19 de noviembre de 2021

LOS BOMBARDEOS AÉREOS EN EL EXTRANJERO DURANTE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA: EL CASO DE FRANCIA

 

Portada del Nº 1 de la revista Aire: revista de Aviación

 

 

Por Juan Boris Ruiz Núñez

 

“Al hombre le nacieron alas. Cuando conquistó el cielo, quiso destruir la Tierra”

 

 

Las primeras noticias sobre la creación de un aeroplano deslumbraron profundamente a la población mundial, que difícilmente se podía creer que el ser humano hubiera obtenido la capacidad de volar de esa forma.

 

Durante los años anteriores a la Primera Guerra Mundial, el avión se fue extendiendo por todo el mundo, aumentando la cantidad de espectáculos o raids organizados para deleitar al público con la nueva máquina. La población se agolpaba, quería ver estos aparatos que tanto daban que hablar en los periódicos y que permitían recorrer largas distancias en tiempos muy reducidos. Por ello, podemos establecer al aeroplano como un acontecimiento mundial, aunque con una mayor presencia en occidente, que comenzó a impregnar la cultura contemporánea como un nuevo hito del progreso humano[1].

 

Transcurrida menos de una década del primer vuelo a motor de la historia, la población mundial empezó a escuchar noticias sobre lugares, como Libia, los Balcanes o Marruecos; donde el aeroplano estaba siendo utilizado para tirar pequeñas bombas contra objetivos enemigos. Sin embargo, la irrupción de la aviación cómo método de destrucción se produjo durante la Gran Guerra, momento en el que se comenzó a leer y escuchar la ayuda que prestaba este aparato en la aniquilación del enemigo. Un cambio de percepción que se vio incrementado durante el periodo de entreguerras por la predicción y plasmación de que la aviación se utilizaría de ahora en adelante de forma masiva en los siguientes conflictos, convirtiéndose la población civil en uno de sus objetivos.

 

Se produce el estallido de la guerra civil española en 1936 (de ahora en adelante solo Guerra Civil) y muchos periódicos y gobiernos, sobre todo las democracias occidentales, no pararon de insistir durante todo el conflicto en lo malignos y perniciosos que eran los bombardeos sobre ciudades y pueblos de la retaguardia. Muchos de ellos comenzaron a proponer que tanto la República como los sublevados dejaran de realizar este tipo de ataques aéreos, incluso propusieron comisiones que investigaran el carácter de los bombardeos en profundidad para concretar si habían atacado objetivos civiles o no, sancionando al bando correspondiente si se producía el primer caso. Criticaban una forma de hacer la guerra que se estaba convirtiendo en usual y que otorgaba a la aviación un carácter destructivo que pocos se habrían imaginado unas décadas antes: matar y destruir a grandes distancias del frente, incidiendo en el corazón del enemigo.

 

Con el objetivo de tratar el carácter transnacional e innovador del aeroplano, esta comunicación pretende analizar los bombardeos que se produjeron fuera de las fronteras españolas durante la Guerra Civil. Se estudiarán concretamente los bombardeos realizados en Francia durante 1938 en la frontera pirenaica. Con la aproximación a estos sucesos también se quiere llamar la atención sobre acontecimientos de la contienda que aún no han sido tratados y que podrían arrojar información importante para explicar procesos más amplios de este conflicto.

 

Las sospechas sobre los planes republicanos de bombardear Francia

 

Durante el verano de 1937, Francia se encontraba con un Gobierno dividido por la forma en la que debían ayudar a la República. La no intervención no había ayudado a frenar el apoyo italiano y alemán a Franco, lo que suponía un grave riesgo para la seguridad del país galo en el caso de que España se convirtiera en un Estado aliado de las potencias fascistas. En este sentido, los gobernantes franceses sopesaron distintas opciones para evitar la caída de la República, que iban desde la intervención armada hasta la apertura de la frontera para el suministro de armamento. Finalmente, y tras la reunión del Comité Permanente de la Defensa Nacional el 15 de marzo de 1938, Francia aprobó una serie de disposiciones reservadas por las que se permitía el paso de material militar extranjero por la frontera franco-española[2].

 

Es evidente que Francia no fue un mero espectador en la guerra, tanto por su intervención en cuanto a la apertura o no de la frontera pirenaica, entre otras muchas cosas, como por la voluntad de los contendientes de utilizar al país para distintos fines.

 

Desde octubre de 1937, los servicios de información franquistas, concretamente el SIFNE[3] avisaron de que los republicanos poseían aviones en Cataluña con los colores sublevados. Esta información se había obtenido de un piloto republicano que había viajado a Toulouse y que señalaba que su pintado había sido reciente, a principios de octubre. Al mes siguiente, un nuevo informe del SIFNE apuntaba a que existían aviones de este tipo en el aeródromo de Figueras, señalando que estaban dispuestos para “bombardear zona francesa”[4].

 

Estos hechos se trasladaron a principios de noviembre a la prensa, momento en el que ABC (Sevilla) publicó durante varios días que los republicanos planeaban atacar Francia mediante bombarderos con emblemas sublevados. Lo interesante era que la noticia señalaba que el objetivo sería Cerbère[5]  y que, según el periódico, se había comunicado la amenaza de bombardeo a un comisario de policía francés para que este le transmitiese el mensaje al prefecto de los Pirineos Orientales[6]. L’Action Française también se hacía eco de esta noticia, citando como fuente el periódico Le Roussillon que a su vez citaba al aviador republicano que había viajado a Toulouse, como el origen de la información[7].

