Años de servicio: 1936-1945
Lealtad: Alemania Nazi Tercer Reich
Unidad: Jagdgeschwader 51
Condecoraciones
Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de
Roble, Espadas y Diamantes
Mandos:
- Jagdgeschwader 501
- Jagdgeschwader
1
- Jagdgeschwader
111
- Jagdgeschwader
521
Participó en: II Guerra Mundial
- Batalla de Francia
- Frente Oriental
Nacimiento: 12 de octubre de 1912, en Engen, Baden-Württemberg
Fallecimiento: 4
de noviembre de 1988, en Rastatt, Baden-Württemberg
Hermann Graf fue un piloto de cazas alemán de la
Luftwaffe, convirtiéndose en un as de la aviación durante la II Guerra Mundial,
en la que combatió tanto en el Frente Oriental como en el Frente Occidental,
con 212 victorias1 en 830 misiones de combate.
Durante el Tercer Reich, Hermann Graf fue
condecorado el 16 de septiembre de 1942 con la Cruz de Caballero de la Cruz de
Hierro con Hojas de Roble, Espadas y Diamantes,1 la máxima condecoración
militar alemana durante la guerra.
Graf había efectuado estudios de gestión y, tras
haber obtenido su licencia como piloto de planeador en 1932 y la de piloto de
aviones de motor en 1936, ingresó en la Luftwaffe, siguiendo en la misma
cursos avanzados de pilotaje entre los años 1936 y 1938, en medio de una
intensa actividad de expansión del arma aérea en la Alemania nazi.
Hermann Graf fue destinado, tras su ingreso en la
aviación militar, al Jagdgeschwader 51 (II./JG-51), un escuadrón de cazas
equipado con aviones Messerschmitt Bf 109 E1, teniendo el grado de Sargento.
Durante la Batalla de Francia en 1940, efectuó 21 salidas de patrulla a lo
largo de la frontera germano-francesa sin disparar un solo tiro en ninguna de
ellas. El 20 de enero de 1940 fue destinado como instructor de vuelo a un grupo
de cazas de reserva situado en Merseburg.
El 1 de mayo, Graf fue ascendido a Subteniente, a
la vez que se le destinaba al escuadrón de caza N° 52 (Jagdgeschwader 52), el 6
de octubre de ese mismo año. El 14 de octubre de 1940 fue transferida su unidad
a Rumania, donde tomó parte en la formación de los pilotos de dicho país,
aliado de los alemanes. Para finales de mayo de 1941 fue enviado a Grecia junto
con un destacamento del III./JG-52 para servir de apoyo a la prevista invasión
alemana de Creta. Durante dicho período, tomó parte en numerosas misiones de
ataque a tierra.
Tras la batalla, su unidad fue enviada de regreso a
Rumania, como etapa antes de partir rumbo a un aeródromo en los territorios de
la Unión Soviética que ya habían sido ocupados tras la Operación Barbarroja,
concretamente al aeródromo de Byala Tserkov. El 4 de agosto de 1941 Graf logró
el derribo de su primer enemigo, un Polikarpov I-16, durante una misión de
escolta de Stuka, en las cercanías de Kiev. Para octubre Graf contaba con 12
victorias, y el 24 de enero de 1942 se le concedió la Cruz de Caballero de la
Cruz de Hierro tras lograr su 45ª victoria.
Hermann Graf fue el primer piloto de caza de la
historia en alcanzar la cifra de 200 victorias, el 26 de septiembre de 1942,
día en que derribó simultáneamente a sus enemigos números 200, 201 y 202 en la
propia vertical del aeródromo de Pitomnik, cerca de Stalingrado. Como
consecuencia de esta acción fue ascendido a Capitán y, tras el 16 de septiembre
de 1942,2 recibió las hojas de roble, espadas y diamantes para su Cruz de
Caballero, siendo el quinto piloto de la Luftwaffe en lograrlas.
