7 de diciembre de 2018
BOMBARDEO DE LAS PRESAS DE MÖHNE Y EDER
Durante la Segunda Guerra Mundial las presas y
embalses de las potencias en litigio constituyeron un objetivo prioritario. A
sabiendas de que el agua desparramada podía suponer un arma poderosa en forma
de inundaciones que arrasasen ciudades y fábricas, Reino Unido siguió estos
parámetros y planeó la “Operación Chastise” con la finalidad de acabar con las
Presas de Möhne y Eder sobre el Valle del Ruhr.
Plan de la RAF
Aniquilar los cientos de fábricas que poblaban el
Valle de Eder en el Ruhr, se había convertido en un objetivo prioritario de la
Real Fuerza Aérea Británica. No obstante, como consecuencia de su dispersión,
la mejor manera de aniquilar las factorías de un sólo golpe era la de romper
los muros de hormigón de las presas de Möhne, Eder, Sörpe y Ennepe para que el
agua simplemente arrasara las instalaciones industriales.
Bajo el nombre de “Operación Chastise” fue como
nació la misión encargada de echar abajo las presas de Möhne, Eder y Sörpe,
algo aparentemente imposible debido a que para ello había que impactar en la
zona más baja de los muros de hormigón por dos motivos: primero porque en la
parte superior el desbordamiento sería mínimo; y segundo porque bajo el agua
existían redes de cadenas que impedirían el paso de torpedos. Ante este dilema
el ingeniero Barnes Wallis inventó la “Bomba Rebotante (Upkeep Bomb)” consistente
en un cilindro metálico armado conteniendo entre 2900 y 3300 kilogramos de
explosivo que lanzado desde una distancia inferior a 400 metros del objetivo, a
una velocidad de 354 kilómetros por hora y desde una posición de 7 grados a 18
metros de altitud, se conseguiría un efecto rebote en el agua hasta que el
artefacto chocara contra el muro y se sumergiera hasta el fondo del embalse,
momento en que un temporizador activaría la detonación y rompería el sector más
vulnerable de la pared como consecuencia de factores como la profundidad y
presión.
Un total de 19 bombarderos cuatrimotores Lancaster,
bautizados como “Dambusters” por sus modificaciones para albergar en su panza
las bombas rebotantes, fueron los elegidos para llevar a cabo la misión.
Agrupados en el 617º Escuadrón de Bombarderos con 133 tripulantes, la unidad se
repartió en tres equipos: el 1º Grupo con 9 aviones al frente del Comandante
Guy Gibson, el 2º Grupo con 5 aviones a las órdenes del Comandante Joe McCarthy
y el Grupo de Reserva Móvil con 3 aviones al mando del Sargento Ken Brown.
Operación Chastise
A las 21:28 del día 26 de mayo de 1943, los 19
bombarderos Lancaster “Dambusters” despegaron de Inglaterra procedentes del
Aeródromo de Lincolnshire. Transcurridas unas horas y estando a la altura de
Holanda, el 617º Escuadrón de Bombarderos se dividió marchando el 1º Grupo
hacia las presas de Möhne y Eder; el 2º Grupo hacia las de Ennepe y Lister; y
el Grupo de Reserva Móvil hacia la de Sörpe.
Cuando el 1º Grupo del Comandante Guy Gibson
apareció sobre la Presa de Möhne a medianoche del 16 al 17 de Mayo de 1943, las
baterías antiaéreas alemanas respondieron en seguida abriendo fuego contra los
aparatos británicos. Ante aquel recibimiento los aviones lanzaron las bombas
rebotantes de manera errónea, haciendo que los artefactos explosionasen sobre
la superficie del agua o en la parte superior de la presa, resultando en el
intento uno de los Lancaster derribado. Por suerte para los ingleses, el último
avión que lanzó la bomba rebotante lo hizo de manera exitosa porque pasó
botando por encima de las redes y se estrelló contra el muro antes de
sumergirse y explosionar en el fondo. Acto seguido se produjo el ascenso de una
columna de agua y la franja central del muro de la presa se derrumbó, escapando
miles de toneladas de agua que causaron graves inundaciones en la zona,
llevándose por delante pueblos, viviendas y factorías de armamento.