 

Todas estas noticias evidenciaban, a parte de la utilidad militar que pudieran tener, un intento por mostrar que, si ocurriera un bombardeo, los sublevados no tendrían nada que ver y que, además, habían avisado del ataque con anterioridad. En este sentido, podría incluso establecerse que, si el causante del bombardeo hubiera sido la Aviación franquista, siempre cabría la posibilidad de culpabilizar a los republicanos con cierta consistencia. Asimismo, se introducía en el discurso un desprecio hacia el Gobierno del Frente Popular francés que estaría en consonancia con la República para provocar la entrada del país galo en la guerra.

 

Los bombardeos sublevados en zona republicana cercana a la frontera francesa se realizaron por distintos motivos: trastocar lo máximo posible la llegada de recursos para la República desde Francia, destruir las centrales hidroeléctricas que suministraban energía a las ciudades e industrias catalanas, bombardear aeródromos o estaciones de ferrocarril... En estos ataques se corría el riesgo tanto de traspasar la frontera como de realizar el bombardeo en territorio francés, debido a un cálculo erróneo en la navegación u otras causas (mala visibilidad, huida por ataque de las defensas enemigas...).

 

El primer caso de bombardeo en Francia se produce el 24 de enero de 1938 cuando caen bombas en territorio francés colindante con Puigcerdà, que había sido bombardeado, primeramente. El hecho creó gran indignación y provocó la protesta diplomática de Francia contra el Gobierno de Salamanca por esta incursión. El ABC (Sevilla) establecía que si parte de la metralla o bombas pudieran haber caído en algún pueblo francés no era sino por la corta distancia que había entre estos y Puigcerdà. No obstante, lo importante es observar cómo justificaba este periódico que el bombardeo y sus consecuencias no fueron culpa de la Aviación sublevada sino de los traficantes de armas que habitaban estos lugares y que con sus actividades exponían a la población a los peligros de la guerra. Esto denotaba una cierta prepotencia y superioridad moral por parte del discurso de los sublevados, exculpándose de su responsabilidad en el ataque ante una nación no combatiente e, incluso, responsabilizando a los habitantes de estos pueblos por no expulsar a estos traficantes[8].

 

Durante los meses siguientes, al igual que a finales de 1937, los sublevados generaron diversa documentación en la que sopesaban que el Gobierno republicano estaba diseñando un ataque aéreo sobre el sur de Francia con aviones pintados con colores de la Aviación franquista. Se trataba de informes del SIFNE (aunque también aparece el SIPM)[9]  al Cuartel del Generalísimo, pero en ellos se recogía más información sobre el supuesto plan republicano.

 

A principios de febrero, uno de los agentes de Toulouse señalaba que había escuchado rumores de personas de ideología izquierdista, con acceso al consulado de esta ciudad, que señalaban la existencia de un proyecto consistente en enviar bombarderos pintados con los colores sublevados para realizar un raid sobre los pueblos catalanes cercanos a la frontera y dejar caer parte de las bombas en territorio francés. El objetivo sería provocar que Francia interviniera por esta agresión en la Guerra Civil a favor de los republicanos. El 12 de febrero, un informador comentaba a los agentes del sistema de información que un marino francés, que había estado recientemente en Barcelona, comunicaba que en los hangares de esta ciudad se encontraban aviones republicanos con los distintivos sublevados.

 

A continuación, se establecía una información relativa a este hecho que procedía nuevamente de Toulouse pero esta vez su origen se encontraba en el Deuxième Bureau[10]. Describía como en Barcelona se estaba reparando un bombardero Caproni para efectuar un bombardeo sobre Port-Bou y Cerbère[11].

 

De nuevo, los sublevados anunciaron la noticia del supuesto plan republicano, esta vez por Radio Salamanca. A continuación, se cercioraron de que el mensaje había llegado a las regiones militares fronterizas francesas, gracias a colaboradores en el Ministerio de Guerra francés. Asimismo, se dio aviso al prefecto del Departamento francés correspondiente, incluso instándole a que las baterías antiaéreas dispararan contra cualquier avión desconocido que traspasase la frontera[12]. Esto implicaba que los sublevados, que ya habían traspasado la frontera francesa en varias ocasiones, al igual que los republicanos[13], se comprometían a no introducirse ni correr el riesgo de bombardear cerca de territorio francés, lo que conllevaba no bombardear posiciones republicanas próximas a la frontera debido al poco margen de error.

 

Destacar que las informaciones sobre el plan republicano no remitieron y a principios de abril, un informe desde Irún establecía que el cónsul republicano de Port-Vendrés había realizado unas declaraciones, en una reunión en su domicilio, que implicaban un posible conocimiento del supuesto plan republicano de bombardear en el Departamento francés de los Pirineos Orientales. Sus palabras, según el SIPM, fueran las siguientes:

 

“Que algún día que haga viento de poniente pueden caer algunas bombas en Cerbère”[14]. El informe señalaba que esta declaración era una prueba más de la operación que estaban diseñando los republicanos para bombardear pueblos fronterizos franceses con aviones con las insignias franquistas.

 

A este testimonio involuntario se le sumaba el de un mecánico llamado Laffite que afirmaba haber puesto a punto el avión Caproni con el que la Aviación republicana planeaba atacar Cerbère u otra población francesa.

 

El aspecto sorprendente se encontraba en que el informe establecía que el mecánico pertenecía a la compañía Air France, lo que resultaría extraño teniendo en cuenta el secretismo con el que se estaría llevando a cabo la operación[15]. Aunque se deben analizar todos estos informes, parece que la información del SIFNE no tenía en ocasiones fuentes consistentes[16], como parece que fue en este último caso.