El aviador, que era un apasionado del fútbol, había
creado por otra parte un equipo de fútbol propio de la Luftwaffe, los Rote
Jäger, Cazadores rojos, equipo que gozó de cierta popularidad en el Tercer
Reich y que contaba en esas fechas con numerosos jugadores célebres en sus
filas.
En la primera mitad de 1943, Graf estaba al mando
de una escuela de vuelo avanzado para pilotos de caza, que se instaló en la
ciudad de Burdeos, en la Francia ocupada. El 21 de julio de 1943 fue destinado
a una nueva unidad que se había creado, especializada en la caza de altura para
contrarrestar los ataques de los Mosquito de la RAF. Dicha unidad fue bautizada
como Jagdgeschwader 50 (JG-50) el 15 de agosto de 1943. Graf obtuvo 3 victorias
mientras servía en esta unidad, entre ellas dos bombarderos cuatrimotores
Boeing B-17. Tras ser preservado de los combates por razones propagandísticas,
como todos los pilotos que recibieron los diamantes para su Cruz de Caballero,
fue el primero de éstos en regresar al combate por la escasez de pilotos en
Alemania.
El 11 de noviembre de 1943, Graf, que para entonces
había alcanzado el grado de Coronel, fue nombrado Kommodore, Jefe de Escuadra,
del JG-11. Integrado en esta unidad participó durante los meses siguientes en
los combates para defender el territorio del Reich. El 29 de marzo de 1944,
Graf derribó un Mustang P-51 y esquivó a otro, resultando herido tras saltar de
su aparato dañado en la lucha.
Graf regresó entonces a su antigua unidad, la
JG-52, de la que pasó a ser el Geschwaderkommodore, Comandante de Escuadra, el
1 de octubre de 1944. Mandó entonces esta unidad, desplegada en el Frente
Oriental, durante su continua retirada a través de Prusia oriental, Silesia y
Bohemia. Finalizó la guerra con el rango de Coronel. En ese momento había
alcanzado 212 victorias, de las que 202 habían sido obtenidas en el Frente
Oriental, por 10 obtenidas en el Frente Occidental, totalizando más de 830
misiones de combate.
Cuando se produjo la capitulación de la Alemania
nazi, Hermann Graf recibió órdenes del General Hans Seidemann de dirigirse a
Dortmund para entregarse allí al Ejército británico, con el fin de evitar su
posible captura por el Ejército Rojo. No obstante, no quiso abandonar a los
restos de la JG/52, especialmente al personal de tierra, y desobedeció las
órdenes para rendirse, junto a su unidad, incluyendo a otro as alemán, Erich Hartmann,
a los estadounidenses de la 90ª División de Infantería en Pilsen
(Checoslovaquia).
Sin embargo, en virtud de un acuerdo firmado entre
soviéticos y estadounidenses, la mayoría de los hombres de la JG/52 fueron
entregados a los soviéticos. Graf y Hartmann fueron deportados a la Unión Soviética,
campo de prisioneros de Gryazovets, en las cercanías de Moscú. Habida cuenta
del renombre de que ambos gozaban, los dos habían sido condecorados con la Cruz
de Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble, Espadas y Diamantes, la
máxima condecoración militar alemana, ambos fueron objeto de fuertes presiones
ejercidas por el NKVD para que reconociesen la culpabilidad del ejército alemán
en las exacciones y vejaciones que había cometido durante la guerra contra los
ciudadanos de la Unión Soviética. Si bien Hartmann no cedió, lo que le acarreó
aproximadamente 10 años de estancia en los campos soviéticos, Graf cedió muy
pronto, reconociendo públicamente que la guerra fue un error. Además, ingresó
en la BDO, la Federación de Oficiales Alemanes que colaboraba con el Ejército
Rojo. Tras su liberación por los soviéticos en 1950, antes que el resto de los
pilotos alemanes, y su regreso a Alemania, el reconocimiento público que había
hecho le comportó su exclusión de la asociación formada por los antiguos
pilotos de caza, además de hacer planear sobre él la sospecha, errónea, de ser
un espía a sueldo de los soviéticos.
