Portada del Nº 1 de la revista Aire: revista de Aviación
Por
Juan Boris Ruiz Núñez
“Al
hombre le nacieron alas. Cuando conquistó el cielo, quiso destruir la Tierra”
Las
primeras noticias sobre la creación de un aeroplano deslumbraron profundamente
a la población mundial, que difícilmente se podía creer que el ser humano
hubiera obtenido la capacidad de volar de esa forma.
Durante
los años anteriores a la Primera Guerra Mundial, el avión se fue extendiendo
por todo el mundo, aumentando la cantidad de espectáculos o raids organizados
para deleitar al público con la nueva máquina. La población se agolpaba, quería
ver estos aparatos que tanto daban que hablar en los periódicos y que permitían
recorrer largas distancias en tiempos muy reducidos. Por ello, podemos
establecer al aeroplano como un acontecimiento mundial, aunque con una mayor
presencia en occidente, que comenzó a impregnar la cultura contemporánea como un
nuevo hito del progreso humano[1].
Transcurrida menos de una década del primer vuelo a motor de la historia, la población mundial empezó a escuchar noticias sobre lugares, como Libia, los Balcanes o Marruecos; donde el aeroplano estaba siendo utilizado para tirar pequeñas bombas contra objetivos enemigos. Sin embargo, la irrupción de la aviación cómo método de destrucción se produjo durante la Gran Guerra, momento en el que se comenzó a leer y escuchar la ayuda que prestaba este aparato en la aniquilación del enemigo. Un cambio de percepción que se vio incrementado durante el periodo de entreguerras por la predicción y plasmación de que la aviación se utilizaría de ahora en adelante de forma masiva en los siguientes conflictos, convirtiéndose la población civil en uno de sus objetivos.
Se
produce el estallido de la guerra civil española en 1936 (de ahora en adelante
solo Guerra Civil) y muchos periódicos y gobiernos, sobre todo las democracias
occidentales, no pararon de insistir durante todo el conflicto en lo malignos y
perniciosos que eran los bombardeos sobre ciudades y pueblos de la retaguardia.
Muchos de ellos comenzaron a proponer que tanto la República como los
sublevados dejaran de realizar este tipo de ataques aéreos, incluso propusieron
comisiones que investigaran el carácter de los bombardeos en profundidad para
concretar si habían atacado objetivos civiles o no, sancionando al bando
correspondiente si se producía el primer caso. Criticaban una forma de hacer la
guerra que se estaba convirtiendo en usual y que otorgaba a la aviación un
carácter destructivo que pocos se habrían imaginado unas décadas antes: matar y
destruir a grandes distancias del frente, incidiendo en el corazón del enemigo.
Con
el objetivo de tratar el carácter transnacional e innovador del aeroplano, esta
comunicación pretende analizar los bombardeos que se produjeron fuera de las
fronteras españolas durante la Guerra Civil. Se estudiarán concretamente los
bombardeos realizados en Francia durante 1938 en la frontera pirenaica. Con la
aproximación a estos sucesos también se quiere llamar la atención sobre
acontecimientos de la contienda que aún no han sido tratados y que podrían
arrojar información importante para explicar procesos más amplios de este
conflicto.
Las
sospechas sobre los planes republicanos de bombardear Francia
Durante
el verano de 1937, Francia se encontraba con un Gobierno dividido por la forma
en la que debían ayudar a la República. La no intervención no había ayudado a
frenar el apoyo italiano y alemán a Franco, lo que suponía un grave riesgo para
la seguridad del país galo en el caso de que España se convirtiera en un Estado
aliado de las potencias fascistas. En este sentido, los gobernantes franceses
sopesaron distintas opciones para evitar la caída de la República, que iban
desde la intervención armada hasta la apertura de la frontera para el
suministro de armamento. Finalmente, y tras la reunión del Comité Permanente de
la Defensa Nacional el 15 de marzo de 1938, Francia aprobó una serie de
disposiciones reservadas por las que se permitía el paso de material militar
extranjero por la frontera franco-española[2].
Es
evidente que Francia no fue un mero espectador en la guerra, tanto por su
intervención en cuanto a la apertura o no de la frontera pirenaica, entre otras
muchas cosas, como por la voluntad de los contendientes de utilizar al país
para distintos fines.
Desde
octubre de 1937, los servicios de información franquistas, concretamente el
SIFNE[3], avisaron de que los republicanos poseían
aviones en Cataluña con los colores sublevados. Esta información se había
obtenido de un piloto republicano que había viajado a Toulouse y que señalaba
que su pintado había sido reciente, a principios de octubre. Al mes siguiente,
un nuevo informe del SIFNE apuntaba a que existían aviones de este tipo en el
aeródromo de Figueras, señalando que estaban dispuestos para “bombardear zona
francesa”[4].
Estos hechos se trasladaron a principios de noviembre a la prensa, momento en el que ABC (Sevilla) publicó durante varios días que los republicanos planeaban atacar Francia mediante bombarderos con emblemas sublevados. Lo interesante era que la noticia señalaba que el objetivo sería Cerbère[5] y que, según el periódico, se había comunicado la amenaza de bombardeo a un comisario de policía francés para que este le transmitiese el mensaje al prefecto de los Pirineos Orientales[6]. L’Action Française también se hacía eco de esta noticia, citando como fuente el periódico Le Roussillon que a su vez citaba al aviador republicano que había viajado a Toulouse, como el origen de la información[7].
Todas
estas noticias evidenciaban, a parte de la utilidad militar que pudieran tener,
un intento por mostrar que, si ocurriera un bombardeo, los sublevados no
tendrían nada que ver y que, además, habían avisado del ataque con
anterioridad. En este sentido, podría incluso establecerse que, si el causante
del bombardeo hubiera sido la Aviación franquista, siempre cabría la
posibilidad de culpabilizar a los republicanos con cierta consistencia. Asimismo,
se introducía en el discurso un desprecio hacia el Gobierno del Frente Popular
francés que estaría en consonancia con la República para provocar la entrada
del país galo en la guerra.