 

Bombardeo de Cerbère

 

Entre las 21 y las 22 horas del día 26 de mayo de 1938, dos hidroaviones realizaron un bombardeo sobre el pueblo de Cerbère (departamento de los Pirineos Orientales), al otro lado del túnel internacional que se iniciaba en Port-Bou. Alrededor de 15 bombas se arrojaron cerca de la estación, produciendo daños en varias casas y entre dos y tres heridos leves. Los aviones procedían de la costa francesa, concretamente de Banyuls-sur Mer, por lo que volaron sobre territorio francés antes de llegar a Cerbère.

 

En un segundo servicio una hora después, otro grupo de aviones arrojó 11 bombas sobre la estación de Port-Bou. La responsabilidad del ataque correspondió a los sublevados, concretamente a los hidroaviones[17] de la Legión Cóndor ubicados en las islas Baleares, que reconocieron haber realizado dos servicios sobre Port-Bou en la misma franja horaria en la que se produjo el bombardeo[18].

 

Aunque el Gobierno franquista tenía bastante claro que habían sido aparatos alemanes los que habían atacado Cerbère, recurrieron a sus medios propagandísticos para intentar culpabilizar a los republicanos. En primer lugar, los agentes franquistas sitos en el sur de Francia relacionaron este incidente con la información que habían ido recogiendo durante los últimos meses sobre el plan republicano de bombardear territorio francés[19].

 

Por otro lado, la prensa francesa más próxima a la ideología de los rebeldes promovió que el bombardeo había sido realizado por los republicanos o que se desconocía la autoría del mismo. El periódico L’Action Française, de ideología ultraconservadora, aducía a las siguientes razones para establecer que los responsables no habían sido los sublevados: no se lanzaron bombas sobre Port-Bou, el objetivo de bombardeo que normalmente tenían los insurgentes en esa zona; las baterías antiaéreas republicanas de la frontera no dispararon contra los aviones atacantes, salvo cuando estos estaban fuera de su alcance; lo improbable que sería que los bombarderos sublevados se hubieran equivocado por tantos kilómetros o que estos hubieran atacado de forma deliberada territorio francés[20]. En cuanto a la prensa española adicta a los rebeldes, promovió la responsabilidad republicana aduciendo la información que los agentes del SIFNE habían enviado acerca de los aviones con colores sublevados en Cataluña. Según sus informaciones, el objetivo de este bombardeo sería provocar un conflicto internacional con la entrada de Francia en la guerra, única salida del Gobierno republicano en tanto en cuanto la guerra la tenían perdida[21]. Con la intención de otorgar más fuerza al argumento, citaron el testimonio de pilotos de Air France que señalaban que los causantes del ataque habían sido los republicanos, información que también había transmitido un agente del SIPM, como hemos visto[22].

 

La acción propagandística tuvo un éxito reducido y el Gobierno franquista procuró establecer otras medidas que evitaran agravar la situación. Para empezar, Franco dio la orden de prohibir cualquier bombardeo en la frontera francesa, a excepción de aquellos que ordenase él personalmente[23]Era una medida que intentaba reducir la posibilidad de que Francia entrara en la guerra o que ayudara de forma más intensa a la República. No obstante, también intentaba aunar bajo su mando todas las acciones que pudieran llevar a cabo alemanes e italianos, cuya autonomía podía chocar en ocasiones con los intereses de los sublevados. Esta acción se sumaba al establecimiento de una serie de normas por parte de la Jefatura del Ejército del Aire, que pretendían reducir al mínimo el bombardeo de ciudades de la retaguardia republicana, hecho que, al igual que la prohibición anterior, pretendía mejorar la imagen exterior del bando franquista y reducir las misiones que se realizaban sin el permiso de esta Jefatura[24].

 

Mientras tanto, el Gobierno francés había iniciado una investigación para esclarecer la responsabilidad del bombardeo. El proceso fue rápido y el resultado significó la protesta por parte del cónsul general de Francia en San Sebastián al Gobierno de Burgos, evidenciando que la responsabilidad caía en estos últimos, según los franceses. El SIPM estableció que era una medida precipitada porque aún no estaba clara la autoría y achacaba la rapidez de la protesta a presiones interiores para esclarecer el asunto.

 

Evidentemente, la opinión pública francesa reclamaba una rápida actuación del Gobierno, lo que conllevaba una reacción contra los responsables, pero parece que el Ejecutivo tenía bastante claro quién había sido el causante del ataque, ya que en un posterior bombardeo que se analizará a continuación, su respuesta no fue tan contundente.

 

La sociedad francesa vio cómo su territorio era atacado desde el aire en lo que parecía ser un ataque premeditado, aunque después pudiera no serlo, mientras desde el Gobierno se insistía en seguir por el camino de la paz para evitar un conflicto mundial.

 

Aunque los sublevados habían realizado llamamientos sobre el peligro de un bombardeo más allá de la frontera, que se llevaría a cabo por parte de los republicanos, parecía que el Ejército francés no había dispuesto las medidas necesarias para defender la zona limítrofe en caso de que se produjera alguna incursión. De este hecho se quejaba el alcalde de Cerbère tras el bombardeo, protestando por las diversas ocasiones en las que se le había ignorado al pedir más medidas de protección contra posibles ataques[25]. Y es que parece que las piezas antiaéreas francesas no dispararon, mientras que las españolas, dispuestas en Port-Bou, sí que lo hicieron[26]. El Gobierno francés no pudo más que responder reforzando las medidas antiaéreas de la zona, enviando mejores piezas de artillería y proyectores junto con unidades navales.

 

Es interesante resaltar cómo el bombardeo de Cerbère se introdujo por parte de la prensa, y también desde los grupos políticos de izquierda[27], dentro del contexto de ataques aéreos contra ciudades de retaguardia republicanas como Valencia o Alicante.

