Por
Miguel del Pino
En
la localidad de Paterna tuvo lugar el primer vuelo de un avión realizado en
España, además, en el primer avión diseñado y fabricado en nuestro país. El
vuelo de Juan Olivert fue posible gracias al empeño de este visionario
valenciano, que dedicó su fortuna a alcanzar su sueño: volar.
Los
inicios de la aviación
El 17 de diciembre de 1903, los hermanos Wilbur y Orville Wright realizaron en la playa de Kitty Hawk (Carolina del Norte) el primer vuelo tripulado en un aparato más pesado que el aire e impulsado de forma autónoma. Los Wright no dieron publicidad a su logro con el Flyer I, que así llamaron al avión, más que en el periódico local y nadie se enteró de la gesta.
Tres años después y sin tener conocimiento de lo anterior, el brasileño Santos Dumont realizaría en París el primer vuelo en avión, sin ayuda de ningún tipo, el aparato de los Wright usaba un raíl de impulsión, y con todo París como testigos.
A
partir de esa fecha comienzan a aparecer los primeros pioneros de la aviación,
como Bleriot, Farman, Voisin, o el propio Santos Dumont, que diseñaban y
pilotaban sus propias aeronaves.
Los
hermanos Wright decidieron en 1907 instalarse en Europa y hacer una gira por
Francia, Alemania y Rusia, para ofrecer sus aviones. En 1908 firmaron un
contrato con un empresario francés por el que le vendían 5 aviones Wright,
modelo 1907, y darían formación a 3 pilotos. Pau fue la ciudad elegida para la
formación a los pilotos y, el 7 de febrero de 1909, arrancaría la primera
escuela de aviación de la historia.
En
1908, el Gobierno de España había comisionado a los responsables de la
aeronáutica militar, basada en globos aerostáticos, Pedro Vives y Alfredo
Kindelán, para que adquirieran un dirigible en Europa. A la vuelta visitaron
Reims, donde los Wright estaban haciendo demostración de sus aviones. En el
informe que redactaron al final de su viaje, apostaban claramente por estos
vehículos, y recomendaron adquirir aviones para el ejército español.
El Rey Alfonso XIII, que se encontraba en Biarritz a principios de 1909, al enterarse de que los Wright estaban en Pau, quiso acercarse y ver de cerca los aviones. Aunque se lo ofrecieron, declinó volar como pasajero.
Algo
más tarde, Vives y Kindelán visitaron la escuela de los Wright en Pau y el
Coronel Vives pudo volar el 30 de marzo de 1909 como pasajero de uno de los
tres alumnos, el Conde de Lambert, siendo el primer español en volar en un
avión.
Mientras,
en Niza, un modisto español afincado allí y apasionado de los aviones,
compraría un Wright Modelo A, al que añadiría un motor Antoinette 24 HP y
comenzaría a realizar vuelos en Antibes, consiguiendo el 24 de abril de 1909,
ser el primer español en pilotar un avión.
Unos
meses más tarde diseñaría un avión, el Fernández Nº1, con el que empezaría a
hacer pruebas y presentarse a ferias (Mónaco, París, Inglaterra), aunque en
ninguno de ellos lograría volar. Se sabe que el 27 de noviembre de 1909 realizó
un vuelo de 20 metros con el avión que diseñó, pero no se tiene constancia de
vuelos anteriores.
Desgraciadamente,
el 6 de diciembre de ese año, fallecería en un accidente durante un vuelo de
prueba, siendo también el primer español víctima de la aviación.
1909
fue también un año clave en la aviación mundial. El 25 de julio, Louis Bleriot
cruzó el Canal de la Mancha a bordo de un avión, demostrando que ni siquiera el
mar era un obstáculo para los aviones, y en Reims (Champagne, Francia) tendría
lugar la primera feria de aviación.
Juan Olivert y Gaspar Brunet
Juan
Olivert Serra nació en Cullera (Valencia) en 1888. Su padre regentaba una
tienda, llamada El Comercio del Globo y era propietario de algunos campos de
arroz y hortalizas. A principios de siglo marchó a Barcelona a estudiar
ingeniería industrial en la Escuela Elemental de Artes e Industrias. En esta
ciudad trabajaría en la fábrica de lejía de Jové y Blanc, para pagarse los
estudios.