Los bombardeos sublevados en zona republicana cercana a la frontera francesa se realizaron por distintos motivos: trastocar lo máximo posible la llegada de recursos para la República desde Francia, destruir las centrales hidroeléctricas que suministraban energía a las ciudades e industrias catalanas, bombardear aeródromos o estaciones de ferrocarril... En estos ataques se corría el riesgo tanto de traspasar la frontera como de realizar el bombardeo en territorio francés, debido a un cálculo erróneo en la navegación u otras causas (mala visibilidad, huida por ataque de las defensas enemigas...).
El primer caso de bombardeo en Francia se produce el 24 de enero de 1938 cuando caen bombas en territorio francés colindante con Puigcerdà, que había sido bombardeado, primeramente. El hecho creó gran indignación y provocó la protesta diplomática de Francia contra el Gobierno de Salamanca por esta incursión. El ABC (Sevilla) establecía que si parte de la metralla o bombas pudieran haber caído en algún pueblo francés no era sino por la corta distancia que había entre estos y Puigcerdà. No obstante, lo importante es observar cómo justificaba este periódico que el bombardeo y sus consecuencias no fueron culpa de la Aviación sublevada sino de los traficantes de armas que habitaban estos lugares y que con sus actividades exponían a la población a los peligros de la guerra. Esto denotaba una cierta prepotencia y superioridad moral por parte del discurso de los sublevados, exculpándose de su responsabilidad en el ataque ante una nación no combatiente e, incluso, responsabilizando a los habitantes de estos pueblos por no expulsar a estos traficantes[8].
Durante
los meses siguientes, al igual que a finales de 1937, los sublevados generaron
diversa documentación en la que sopesaban que el Gobierno republicano estaba
diseñando un ataque aéreo sobre el sur de Francia con aviones pintados con
colores de la Aviación franquista. Se trataba de informes del SIFNE (aunque
también aparece el SIPM)[9] al Cuartel del Generalísimo, pero en
ellos se recogía más información sobre el supuesto plan republicano.
A
principios de febrero, uno de los agentes de Toulouse señalaba que había
escuchado rumores de personas de ideología izquierdista, con acceso al
consulado de esta ciudad, que señalaban la existencia de un proyecto consistente
en enviar bombarderos pintados con los colores sublevados para realizar un raid
sobre los pueblos catalanes cercanos a la frontera y dejar caer parte de las
bombas en territorio francés. El objetivo sería provocar que Francia
interviniera por esta agresión en la Guerra Civil a favor de los republicanos.
El 12 de febrero, un informador comentaba a los agentes del sistema de
información que un marino francés, que había estado recientemente en Barcelona,
comunicaba que en los hangares de esta ciudad se encontraban aviones
republicanos con los distintivos sublevados.
A
continuación, se establecía una información relativa a este hecho que procedía
nuevamente de Toulouse pero esta vez su origen se encontraba en el Deuxième
Bureau[10]. Describía como en Barcelona se estaba reparando un bombardero Caproni para
efectuar un bombardeo sobre Port-Bou y Cerbère[11].
De
nuevo, los sublevados anunciaron la noticia del supuesto plan republicano, esta
vez por Radio Salamanca. A continuación, se cercioraron de que el mensaje había
llegado a las regiones militares fronterizas francesas, gracias a colaboradores
en el Ministerio de Guerra francés. Asimismo, se dio aviso al prefecto del
Departamento francés correspondiente, incluso instándole a que las baterías
antiaéreas dispararan contra cualquier avión desconocido que traspasase la
frontera[12]. Esto implicaba que los sublevados, que ya habían traspasado la frontera
francesa en varias ocasiones, al igual que los republicanos[13], se comprometían a no introducirse ni correr el riesgo de bombardear cerca de
territorio francés, lo que conllevaba no bombardear posiciones republicanas
próximas a la frontera debido al poco margen de error.
Destacar
que las informaciones sobre el plan republicano no remitieron y a principios de
abril, un informe desde Irún establecía que el cónsul republicano de
Port-Vendrés había realizado unas declaraciones, en una reunión en su
domicilio, que implicaban un posible conocimiento del supuesto plan republicano
de bombardear en el Departamento francés de los Pirineos Orientales. Sus
palabras, según el SIPM, fueran las siguientes:
“Que
algún día que haga viento de poniente pueden caer algunas bombas en Cerbère”[14]. El informe señalaba que esta declaración era una prueba más de la operación que
estaban diseñando los republicanos para bombardear pueblos fronterizos
franceses con aviones con las insignias franquistas.
A
este testimonio involuntario se le sumaba el de un mecánico llamado Laffite que
afirmaba haber puesto a punto el avión Caproni con el que la Aviación
republicana planeaba atacar Cerbère u otra población francesa.
El
aspecto sorprendente se encontraba en que el informe establecía que el mecánico
pertenecía a la compañía Air France, lo que resultaría extraño teniendo en
cuenta el secretismo con el que se estaría llevando a cabo la operación[15]. Aunque se deben analizar todos estos informes, parece que la información del
SIFNE no tenía en ocasiones fuentes consistentes[16], como parece que fue en este último caso.
Bombardeo
de Cerbère
Entre
las 21 y las 22 horas del día 26 de mayo de 1938, dos hidroaviones realizaron
un bombardeo sobre el pueblo de Cerbère (departamento de los Pirineos
Orientales), al otro lado del túnel internacional que se iniciaba en Port-Bou.
Alrededor de 15 bombas se arrojaron cerca de la estación, produciendo daños en
varias casas y entre dos y tres heridos leves. Los aviones procedían de la
costa francesa, concretamente de Banyuls-sur Mer, por lo que volaron sobre
territorio francés antes de llegar a Cerbère.