Tras la guerra siguió volando, convirtiéndose en
miembro del Swiss Aeroclub. Desde 1965 quedó afectado por la enfermedad de
Parkinson, falleciendo en su casa, en Engen, el 4 de noviembre de 1988.
Fuente: https://es.wikipedia.org
ROTE JÄGER: EL VICTORIOSO EQUIPO DE FÚTBOL DE LA
LUFTWAFFE
Corría el año 1912 cuando en una pequeña localidad
alemana del land de Baden- Württemberg, Engen, nacía Hermann Graf. Hijo de una
familia humilde de escasos recursos pronto tuvo que buscarse la vida trabajando
como aprendiz de cerrajero e incluso como ayudante del clérigo local. En esa
época, como la mayoría de los jóvenes alemanes, se aficionó a los deportes
llegando a compaginar sus empleos con una de sus mayores aficiones, el fútbol.
Graf de uniforme luciendo sus condecoraciones
Hermann Graf. Un As de la aviación bajo los palos
Graf empezó a estudiar gestión y a practicar este
deporte como aficionado en el FC Hewen Engen, destacando en la demarcación de
portero. En 1932, una vez finalizada su formación escolar obtuvo una licencia
para pilotar planeadores, hecho que le permitió cuatro años más tarde conseguir
el título de aviador de aparatos a motor e ingresar en las Fuerzas Aéreas
militares alemanas, la Luftwaffe. Con anterioridad, coincidiendo con la llegada
de Hitler al poder, Graf se había afiliado al NSDAP, el partido
nacionalsocialista. Durante dos años, en paralelo a la expansión del Estado
nazi, prosiguió su adiestramiento como piloto de combate hasta que estalló la II
Guerra Mundial y fue destinado a la escuadrilla Jagdgeschwader 51 (JG- 51) con
el rango de Sargento hasta que en enero de 1940 fue trasladado a Merseburg para
ejercer como instructor de vuelo de un grupo de pilotos de cazas. Poco después
de ser ascendido a Teniente fue transferido a la escuadrilla JG- 52 emplazada
en Rumania. Allí se encargó de la formación de aviadores locales hasta que en
mayo de 1941 fue enviado con su unidad a Grecia para dar apoyo aéreo a la
invasión de Creta. Tras participar en diversos combates, Graf marchó a un
aeródromo situado en el frente del este ocupado durante la Operación
Barbarroja. Allí fue donde fraguó su leyenda como as de la aviación germana. En
tan sólo tres semanas consiguió derribar a 48 cazas enemigos por los que recibió
la Cruz de Hierro. Pero su popularidad en el ejército alemán creció aún más
cuando en un solo día derribó a 8 aviones aliados. Así fue como añadió a su
laureado palmarés una nueva condecoración, las Hojas de Roble tras sumar 104
combates victoriosos.
Hermann Graf (centro) junto a sus hermanos Josef y
Wilhelm
La génesis de un equipo de fútbol invencible
Por sus méritos de guerra en el cerco de Stalingrado,
Graf logró el grado de Capitán. La fama que había alcanzado entre sus
compañeros de armas provocó que los máximos mandatarios nazis prefirieran
mantenerlo alejado del frente para evitar que fuera abatido y ello minaría la
moral de los pilotos, como ya sucedió con otro as de la aviación alemana Hans-
Joachim Marseille, conocido como La Estrella de África, que murió tras sufrir
un accidente durante un vuelo de reconocimiento. Apartado del frente por
motivos propagandísticos y ya con el grado de Mayor, Graf fue enviado a Burdeos
para dirigir una escuela de vuelo para pilotos de combate, la Ergänzungs-
Jagdgruppe Ost. La escasez de efectivos favoreció su reincorporación al
servicio activo como comandante de la escuadrilla JG- 50, especializada en
interceptar aviones Spitfire británicos.