Allí
conocería a Gaspar Brunet, que era profesor de la Escuela de Ingenieros
Industriales de Barcelona y compartía con Juan Olivert la pasión por el vuelo.
Brunet era un estudioso de la aviación y en 1910 publicaría el primer libro de
aerodinámica en español.
En 1908, Juan Olivert decide invertir el dinero que le había tocado en la lotería de Navidad de 1905, en fabricar el aeroplano que había diseñado Gaspar Brunet. Su objetivo era presentarlo en la Exposición Regional Valenciana, que tendría lugar entre el 1 de mayo y el 31 de julio de 1909. Este tipo de ferias era muy común y tenían como objetivo promocionar la industria y los servicios de la zona, además de servir como escaparate tecnológico.
Por
recomendación de Ricardo Causarás, escultor y estudioso de la aviación, y
gracias al dinero invertido en anuncios en prensa, haciendo propaganda de su
Brunet-1, Olivert consigue que le nombren Vice-Presidente de la Sección de
Aeronáutica del Círculo de Bellas Artes de Valencia.
El
avión Olivert-Brunet
El
primer avión fabricado en España, el que diseñaron Olivert y Brunet, era un
biplano, de 10 metros de envergadura, construido en madera de haya y 200 Kg de
peso, sin motor, ni hélice. En la parte delantera del avión se encontraban los
dos timones de profundidad, que controlaba el piloto mediante un manillar de
bicicleta adaptado. La transmisión era por cardan y el tren de aterrizaje
estaba formado por tres ruedas de bicicleta en triciclo.
Gaspar
Brunet había patentado un mecanismo de estabilización horizontal mediante
válvulas, que lo hacía notablemente diferente de los demás aviones de entonces.
La
construcción de la estructura y recubrimiento le fue encargada a los talleres
textiles Rosell y Vilalta de Barcelona, propiedad del suegro de Brunet,
mientras que las ruedas, manillar y herrajes fueron fabricados en el taller de
Francisco Truco. Las pruebas de motor resultaron fallidas y el motor se quemó.
Como ya estaba comprometida su asistencia a la Exposición, decidieron enviarlo
sin motor.
El
avión Brunet-1, o aeroplano Olivert, fue trasladado en cajas por tren desde
Barcelona a Valencia, donde fue montado de nuevo en el Pabellón de Industrias
de la Exposición Regional. Gracias a la mediación del Rey Alfonso XIII, que
visitó la feria el 22 de mayo, el Ayuntamiento de Valencia otorga una
subvención de 20.000 pesetas, para la compra de un motor Anzani de 25CV y una
hélice Chauviere de 2,25 m. de envergadura.
En
el mes de agosto de 1909, cuando cerró la exposición, se trasladó el avión a
una explanada cercana al Regimiento de Artillería Nº 11 de la vecina localidad
de Paterna. Allí se construyó un hangar para el avión y comenzó Juan Olivert a
realizar pruebas de arranque.
El vuelo de Juan Olivert
El
5 de septiembre de 1909 la explanada donde Olivert realizaba sus pruebas se
había llenado de gente. Olivert, Brunet y las autoridades militares querían
arrancar el motor y dar unas vueltas en tierra, por el campo de vuelo, para
verificar su comportamiento. Habían cursado invitaciones al Ayuntamiento y a
algunas personalidades, por si estuvieran interesados en asistir, ya que eran
los patrocinadores. El caso es que un periodista se enteró y publicó en el
periódico la noticia de que iba a volar un avión. El anuncio de esta exhibición
hizo que se congregasen allí cerca de 4.000 personas.
La
intención de Juan Olivert era simplemente carretear por la pista y continuar
probando el motor. Sin embargo, los responsables del Ayuntamiento pidieron a
Olivert salir de Paterna, recorrer 7 Km hasta donde se encontraba la Exposición
y volver.
Es importante indicar que nunca, ni Juan Olivert, ni Gaspar Brunet, habían visto volar un avión. Tampoco en España se habían proyectado filmaciones de aviones en vuelo. De hecho, el primer avión que vieron volar fue, precisamente, el suyo.
A
las 17:00 Juan Olivert comenzó a rodar por la pista, hizo algunos ajustes en el
avión y, finalmente, se lanzó a la carrera. El avión rodó unos 30 metros,
poniéndose horizontal, y comenzó a despegar del suelo. El aeroplano
Olivert-Brunet voló durante 40 o 50 metros en línea recta. Los curiosos habían
invadido la pista y para evitarlos Olivert sólo tenía dos opciones: chocar
contra unos árboles, o intentar aterrizar. Esto último fue lo que hizo, con tan
mala fortuna que la rueda derecha se metió en un agujero, quedando dañada
durante el aterrizaje.
