacido en la mente de Miguel García
Granados y que se materializa en su totalidad con la adquisición de tres
monoplanos Mohoney-Ryan Brougham B-2 con capacidad para 5 pasajeros, a finales
de ese mismo año. Poco después se inauguran rutas regulares a casi todos los
departamentos del país y a El Salvador, incluyendo vuelos esporádicos a
Honduras y Nicaragua.
Posteriormente, a principios de 1929, García
Granados obtiene la autorización del gobierno para efectuar el primer vuelo
internacional de largo alcance, con lo que definitivamente se agregaría una
ruta importante a las ya cubiertas por el naciente Servicio Aéreo Militar.
Dicho vuelo consistiría de tres etapas, siendo éstas: Guatemala—La
Habana—Washington—México—Guatemala. Para el efecto, García Granados utilizaría
uno de los Brougham B-2, bautizado Guatemala, y se haría acompañar por el
mecánico Carlos Merlén.
Dicho vuelo, que se inicio el 23 de Julio de 1929,
es completado satisfactoriamente el 1 de Agosto con el aterrizaje del Guatemala
en Washington, en donde los dos aviadores son recibidos oficialmente en nombre
del presidente norteamericano, por el señor Trubes Davidson, secretario
auxiliar de Guerra. El regreso a Guatemala se efectúa el 14 de Agosto, luego de
varias escalas, tanto en los Estados Unidos como en México.
Ya como Jefe del Cuerpo de Aviación, García
Granados inició una profunda re estructuración del mismo, la cual incluyó la
construcción de hangares y edificios, que aún hoy están en uso. En ese
entonces, era común ver al Coronel, acompañado de sus pilotos—cuchara de
albañil en mano- colocar ladrillos levantando las paredes de los hangares. De
hecho, sus ahorros personales, que llegaban a una considerable cantidad, los
donó al Cuerpo de Aviación Militar, invirtiéndolos en la erección de estas
obras, cuyos gastos le correspondían al estado. Sin embargo, su acción no queda
sólo allí, ya que la organización administrativa y operativa del Cuerpo es obra
suya, llevándola a cabo según las modalidades de la época.
Durante el gobierno de Jorge Ubico, el Coronel
García Granados fue separado del Cuerpo de Aviación, y nombrado Secretario del
Cónsul General de Guatemala en San Francisco, California. Sin embargo, surgen
desacuerdos entre el Coronel y el presidente, por lo que es forzado a renunciar
y radicarse en México por algún tiempo. Sin embargo, su amor por la aviación lo
lleva hasta las lejanas tierras de Sur América, en donde se enrola en el cuerpo
de aviación militar de Paraguay, y alcanza a participar en algunas de las
heroicas jornadas dentro del marco de la guerra del Gran Chaco (1928– 1935).
Al finalizar la guerra del Chaco, García Granados
se traslada a otro frente de batalla aún más lejano y extraño: España; ya que
allí se está librando una cruenta guerra civil, en donde la participación de la
aviación es preponderante. Y es así como el 21 de Diciembre de 1936, García
Granados (Usando el nombre de Manuel Gómez) firma un contrato con las fuerzas
de Franco, por $1500 y es enviado a la remota ciudad de Alcantarilla, como
parte de un escuadrón bajo el mando del comandante Andrés García LaCalle.
García Granados regresa a Guatemala luego de la
revolución de Octubre de 1944, que derrocara al General Jorge Ubico. A su
regreso deja definitivamente las actividades aéreas, más que todo porque su
mano izquierda ha perdido movilidad a raíz de quemaduras sufridas en España.
Sin embargo, accede a aceptar altos cargos dentro de los gobiernos
revolucionarios, entre ellos el de director de la línea aérea Aviateca, la cual
era hija directa de su Benjamín: el Servicio Aéreo Militar.
La Muerte sorprendió al Coronel García Granados el 10 de Marzo de 1968, cuando residía en el poblado de Villa Nueva, donde había establecido una pequeña industria textil, epilogando así la vida de un hombre cuya personalidad ha dejado a su paso por el mundo una estela de acciones fecundas y provechosas, no siempre reconocidas y hasta cierto punto olvidadas u opacadas por hazañas menores de otros aviadores Guatemaltecos que sí contaron con la venia de los historiadores.
García Granados Calderón y Hena, en su boda
en La Antigua Guatemala, el 17 de Julio de 1950