Por Jakob
Oréjov
Al
escuchar el nombre de “Heinkel”, cualquier amante de la aviación piensa en los
aviones que la Luftwaffe que bombardearon Inglaterra y la Unión Soviética,
entre otros, durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, uno de los aviones
fabricados por la mítica compañía germana sirvió durante casi una década en el
país de los soviets.
Como
contamos en un artículo anterior los militares germanos, pese a las
limitaciones impuestas por el Tratado de Versalles firmado al final de la I
Guerra Mundial, estaban decididos a desarrollar sus fuerzas armadas, pero era
imposible hacerlo en territorio alemán, bajo la mirada de las potencias
aliadas.
Pronto
se encontró una solución: Alemania se dirigió a la Rusia Soviética con una
oferta de cooperación. Este “estado canalla”, que acababa de vivir una
devastadora Guerra Civil y una intervención extranjera, estaba rodeado de
Estados hostiles y no era reconocido por ninguna potencia mundial. En 1925 se
estableció en secreto una escuela alemana de aviación cerca de Lipetsk (a unos
400 km de Moscú), financiada totalmente por Alemania. Se acordó que la escuela
formaría tanto a pilotos alemanes como soviéticos, que tomaban prestada la
experiencia de sus colegas occidentales.
Aviones alemanes Fokker D.XIII en Lipetsk
El avión Heinkel HD 37 fue diseñado para la fuerza aérea clandestina que el Reichswehr estaba entrenando en Lipetsk, pero fue rechazado por los oficiales alemanes, que compraron el Fokker D.XIII en su lugar.
Fokker D.XIII. 1924.
Las
Fuerzas Aéreas soviéticas estaban atravesando una crisis debido a la
obsolescencia de su principal caza, el Polikarpov I-5, sin que aparentemente
los fabricantes nacionales dispusieran de un sustituto.
I-5 ‘Klim Voroshilov’
Cuando se contactó con Heinkel para que proporcionara una alternativa, la empresa pudo ofrecer el HD 37, y los dos prototipos volaron a Moscú a principios de 1928.
Las
pruebas de vuelo arrojaron resultados dispares. Aunque el diseño básico era
aparentemente sólido, los pilotos de pruebas soviéticos informaron de muchas
deficiencias en el manejo, y a Heinkel se le presentó una larga lista de
complejos cambios a realizar. Heinkel respondió con el HD 43, y cuando los
mismos pilotos de pruebas soviéticos descubrieron que les gustaba incluso menos
que el HD 37, la atención volvió a centrarse en el diseño anterior a finales de
1929. A principios del año siguiente, el gobierno soviético compró una licencia
para fabricar el tipo durante los tres años siguientes, pagando a Heinkel
150.000 marcos por ello.
La
fabricación corrió a cargo de TsKB (Tsentralnoye konstruktorskoye biuro -
oficina central de construcción) y Polikarpov, y recibió la designación de I-7.
Este avión, como destaca la web especializada Airwar.ru, fue el único caza
construido en el período de preguerra en la Unión Soviética bajo licencia
extranjera.
Muchas
de las mejoras que se habían adoptado en la creación del HD 43 se aplicaron
finalmente también en el I-7, junto con otras modificaciones, y para cuando
volaron los primeros ejemplares en el verano de 1931, los resultados de las
pruebas de vuelo fueron positivos, logrando el avión 290 km/h de velocidad
máxima con un alcance operativo de 700 km.
A
finales de año se habían construido 45 aeronaves que formaban parte del plan.
Los primeros 12 I-7 entraron en servicio en la brigada aérea de Vitebsk en
noviembre de 1932 y en diciembre se entregaron una docena más. El 1 de enero de
1933 había 21 cazas I-7 en servicio.
1934
fue el último año de producción en serie del I-7, del que se fabricaron 66
unidades. La producción total desde 1929 ascendió a 131 I-7. Prestaron servicio
principalmente en las unidades aéreas del Distrito Militar de Bielorrusia.
Fuente:
https://es.rbth.com