Para nuestro país, el acontecimiento aeronáutico del mes último ha sido el intento del "Dornier 16", de la Aviación militar, que por haber estado a punto de terminar trágicamente ha interesado a la opinión mucho más que otras hazañas análogas, coronadas por el éxito.
La misma importancia que, por este motivo y por la calidad de los que formaban la tripulación, ya acreditados en anteriores ocasiones, ha dado la Prensa al asunto, hace inútil el dar detalles en estas páginas, consignando sólo los datos indispensables.
Como cosa sabida, pues, recordaremos que el Comandante Franco, acreditadísimo piloto de la Aviación militar y que afianzó su fama con la realización de la primera travesía de Europa a América del Sur, realizada en dos etapas y sin cambiar de aparato, tenía proyectado en su afición a estas grandes empresas y para superarse a sí mismo, una vuelta al mundo en hidro.
Autorizada la empresa, se construyó un "Dornier" tetramotor, que por los datos teóricos parecía tener radio de acción suficiente para las más largas etapas calculadas, y que bautizado "Numancia", le sirvió el año pasado para iniciar el intento, partiendo de Cádiz el 1° de agosto de 1928. La extraordinaria sobrecarga hizo el despegue dificilísimo, hubo de recorrer lanzado varias veces la bahía y se veía en plena mar, algo gruesa sin llegar a elevarse, consiguiéndolo finalmente gracias a su extraordinaria pericia, pero dejando a los que presenciaron su partida preocupados respecto a lo que podría ocurrir en otras etapas, con peores condiciones locales y en que la carga había de ser más fuerte. Muy poco después, una avería de motor le obligaba a amarar no lejos del cabo de San Vicente, de donde regresó navegando; esta avería, sin importancia, se vio luego fue providencial, pues el casco había sufrido mucho en los repetidos intentos de despegue y acaso, de haber persistido en su intento, hubiera ocurrido algo serio.
Hechos
los estudios convenientes, llegó a la consecuencia de que la autonomía de un
bimotor "Dornier" era más elevada que el tetramotor, y habiendo
pasado ya la ocasión oportuna por razones de Meteorología, demoró para este año
el repetir el intento, preparándose para el otro "Dornier" del mismo
tipo que el "Plus Ultra", que tan buen resultado había dado. Retrasos
varios hicieron que este año tampoco pudiera intentar su hazaña en época
conveniente, y por ello, y un poco como consolación a su deseo de utilizar los
preparativos y el entrenamiento hecho, fue autorizado a mediados de junio para
dar una vuelta al Atlántico, de extraordinaria dificultad, pues contaba una
doble travesía del traidor océano, en ambos sentidos; cualquiera de las dos
constituyen, como es bien sabido, verdaderas proezas, y en el sentido hacía América,
de carácter extraordinario, hasta el punto que por la ruta Azores proyectada
aún está virgen de haber sido cruzado, a pesar de muchos intentos, algunos de
los cuales han terminado trágicamente.
El
vuelo lo emprendió en unión de Gallarza, piloto que tiene en su haber el
magnífico vuelo a Filipinas, que realizó con el inolvidable Loriga, y con Ruiz
de Alda, su navegador de 1926, que en aquella ocasión demostró cumplidamente su
pericia en este menester.
El mecánico era Madariaga, bien acreditado entre el plantel que la Escuela de dicha especialidad viene produciendo. La salida de Los Alcázares el 21, a las quince y cuarenta y cinco, fue normal, y en la mañana del 22 se recibió la noticia del amaraje en Azores, a una hora muy racional y que concordaba con los cálculos de consumo horario de los motores y con la longitud de la etapa.
Por
desgracia, se trataba de una confusión de un telegrama mal interpretado;
comprobada la falsedad de la noticia, se emprendió la busca con los elementos
nacionales de que se podía disponer en el momento, saliendo de El Ferrol cuatro
destroyers de nuestra Marina de guerra, de Melilla dos hidros y cooperando la
Marina portuguesa con los cañoneros que tenía de estación en Azores; el Agregado
Aéreo italiano Comandante Longo, con un hidro "Savoia" que tenía en
Barcelona; Francia, enviando los contratorpederos "Lynx " y
"Leopard", e Inglaterra haciendo que su porta-aviones "Eagle
" desviara su ruta, pues estaba en marcha para Gibraltar, recorriendo la
zona próxima al archipiélago de Azores, donde racionalmente podía esperarse se
encontraran. El temporal que se levantó a partir del día 24 hizo que las
esperanzas de éxito fueran disminuyendo, y esta tensión aumentó el interés público,
que estalló en satisfacción unánime al recibirse el día 29 la noticia de que
aquella madrugada el "Eagle" había visto y recogido cerca de Santa María
al hidro, flotando y con la tripulación indemne.
Nuestro
pueblo, noble siempre, se manifestó calurosamente en gratitud a los pueblos que
habían hecho esfuerzos por salvar a cuatro nacionales, y recibió a éstos con el
cariño y satisfacción que por su valor y brillante historia merecían.
Las
narraciones detalladas, comunicadas a los periodistas, o escritas directamente
por alguno de los tripulantes, han aparecido en toda la Prensa diaria y
explican cumplidamente la desorientación motivada por la dificultad de
orientarse con tiempo cubierto, que les hizo derivar al Sur y luego terminar la
gasolina sin poder alcanzar ninguna de las islas. A esto cooperó en gran parte
el no llevar montado, probablemente por urgencias de tiempo, el
radiogoniómetro, que con tanta ventaja y seguridad suple a la navegación
astronómica, sobre todo en las aeronaves.
La
enseñanza positiva de las seguridades que da un hidro, capaz de aguantar mares
tan duras como las que sufrió el "Dornier 16", y de la imprescindible
necesidad de utilizar todos los elementos que pueden asegurar el éxito en
empresas de esta dificultad y envergadura, puede hacer dar por bien empleado el
esfuerzo dedicado a este intento y la zozobra en que durante una semana ha
estado el país entero por la suerte de unos dilectos hijos suyos.
Ha sido también reconfortante el auxilio prestado, en solidaridad internacional, por países amigos, escribiendo un nuevo capítulo de ese drama moderno, posible sólo por el progreso extraordinario de los medios de comunicación, en que el mundo entero es espectador de la trágica zozobra de un grupo de semejantes próximos a perecer. La Humanidad, para llegar al estado actual, tiene en su acerbo millares de sacrificios semejantes, que quedaran siempre ignorados, pero ahora se pone a prueba su sensibilidad, pudiendo seguirlos paso a paso en sus sensacionales detalles.
Fuente:
AÉREA, Revista Ilustrada de Aeronáutica, Año VIII, Agosto 1929, N° 73 -
Hemeroteca Digitalhemerotecadigital.bne.es