Una
vez reparada la rueda al día siguiente, fue llevado a la playa de Nazaret,
donde esperaban encontrar mejores características para el vuelo. Sin embargo,
no pudieron realizarse más vuelos, ya que se rompió la cadena de transmisión de
la hélice, lo cual resultó fatídico e impidió nuevos vuelos.
El
avión se lo quedó Brunet como pago de las deudas contraídas con él por su
socio, mientras que el motor y la hélice permanecieron en Valencia. El
Ayuntamiento, movido por la Sección de Aviación, exigieron quedarse con estas
piezas, ya que lo habían pagado.
Por
si fuera poco, a Juan Olivert le obligaron a dimitir del cargo de
VicePresidente de la Sección de Aviación de Valencia. Arruinado, lleno de
deudas con su socio y privado de su cargo, decide abandonar sus estudios de
industriales y volver a Cullera, a cultivar sus terrenos.
Diez
años más tarde, ya recuperado económicamente, llegó a detentar brevemente
diversos cargos en el sector algodonero. Pero jamás volvió a volar, ni a tener
relación con la aeronáutica. Moriría a los 61 años en 1949, sin hijos.
Gaspar Brunet, por su parte, escribiría al año siguiente un Curso de Aviación, bastante completo, donde detallaba sus experimentos con el aeroplano de Olivert. Aunque llegó a presentar una evolución de su Brunet Nº 1, no consiguió volarlo.
Curso de Aviación, de Gaspar Brunet, publicado en 1910.
La
hazaña de Olivert en contexto
Ya
hemos visto anteriormente que el vuelo de Juan Olivert tuvo lugar el mismo año
en que Louis Bleriot lograba la primera hazaña de la aviación, cruzando el
Canal de la Mancha, y sólo unos días después de que se celebrara la primera
feria de la aviación en Champagne.
En
la aviación de principios de Siglo XX, dominada por estadounidenses y franceses,
gracias al emprendimiento de Juan Olivert, España se subía al carro de los
pioneros de la aviación.
Si
nos fijamos en el resto de Europa, el primer avión alemán (Grade II) volaría el
17 de agosto de 1909, el primer británico (Short Nº 2) lo haría el 27 de
septiembre de 1909, mientras que el primer avión austriaco (Etrich Taube)
volaría a finales de 1910.
A pesar del avance industrial del Reino Unido, el primer inglés en volar sería Moore-Brabazon (2 de mayo de 1909) en un Voisin francés, más tarde que Antonio Fernández y tan sólo 5 meses antes que Olivert.
La
diferencia fundamental es que, mientras en otros países se alaba el
emprendimiento y sus ciudadanos se enorgullecen de los logros personales, en
España, en cuanto aparece alguien que deja en evidencia la mediocridad de los
demás, se les “machaca”.
Y
la hazaña de Olivert (igual que la de Antonio Fernández) cayó en el olvido de
la historia de españoles ilustres.
Homenaje en el centenario
Quizá
la causa de que nos olvidáramos de Olivert y Brunet fueron los éxitos de la
aviación militar posterior, o que este primer vuelo no dejó ningún legado. El
caso es que, hasta que no se cumplió el centenario de dicho vuelo, apenas se
les recordó.
En
la rotonda de acceso al cuartel, donde se efectuó el primer vuelo, se instaló
un avión Dassault Mirage F1, donado por el Ejército del Aire, y un monolito
conmemorativo. Dicho monumento fue inaugurado por los Príncipes de Asturias el
4 de septiembre de 2009.
En
su pueblo natal, Cullera, también tuvieron lugar celebraciones, charlas y
exposiciones. Lo más notable fue la instalación el 2 de octubre de 2009 de una
réplica del avión de Olivert en el Parque de San Antonio.
Por
último, también AENA se ha querido sumar al reconocimiento a Juan Olivert,
dedicándole la Sala VIP del Aeropuerto de Valencia. Por cierto, le han puesto
el nombre en Valenciano (Joan), cuando él utilizaba siempre el nombre de Juan.
Fuente:
https://www.guiadelturistafriki.es