2 de diciembre de 2018
OPERACIÓN LITTLE VITTLES, EL LANZAMIENTO DE DULCES SOBRE BERLÍN EN 1948
Fotografía coloreada de un C-54 aterrizando en
Berlín en 1948
Entrenó a pilotos de la RAF durante la Segunda
Guerra Mundial, se licenció en Ingeniería Aeronáutica, colaboró en la carrera
espacial, ganó la Medalla del Oro del Congreso de EEUU y la Gran Cruz de la
Orden del Mérito de la República Federal de Alemania entre muchas distinciones
y honores más… Pero la fama del Coronel Gail Seymour Halvorsen no se debe a
nada de esto sino a los vuelos que realizó sobre Berlín durante aquel Puente
Aéreo organizado para salvar el bloqueo soviético, lanzando dulces y caramelos
a los niños.
Halvorsen vive aún. Está jubilado, evidentemente,
pues se retiró en 1974 y suma ya noventa y ocho años de edad. Su nombre se ha
vuelto relativamente popular, dedicándosele cortometrajes y libros,
protagonizando numerosos actos públicos de solidaridad o de homenaje a su
persona y sobre todo porque aquella insólita acción que llevó a cabo entre
1948-1949 -en realidad no una sino una serie de ellas- sentó escuela y se ha
repetido muchas veces en escenarios deprimidos por conflictos bélicos.
Gail Halvorsen preparando un pequeño paracaídas
para lanzar los dulces
Por ejemplo, en 2004 propuso y consiguió que se
repitiera en Bagdad y otras ciudades iraquíes; eso sí, sustituyendo los
caramelos, poco recomendables para la salud dental infantil, aunque
paradójicamente eso parece compatible con las bombas, por balones de fútbol y
juguetes. Antes había hecho otro tanto en Kosovo (1999), Bosnia-Herzegovina
(1994) y otros rincones del mundo, la Operación Christmas-Drop sobre Guam le
puede llamar padre, incluso de su propio país. Todo ello en aras de promover la
buena voluntad, levantar el ánimo y llevar un poco de esperanza a tantos que la
necesitaban, especialmente los niños.
Este singular hombre nació en 1920 en la localidad
norteamericana de Salt Lake City, estado de Utah. Pero su familia no era
urbanita sino campesina, a pesar de lo cual el joven Gail siempre tuvo un
sueño: volar. Por eso en cuanto tuvo edad suficiente alternó sus estudios
universitarios con el Programa de Entrenamiento para Pilotos Civiles
patrocinado por el gobierno en el año 1941, en el contexto de la guerra
mundial, ingresando a continuación en la Civil Air Patrol, una entidad creada
en la década de los treinta para complementar las labores de la Fuerza Aérea en
territorio nacional, desde patrullas fronterizas o litorales a envío de
mensajería, pasando por detección y lucha antisubmarina.
Cartel publicitario de la Civil Air Patrol durante
la II Guerra Mundial
En 1942 se alistó en el USAAC, United States Army
Air Corps, el antecedente de la USAAF, United States Army Air Forces, y fue
destinado a Miami para entrenar a veinticinco pilotos británicos de la RAF. A continuación,
le trasladaron a lo que se llamaba South Atlantic Theater, Teatro de
operaciones del Atlántico Sur, donde permaneció hasta 1948. Ese año fue
decisivo porque su siguiente destino, el Berlín postbélico, sería el que
determinase su futuro. Halvorsen llegó en julio, cuando ya se había producido
el cierre de fronteras que compartían en la ciudad Reino Unido, Francia y EEUU
con la URSS como potencias ocupantes.
La delimitación de las zonas de influencia en
Alemania se había acordado en las conferencias de Yalta y Postdam a propuesta
de Stalin, a cambio de que la zona ocupada por los soviéticos asumiera
íntegramente los pagos de las indemnizaciones de guerra, ya que era la más
industrializada antes de la contienda y los daños habían sido mayores en el
Este. El problema estaba en que la capital quedaba en territorio soviético, lo
que obligaba a autorizar corredores para acceder a ella. Cuando los otros
prepararon una reforma monetaria que reactivaría la economía de la parte oeste,
pero interrumpiría el comercio entre ambos lados al crear una nueva moneda
vigente sólo en uno de ellos, Stalin anunció que no lo aplicaría y cerraron los
accesos a Berlín en junio.
Rutas del Puente Aéreo a Berlín
Dos millones de ciudadanos quedaban así abocados al
hambre, al no poder recibir víveres ni suministros, por lo que EEUU organizó el
Berliner Luftbrücke, el Puente Aéreo que, apoyado por sus aliados, tenía como
objetivo introducir en la capital germana un mínimo de cuatro mil toneladas
diarias de suministros. Para ello era necesario un número ingente de vuelos,
unos novecientos al día que llegaron a sumar doscientos mil en un solo año, no
hicieron falta más porque el bloqueo se levantó once meses más tarde. Pese a
que costó encontrar el ritmo y a que un tráfico tan intenso provocó varios
accidentes, al final resultó un éxito doblando las previsiones para cada
jornada.