 

Al discurso de ofensa nacional por haberse atacado territorio francés se le añade la crítica al bombardeo de poblaciones abiertas que se estaba desarrollando en la Guerra Civil, por tener mismos autores y parecidas causas. No obstante, el ministro de asuntos exteriores francés estableció la diferencia entre ambas categorías, estableciendo la incursión en Cerbère exclusivamente como una violación de territorio nacional[28].

 

Por otra parte, la prensa española de la zona republicana procuraba ridiculizar los intentos de los franquistas por responsabilizar a los leales del bombardeo de Cerbère. Primeramente, establecían que no tendría sentido bombardear una estación tan importante para el tráfico de suministros a la República y que estaba “siendo alto ejemplo de solidaridad con la España independiente (...)”[29]. Generalmente, este tipo de prensa hizo recaer la culpabilidad del bombardeo en los sublevados[30], acción que para ellos pretendía generar un rédito político entre las potencias democráticas europeas. A este aspecto se le sumó la introducción en la responsabilidad a Italia y Alemania, a las que se acusaba directamente de haber realizado este ataque de forma premeditada. El objetivo sería, según la prensa, que Francia cerrara la frontera con la República al tiempo que se mandaba un mensaje a los estados democráticos para evitar que intervinieran en el conflicto en favor de los leales. Si se aislaba a la República, la guerra concluiría antes y se aceleraría la victoria de las potencias totalitarias[31].

 

Por último, se comparaba la reacción de Francia ante este hecho con las consecuencias que produjo el ataque al acorazado Deutschland por parte de aviones republicanos. Aunque abogaban por una reacción francesa, se observaba también la impotencia del que sabe que lo que promueve no va a ocurrir[32].

 

La población de este pequeño pueblo francés estaba en su mayoría celebrando una fiesta local en una vivienda del pueblo cuando sucedió el bombardeo. Tras el estallido de las bombas, la gente fue a refugiarse al túnel internacional, donde también se guarecían los habitantes de Port-Bou en caso de ataque[33], para protegerse ante la posibilidad de que volvieran los aviones. La prensa describía cómo la población sufrió un gran impacto emocional por el ataque, incluso alguno habla del estallido de un pánico indescriptible[34]. No solo era la prensa la que establecía este ánimo en los habitantes de Cerbère, sino que los agentes del SIPM señalaban que “la población fronteriza están con unos ánimos tan exaltados que para los que somos algo conocidos resulta peligroso.

 

Para evitar complicaciones hemos hecho lo que debíamos y nos hemos largado”[35]. En contraposición, el primer ministro francés, Édouard Daladier, felicitó a la población de Cerbère por haber mantenido la calma durante el bombardeo, aunque reconocía la gravedad del incidente[36].

 

Cerbère no era ajena a la guerra, siendo un paso muy utilizado para enviar material de guerra a la República. Asimismo, ya había sufrido varios actos de violencia relacionados con el conflicto español, concretamente el 9 de septiembre de 1937, cuando explotó una bomba en la estación de ferrocarril de Cerbère[37]. Incluso, y aunque no se produjeron en esta población, se podrían añadir los bombardeos aéreos realizados en PortBou, que habían creado pánico al otro lado de la frontera[38], y la batalla naval y aérea que se produjo el 24 de enero de 1938 en aguas cercanas a Cerbère[39]. De esto se deduce que los habitantes probablemente estuvieran más habituados a la cuestión bélica que otras zonas de Francia. No obstante, el bombardeo de Cerbère produjo un fuerte sobresalto en la población, que vio como la guerra aérea que se desarrollaba en los periódicos estaba más cerca de lo que creían. En compensación y para evitar que el temor se extendiera por otras zonas, el Gobierno estableció más defensa antiaérea, como se ha señalado, y se comprometió a pagar la reparación de los daños provocados por el bombardeo.

 

Bombardeo de Ax-les-Thermes – Orgeix

 

Tan solo 10 días después del bombardeo de Cerbère, el 5 de junio, nueve aviones en formación y de color gris bombardearon el departamento d’Ariège, cerca de los pueblos de Ax-les-Thermes y d’Orgeix, situados a 30 kilómetros de la frontera aproximadamente. Los aparatos arrojaron alrededor de una decena de bombas sobre terreno montañoso, cortando una línea de alta tensión, pero sin provocar víctimas. Los aviones realizaron la incursión por el noroeste de Girona, manteniéndose en territorio francés durante dos horas aproximadamente. Las baterías antiaéreas francesas y españolas sitas en la frontera no funcionaron, probablemente por la falta de visibilidad causada por la niebla, aunque parece que la bruma estaba a poca altitud y no afectaría a la navegación de los aviones. A la mañana siguiente, de nuevo un grupo de nueve aviones se introdujo en territorio francés, esta vez por Puigcerdà. No arrojaron ninguna bomba y tras ser amenazados por los proyectiles de las defensas antiaéreas francesas y españolas, volvieron a territorio español y se alejaron de la zona. 

 

La responsabilidad de este ataque es más dudosa que la anterior, con gran cantidad de elementos propagandísticos e hipótesis que dificultan el proceso de averiguación. A continuación, se establecerán algunos de los hechos que pueden arrojar luz sobre la responsabilidad de esta incursión.

 

En el caso de los sublevados, no se ha encontrado un documento que establezca operaciones en esa zona. En cambio, un documento de la 2ª Sección del Estado Mayor del Cuartel General del Generalísimo establecía, a modo de propaganda, que la Aviación franquista no se había acercado a menos de 100 kilómetros de la frontera francesa y que se trataba de una “vieja maniobra” de los republicanos para provocar una guerra europea[40].

