El
Ansaldo A.1, apodado “Balilla” por un héroe popular genovés, fue el único avión
de combate italiano de la I Guerra Mundial que se fabricó en Italia. A pesar de
sus muchos fallos, los bolcheviques lo compraron por su falta de aviones para
luchar contra los “rusos blancos”.
Los
italianos lucharon en el aire durante la I Guerra Mundial prácticamente con
material extranjero. A.1 Balilla fue el primer intento serio (y casi logrado)
de Roma de crear un caza “indígena”. Sin embargo, los A.1 se mantuvieron
alejados del frente y se destinaron principalmente a tareas de defensa
nacional.
Así,
durante sus pruebas de vuelo, el A.1 Balilla fue reclasificado como avión de
reconocimiento monoplaza de alta velocidad. De este modo, el avión entró en
producción en serie y sirvió hasta el final de la guerra. Su velocidad le
permitía evitar problemas con los cazas enemigos y su alto techo le permitía
evitar los cañones antiaéreos.
Los
primeros se entregaron en el frente en julio de 1918. Se utilizaron de forma
bastante activa, realizando varias salidas de combate, principalmente para
cubrir ciudades y objetivos militares, pero sus éxitos fueron más que modestos.
Durante cuatro meses de operaciones de combate, el Ansaldo sólo derribó un
avión de reconocimiento austriaco.
Durante
la guerra ruso-polaca de principios de los años 20, el avión operó, con más
pena que gloria, para las fuerzas aéreas polacas.
Como
puede leerse en la web especializada Airwar.ru, el nuevo gobierno soviético
continuó con un pedido de aviones Ansaldo a Italia realizado por el anterior
gobierno imperial ruso, y se entregaron un total de 30 Ansaldo A.1 entre 1918 y
1920. En 1918 la 20ª Flota Aérea Militar de la Rusia Soviética estaba equipada
principalmente con aviones extranjeros, entre ellos el Ansaldo A.1 equipado con
un motor SPA 6A de 220 CV.
A principios de 1922 el A.1 era utilizado por el Distrito Militar Oeste de la región de Jarkiv (2º Escuadrón de Caza del 2º Regimiento); las Fuerzas Aéreas de la Flota del Mar Negro (2º Destacamento Aéreo de Caza de la Armada), y las Fuerzas Aéreas de la Flota del Mar Báltico (1º y 2º Destacamentos Aéreos de Caza). Los rusos, ansiosos por ahorrar dinero, planearon fabricar sus propias ametralladoras sincronizadas para los aviones, pero no consiguieron producirlas ellos mismos, y como consecuencia los A.1 volaron desarmados.
El
Ansaldo A.1 fue popular entre los pilotos soviéticos por su maniobrabilidad y
fácil manejo, aunque con el tiempo surgieron problemas con los motores y otros
defectos.
A
algunos aviones se les instalaron esquís para utilizarlos en invierno. Los
últimos Ballis soviéticos estaban en el 48º Destacamento Aéreo Independiente de
la Flota del Mar Negro. Funcionaron hasta mediados de 1928, aunque solo para
enseñar a los pilotos soviéticos a elevarse del suelo.
A.1 Balilla de la Escuadrilla Independiente de Cazas Marítimos del Ejército Rojo
Fuente:
https://es.rbth.com