Bombardero Lancaster “Dambuster” soltando su bomba
rebotante en una de las presas del Ruhr.
Realizado el bombardeo sobre la Presa de Möhne, los
restantes aviones del 1º Grupo del Comandante Guy Gibson que todavía albergaban
bombas se dirigieron a la Presa de Eder, donde a pesar de no estar defendida
por baterías antiaéreas, la orografía recortada hacía más difícil apuntar al
objetivo. No obstante, tras varios intentos de lanzamiento, la última bomba
rebotante se sumergió bajo el muro y explosionó en el fondo, haciendo que la
pared de hormigón se fuese abajo y el agua se desparramara causando numerosos
daños en el Valle de Eder.
Trágicamente entre las víctimas de ambas presas por
culpa de las gigantescas olas de agua hubo un millar de soldados aliados, quienes,
encontrándose cautivos tras las alambradas de un campo de prisioneros cercano,
fallecieron ahogados en su mayoría. Aproximadamente la densidad del agua en
todas las zonas inundadas alcanzó los 330000 metros cúbicos.
Sobre las 00:15 horas de la medianoche del 17 de mayo
de 1943, el 2º Grupo sobrevoló la Presa de Ennepe y atacó sus infraestructuras
sin provocar ningún tipo de daño. Simultáneamente dos bombarderos del Grupo de
Reserva Móvil lanzaron una última incursión sobre la Presa de Sörpe que también
terminó en fracaso porque únicamente una de las bombas rebotantes alcanzó el
muro en la parte superior sin incidentes, siendo derribado durante el raid uno
de los Lancasters.
Presa de Ennepe destruida y desbordada tras la
“Operación Chastise”.
Finalizados los ataques sobre las presas, el vuelo
de regreso de los 15 bombarderos hacia Inglaterra no fue agradable. A medio
trayecto, exactamente a la altura de Holanda entre Ijmuiden y el Mar del Norte,
las baterías antiaéreas alemanas derribaron a seis aviones Lancaster antes de
que el resto entrase en el espacio aéreo británico.
Resultado
Justo un día después de los ataques a las presas,
el Ministro de Industria del Tercer Reich, Albert Speer, viajó en avión a
primera hora de la mañana para comprobar los daños desde una perspectiva aérea.
Lo que contempló no fue nada halagador porque más de 100 factorías militares
habían sido sepultadas bajo el agua, la industria de acero interrumpida, el
transporte por ferrocarril paralizado y la red fluvial anulada. No obstante, y
a pesar de la tragedia que aquello suponía en términos productivos, Albert
Speer trasladó a 7000 trabajadores forzosos de la Organización Todt y en un
tiempo récord de cuatro meses, aproximadamente para agosto de 1943, las presas
fueron reparadas y las fábricas volvieron a estar a pleno rendimiento.
Los Aliados sufrieron el derribo de 8 aviones y la pérdida
de 56 pilotos, 43 británicos y 13 canadienses entre los que hubo 53 muertos, 40
británicos y 13 canadienses y 3 prisioneros; sin contar con los 1000 soldados
aliados, soviéticos, franceses, holandeses y belgas, que murieron
accidentalmente por encontrarse prisioneros bajo las presas.
Alemania sufrió la destrucción de 2 presas, 114
fábricas de armamento y la muerte de 600 civiles.
Increíblemente positivos fueron los resultados
cosechados por Reino Unido durante las incursiones a las presas alemanas del
Ruhr. Sin embargo y a pesar del éxito, los británicos no supieron explotar ni
valorar este tipo de tácticas porque asombrosamente no volvieron a repetirse,
algo que incluso sorprendió a los alemanes. Fuese como fuese los ataques
realizados a las Presas de Möhne y Eder en mayo de 1943, fueron sin duda una
hazaña épica dentro de la Historia de la Aviación Militar.
Fuente: https://www.eurasia1945.com