Por tanto, el Teniente Gail Halvorsen se convirtió
en uno de aquellos pilotos que, a los mandos de un C-54, transportaban
mercancía de todo tipo al Aeropuerto de Tempelhof. Un día se encontraba
filmando despegues y aterrizajes, era muy aficionado a la fotografía, cuando
vio a una treintena de niños famélicos al otro lado de la valla perimetral. El
estadounidense les dio varios paquetes de chicles que llevaba en el bolsillo y
ellos se los repartieron, aunque no hubo bastantes para todos. Fue entonces
cuando tuvo la idea de llevarles cantidad suficiente otro día lanzándosela
desde su avión, con el que alabearía para que lo reconocieran.
Niños alemanes con aviones de juguete
estadounidenses
Se puso manos a la obra esa misma noche, reuniendo
con sus hombres chicles, caramelos y chocolate entre todas las tripulaciones.
Acumularon tanto que al día siguiente tuvieron que lanzar el cargamento
mediante paracaídas improvisados con pañuelos para evitar que los productos
lastimasen a alguien al caer. Y así, arrojando ese regalo una vez a la semana
durante un mes, dio comienzo lo que se conocería como Operación Little Vittles:
lo que hasta entonces era una iniciativa individual sin autorización se
convirtió en una misión oficial ordenada por el Teniente General William H.
Turner el 22 de septiembre.
Ello fue posible gracias a la previa colaboración
entusiasta de otros pilotos y a que los fabricantes de golosinas de EEUU
contribuyeron desinteresadamente enviando sus productos a medida que se corrió
la voz, al igual que escuelas y amas de casa elaboraban dulces para enviarlos a
Alemania o cosían pañuelos para usarlos como paracaídas, se usaron en torno a
un cuarto de millón. En noviembre los lanzamientos pasaron a ser cada dos días
y la población los conocía con el nombre de Rosinenbomber, que significa
“bombardeos de pasas”. Entre otras cosas, eran muy bien recibidos porque ese
tipo de artículos escaseaba.
Niños y jóvenes alemanes esperando un cargamento
Curiosamente, la Operación Little Vittles, que
arrojó un total de veintitrés toneladas, no sólo contribuyó
propagandísticamente a poner de relieve la eficiencia de las fuerzas aéreas
occidentales y de su puente aéreo sino también a resaltar la abundancia de que
disfrutaban los berlineses de la zona oeste frente a los de la este en un
contexto de Guerra Fría ya abierto. También volvió muy popular a su impulsor,
al que se dedicaron apodos como Berlin Candy Bomber, Bombardero de Caramelos de
Berlín, Uncle Wiggly Wings, Tío Alas Wiggly o The Chocolate Flier, El Aviador
del Chocolate, entre otros, si bien sus amigos siempre le llamaron Hal.
La operación terminó el 13 de mayo con el Capitán
Lawrence Caskey al mando, ya que Halvorsen había vuelto a casa en enero. Allí
aprovechó para hacer dos cosas que tenía pendientes. Una, casarse con su novia,
Alta Jolley, con la que llevaba siete años de relación casi exclusivamente
epistolar y que le daría cinco hijos. La otra, realizar una gira nacional para
agradecer las colaboraciones. Asimismo, decidió aceptar la oferta de las
Fuerzas Aéreas de un puesto fijo. En 1952 obtuvo la licenciatura en Ingeniería
Aeronáutica por la Universidad de Florida, lo que le abrió las puertas del Air
Force Institute of Technology y del Aeronautical Systems Center de las bases
aéreas Wright and Patterson y Hill.
Gail Halvorsen en 1983
En 1957 pasó a colaborar en programas espaciales,
como el del Titan III, un cohete usado para poner en órbita satélites espía y
de comunicaciones militares, pero también en otros proyectos que sirvieron para
desarrollar naves reutilizables y laboratorios espaciales, entre ellos uno en
la Foreign Technology Division que le permitió volver a Alemania por tres años,
entre 1962 y 1965. Allí, además, fue comandante del 7350th Air Base Group de
Templehof. También se le nombró representante de la USAAF en Europa, rematando
su trayectoria profesional como inspector general del Ogden Air Material
Center.
Se retiró el 31 de agosto de 1974 con más de ocho
mil horas de vuelo en su expediente. Entonces se instaló con su esposa en
Provo, Utah, ejerciendo como decano asistente en la Universidad Brigham Young.
Como se puede deducir por esto y por su lugar de nacimiento, Halvorsen es
mormón y junto a Alta Jolley se dedicó a predicar la palabra de Dios por
Londres y San Petersburgo entre 1986 y 1987. Ella falleció en 1999 y él
contrajo matrimonio en segundas nupcias con su novia del instituto, Lorraine
Pace, acumulando premios, distinciones y honores en EEUU y Alemania, país que
ha bautizado con su nombre varias escuelas.
Halvorsen en 2009 con uno de los pequeños
paracaídas utilizados
Fuente: https://www.labrujulaverde.com