 

De una forma más interna y reservada se envió un telegrama el 30 de julio de 1938, en el que el General Jefe del Aire respondía al Generalísimo que no se habían efectuado servicios de Aviación en la zona donde se había producido el ataque aéreo ni en sus proximidades desde hacía dos meses[41].

 

A este documento se le sumaba la orden del Generalísimo, anteriormente citada, de no bombardear en la zona fronteriza a no ser que se contara con su explícito consentimiento. Este mandato fue solicitado por un diputado francés de la Federación Republicana para hacer referencia a él en el Parlamento francés[42]. Anteriormente, el asunto del bombardeo de la región d’Ariege ya había sido llevado a la Cámara por parte de diputados socialistas, comunistas y radicales. Por último, señalar que en el parte de guerra oficial de los rebeldes no constaba ninguna mención a este hecho ni a ningún vuelo realizado en la zona.

 

En los primeros informes de los agentes del SIPM, se establecía que los aviones habían llegado a Francia desde zona republicana, lo que demostraba que la culpable era la Aviación leal, aunque recogían informaciones de que antes habían bombardeado Ripoll (Girona), lo que podía llevar a pensar que habían sido los sublevados. Posteriormente, se citaban testimonios presentes durante el ataque e investigaciones de las autoridades civiles y militares francesas para establecer que los aviones y las bombas eran de procedencia rusa y francesa[43]. Uno de los apuntes más importantes es la referencia a un informe realizado por la autoridad militar francesa, al que no se le dio publicidad, que establecería el responsable del ataque. Cabe resaltar, que se hace una mayor labor de recogida de información que con el bombardeo de Cerbère, aunque de este aún se envía un informe el 17 de junio[44].

 

Por otro lado, los republicanos sí que establecieron el bombardeo en su parte oficial, donde se anunciaba a través de una nota del Ministerio de Defensa Nacional que señalaba: “Esta mañana nuestros puestos de observación de Ripoll registraron el paso, con dirección a Puigcerdà, de nueve trimotores facciosos. (…) Los aparatos enemigos, despistados, se internaron 30 kilómetros dentro del territorio francés y descargaron sus bombas en Aix les Thermes [sic] y Ariego [sic]”[45]. Parece que los republicanos estaban mucho más seguros de exponer este ataque a la opinión pública que los sublevados, que no establecieron este ataque en sus partes de guerra, al igual que el de Cerbère[46].

 

Sin embargo, la disposición que se hacía en el parte de guerra republicano de que fue un accidente, no concordaba con la información que se promovía desde la prensa leal. La Vanguardia establecía que estas incursiones tenían un carácter provocativo, demostrando que Francia podía ser bombardeada igual que lo habían sido las ciudades de la retaguardia republicana, evidenciando la debilidad y el miedo del Gobierno galo a actuar contra los responsables por las consecuencias que ello tendría. Incluso llegaban a afirmar que los aviones realizaban tareas de reconocimiento de los puntos estratégicos, centrales eléctricas y líneas férreas para un futuro conflicto internacional. En este sentido, y al igual que se produjo con el bombardeo de Cerbère, se reprochaba a Francia su inacción ante un ataque tan evidente, llevando hasta las últimas consecuencias el tratado de no intervención para asegurar la paz[47]. Este bombardeo supuso para el país galo un mayor impacto que el de Cerbère, provocando que el primer ministro francés, que también ocupaba la cartera de Defensa Nacional, visitara la zona donde se había producido el ataque. Daladier viajó de inmediato, el día 6 de junio, a la zona del suceso, donde realizó una investigación para conocer lo que había sucedido. Conversó con las autoridades locales y los testigos presenciales, a la vez que mandaba refuerzos a la frontera para evitar más ataques.

 

Estos consistían en compañías de baterías antiaéreas y en Aviación, que a partir de ese momento realizaría vuelos de vigilancia diarios por toda la frontera. Asimismo, se dio la orden de disparar y derribar todos los aparatos desconocidos que aparecieran por esta zona, “quelle que soit leur nationalité”[48].

 

Se observaba cómo el Gobierno no quería que la situación se le fuera de las manos, por lo que su máximo dirigente viajó al lugar del bombardeo para tranquilizar a la población y hacer ver que se tomaban las medidas necesarias para detener estos ataques. No sólo eso, sino que viajó a Perpignan y Cerbère, lugares donde también habían ocurrido incidentes parecidos, con el mismo objetivo. Esto denotaría una cierta conmoción en la población, situación que se mencionaba mucho en la prensa y en los informes del SIPM, que estaría asustada ante una generalización de estos ataques. La acción de Daladier trataba de dar la sensación de seguridad a los ciudadanos prometiéndoles que las defensas habían sido dispuestas y que ningún avión podría realizar incursiones de este tipo en el futuro. Además de las defensas, también confirmó el pago de los daños producidos por el bombardeo de Cerbère, que según el alcalde de este municipio alcanzaban un valor de 400.000 francos.


La prensa francesa otorgó a este bombardeo una posición privilegiada en sus ediciones. El periódico socialista Le Populaire estableció el ataque como premeditado, concretando que el objetivo era realizar un reconocimiento del territorio. Incluso afirmó que el bombardeo iría dirigido contra objetivos concretos como una central eléctrica o un viaducto. Se exigió una respuesta enérgica del Gobierno francés contra los rebeldes, consistente en un castigo imponente contra los responsables de la incursión. Se observaba un lenguaje mucho más violento que el de la prensa conservadora[49], posiblemente por su posición a favor de una mayor intervención en el conflicto español.