En
un segundo servicio una hora después, otro grupo de aviones arrojó 11 bombas
sobre la estación de Port-Bou. La responsabilidad del ataque correspondió a los
sublevados, concretamente a los hidroaviones[17] de la Legión Cóndor ubicados en las islas Baleares, que reconocieron haber realizado
dos servicios sobre Port-Bou en la misma franja horaria en la que se produjo el
bombardeo[18].
Aunque
el Gobierno franquista tenía bastante claro que habían sido aparatos alemanes
los que habían atacado Cerbère, recurrieron a sus medios propagandísticos para
intentar culpabilizar a los republicanos. En primer lugar, los agentes
franquistas sitos en el sur de Francia relacionaron este incidente con la
información que habían ido recogiendo durante los últimos meses sobre el plan
republicano de bombardear territorio francés[19].
Por
otro lado, la prensa francesa más próxima a la ideología de los rebeldes promovió
que el bombardeo había sido realizado por los republicanos o que se desconocía
la autoría del mismo. El periódico L’Action Française, de ideología
ultraconservadora, aducía a las siguientes razones para establecer que los
responsables no habían sido los sublevados: no se lanzaron bombas sobre
Port-Bou, el objetivo de bombardeo que normalmente tenían los insurgentes en
esa zona; las baterías antiaéreas republicanas de la frontera no dispararon
contra los aviones atacantes, salvo cuando estos estaban fuera de su alcance;
lo improbable que sería que los bombarderos sublevados se hubieran equivocado
por tantos kilómetros o que estos hubieran atacado de forma deliberada territorio
francés[20]. En cuanto a la prensa española adicta a los rebeldes, promovió la responsabilidad
republicana aduciendo la información que los agentes del SIFNE habían enviado
acerca de los aviones con colores sublevados en Cataluña. Según sus
informaciones, el objetivo de este bombardeo sería provocar un conflicto
internacional con la entrada de Francia en la guerra, única salida del Gobierno
republicano en tanto en cuanto la guerra la tenían perdida[21]. Con la intención de otorgar más fuerza al argumento, citaron el testimonio de
pilotos de Air France que señalaban que los causantes del ataque habían sido
los republicanos, información que también había transmitido un agente del SIPM,
como hemos visto[22].
La acción propagandística tuvo un éxito reducido y el Gobierno franquista procuró establecer otras medidas que evitaran agravar la situación. Para empezar, Franco dio la orden de prohibir cualquier bombardeo en la frontera francesa, a excepción de aquellos que ordenase él personalmente[23]. Era una medida que intentaba reducir la posibilidad de que Francia entrara en la guerra o que ayudara de forma más intensa a la República. No obstante, también intentaba aunar bajo su mando todas las acciones que pudieran llevar a cabo alemanes e italianos, cuya autonomía podía chocar en ocasiones con los intereses de los sublevados. Esta acción se sumaba al establecimiento de una serie de normas por parte de la Jefatura del Ejército del Aire, que pretendían reducir al mínimo el bombardeo de ciudades de la retaguardia republicana, hecho que, al igual que la prohibición anterior, pretendía mejorar la imagen exterior del bando franquista y reducir las misiones que se realizaban sin el permiso de esta Jefatura[24].
Mientras
tanto, el Gobierno francés había iniciado una investigación para esclarecer la
responsabilidad del bombardeo. El proceso fue rápido y el resultado significó
la protesta por parte del cónsul general de Francia en San Sebastián al
Gobierno de Burgos, evidenciando que la responsabilidad caía en estos últimos,
según los franceses. El SIPM estableció que era una medida precipitada porque
aún no estaba clara la autoría y achacaba la rapidez de la protesta a presiones
interiores para esclarecer el asunto.
Evidentemente,
la opinión pública francesa reclamaba una rápida actuación del Gobierno, lo que
conllevaba una reacción contra los responsables, pero parece que el Ejecutivo
tenía bastante claro quién había sido el causante del ataque, ya que en un
posterior bombardeo que se analizará a continuación, su respuesta no fue tan
contundente.
La
sociedad francesa vio cómo su territorio era atacado desde el aire en lo que
parecía ser un ataque premeditado, aunque después pudiera no serlo, mientras
desde el Gobierno se insistía en seguir por el camino de la paz para evitar un
conflicto mundial.
Aunque
los sublevados habían realizado llamamientos sobre el peligro de un bombardeo
más allá de la frontera, que se llevaría a cabo por parte de los republicanos,
parecía que el Ejército francés no había dispuesto las medidas necesarias para
defender la zona limítrofe en caso de que se produjera alguna incursión. De
este hecho se quejaba el alcalde de Cerbère tras el bombardeo, protestando por las
diversas ocasiones en las que se le había ignorado al pedir más medidas de
protección contra posibles ataques[25]. Y es que parece que las piezas antiaéreas francesas no dispararon, mientras que
las españolas, dispuestas en Port-Bou, sí que lo hicieron[26]. El Gobierno francés no pudo más que responder reforzando las medidas antiaéreas
de la zona, enviando mejores piezas de artillería y proyectores junto con
unidades navales.
Es
interesante resaltar cómo el bombardeo de Cerbère se introdujo por parte de la
prensa, y también desde los grupos políticos de izquierda[27], dentro del contexto de ataques aéreos contra ciudades de retaguardia republicanas
como Valencia o Alicante.
Al
discurso de ofensa nacional por haberse atacado territorio francés se le añade
la crítica al bombardeo de poblaciones abiertas que se estaba desarrollando en
la Guerra Civil, por tener mismos autores y parecidas causas. No obstante, el
ministro de asuntos exteriores francés estableció la diferencia entre ambas
categorías, estableciendo la incursión en Cerbère exclusivamente como una
violación de territorio nacional[28].