El seleccionador de fútbol alemán Josef Sepp
Herberger
Más allá de sus deberes militares, Graf mantuvo
intacta su pasión por el fútbol. Tras mantener conversaciones con Josef Sepp
Herberger, el técnico que sucedió a Otto Nerz al frente de la selección
alemana, el laureado piloto consiguió crear en 1943 un equipo de fútbol en su
unidad, los denominados Rote Jäger, Cazadores rojos, que gozaron de una enorme
popularidad en el Ejército alemán. Su nombre obedecía al color de sus
camisetas, donadas por un empresario amigo de Graf, y a su condición como
pilotos de combate. Pero el condecorado aviador no se conformó con configurar
una escuadra cualquiera, quería a los mejores futbolistas a su lado. Así fue
como, usando sus influencias, fue transfiriendo a distintos jugadores que
servían en diversos frentes a su unidad bajo el pretexto de ser los técnicos
expertos que precisaba su escuadrilla. De esta manera, los soldados futbolistas
requeridos por Graf consiguieron escapar de una más que probable muerte.
Graf visitando un entrenamiento de un equipo
militar dirigido por Herberger
A pesar de su fama, los Rote Jäger nunca llegaron a
disputar el campeonato de liga regular alemán, llegando sólo a jugar encuentros
amistosos en países como Hungría y Polonia o en territorios como la Alsacia
francesa. Su debut oficial se produjo tan sólo cuatro meses después de su
creación, el 4 de agosto de 1943, cuando se enfrentaron al Eintracht de
Frankfurt, al que derrotaron por 1 a 5.
Alineación de los Rote Jäger con Graf (centro) como
guardameta
Fritz Walter: Del frente a figura de los Rote Jäger
Entre los soldados reclamados por Graf para que
integraran la plantilla de los Cazadores rojos se encontraba el paracaidista
Friedrich Fritz Walter, reclutado en 1942, que llegaría a ostentar la capitanía
de la selección germana en el Mundial de 1954 y se erigiría en ídolo de la
afición del 1 FC Kaiserlautern. En esos momentos Walter se encontraba
combatiendo en el frente italiano encuadrado en la segunda compañía del
batallón 902 de la Wehrmacht. Paradójicamente, ese mismo año Graf había
conocido a Walter durante una visita a la concentración de la selección alemana
dirigida por Herberger.
La amistad entre el piloto y el técnico propició que
este entrenara a los Cazadores rojos. La plantilla de los Rote Jäger quedó
completada con los Suboficiales Walter Bammes, delantero del FC Nürnberg y del
SpVgg Fürth, Hermann Eppenhoff, delantero del FC Schalke 04, Franz Hanreiter, delantero
austriaco del SK Admira Wien destinado en el frente oriental, Alfons Brummes
Moog, mediocentro del VfL Köln 1899, el también Suboficial mecánico Hermand
Koch, defensa del FC Sportfreunde 1924 Leimen y del TSV Schwaben Augsburg,
Walter Zwickhofer, defensa del FC Schalke 04, Bruno Klaffke, centrocampista del
Duisburger FV 08, el Suboficial Richard Leonhard, delantero del SC Planitz y
del BC Chemnitz, el mecánico Siegfried Friedel Klagges, defensa del SC
Wattenscheid 09, Wilhelm Thiele, portero del TSV Polizei Chemnitz, el Suboficial
Gredel, mediocampista del VfR Mannheim, Karl Kögler, portero del FC Hanau 93,
Friedrich Fritz Hack, centrocampista del TSV 1860 München y del SpVgg Fürth,
Josef Pepi Stroh, delantero austriaco del FK Austria Wien, el Suboficial Werner
Humpert, mediocentro del Sportfreunde Dresden, Alfred Oberst, mediocentro del
FC Nürnberg y del SV 06 Kassel, Karl Flinner, portero del SV Wilhelmshaven y
del Borussia Fulda y Karl Heinz Höger, portero del LSV Hamburg y del SV Dessau
05 e hijo del ex internacional Karl Höger. Sin duda un equipo militar plagado
de buenos jugadores.