 

Por otro parte, diarios conservadores como Le Matin y Le Figaro establecieron que la identidad de los aviones no había podido ser averiguada, aunque establecían como titular la noticia de que Franco había determinado que eran aviones leales los que habían realizado estas dos incursiones en territorio francés. Más que al ataque, en sus textos se podía observar una mayor atención a las medidas y opiniones del primer ministro francés[50], como una forma de calmar los ánimos y promover la estabilización de la zona, junto con una insistencia en que no había habido víctimas. El periódico L’Homme Libre, cercano al partido radical, introdujo la posibilidad de que el bombardeo hubiera sido accidental, causado porque los aviones necesitarían reducir peso para poder ascender de forma más rápida para esquivar las montañas, aunque también estableció la posible intencionalidad del ataque para cortar la línea de suministro entre Francia y la República[51]. Por último, destacar al diario ultraconservador L’Action Française que inmediatamente señaló a la Aviación republicana como responsable de las incursiones, aunque reconocía que la falta de visibilidad dificultaba su reconocimiento. Destaca el hecho de que no pidieran represalias contra el Gobierno republicano por el ataque teniendo tan claro que habían sido ellos los culpables[52].

 

Conclusiones

 

Aunque la causalidad de los bombardeos parece que puede ser accidental en uno de los casos, el discurso utilizado para describir y promover ambos no lo fue. La Guerra Civil se situó en un contexto de tensión internacional donde el estallido de un conflicto europeo se veía cada vez más cerca.

 

Los republicanos aprovecharon estos incidentes para pedir una mayor intervención de Francia en el conflicto aduciendo que el ataque había sido premeditado[53], estableciéndose en la prensa que las democracias estaban siendo chantajeadas para eliminar cualquier contacto con la República.

 

Pero también se hablaba de una amenaza implícita sobre la capacidad que tenían ambas potencias fascistas para llevar a cabo bombardeos allí donde quisieran. Este mensaje ya se mandaba con los bombardeos en la retaguardia republicana, pero el bombardeo de Francia enviaba un mensaje sobre la facilidad con la que podía ser atacado un país, aunque no estuviese en guerra.

 

Era algo evidente que la Guerra Civil tuvo una fuerte presencia en la opinión pública internacional. En Francia, los diarios recogían información sobre el conflicto de forma muy frecuente, también sobre el conflicto en China, por lo que los franceses observaron cómo los nuevos métodos de guerra afectaban cada vez más a la población civil, que ya no podía considerarse a salvo en la retaguardia si estallaba un conflicto. En este contexto, se produjeron los bombardeos en Cerbère y Ax-les-Thermes, ataques aéreos que afectaron directamente a territorio nacional y que dejan a varias poblaciones galas con miedo a que los aviones volvieran a volar y esta vez produjeran víctimas mortales[54]. Y esta impresión llegó a toda Francia, porque ya no era una ciudad de Levante o Madrid la que había sido bombardeada, sino que lo habían sido pueblos de la nación francesa.

 

Pueblos que no estaban en guerra, pero a los que la contienda había llegado.

 

El avión concebido como un medio de comunicación capaz de reducir las distancias entre las naciones, se convirtió en un instrumento para diferenciarlas cada vez más, evidenciando uno de los problemas más graves del s. XX: la utilización del progreso técnico-científico para la destrucción del ser humano a gran escala. Esto mostró la incapacidad del ser humano para realizar este tipo de avances contando con un sustrato moral y ético que impidiera utilizarlos para destruir y matar a otras personas.

 

Fuente: https://dialnet.unirioja.es



[1] Col Phillip S. MEILINGER: The Paths of Heaven. The Evolution of Airpower Theory, Alabama, Air University Press, 1997, pp. 12-13.

[2] Ángel Viñas: El honor de la República, Barcelona, Crítica, 2010, pp. 260-272.

[3] Servicio de Información del Nordeste de España.

[4] El Coronel de E.M. Jefe de la Sección: “Nota para el gabinete diplomático” (Salamanca, 30 de octubre de 1937), Archivo General Militar de Ávila (AGMAV en el futuro), C. 2482, Cp. 25/2 y SIFNE: “Nota de esta oficina”, (Irún, 4 de noviembre de 1937), AGMAV, C. 2482, Cp. 25/6.

[5] La cuestión es que este pueblo francés fue bombardeado posteriormente, como luego se analizará.

[6] “En los estertores desesperados...”, ABC (Sevilla), 7 de noviembre de 1937; “La cobardía táctica marxista. Continúan en Figueras los tres aparatos rojos pintados con los colores nacionales” ABC (Sevilla), 10 de noviembre de 1937; “Procedentes del territorio francés diez aviones cruzaron la frontera bombardeando la ciudad de Pamplona, causando un centenar de bajas entre muertos y heridos”, ABC (Sevilla), 13 de noviembre de 1937 y “El Frente Popular francés provocador. No la Francia auténtica y tradicional, sino los mandatarios soviéticos que la tiranizan, intentan comprometer la paz europea en complicidad con los rojos españoles”, ABC (Sevilla), 14 de noviembre de 1937.

[7] Theo Ripoull: “On prépare à Barcelone le bombardement de Cerbère”, L’Action Française, 7 de noviembre de 1937.

[8] “Une bataille aérienne et navale à proximité de Cerbère”, Cherbourg-Eclair, 25 de enero de 1938; “Après le bombardement de Puigcerda”, Le Figaro, 25 de enero de 1938; “Los piratas del aire continúan sus bombardeos sobre poblaciones de la retaguardia”, La Vanguardia, 25 de enero de 1938; “Aumenta en Francia la indignación provocada por las transgresiones de los piratas del aire”, La Vanguardia, 26 de enero de 1938 y “Otras informaciones. Las maniobras criminales del marxismo español”, ABC (Sevilla), 26 de enero de 1938.

[9] Servicio de Información y Policía Militar. El SIFNE se integró en este organismo el 28 de febrero de 1938.