Por
otra parte, la prensa española de la zona republicana procuraba ridiculizar los
intentos de los franquistas por responsabilizar a los leales del bombardeo de
Cerbère. Primeramente, establecían que no tendría sentido bombardear una
estación tan importante para el tráfico de suministros a la República y que
estaba “siendo alto ejemplo de solidaridad con la España independiente (...)”[29]. Generalmente, este tipo de prensa hizo recaer la culpabilidad del bombardeo en
los sublevados[30], acción que para ellos pretendía generar un rédito político entre las potencias
democráticas europeas. A este aspecto se le sumó la introducción en la
responsabilidad a Italia y Alemania, a las que se acusaba directamente de haber
realizado este ataque de forma premeditada. El objetivo sería, según la prensa,
que Francia cerrara la frontera con la República al tiempo que se mandaba un
mensaje a los estados democráticos para evitar que intervinieran en el
conflicto en favor de los leales. Si se aislaba a la República, la guerra concluiría
antes y se aceleraría la victoria de las potencias totalitarias[31].
Por
último, se comparaba la reacción de Francia ante este hecho con las consecuencias
que produjo el ataque al acorazado Deutschland por parte de aviones
republicanos. Aunque abogaban por una reacción francesa, se observaba también
la impotencia del que sabe que lo que promueve no va a ocurrir[32].
La población de este pequeño pueblo francés estaba en su mayoría celebrando una fiesta local en una vivienda del pueblo cuando sucedió el bombardeo. Tras el estallido de las bombas, la gente fue a refugiarse al túnel internacional, donde también se guarecían los habitantes de Port-Bou en caso de ataque[33], para protegerse ante la posibilidad de que volvieran los aviones. La prensa describía cómo la población sufrió un gran impacto emocional por el ataque, incluso alguno habla del estallido de un pánico indescriptible[34]. No solo era la prensa la que establecía este ánimo en los habitantes de Cerbère, sino que los agentes del SIPM señalaban que “la población fronteriza están con unos ánimos tan exaltados que para los que somos algo conocidos resulta peligroso.
Para
evitar complicaciones hemos hecho lo que debíamos y nos hemos largado”[35]. En contraposición, el primer ministro francés, Édouard Daladier, felicitó a la
población de Cerbère por haber mantenido la calma durante el bombardeo, aunque reconocía
la gravedad del incidente[36].
Cerbère
no era ajena a la guerra, siendo un paso muy utilizado para enviar material de
guerra a la República. Asimismo, ya había sufrido varios actos de violencia
relacionados con el conflicto español, concretamente el 9 de septiembre de
1937, cuando explotó una bomba en la estación de ferrocarril de Cerbère[37]. Incluso, y aunque no se produjeron en esta población, se podrían añadir los
bombardeos aéreos realizados en PortBou, que habían creado pánico al otro lado
de la frontera[38], y la batalla naval y aérea que se produjo el 24 de enero de 1938 en aguas
cercanas a Cerbère[39]. De esto se deduce que los habitantes probablemente estuvieran más habituados a
la cuestión bélica que otras zonas de Francia. No obstante, el bombardeo de
Cerbère produjo un fuerte sobresalto en la población, que vio como la guerra
aérea que se desarrollaba en los periódicos estaba más cerca de lo que creían.
En compensación y para evitar que el temor se extendiera por otras zonas, el
Gobierno estableció más defensa antiaérea, como se ha señalado, y se
comprometió a pagar la reparación de los daños provocados por el bombardeo.
Bombardeo
de Ax-les-Thermes – Orgeix
Tan solo 10 días después del bombardeo de Cerbère, el 5 de junio, nueve aviones en formación y de color gris bombardearon el departamento d’Ariège, cerca de los pueblos de Ax-les-Thermes y d’Orgeix, situados a 30 kilómetros de la frontera aproximadamente. Los aparatos arrojaron alrededor de una decena de bombas sobre terreno montañoso, cortando una línea de alta tensión, pero sin provocar víctimas. Los aviones realizaron la incursión por el noroeste de Girona, manteniéndose en territorio francés durante dos horas aproximadamente. Las baterías antiaéreas francesas y españolas sitas en la frontera no funcionaron, probablemente por la falta de visibilidad causada por la niebla, aunque parece que la bruma estaba a poca altitud y no afectaría a la navegación de los aviones. A la mañana siguiente, de nuevo un grupo de nueve aviones se introdujo en territorio francés, esta vez por Puigcerdà. No arrojaron ninguna bomba y tras ser amenazados por los proyectiles de las defensas antiaéreas francesas y españolas, volvieron a territorio español y se alejaron de la zona.
La
responsabilidad de este ataque es más dudosa que la anterior, con gran cantidad
de elementos propagandísticos e hipótesis que dificultan el proceso de
averiguación. A continuación, se establecerán algunos de los hechos que pueden
arrojar luz sobre la responsabilidad de esta incursión.
En
el caso de los sublevados, no se ha encontrado un documento que establezca
operaciones en esa zona. En cambio, un documento de la 2ª Sección del Estado
Mayor del Cuartel General del Generalísimo establecía, a modo de propaganda,
que la Aviación franquista no se había acercado a menos de 100 kilómetros de la
frontera francesa y que se trataba de una “vieja maniobra” de los republicanos
para provocar una guerra europea[40].
De
una forma más interna y reservada se envió un telegrama el 30 de julio de 1938,
en el que el General Jefe del Aire respondía al Generalísimo que no se habían
efectuado servicios de Aviación en la zona donde se había producido el ataque
aéreo ni en sus proximidades desde hacía dos meses[41].