Fritz Walter jugando con la selección germana
Antes de la formación de los Rote Jäger, Fritz
Walter ya había participado en algún encuentro amistoso contra un equipo de la
unidad de élite del ejército rumano que desafió a los germanos. El partido, que
supuso la génesis de los Cazadores rojos, se disputó en el Bucarest Sports
Arena ante 40000 aficionados. El combinado alemán, dirigido ya por Herberger,
contó en su alineación con Graf en la portería y Fritz Walter en la delantera.
Los alemanes vencieron por 3 a 2 a sus rivales balcánicos.
Ocaso del Eje. La antesala de la disolución
Tras ser repescado para el equipo de la Luftwaffe,
la estrella del 1 FC Kaiserlautern que en 1985 daría nombre al estadio del club
de Renania, pasó a integrar los Rote Jäger hasta que en noviembre de 1944 todos
los clubes deportivos militares fueron disueltos ante el avance aliado previo
al fin de la II Guerra Mundial. A pesar de ello, el equipo de Graf aún tuvo
tiempo de jugar un último encuentro en Cracovia ese mismo mes ante más de 3000
espectadores, la mayoría de ellos soldados alemanes destinados en dicha
localidad polaca. El rival fue el LSV Mölders Krakau, el equipo de la Luftwaffe
local, al que derrotaron por 0 a 14 con cinco goles del delantero Hermann
Eppenhoff.
Estrella en el Schalke, Eppenhoff jugó en 1942/43
con los Rote Jäger
Durante sus 15 meses de actividad, los Rote Jäger
llegaron a jugar 34 partidos, de los cuales 30 se saldaron con victoria por tan
sólo tres derrotas, contra el Stuttgart, el LSV Hamburg y el Westfalia Herne, y
un único empate, el que cedió a uno ante el Bayern de Munich, marcando 142
goles a favor y recibiendo tan sólo 47 en contra. Su existencia, inicialmente
puesta en entredicho por las autoridades nazis, fue finalmente aceptada y
potenciada por las mismas tras percibir el fútbol como un elemento eficaz para
distraer a la tropa y mantener elevada su moral.
Graf durante una de sus convalecencias junto a sus
soldados futbolistas
De la portería al Campo de Internamiento Soviético
Una vez finalizada la experiencia futbolística,
Graf llegó a ejercer durante cuatro meses como Coronel de la unidad encargada
de la defensa del Reich, la JG- 11. A pesar de tener prohibido volar en
misiones operativas consiguió cuatro derribos más para añadir a su historial de
combate aéreo. En las postrimerías del conflicto fue herido y obligado a
permanecer internado en un hospital. Tras un breve periodo de convalecencia fue
destinado a la escuadrilla JG- 52 que operaba en el Frente Oriental.
Cuando se intuía próximo el final de la Guerra,
Graf recibió la orden de dirigirse al sector ocupado por los británicos para
evitar ser capturado por las tropas soviéticas. Contradiciendo a sus
superiores, el 8 de mayo de 1945 el piloto capituló ante la 90 División de
Infantería del Tercer Ejército norteamericano cerca de la localidad
checoeslovaca de Pisek. Su hoja de combates reflejaba los 212 derribos
conseguidos y las 830 misiones de combate en las que había participado. A pesar
de haberse rendido a los americanos, tanto él como el comandante de cazas Erich
Hartmann, apodado El Diablo Negro, fueron entregados a los soviéticos que les
recluyeron en el campo de prisioneros de Griazovets, ubicado en la región de
Vologda Oblast, donde realizaron trabajos forzados.