[10] Servicio de inteligencia del Ejército francés.

[11] Jefatura SIPM: “Toulouse” (Burgos, 10 de febrero de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 25 / 11; El General Jefe del E.M.: (Burgos, 12 de febrero de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 25 / 12 y “Toulouse” (24 de marzo de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 25 / 16.

[12] “Auch” (Irún, 31 de marzo de 1938), AGMAV, C.2482, Cp.25 / 20 y “Perpinan” (Irún, 1 de abril de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 25 / 22.

[13] Julián Zugazagoitia: Guerra y vicisitudes de los españoles, Barcelona, Editorial Crítica, 1977, p. 308.

[14] Sub-Central de Irún del SIPM: (Irún, 6 de abril de 1938), AGMAV, C. 1966,9,5 / 41.

[15] “Toulouse. Sobre el aparato Caproni que está en Barcelona” (Irún, 3 de abril de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 25 / 23 y J/R, “Toulouse” (Irún, 2 de abril de 1938 [también se establece la fecha 9 de abril de 1938 con las siglas A/M siendo probablemente la fecha en la que se recibió la información en el SIPM]), AGMAV, C. 2482, Cp. 25 / 24.

[16] Ángel Viñas: El honor de la República, Barcelona, Crítica, 2010, p. 325.

[17] Tipo “Dornier” según un boletín emitido por el Ministerio de Defensa Nacional. (Ministerio de Defensa Nacional, “Ministerio de Defensa Nacional” [27 de mayo de 1938], CDMH, S. INCORPORADOS, C. 715, exp. 5).

[18] Teniente Coronel del E.M.: “El Comandante General de Baleares al Generalísimo” (Burgos, 22:30 del 27 de mayo de 1938), AGMAV, C. 2543,329,113 / 5.

[19] SIPM: (Irún, 1 de junio de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 24 / 5; Jefatura del SIPM: (Burgos, 3 de junio de 1938), AGMAV, C.2482, Cp.24 / 6 y SIPM: (Irún, 1 de junio de 1938), AGMAV, C.2482, Cp.24 / 7.

[20] “Après le bombardement de Cerbère. L’attentat semble avoir été commis par des avions rouges”, L’Action Française, 28 de mayo de 1938 y Theo Ripoull: “Ce sont bien des hydravions rouges qui ont bombardé Cerbère”, L’Action Française, 29 de mayo de 1938.

[21] “Una canallesca maniobra de los rojos. Cinco bombas sobre la estación de Cerbère”, Azul, 28 de mayo de 1938 y “Una nueva y canallesca maniobra de los rojos”, Labor, 30 de mayo de 1938.

[22] “Se confirma el bombardeo de Cerbère por los aviones rojos”, Pensamiento Alavés, 4 de junio de 1938; “Manifestaciones de dos aviadores rojos”, Imperio, 4 de junio de 1938 y SIPM: (Irún, 1 de junio de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 24 / 7.

[23] Generalísimo: “Telegrama oficial cifrado del Generalísimo al General Jefe del Aire” (Burgos, 28 de mayo de 1938), AGMAV, C.2543,329,113 / 3.

[24] El General Jefe del Aire, “Instrucción General nº30” (28 de marzo de 1938), AGMAV, C. 2543,329,113 / 1.

[25] Agencia España: “El Gobierno francés ordena la apertura de una encuesta y adopta medidas militares”, ABC (Madrid), 28 de mayo de 1938. Desde diciembre de 1936, cuando Port-Bou fue atacado por primera vez por aviones insurgentes, el Ayuntamiento de Cerbère llevaba reclamando medidas defensivas al Gobierno central francés que evitara este tipo de ataques. (Ricard Camil Torres Fabra: “Un objectiu primordial de l’aviació franquista: la frontera oriental dels Pirineus”, Ebre 38, 3 (2008), pp. 31-32).

[26] “La Guerre d’Espagne. Deux hydravions lachent des bombes sur Cerbère”, L’Homme Libre, 28 de mayo de 1938; Mayneris, “Après le bombardement de Cerbère. Des bombes tombent sur une ville en fête...”, Le Midi Socialiste, 29 de mayo de 1938 y Georges Cogniot: “La réponse fasciste au comité de Londres en s’est pas fait attendre: Ce sont des bombes incendiaires que les hydravions italiens lâchèrent sur Cerbère”, l’Humanité, 28 de mayo de 1938.

[27] Una delegación de izquierdas protestó en el parlamento francés por lo que consideraban una provocación “intolérable ressentie comme telle par la nation tout entière” (“intolerable sentida como tal por toda la nación”). (“La délégation des gauches se préoccupe des expulsions d’étrangers et se renvoie au 10 juin”, Le Matin, 1 de junio de 1938).

[28] “M. Georges Bonnet devant la Commission des Affaires étrangères. Un important débat sur la guerre en Espagne”, Le Populaire, 3 de junio de 1938.

[29] “La obra de la España negra. El bombardeo de Cerbère y el discurso de Mussolini”, ABC (Madrid), 29 de mayo de 1938.

[30] Destacar que en un artículo de La Vanguardia se promovía la noticia de que el bombardeo fue un accidente: “Alcanzado por el haz de luz de los reflectores de Port-Bou, el avión misterioso descendió considerablemente, pero para remontarse en seguida, y para remontar la montaña sin dificultad arrojó su carga (…) sobre la ciudad de Cerbère (…)” (Havas: “Un avión faccioso arroja bombas sobre la población francesa de Cerbère. Las bombas cayeron en las vías férreas y en la estación”, La Vanguardia, 28 de mayo de 1938.