A
este documento se le sumaba la orden del Generalísimo, anteriormente citada, de
no bombardear en la zona fronteriza a no ser que se contara con su explícito
consentimiento. Este mandato fue solicitado por un diputado francés de la
Federación Republicana para hacer referencia a él en el Parlamento francés[42]. Anteriormente, el asunto del bombardeo de la región d’Ariege ya había sido
llevado a la Cámara por parte de diputados socialistas, comunistas y radicales.
Por último, señalar que en el parte de guerra oficial de los rebeldes no
constaba ninguna mención a este hecho ni a ningún vuelo realizado en la zona.
En
los primeros informes de los agentes del SIPM, se establecía que los aviones
habían llegado a Francia desde zona republicana, lo que demostraba que la
culpable era la Aviación leal, aunque recogían informaciones de que antes
habían bombardeado Ripoll (Girona), lo que podía llevar a pensar que habían
sido los sublevados. Posteriormente, se citaban testimonios presentes durante
el ataque e investigaciones de las autoridades civiles y militares francesas
para establecer que los aviones y las bombas eran de procedencia rusa y
francesa[43]. Uno de los apuntes más importantes es la referencia a un informe realizado por
la autoridad militar francesa, al que no se le dio publicidad, que establecería
el responsable del ataque. Cabe resaltar, que se hace una mayor labor de
recogida de información que con el bombardeo de Cerbère, aunque de este aún se
envía un informe el 17 de junio[44].
Por
otro lado, los republicanos sí que establecieron el bombardeo en su parte
oficial, donde se anunciaba a través de una nota del Ministerio de Defensa
Nacional que señalaba: “Esta mañana nuestros puestos de observación de Ripoll
registraron el paso, con dirección a Puigcerdà, de nueve trimotores facciosos.
(…) Los aparatos enemigos, despistados, se internaron 30 kilómetros dentro del
territorio francés y descargaron sus bombas en Aix les Thermes [sic] y Ariego
[sic]”[45]. Parece que los republicanos estaban mucho más seguros de exponer este ataque a
la opinión pública que los sublevados, que no establecieron este ataque en sus partes
de guerra, al igual que el de Cerbère[46].
Sin
embargo, la disposición que se hacía en el parte de guerra republicano de que
fue un accidente, no concordaba con la información que se promovía desde la
prensa leal. La Vanguardia establecía que estas incursiones tenían un carácter
provocativo, demostrando que Francia podía ser bombardeada igual que lo habían
sido las ciudades de la retaguardia republicana, evidenciando la debilidad y el
miedo del Gobierno galo a actuar contra los responsables por las consecuencias
que ello tendría. Incluso llegaban a afirmar que los aviones realizaban tareas
de reconocimiento de los puntos estratégicos, centrales eléctricas y líneas
férreas para un futuro conflicto internacional. En este sentido, y al igual que
se produjo con el bombardeo de Cerbère, se reprochaba a Francia su inacción
ante un ataque tan evidente, llevando hasta las últimas consecuencias el
tratado de no intervención para asegurar la paz[47]. Este bombardeo supuso para el país galo un mayor impacto que el de Cerbère,
provocando que el primer ministro francés, que también ocupaba la cartera de
Defensa Nacional, visitara la zona donde se había producido el ataque. Daladier
viajó de inmediato, el día 6 de junio, a la zona del suceso, donde realizó una
investigación para conocer lo que había sucedido. Conversó con las autoridades
locales y los testigos presenciales, a la vez que mandaba refuerzos a la
frontera para evitar más ataques.
Estos
consistían en compañías de baterías antiaéreas y en Aviación, que a partir de
ese momento realizaría vuelos de vigilancia diarios por toda la frontera.
Asimismo, se dio la orden de disparar y derribar todos los aparatos
desconocidos que aparecieran por esta zona, “quelle que soit leur nationalité”[48].
Se
observaba cómo el Gobierno no quería que la situación se le fuera de las manos,
por lo que su máximo dirigente viajó al lugar del bombardeo para tranquilizar a
la población y hacer ver que se tomaban las medidas necesarias para detener
estos ataques. No sólo eso, sino que viajó a Perpignan y Cerbère, lugares donde
también habían ocurrido incidentes parecidos, con el mismo objetivo. Esto
denotaría una cierta conmoción en la población, situación que se mencionaba
mucho en la prensa y en los informes del SIPM, que estaría asustada ante una
generalización de estos ataques. La acción de Daladier trataba de dar la
sensación de seguridad a los ciudadanos prometiéndoles que las defensas habían
sido dispuestas y que ningún avión podría realizar incursiones de este tipo en
el futuro. Además de las defensas, también confirmó el pago de los daños
producidos por el bombardeo de Cerbère, que según el alcalde de este municipio
alcanzaban un valor de 400.000 francos.
La
prensa francesa otorgó a este bombardeo una posición privilegiada en sus
ediciones. El periódico socialista Le Populaire estableció el ataque como premeditado,
concretando que el objetivo era realizar un reconocimiento del territorio.
Incluso afirmó que el bombardeo iría dirigido contra objetivos concretos como
una central eléctrica o un viaducto. Se exigió una respuesta enérgica del
Gobierno francés contra los rebeldes, consistente en un castigo imponente
contra los responsables de la incursión. Se observaba un lenguaje mucho más
violento que el de la prensa conservadora[49], posiblemente por su posición a favor de una mayor intervención en el conflicto
español.
Por
otro parte, diarios conservadores como Le Matin y Le Figaro establecieron que
la identidad de los aviones no había podido ser averiguada, aunque establecían
como titular la noticia de que Franco había determinado que eran aviones leales
los que habían realizado estas dos incursiones en territorio francés. Más que
al ataque, en sus textos se podía observar una mayor atención a las medidas y
opiniones del primer ministro francés[50], como una forma de calmar los ánimos y promover la estabilización de la zona,
junto con una insistencia en que no había habido víctimas. El periódico L’Homme
Libre, cercano al partido radical, introdujo la posibilidad de que el bombardeo
hubiera sido accidental, causado porque los aviones necesitarían reducir peso
para poder ascender de forma más rápida para esquivar las montañas, aunque
también estableció la posible intencionalidad del ataque para cortar la línea
de suministro entre Francia y la República[51]. Por último, destacar al diario ultraconservador L’Action Française que
inmediatamente señaló a la Aviación republicana como responsable de las
incursiones, aunque reconocía que la falta de visibilidad dificultaba su
reconocimiento. Destaca el hecho de que no pidieran represalias contra el
Gobierno republicano por el ataque teniendo tan claro que habían sido ellos los
culpables[52].