Walter luciendo la elástica del Kaiserlautern junto
al también internacional alemán Albert Sing
El balón que salvó a Fritz Walter del Gulag
Fritz Walter corrió una suerte similar a la de su
superior. Tras ser destruidos todos los aviones de su escuadrilla fue apresado
junto a sus compañeros y recluido en un campo de prisioneros bajo tutela
norteamericana. Tras unas semanas de incertidumbre fue entregado, junto a miles
de soldados alemanes presos, a las tropas soviéticas. Su traslado a un gulag de
Siberia se realizó de inmediato. Pero el azar reservó un final distinto al
jugador germano. El convoy que le transportaba hizo una última parada en un
centro de recepción de Ucrania. Fritz Walter se percató que los guardias
estaban preparándose para disputar un partido de fútbol. Causalmente el balón
rodó hasta sus pies tras un disparo defectuoso y Walter, con sus pesadas botas
militares, ejecutó una volea para devolver el esférico al improvisado terreno
de juego. En pocos segundos pasó a formar parte de uno de los equipos que
disputaban el encuentro. Durante la media parte uno de los guardias se acercó a
él y le espetó “yo a ti te conozco. Hungría- Alemania en Budapest, 1942,
ganasteis 5 a 3”. Al día siguiente su nombre desapareció de la lista de los
prisioneros que iban a ser enviados al campo de internamiento. Algunas fuentes
apuntan al centinela húngaro que lo reconoció como el artífice de su salvación
al asegurar que el futbolista no era alemán sino austriaco. Aquel fue, según el
propio Walter, “el partido más importante de mi vida”. Enfermo de malaria
retornó a su país y se reincorporó a la disciplina del 1 FC Kaiserlautern,
equipo con el que conquistaría dos ligas en 1951 y 1953.
Almanaque del fútbol alemán de la revista Kicker
(1942)
Un epílogo de héroes y traidores
Por su parte, Graf a diferencia de Hartmann, que
permaneció 10 años recluido en un gulag, reconoció públicamente que la guerra
había sido un error y se integró en la Federación de Oficiales Alemanes (BDO)
que colaboraba con el Ejército Rojo. Así fue como, a finales de 1949, consiguió
ser liberado.
Un año más tarde escribió un pequeño manuscrito sobre sus
vivencias deportivas en la Luftwaffe titulado Die Rote Jäger: Ein
Schicksalsbericht namhafter deutscher Fussballer aus dem letzen kriege.
Sin
embargo, su colaboración con los soviéticos le supuso, a su retorno a Alemania,
el rechazo de sus ex compañeros de armas y la exclusión de la Hermandad de
antiguos pilotos de caza. A ello se sumó su divorcio y los rumores que le
vincularon con el espionaje soviético, agudizados tras la publicación del libro
Digo la verdad, escrito por otro as de la aviación alemana, el mayor Hans Assi
Hahn.
Aislado y repudiado por sus antiguos camaradas, Graf consiguió trabajo
gracias a sus contactos futbolísticos. Sepp Herberger, el antiguo entrenador de
los Rote Jäger, le presentó a Roland Endler, un industrial que llegaría a ser
presidente del Bayern de Munich entre 1958 y 1962. Fue este empresario quién le
ayudó ofreciéndole un empleo como vendedor en su compañía de manufacturas
electrónicas, donde llegaría a ser jefe de ventas de la región de Baden.
Así
fue como pudo rehacer su vida casándose por tercera vez en mayo de 1959 con
Helga Graf con quién tuvo dos hijos. Ese mismo año Fritz Walter publicó el
libro 11 Rote Jäger: Nationalspieler im Kriege con el que quería homenajear a
Graf y al resto de sus compañeros de equipo. En sus páginas la estrella de los
Roten Teufel (Diablos Rojos), apodo que identifica al 1 FC Kaiserlautern,
afirmó que el fútbol para Graf durante la guerra se convirtió en un medio para
“crear un equilibrio con su encuentro diario con la muerte”, una especie de
válvula de escape imprescindible para el piloto.
Fuente: https://carlesvinyas.wordpress.com