Por Nikita
Petrov
El
Yákovlev AIR-7 fue un prototipo de avión ligero soviético de alto rendimiento
de la década de 1930. Era un monoplano monomotor de dos plazas que demostró un
excelente rendimiento durante las pruebas de vuelo.
En
abril de 1931, Alexánder Serguéievich Yákovlev, recién graduado de la academia
de aviación, fue asignado como supervisor de ingeniería a la Fábrica Estatal de
Aviación Nº 39 (GAZ-39) donde el diseñador Nikolái Nikoláevich Polikárpov
trabajaba como prisionero del NKVD. Aunque, como en muchos otros casos la
fábrica incluía una “Prisión Interna” que albergaba a Polikárpov y a muchos
otros diseñadores, Yákovlev era un empleado normal de la fábrica y no un prisionero.
La
GAZ-39 se especializó en la producción del caza I-5 de Polikárpov, un biplano
propulsado por un motor Bristol Júpiter fabricado bajo licencia y Yákovlev se
dio cuenta de que un avión ligero monoplano diseñado en torno al motor Júpiter
del I-5 y cuidadosamente aerodinámico podría alcanzar una mayor velocidad que
el I-5.
A pesar
de la desaprobación de la dirección de GAZ-39, Yákovlev recibió financiación de
Osoaviajim, la sociedad deportiva paramilitar soviética, y reunió un pequeño
equipo dentro de la fábrica para diseñar y construir el nuevo avión, el AIR-7.
El
avión resultante, como bien explica la web especializada Airwar.ru era un
monoplano tractor biplaza de ala baja cuidadosamente aerodinámico y de
construcción mixta. Su fuselaje estaba construido con tubos de acero templado
soldados, con paneles de dural delante de la cabina y revestimiento de tela en
la popa, y acomodaba al piloto y al pasajero en tándem bajo una capota cerrada.
El ala
de madera y tela estaba sujeta al fuselaje con cables y puntales de acero, lo
que permitía utilizar un ala más delgada de lo normal. El avión estaba equipado
con un tren de aterrizaje convencional fijo, con las ruedas principales
encerradas en carenados para reducir la resistencia, con un patín de cola
metálico.
El
sistema de propulsión era un único motor Shvetsov M-22, un motor radial Bristol
Júpiter fabricado bajo licencia y encerrado en un anillo Townend, que impulsaba
una hélice de dos palas.
Granjeros
holandeses observan un avión propulsado por un Bristol Júpiter, del que
surgiría el Shvetsov M-22
Historia
operativa
El
AIR-7 realizó su primer vuelo el 19 de noviembre de 1932. Al día siguiente, en
su segundo vuelo, alcanzó una velocidad de 335 kilómetros por hora, un récord
de velocidad soviético, a pesar de llevar a Yákovlev como pasajero. El 23 de
noviembre, el AIR-7 estaba haciendo una demostración delante de los oficiales
superiores de las Fuerzas Aéreas Soviéticas cuando su alerón de estribor se
rompió en vuelo, aparentemente como resultado de un aleteo, y el piloto de
pruebas realizó un aterrizaje forzoso.
Yákovlev
asumió la responsabilidad del accidente, declarando que se había cometido un
error al calcular la resistencia de la bisagra del alerón. La comisión que
investigó el accidente, que se negó a escuchar ninguna prueba de Yákovlev,
concluyó que a éste se le debía prohibir realizar trabajos de diseño y no debía
recibir un premio para el que había sido recomendado.
A. S.
Yákovlev y un grupo de diseñadores cerca de AIR-7
Él y su
equipo fueron despedidos del OKB-39. Yákovlev finalmente utilizó sus conexiones
en el Partido Comunista para obtener permiso para reiniciar el trabajo de
diseño de aviones, creando lo que se convirtió en el OKB Yákovlev en una
fábrica de camas abandonada de Moscú en 1934.
El AIR-7 fue reparado tras el accidente, dotándolo de bisagras de alerones reforzadas y carenados de tren de aterrizaje modificados. Así modificado, estableció un nuevo récord nacional de velocidad de 332 kilómetros por hora el 25 de septiembre de 1933.
Fuente: https://es.rbth.com