Por Ekaterina Sinélschikova
Un
enorme dirigible con motor nuclear y casi 2.000 personas a bordo: así veía la
URSS el futuro de los dirigibles. Te contamos una de las ideas más arriesgadas
de los ingenieros.
El
apogeo de la era de los dirigibles tuvo lugar en los años 1910-1930, tanto en
el mundo como en la URSS. El conde Ferdinand von Zeppelin, un empresario
alemán, fue el primero en poner en marcha la producción en serie. Más tarde su
nombre se asoció firmemente a los dirigibles, por lo que se les llamó
zeppelines. Durante todo el periodo de producción en serie, los dirigibles
civiles realizaron unos 2.500 vuelos y transportaron a más de 28.500 personas.
Del
récord al accidente
En
1929, el dirigible Graf Zeppelin fue capaz de dar la vuelta al mundo en 20
días, realizando sólo tres aterrizajes intermedios. Pero el récord mundial de
duración de vuelo lo estableció el soviético "URSS-V6", capaz de
pasar 130 horas en el aire sin aterrizar.
Los
dirigibles no sólo volaban más tiempo, sino que aumentaron su tamaño y
capacidad de carga. El más destacado por su tamaño fue el gigantesco dirigible
de clase Hindenburg de la década de 1930. Su tamaño, comparable al de un
transatlántico, sugería que un reactor nuclear masivo, un motor y una defensa
biológica pesada cabrían perfectamente en un gigante así.
Se
suponía que los dirigibles nucleares se elevarían en el aire, como antes, con
la ayuda de helio, por lo que la masa del aparato en sí y del reactor en su
interior no desempeñaba un papel importante. Por ello, muchos consideraban la
idea bastante realizable. Pero las ventajas eran evidentes: gracias a la
central atómica, el dirigible tendría un peso constante y un alcance ilimitado.
Además,
en los dirigibles atómicos se veían oportunidades para el desarrollo de zonas
de difícil acceso. El italiano Umberto Nobile, que trabajó en la oficina de
Dolgoprudni, cerca de Moscú, y construyó el dirigible "Noruega",
señaló: "Hay al menos un país más en el mundo donde podrían desarrollarse
y utilizarse dirigibles. Se trata de la Unión Soviética, con su vasto
territorio, en su mayor parte llano... Especialmente en el norte de Siberia,
enormes distancias separan un asentamiento de otro. Esto complica la
construcción de carreteras. Pero las condiciones meteorológicas son muy
favorables para los vuelos en dirigible".
Pero
sus esperanzas no se cumplieron. A finales de la década de 1930, la
construcción de dirigibles simplemente se interrumpió tras una serie de grandes
accidentes en diferentes partes del mundo. Para la industria soviética de
dirigibles, el golpe final fue el caso del B-6, el que estableció un récord
mundial. En 1937, en condiciones de noche polar y mal tiempo, perdió el rumbo,
chocó contra una montaña y se estrelló.
La tripulación de la aeronave "USSR-V6".
Parecía que la aeronáutica se había comprometido sin remedio, pero la construcción de aviones, por el contrario, era ya muy prometedora. Pero, ¿qué fue del proyecto atómico?
Un
intento de resurrección
Por
extraño que pueda parecer, el ambicioso proyecto atómico soviético nació cuando
los dirigibles parecían haber sido abandonados.
En
1971, el candidato a ciencias técnicas Guennadi Nesterenko presentó el concepto
de uno de los proyectos más cualitativos y reflexivos del dirigible atómico en
las páginas de la revista de divulgación científica Técnicas para la juventud.
Era
ligeramente más grande que los dirigibles convencionales del pasado, pero podía
transportar mucha más carga y pasajeros. Además, gracias a la potencia del
reactor nuclear, la velocidad de vuelo también iba a aumentar a 200-300 km/h.
Sobre
todo, los creadores del proyecto hicieron hincapié en la comodidad del aparato.
Se decía que mucha gente sigue eligiendo un transatlántico antes que un avión,
a pesar de su lentitud. Y lo eligen precisamente por la comodidad. ¿Por qué no
combinar en los dirigibles los mejores aspectos de los aviones y los barcos:
velocidad y comodidad?
Se
suponía que iba a ser una nave de 300 metros, del tamaño de un portaaviones de
propulsión nuclear. Un dirigible de este tipo podría transportar 180 toneladas
de carga o 600 pasajeros en clase de lujo. Y si se sacrificaba la comodidad,
podía acomodar a 1.800 pasajeros.
El
dirigible debía ser propulsado por hélices de 20 metros y alimentado por un
reactor nuclear de 200 megavatios (un reactor de este tipo está instalado
ahora, por ejemplo, en el rompehielos ruso de clase Árktika).
Sin
embargo, el proyecto se quedó sobre el papel. Ni en la década de 1970, ni más
tarde, nadie vio la necesidad de llevarlo a cabo.
Fuente:
https://es.rbth.com