Conclusiones
Aunque
la causalidad de los bombardeos parece que puede ser accidental en uno de los
casos, el discurso utilizado para describir y promover ambos no lo fue. La
Guerra Civil se situó en un contexto de tensión internacional donde el
estallido de un conflicto europeo se veía cada vez más cerca.
Los
republicanos aprovecharon estos incidentes para pedir una mayor intervención de
Francia en el conflicto aduciendo que el ataque había sido premeditado[53], estableciéndose en la prensa que las democracias estaban siendo chantajeadas
para eliminar cualquier contacto con la República.
Pero
también se hablaba de una amenaza implícita sobre la capacidad que tenían ambas
potencias fascistas para llevar a cabo bombardeos allí donde quisieran. Este
mensaje ya se mandaba con los bombardeos en la retaguardia republicana, pero el
bombardeo de Francia enviaba un mensaje sobre la facilidad con la que podía ser
atacado un país, aunque no estuviese en guerra.
Era
algo evidente que la Guerra Civil tuvo una fuerte presencia en la opinión
pública internacional. En Francia, los diarios recogían información sobre el
conflicto de forma muy frecuente, también sobre el conflicto en China, por lo
que los franceses observaron cómo los nuevos métodos de guerra afectaban cada
vez más a la población civil, que ya no podía considerarse a salvo en la
retaguardia si estallaba un conflicto. En este contexto, se produjeron los
bombardeos en Cerbère y Ax-les-Thermes, ataques aéreos que afectaron
directamente a territorio nacional y que dejan a varias poblaciones galas con
miedo a que los aviones volvieran a volar y esta vez produjeran víctimas
mortales[54]. Y esta impresión llegó a toda Francia, porque ya no era una ciudad de Levante o
Madrid la que había sido bombardeada, sino que lo habían sido pueblos de la
nación francesa.
Pueblos
que no estaban en guerra, pero a los que la contienda había llegado.
El
avión concebido como un medio de comunicación capaz de reducir las distancias
entre las naciones, se convirtió en un instrumento para diferenciarlas cada vez
más, evidenciando uno de los problemas más graves del s. XX: la utilización del
progreso técnico-científico para la destrucción del ser humano a gran escala.
Esto mostró la incapacidad del ser humano para realizar este tipo de avances
contando con un sustrato moral y ético que impidiera utilizarlos para destruir
y matar a otras personas.
Fuente:
https://dialnet.unirioja.es
[1] Col Phillip S.
MEILINGER: The Paths of Heaven. The Evolution of Airpower Theory, Alabama, Air
University Press, 1997, pp. 12-13.
[2] Ángel Viñas: El honor
de la República, Barcelona, Crítica, 2010, pp. 260-272.
[3] Servicio de
Información del Nordeste de España.
[4] El Coronel de E.M.
Jefe de la Sección: “Nota para el gabinete diplomático” (Salamanca, 30 de
octubre de 1937), Archivo General Militar de Ávila (AGMAV en el futuro), C.
2482, Cp. 25/2 y SIFNE: “Nota de esta oficina”, (Irún, 4 de noviembre de 1937),
AGMAV, C. 2482, Cp. 25/6.
[5] La cuestión es que
este pueblo francés fue bombardeado posteriormente, como luego se analizará.
[6] “En los estertores
desesperados...”, ABC (Sevilla), 7 de noviembre de 1937; “La cobardía táctica
marxista. Continúan en Figueras los tres aparatos rojos pintados con los
colores nacionales” ABC (Sevilla), 10 de noviembre de 1937; “Procedentes del
territorio francés diez aviones cruzaron la frontera bombardeando la ciudad de
Pamplona, causando un centenar de bajas entre muertos y heridos”, ABC
(Sevilla), 13 de noviembre de 1937 y “El Frente Popular francés provocador. No
la Francia auténtica y tradicional, sino los mandatarios soviéticos que la
tiranizan, intentan comprometer la paz europea en complicidad con los rojos
españoles”, ABC (Sevilla), 14 de noviembre de 1937.
[7] Theo Ripoull: “On
prépare à Barcelone le bombardement de Cerbère”, L’Action Française, 7 de
noviembre de 1937.
[8]
“Une bataille
aérienne et navale à proximité de Cerbère”, Cherbourg-Eclair, 25 de enero de
1938; “Après le bombardement de Puigcerda”, Le Figaro, 25 de enero de 1938;
“Los piratas del aire continúan sus bombardeos sobre poblaciones de la
retaguardia”, La Vanguardia, 25 de enero de 1938; “Aumenta en Francia la
indignación provocada por las transgresiones de los piratas del aire”, La
Vanguardia, 26 de enero de 1938 y “Otras informaciones. Las maniobras
criminales del marxismo español”, ABC (Sevilla), 26 de enero de 1938.
[9]
Servicio de
Información y Policía Militar. El SIFNE se integró en este organismo el 28 de
febrero de 1938.
[10] Servicio de
inteligencia del Ejército francés.
[11] Jefatura SIPM:
“Toulouse” (Burgos, 10 de febrero de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 25 / 11; El General
Jefe del E.M.: (Burgos, 12 de febrero de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 25 / 12 y
“Toulouse” (24 de marzo de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 25 / 16.