[31] “La obra de la España negra. El bombardeo de Cerbère y el discurso de Mussolini”, ABC (Madrid), 29 de mayo de 1938 y “Táctica conocida. Cerbère y el “Thortehall”, La Vanguardia, 29 de mayo de 1938.

[32] “Tendencia humillante al silencio”, La Vanguardia, 31 de mayo de 1938 y “Los crímenes de la aviación facciosa. La ronda de la aviación negra y el “observador” italiano”, ABC (Madrid), 3 de junio de 1938.

[33] Ricard Camil Torres Fabra: “Un objectiu primordial de l’aviació franquista: la frontera oriental dels Pirineus”, Ebre 38, 3 (2008), pp. 32 y 39.

[34] Theo Ripoull: “Ce sont bien des hydravions rouges qui ont bombardé Cerbère”, L’Action Française, 29 de mayo de 1938 y “Les secours aux victimes”, Le Populaire, 29 de mayo de 1938.

[35] (1 de junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,5 / 53.

[36] “M. Daladier fait renforcer la D.C.A. à la frontière espagnole. Le renforcement de la D.C.A.”, Le Matin, 28 de mayo de 1938.

[37] Morten Heiberg y Manuel Ros Agudo: La trama oculta de la guerra civil. Los servicios secretos de Franco 1936-1945, Barcelona, Crítica, 2006, p. 86.

[38] Ricard Camil Torres Fabra: “Un objectiu primordial de l’aviació franquista: la frontera oriental dels Pirineus”, Ebre 38, 3 (2008), pp. 32 y 34.

[39] “Une bataille aérienne et navale à proximité de Cerbère”, Cherbourg-Eclair, 25 de enero de 1938.

[40] 2ª Sección del Estado Mayor del Cuartel del Generalísimo: (Salamanca, 6 de junio de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp.25 / 32.

[41] General Jefe del Aire: “Telegrama del General Jefe del Aire a Generalísimo” (30 de julio de 1938), AGMAV, C.2482, Cp.25 / 41.

[42] “Comunica el Teniente Coronel Banozo desde Terminus” (Burgos, 8 de junio de 1938), AGMAV, C. 2543, 113 / 12.

[43] Respecto a las bombas, una información manuscrita en un informe de la subsecretaría del SIPM en Irún establecía que durante estos días se había producido una explosión en un almacén de Barcelona y que algunos operarios señalaban que era por intentar poner a punto bombas sin estallar procedentes de los bombardeos sublevados. (SIPM: [Irún, 10 de junio de 1938], AGMAV, C. 2482, Cp. 24 / 18). 329, 113 / 12.

[44] “Nota nº35” (5 de junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,4 / 15; SIPM: (Irún, 9 de junio de 1938), AGMAV, C.1966,9,4 / 15; SIPM: (Irún, 10 de junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,4 / 25; SIPM: (Irún, 10 de junio de 1938), AGMAV,C.1966,9,4 / 26; SIPM: (Irún, 11 de junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,4 / 28; SIPM: (Irún, 14 de junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,4 / 29; SIPM: (Irún, 14 de junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,4 / 30; SIPM: “Nota al Ministro de Asuntos Exteriores” (Burgos, 24 de junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,4 / 33; “Bombardeo de los pueblos fronterizos de Orgeix y Orlu el día 5 de junio de 1938 entre 6 ½ y 8 ½ h [tachado en el documento]” (Tolouse, 3 de julio de 1938 [tachado en el documento]), AGMAV, C. 1966,9,4 / 35 y SIPM: “Nota a General Jefe del E.M. del Aire” (Burgos, 17 de junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,5 / 56.

[45] José María Gárate Córdoba: Partes oficiales de Guerra 1936-1939, Madrid, Editorial San Martin, 1977, p. 538.

[46] José María Gárate Córdoba: Partes oficiales de Guerra 1936-1939, Madrid, Editorial San Martin, 1977, pp. 300-307, 533, 538.

[47] Agencia España: “Los aviones piratas han violado dos veces la frontera francesa en veinticuatro horas. Profunda emoción en toda Francia”, La Vanguardia, 7 de junio de 1938; “Léon Blum en Royan. “No intervención” ... todavía”, La Vanguardia, 9 de junio de 1938 y “El Nyon del aire”, La Vanguardia, 10 de junio de 1938.

[48] “Sea cual sea su nacionalidad”. (“On n’a pu encore établir l’identité des neuf avions”, Le Figaro, 6 de junio de 1938).

[49] O.R.: “L’aviation italo-allemande de Franco continue à survoler le territoire français”, Le Populaire, 7 de junio de 1938.

[50] “Le bombardement de la région d’Ax-les-Thermes par des avions espagnols”, Le Matin, 6 de junio de 1938; “M. Edouard Daladier enquête personnellement sur le bombardement aérien du territoire français à la frontière franco-espagnole”, Le Matin, 7 de junio de 1938; “Le bombardement aérien et les survols du territoire français a la frontière franco-espagnole”, Le Matin, 7 de junio de 1938; “On n’a pu encore établir l’identité des neuf avions”, Le Figaro, 6 de junio de 1938 y “Neuf avions inconnus ont survolé de nouveau le territoire français”, Le Figaro, 7 de junio de 1938.

[51] “Encore neuf avions au-dessus du territoire français”, L’Homme Libre, 7 de junio de 1938.

[52] Theo Ripoull: “Le bombardement du territoire français par les avions rouges”, L’Action Française, 7 de junio de 1938.

[53] Febus: “Declaraciones del señor Álvarez del Vayo”, ABC (Madrid), 31 de mayo de 1938.

[54] “Les nationalistes vont-ils déclencher une grande offensive dans la région pyrénéenne?”, Le Matin, 24 de julio de 1938.