3 de diciembre de 2018
EL ARGENTINO QUE LUCHÓ CONTRA HITLER: " HE VISTO PUEBLOS HECHOS POLVO, LA DESOLACIÓN Y LA MUERTE"
Ronnie Scott cumplirá 101 años en octubre. Es uno
de los cinco mil argentinos que se enroló voluntariamente para combatir en la Segunda
Guerra Mundial.
Ronnie Scott tiene acento inglés, pero nació en
Villa Devoto en 1917. Su padre era irlandés y su madre inglesa. Cuando empezó
la Segunda Guerra Mundial, quiso luchar contra Hitler y se enroló en el
ejército inglés. De su infancia, recuerda los carnavales de la Plaza Devoto y
tiene flashes de los momentos que compartía con su barrita de amigos.
"Tenía cuatro años y era el menor de un grupo de diez chicos que nos
tomábamos un tren para ir al templo metodista que quedaba sobre la Avenida
Corriente", cuenta a TN.com.ar
Estudió en el liceo inglés. Hasta el día de hoy
habla con un acento perfecto y gran parte de su círculo más cercano está
relacionado con ese mundo de la comunidad británica. Siempre le gustaron los
deportes y la natación, por eso cuando tuvo que elegir en qué fuerza
participaría, no dudó en elegir la aviación. Su sueño era volar. Fue uno de los
cinco mil voluntarios argentinos que se presentaron en las diferentes embajadas
en la Argentina para combatir al nazismo.
Ronnie en su casa en San Isidro, con una miniatura
de un avión comercial.
La primera vez que vio un avión, recuerda, fue a
los 10 años "Era socio del club Hurlingham, una tarde mientras veía un
partido de polo, un jinete me pidió un agua tónica. Era el Príncipe Eduardo,
que después, abdicó al trono de Inglaterra. Yo me tomé el atrevimiento de
agregarle limón y se lo alcancé. Su secretario me pidió mi la dirección y al
día siguiente me llamaron para invitarme a conocer el primer portaaviones que
hubo en la Argentina".
Esa fue la semilla que quedó dentro de él, y que
más tarde lo llevó hasta la Embajada de Inglaterra para presentarse como
voluntario. Le hicieron un chequeo médico y semanas después se embarcó en un
buque que lo llevó hasta Europa. A los 24 años lo enviaron a Canadá para
convertirse en piloto aeronáutico. "Fui teniente piloto aviador y me quedé
hasta que terminó la guerra".
Ronnie y Tony, el kiosquero que todos los días le
cuida la bicicleta.
Ronnie sintió siempre que era su deber ir a la
guerra para derrotar a Hitler. Su papá había fallecido cuando él tenía 8 años y
su mamá le había inculcado los valores de la cooperación y la solidaridad.
Ella, que era enfermera, murió mientras Scott estaba en Europa. "Me sentí
obligado a pelear por la paz, por los millones de inocentes que estaban
muriendo. Cuando terminó la guerra, yo estaba en Belfast, la ciudad más grande
de Irlanda del Norte, haciendo el traslado de nuestro escuadrón y de las
maquinarias. Llegamos cerca del puerto a la hora de la cena. Había que darles
de comer a los soldados y me pidieron si podía conseguirles una cerveza. Había
un bar que se llamaba “Mike algo”. Me acerqué y le dije al cantinero: “Mike I
want some beer”. Después de hablar con un policía y convencerlo, lo conseguí.
Estábamos en eso, eran casi las once de la noche, cuando escuchamos las
primeras sirenas el 5 de mayo. De todos modos, me quedé en Europa hasta que se
rindió Japón".
Ronnie no quiere hablar en detalle del horror que
vieron sus ojos. "He visto bombardeos, pueblos hechos polvo, la desolación
y la muerte. Cuando volví empecé a trabajar como piloto comercial. Me casé y
tuve dos hijos. Hice mi propia casa y continué toda la vida haciendo deporte.
Todavía estoy jugando partidos de la liga de bochas sobre césped. Empatamos con
el equipo número uno. Salgo en bicicleta, me cocino y me reúno con buenos
amigos. Pienso mucho en mi país, en que los jóvenes progresen y en que las
cosas mejoren".
Fuente: https://tn.com.ar