[12] “Auch” (Irún, 31 de
marzo de 1938), AGMAV, C.2482, Cp.25 / 20 y “Perpinan” (Irún, 1 de abril de 1938),
AGMAV, C. 2482, Cp. 25 / 22.
[13] Julián Zugazagoitia:
Guerra y vicisitudes de los españoles, Barcelona, Editorial Crítica, 1977, p.
308.
[14] Sub-Central de Irún
del SIPM: (Irún, 6 de abril de 1938), AGMAV, C. 1966,9,5 / 41.
[15] “Toulouse. Sobre el
aparato Caproni que está en Barcelona” (Irún, 3 de abril de 1938), AGMAV, C. 2482,
Cp. 25 / 23 y J/R, “Toulouse” (Irún, 2 de abril de 1938 [también se establece
la fecha 9 de abril de 1938 con las siglas A/M siendo probablemente la fecha en
la que se recibió la información en el SIPM]), AGMAV, C. 2482, Cp. 25 / 24.
[16] Ángel Viñas: El honor
de la República, Barcelona, Crítica, 2010, p. 325.
[17] Tipo
“Dornier” según un boletín emitido por el Ministerio de Defensa Nacional.
(Ministerio de Defensa Nacional, “Ministerio de Defensa Nacional” [27 de mayo
de 1938], CDMH, S. INCORPORADOS, C. 715, exp. 5).
[18] Teniente
Coronel del E.M.: “El Comandante General de Baleares al Generalísimo” (Burgos,
22:30 del 27 de mayo de 1938), AGMAV, C. 2543,329,113 / 5.
[19] SIPM:
(Irún, 1 de junio de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 24 / 5; Jefatura del SIPM:
(Burgos, 3 de junio de 1938), AGMAV, C.2482, Cp.24 / 6 y SIPM: (Irún, 1 de
junio de 1938), AGMAV, C.2482, Cp.24 / 7.
[20] “Après
le bombardement de Cerbère. L’attentat semble avoir été commis par des avions
rouges”, L’Action Française, 28 de mayo de 1938 y Theo Ripoull: “Ce sont bien
des hydravions rouges qui ont bombardé Cerbère”, L’Action Française, 29 de mayo
de 1938.
[21] “Una
canallesca maniobra de los rojos. Cinco bombas sobre la estación de Cerbère”,
Azul, 28 de mayo de 1938 y “Una nueva y canallesca maniobra de los rojos”,
Labor, 30 de mayo de 1938.
[22] “Se
confirma el bombardeo de Cerbère por los aviones rojos”, Pensamiento Alavés, 4
de junio de 1938; “Manifestaciones de dos aviadores rojos”, Imperio, 4 de junio
de 1938 y SIPM: (Irún, 1 de junio de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp. 24 / 7.
[23] Generalísimo:
“Telegrama oficial cifrado del Generalísimo al General Jefe del Aire” (Burgos,
28 de mayo de 1938), AGMAV, C.2543,329,113 / 3.
[24] El
General Jefe del Aire, “Instrucción General nº30” (28 de marzo de 1938), AGMAV,
C. 2543,329,113 / 1.
[25] Agencia
España: “El Gobierno francés ordena la apertura de una encuesta y adopta
medidas militares”, ABC (Madrid), 28 de mayo de 1938. Desde diciembre de 1936,
cuando Port-Bou fue atacado por primera vez por aviones insurgentes, el
Ayuntamiento de Cerbère llevaba reclamando medidas defensivas al Gobierno
central francés que evitara este tipo de ataques. (Ricard Camil Torres Fabra:
“Un objectiu primordial de l’aviació franquista: la frontera oriental dels
Pirineus”, Ebre 38, 3 (2008), pp. 31-32).
[26] “La
Guerre d’Espagne. Deux hydravions lachent des bombes sur Cerbère”, L’Homme
Libre, 28 de mayo de 1938; Mayneris, “Après le bombardement de Cerbère. Des
bombes tombent sur une ville en fête...”, Le Midi Socialiste, 29 de mayo de
1938 y Georges Cogniot: “La réponse fasciste au comité de Londres en s’est pas
fait attendre: Ce sont des bombes incendiaires que les hydravions italiens lâchèrent
sur Cerbère”, l’Humanité, 28 de mayo de 1938.
[27] Una
delegación de izquierdas protestó en el parlamento francés por lo que
consideraban una provocación “intolérable ressentie comme telle par la nation tout
entière” (“intolerable sentida como tal por toda la nación”). (“La délégation
des gauches se préoccupe des expulsions d’étrangers et se renvoie au 10 juin”,
Le Matin, 1 de junio de 1938).
[28] “M.
Georges Bonnet devant la Commission des Affaires étrangères. Un important débat sur
la guerre en Espagne”, Le Populaire, 3 de junio de 1938.
[29] “La
obra de la España negra. El bombardeo de Cerbère y el discurso de Mussolini”,
ABC (Madrid), 29 de mayo de 1938.
[30] Destacar
que en un artículo de La Vanguardia se promovía la noticia de que el bombardeo
fue un accidente: “Alcanzado por el haz de luz de los reflectores de Port-Bou,
el avión misterioso descendió considerablemente, pero para remontarse en
seguida, y para remontar la montaña sin dificultad arrojó su carga (…) sobre la
ciudad de Cerbère (…)” (Havas: “Un avión faccioso arroja bombas sobre la población
francesa de Cerbère. Las bombas cayeron en las vías férreas y en la estación”,
La Vanguardia, 28 de mayo de 1938.
[31] “La
obra de la España negra. El bombardeo de Cerbère y el discurso de Mussolini”,
ABC (Madrid), 29 de mayo de 1938 y “Táctica conocida. Cerbère y el “Thortehall”,
La Vanguardia, 29 de mayo de 1938.
[32] “Tendencia
humillante al silencio”, La Vanguardia, 31 de mayo de 1938 y “Los crímenes de
la aviación facciosa. La ronda de la aviación negra y el “observador”
italiano”, ABC (Madrid), 3 de junio de 1938.
[33] Ricard
Camil Torres Fabra: “Un objectiu primordial de l’aviació franquista: la
frontera oriental dels Pirineus”, Ebre 38, 3 (2008), pp. 32 y 39.
[34] Theo
Ripoull: “Ce sont bien des hydravions rouges qui ont bombardé Cerbère”,
L’Action Française, 29 de mayo de 1938 y “Les secours aux victimes”, Le
Populaire, 29 de mayo de 1938.
[35] (1
de junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,5 / 53.
[36] “M.
Daladier fait renforcer la D.C.A. à la frontière espagnole. Le renforcement de
la D.C.A.”, Le Matin, 28 de mayo de 1938.
[37] Morten
Heiberg y Manuel Ros Agudo: La trama oculta de la guerra civil. Los servicios
secretos de Franco 1936-1945, Barcelona, Crítica, 2006, p. 86.
[38] Ricard
Camil Torres Fabra: “Un objectiu primordial de l’aviació franquista: la
frontera oriental dels Pirineus”, Ebre 38, 3 (2008), pp. 32 y 34.
[39] “Une
bataille aérienne et navale à proximité de Cerbère”, Cherbourg-Eclair, 25 de
enero de 1938.
[40] 2ª
Sección del Estado Mayor del Cuartel del Generalísimo: (Salamanca, 6 de junio
de 1938), AGMAV, C. 2482, Cp.25 / 32.
[41] General
Jefe del Aire: “Telegrama del General Jefe del Aire a Generalísimo” (30 de
julio de 1938), AGMAV, C.2482, Cp.25 / 41.
[42] “Comunica
el Teniente Coronel Banozo desde Terminus” (Burgos, 8 de junio de 1938), AGMAV,
C. 2543, 113 / 12.
[43] Respecto
a las bombas, una información manuscrita en un informe de la subsecretaría del
SIPM en Irún establecía que durante estos días se había producido una explosión
en un almacén de Barcelona y que algunos operarios señalaban que era por
intentar poner a punto bombas sin estallar procedentes de los bombardeos
sublevados. (SIPM: [Irún, 10 de junio de 1938], AGMAV, C. 2482, Cp. 24 / 18). 329,
113 / 12.
[44] “Nota nº35” (5 de
junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,4 / 15; SIPM: (Irún, 9 de junio de 1938), AGMAV,
C.1966,9,4 / 15; SIPM: (Irún, 10 de junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,4 / 25;
SIPM: (Irún, 10 de junio de 1938), AGMAV,C.1966,9,4 / 26; SIPM: (Irún, 11 de
junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,4 / 28; SIPM: (Irún, 14 de junio de 1938),
AGMAV, C. 1966,9,4 / 29; SIPM: (Irún, 14 de junio de 1938), AGMAV, C. 1966,9,4
/ 30; SIPM: “Nota al Ministro de Asuntos Exteriores” (Burgos, 24 de junio de
1938), AGMAV, C. 1966,9,4 / 33; “Bombardeo de los pueblos fronterizos de Orgeix
y Orlu el día 5 de junio de 1938 entre 6 ½ y 8 ½ h [tachado en el documento]”
(Tolouse, 3 de julio de 1938 [tachado en el documento]), AGMAV, C. 1966,9,4 /
35 y SIPM: “Nota a General Jefe del E.M. del Aire” (Burgos, 17 de junio de
1938), AGMAV, C. 1966,9,5 / 56.
[45] José
María Gárate Córdoba: Partes oficiales de Guerra 1936-1939, Madrid, Editorial
San Martin, 1977, p. 538.
[46] José
María Gárate Córdoba: Partes oficiales de Guerra 1936-1939, Madrid, Editorial
San Martin, 1977, pp. 300-307, 533, 538.
[47] Agencia
España: “Los aviones piratas han violado dos veces la frontera francesa en
veinticuatro horas. Profunda emoción en toda Francia”, La Vanguardia, 7 de
junio de 1938; “Léon Blum en Royan. “No intervención” ... todavía”, La
Vanguardia, 9 de junio de 1938 y “El Nyon del aire”, La Vanguardia, 10 de junio
de 1938.
[48]
“Sea cual sea su
nacionalidad”. (“On n’a pu encore établir l’identité des neuf avions”, Le
Figaro, 6 de junio de 1938).
[49] O.R.:
“L’aviation italo-allemande de Franco continue à survoler le territoire
français”, Le Populaire, 7 de junio de 1938.
[50] “Le
bombardement de la région d’Ax-les-Thermes par des avions espagnols”, Le Matin,
6 de junio de 1938; “M. Edouard Daladier enquête personnellement sur le
bombardement aérien du territoire français à la frontière franco-espagnole”, Le
Matin, 7 de junio de 1938; “Le bombardement aérien et les survols du territoire
français a la frontière franco-espagnole”, Le Matin, 7 de junio de 1938; “On n’a
pu encore établir l’identité des neuf avions”, Le Figaro, 6 de junio de 1938 y
“Neuf avions inconnus ont survolé de nouveau le territoire français”, Le
Figaro, 7 de junio de 1938.
[51] “Encore
neuf avions au-dessus du territoire français”, L’Homme Libre, 7 de junio de
1938.
[52] Theo
Ripoull: “Le bombardement du territoire français par les avions rouges”,
L’Action Française, 7 de junio de 1938.
[53] Febus:
“Declaraciones del señor Álvarez del Vayo”, ABC (Madrid), 31 de mayo de 1938.
[54]
“Les
nationalistes vont-ils déclencher une grande offensive dans la région
pyrénéenne?”, Le Matin, 24 de julio de 1938.